viernes, 22 de febrero de 2013

EN BUSCA DE UN AMOR PERDIDO. CAPÍTULO 3: REENCUENTRO PARTE 1


DISCLAIMER:

Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer

Capítulo 3: Reencuentro, parte 1

Narrador en tercera persona

Las largas horas de vuelo necesarias para recorrer la distancia entre Escocia y New Haven, estaban pasándole factura a Edward. Al final habían tenido que alquilar un avión privado que los llevara a Estados Unidos ya que su padre les había prohibido coger el Jet de la compañía y así se lo había ordenado a un pobre Stephan que no sabía muy bien qué hacer. Es un aparato que está para viajes de negocios relacionados con la empresa no para caprichos absurdos y estúpidos, le había dicho su padre cuando Edward le llamó para recriminarle pero Carlisle se había mostrado impasible añadiendo que todavía era el dueño de esa compañía y se hacía lo que él mandaba.

Su estado de ánimo estaba prácticamente por los suelos debido a que los carísimos detectives no habían podido encontrar aun el paradero de Bella. Sabía que aun era muy pronto para que hubiesen descubierto algo, pero estaba impaciente...tanto tiempo buscándola. Estaba barajando la posibilidad de que estuviera utilizando otro nombre pero ¿cuál?, no quería ni pensar en que se hubiera casado. Nunca le llegó a decir el apellido de soltera de su madre y era algo más que una posibilidad que lo estuviera utilizando pero…era como buscar una aguja en un pajar, solo tenía una pista…tendría que ser un apellido español. De todos modos ya había puesto a trabajar en ello a su gente ¿Cuántas Isabellas con un apellido español podría haber?, de pronto se le ocurrió que el equivalente de Isabella en ese idioma era Isabel ¿y si?, sin pensar mucho en la hora resolvió llamar a Jenks para darle ese nuevo dato.

Cogió el teléfono del avión, ya que los móviles en pleno vuelo estaban totalmente prohibidos, y llamó a Jenks. Después de ladrar las órdenes pertinentes y viendo que Alice seguía plácidamente dormida, decidió telefonear a las únicas personas de la familia, a excepción de su hermana, que le comprenderían, apoyarían y ayudarían con su plan de reconquista, eso suponiendo que Bella estuviese en New Haven. De todas formas tenía pensado llamarlos. Eran las únicas personas de la familia de su padre, junto con sus tíos, que merecían realmente la pena.

Su primo Emmett, hijo de Edward un hermano de su padre del que había heredado el nombre pues también era su padrino, había sido prácticamente repudiado por la familia Cullen al enamorarse perdidamente de una mujer sencilla, sin muchos recursos, que vivía al día intentando sacar adelante su pequeño negocio de fotografía. Pero eso no era lo peor, lo peor para la familia es que era una mujer viuda que se había casado embarazada a los diecisiete años siendo muy joven e inexperta, y esto la hacía inaceptable a los ojos de todo el clan Cullen. Poco le importaba a esa prepotente y señorial familia que su prima se hubiese dejado los cuernos estudiando, trabajando y sacando ella sola adelante a su hija. Se habían conocido en el restaurante donde ella trabajaba en aquella época durante uno de los viajes de estudios de Emmett enamorándose total y completamente uno del otro. Tanto es así que su primo, enfrentándose a todos, había abandonado su cómoda vida y se había casado con Rose. Ahora vivían en New Haven de forma modesta pero feliz. El único problema de la pareja era María, la hija fruto de su anterior matrimonio con Royce King un infeliz que lo mejor que había podido hacer en su vida era morirse de aquella sobredosis. María, era una adolescente rebelde que no parecía admitir mucho a Emmett como padre pues lo veía como un usurpador del puesto de Royce.

Sin embargo, según le contó en su última conversación, una profesora del instituto donde acudía había obrado el milagro y conseguido que María y Emmett se acercasen un poco más. Esa mujer había logrado con mucho esfuerzo y paciencia que los dos hablaran, que María comprendiera que el papel de Emmett en esta historia no era suplir a su padre sino ser para ella alguien en quien poder apoyarse y confiar. Parecía que poco a poco la relación entre ambos iba prosperando.

—Edward, lo que hizo tu padre, no tiene nombre ni excusa, pero me sorprende que te hagas de nuevas…yo creía que ya sospechabas algo así. Has vivido mucho tiempo engañado por ese hombre –le dijo su primo después de haber escuchado atentamente lo que Edward tenía que contarle. Emmett adoraba a su primo, para él era más que un primo, era un hermano al igual que la pequeña Alice, los dos únicos de la familia que, junto a sus padres, le habían ayudado y apoyado con Rose.

—Sí pero…—en realidad Edward no sabía que decir porque, a pesar de tener una ligera sospecha todo este tiempo, la verdad le había caído como una losa. Para él, la culpable de todas sus desdichas era la frívola Esme a quien su padre le daba todos los caprichos. Para Edward, Carlisle era una especie de héroe que siempre se había desvivido por procurar el bienestar de sus hijos. Era por eso por lo que no le había preocupado que estuviese hablando con Bella mientras él intentaba, con una sonrisa hipócrita en la cara, que la zorra de Ángela estuviera lo más lejos posible de ella. De vez en cuando miraba hacia donde estaba Bella hablando con su padre, mientras bebía copa tras copa que Ángela le proporcionaba y que él tomaba gustoso pues aunque ambos parecían hablar  tranquilos él estaba de los nervios, de vez en cuando la sonreía para darle ánimos. Había cometido el error de confiar en él, de confesarle su amor por esa chica, pensaba que Carlisle lo apoyaría…ahora era consciente de su error. ¿Qué le diría?, ¿que hizo que ella se marchara tan deprisa sin siquiera enfrentarlo?, eso no era propio de Isabella Marie Swan la mujer que se enfrentaba a todo en esta vida con una actitud valiente y decidida. Carlisle debía haberla hecho mucho daño.

No podía recordar cuando terminó la fiesta, ni siquiera como llegó a su casa…solo recordaba que se había despertado al día siguiente en el sillón de su apartamento, Ángela por lo visto había dormido en su habitación. Su primer pensamiento fue para Bella, Carlisle le dijo que él se había preocupado de llevarla a su casa ya que Edward no estaba en condiciones de…hacerlo por sí mismo porque que había ingerido demasiado alcohol y Alice se había marchado con un compañero de su misma clase con el que había estado coqueteando toda la noche. Le comentó que dado su estado se habían auto invitado a su apartamento y que él mismo había procurado que…Ángela durmiese sola dada la nueva situación de la que, por supuesto, tendrían que hablar. Pero él le dijo que esa conversación debería esperar pues lo primero era encontrar a Bella, confesarle sus sentimientos y sobre todo…quien era él, tal y como había pensado hacer la noche pasada. Su padre le dijo que Bella había asegurado que le llamaría por la mañana pero Edward…no se quedó conforme y salió a buscarla no sin antes ducharse, desayunar , ponerse ropa limpia y coger…el regalo de graduación de su Bella, más bien los regalos de graduación. Sus padres se habían marchado de su casa mientras se duchaba, argumentando que tenían algo que solucionar, cosa que Ángela aprovechó para pasearse desnuda por todo el apartamento, provocándole, que poco sabía ella que lo único que provocaba en él era repulsa. Lo cierto es que ni siquiera la miraba pues su única preocupación era hablar con Bella. La buscó por todas partes, fue a su casa, llamó al timbre hasta quedarse sin piel en el dedo y…nada. No tenía móvil, precisamente era uno de sus regalos para ella, ya que sus precarios medios económicos no le permitían costearse uno, esperaba que se lo aceptase pues era muy terca aparte de que pensaba que él tampoco  tenía muchos recursos, pero cuando…supiera quién era solo esperaba que…no pusiese tanto reparo en aceptarlo. Llamó al teléfono de su apartamento… nadie contestaba, Alice tampoco podía dar con ella. Nunca más la volvió a ver.

Lo cierto es que descubrir que su padre fue el culpable de todo eso había sido un duro golpe para él pero…más le preocupaba su hermana ya que lo tenía en un pedestal y así se lo dijo a su primo. Y también le preocupaba ella…su Bella ¿Qué habría sido de ella?, ¿qué estaría pensando de él y de la fama de mujeriego que le habían creado las revistas?, fama que Edward mismo había fomentado para echar a Ángela de su lado, lo cierto es que todas esas mujeres acudían a fotografiarse con él para tener su minuto de gloria, nunca hubo nada más, él no lo hubiera consentido más por respeto a Bella que a esa…mujer pero nunca se paró a pensar que Ella podría ver esas revistas y esas fotos, estaba tan desesperado, pero ahora…ahora se daba cuenta de ese error.

—No debes preocuparte por Alice. Puede que ella sea tu hermana pequeña pero es una mujer adulta capaz de enfrentarse a lo que le echen –oyó que le decía su primo—. Más me preocupa lo que tu padre le dijo a…esa chica Edward…me ha preocupado toda la vida pero…reconoce que para ti Carlisle era intocable. No se te podía decir nada en contra de él.

—Sí Emmett, lo reconozco, ahora veo mi error.

—Pues ahora lo importante es encontrar a tu mujer, por Alice no te preocupes ya te digo que lo superará.

—Es lo mismo que yo pensaba primo pero supongo que necesitaba escucharlo de alguien más, alguien imparcial.

—Habla con ella del tema Edward, déjala que se desahogue, no lo rehúyas para no hacerle daño, quizás necesite asimilarlo para salir adelante –le aconsejó de nuevo –ni que decir tiene que no necesitáis buscar un hotel, aquí tenéis sitio, tu puedes dormir en la habitación de invitados y Alice con María.

—¿No le importara?

—Hace unos meses puede que sí, pero ahora es otra persona distinta, esa mujer la ha transformado, nunca la estaremos lo suficientemente agradecidos...definitivamente ella es mi heroína. Y… ¿cuál has dicho que es el apellido de Bella?

—Swan ¿por qué?

—No…por nada…solo quería saber si podía ayudar…por si la conocía…ya sabes…—a Edward le pareció entrever un cierto tono de misterio en la voz de su primo, pero estaba cansado, desanimado… exhausto y además tenía una conversación pendiente con Alice, así que lo dejó pasar.

—Emmett, Alice está despertando, te dejo, voy a ver si…hablo con ella.

—¿Qué es eso de lo que tenías que hablarme? –le pregunto su hermana incorporándose un poco aun adormilada.

—Bueno…veras…de lo que hemos descubierto…de que en realidad fue…papá el que alejó a Bella de mi lado

—No voy a decir que no me duele, porque sería mentira, duele y mucho, toda una vida pensando que ese ser que te dio la vida es alguien tierno y cariñoso, alguien que miraba por y para sus hijos, que le daba el contrapunto a la frialdad de nuestra madre y, de repente, llevarnos esta enorme decepción, pero vamos a tener que asumirlo. Lo que más me cuesta aceptar es lo engañados que nos tenía. Su gesto amable, su expresión comprensiva…, todo era una máscara. Dios porque no estaría al lado de Bella en aquella dichosa fiesta en lugar de estar ligando con el estúpido de Tyler…si ni siquiera me gustaba pero pensé que…debía darle espacio a papá para…hablar con Bella y conocerla. De verdad pensé que papá solo quería…ayudarte. Todo este tiempo engañados por ese…hombre que dice ser mi padre. ¿Todo ha sido mentira entonces?, ¿el amor que decía tenernos no ha existido nunca?

—Eso parece Alice, eso parece, quizás nos quiera…a su manera pero…lo dudo…creo que Carlisle Cullen solo quiere a alguien y es así mismo –dijo Edward levantándose del asiento para tomar a su hermana en brazos y sentarla en su regazo donde la dejó llorar hasta que el avión aterrizó al tiempo que le acariciaba el pelo suavemente y le daba besos en el mismo en un gesto que sabía que a ella le tranquilizaba.

Una vez en tierra tuvieron que alquilar un coche pues Carlisle ni siquiera había permitido que la filial de Cullen's Enterprises les enviara uno de los autos que tenían reservado para cuando alguno de los grandes jefes les visitaba. Conduciendo él mismo, se adentró en el tráfico de esa hora de la noche.

Aparcó el coche frente a la puerta de la casa de sus primos. Era una casa modesta, no muy grande, acorde a su posición, sin grandes pretensiones, humilde pero cálida y confortable…un hogar en resumidas cuentas, algo de lo que Alice y Edward habían carecido siempre a pesar de su enorme castillo, sus muchos sirvientes y su gran cantidad de dinero. Salieron del vehículo yendo hacia la entrada, sus primos ya los habían visto llegar y abrieron la puerta con una sonrisa enorme. Con ellos estaba un muchacho rubio, muy apuesto, de ojos muy azules y sonriente, era la viva imagen de Rose por lo que Alice dedujo, mirándolo de arriba abajo, que era su famoso hermano gemelo, aquel que se había marchado con una ONG a tierras africanas para ayudar a la gente de allí.

—Hola Rosalie, Emmett.

—¿Cómo estáis? –les dijo su primo dándoles un fuerte abrazo. Abrazo que también les dio Rose.

—Os presento a mi hermano, acaba de regresar de Mombasa y esta vez para quedarse –le dijo imprimiendo a la palabra quedarse un cierto tono de autoridad.

—Vaya, el hermano errante –dijo una muy descarada Alice que seguía mirándole de arriba abajo y sin ningún pudor –he escuchado hablar tanto de ti que ya tenía ganas de conocerte. He esperado mucho para ello –le dijo con coquetería y Edward no tuvo más remedio que rodar los ojos al cielo…Alice…era…Alice pero esta vez estaba actuando de un modo muy extraño ¿le habría gustado de verdad ese chico?

—No sabe cuánto lamento haberla hecho esperar tanto mi estimada señorita, acepte mis disculpas –contestó el rubio besando su mano y Edward pensó que Alice se derretiría allí mismo. ¿Sería posible que por fin la flecha de Cupido hubiera dado de plano en el corazón de la inconquistable Alice Cullen?, solo Dios y él había sido testigos de todos los corazones que su hermana había roto, su gran amigo Riley entre ellos.

—Ummm…disculpas aceptadas pero con una condición.

—¿Cuál?

—Que me invites a cenar en un restaurante de tu elección

—Que así sea –contesto el hermano.

—¿Tu nombre era..?, espera no me lo digas, Jasper ¿no? –Y Edward suspiró desesperado mirando a su primo que tenía la boca abierta en una enorme "O", desde luego Alice estaba total y completamente desconocida ya que de sobras sabía cuál era el nombre del hermano de su prima. Rose por su parte esgrimía una amplia sonrisa. Tenía unas ganas enormes de que su hermano encontrase a alguien a quien amar y tuviese la mejor excusa para quedarse en el continente y no volverse a alejar jamás. Era la única familia que le quedaba y le resultaba muy dura esa distancia. ¿Y quién mejor para el puesto de cuñada que su querida prima política?

—Exacto, para servirte en lo que…sea que desees –le contestó Jasper en un tono que a Edward se le antojó…seductor.

—Pero pasad por favor no os quedéis ahí, tenemos mucho de lo que hablar –dijo Emmett una vez que hubo reaccionado del impacto causado por Alice.

Y eso es lo que hicieron, hablaron y hablaron hasta bien entrada la noche. Alice no quitaba sus ojos de Jasper y Jasper no perdía de vista a Alice. Rose sonreía complacida. María se quedó con ellos un rato fascinada por la historia del primo de su padrastro mientras una especie de sospecha surgía en su cabeza. La otra noche cuando…y si fuera posible que… tendría que hablar mañana con su madre y con Emmett de esto porque…con ese pensamiento se fue a la cama, no sin antes desear buenas noches a ambos invitados y decirle a Alice que era bienvenida en su cuarto.

Y mientras tanto no muy lejos de ahí unos muy insistentes Tanya, Peter y Charlotte habían tomado al asalto el apartamento de su amiga. Los tres estaban hartos de ver a Bella revolcarse en la mierda, del papel de víctima que había aceptado y asumido. Ellos no sabían si Bella estaba o no en lo cierto y  si ese hombre, ese tal Edward la engañó de verdad para luego dejar que su padre terminara de rematarla o todo era una trampa puesta para los dos, ese era uno de los cabos sueltos en toda esta historia, algo que quizás nunca llegaran a descubrir porque su amiga hizo lo peor que se puede hacer en estos casos…huir. Y no la culpaban, nadie mejor que la misma Bella podría entender cómo se sintió en ese momento pero… el caso es que ya estaban hartos, Bella era una muy buena chica, generosa, amable, cordial, solidaria, una gran amiga, simplemente no podían soportar verla así de derrumbada y la cosa se había puesto peor desde que un misterioso personaje le había hecho esa propuesta. Pero tampoco podía bailarle el agua, ella era una mujer muy luchadora, se lo había demostrado poco a poco desde el tiempo que hacía que la conocían ¿Por qué marcharse así?, no comprendían ni apoyaban su postura.

—¿Veis?, miradla revolcándose en la mierda tal y como os dije –dijo su amiga Tanya entrando muy resueltamente en el apartamento de Bella seguida de Peter y Charlotte, entre los tres habían decidido que esta situación no pasaba de hoy, su amiga iba a publicar ese libro sí o sí, era su sueño, su gran oportunidad, si era esa gente los que estaban detrás y la habían reconocido ella no tenía nada que esconder.

—Yo no estoy revolcándome en ninguna mierda –se defendió Bella intentando sonar enojada pero lo único que consiguió fue sonar…patética.

—¿Ah no? –contraatacó Tanya. La estaba costando trabajo ser tan dura, ella no era así, pero a situaciones desesperadas medidas más desesperadas aun y esta era una situación altamente desesperada. Además algo la decía que su amiga no solo estaba así por el peligro que podría conllevar publicar Bajo tu poder.

—Tanya por favor…—le pidió Charlotte.

—Ni Tanya ni nada, no me voy a ir de aquí hasta soltar todo lo que llevo un año queriendo soltar y que no he soltado por no herirla pero ya está bien. Uno de los derechos de una amiga es decir las verdades a la cara ¿para qué están las verdaderas amigas sino?, ¿para tomar cuatro cervezas, emborracharse y pasarlo bien?

—Tanya en serio que no tienes de que…

—Alto ahí, me vas a escuchar quieras o no. Sabes, llevo mucho tiempo enamorada de Félix y si algún día un padre prepotente, engreído, cruel y envuelto en dinero me llega y me dice que Félix no es quien yo pensaba que era y que me aleje de él porque tiene novia, le doy un corte de mangas y encaro al que de verdad tengo que encarar. Porque a ver ¿con quién mantenías una relación de amistad, con Carlisle Cullen o con Edward Cullen?

—Con Edward pero…

—Pero nada Bella, si la relación era con Edward tenías que haber ido a encarar a Edward, sobre todo después de encontrar ese ofensivo cheque en tu bolso, cheque que, diste por sentado, él había consentido en darte.

—¿Y qué quieres que piense? , él no me buscó

—¿Y tú que sabes?, ¿le diste tiempo acaso? no, no se lo diste, saliste corriendo como alma que lleva el diablo. Fue un acto de cobardía y si hay algo que tú no eres es cobarde, hay algo mas, ¿qué más sucedió?, ¿qué te llevo a reaccionar así?

–Tanya es evidente que él sabía lo del cheque, tu no estabas ahí yo sí, mientras su padre me…trataba como a una…cualquiera él no hacía más que mirarme mientras sonreía como tonto a su novia quien estaba colgada de su brazo. Ella…es una mujer muy guapa yo…

—Colgada de su brazo Bella, ¿no te dice nada eso?, puede que a Edward no le gustase para nada que estuviese colgada de su brazo y esa sonrisa fuese fingida, ¿guapa?, ¿dices que esa mujer con tanta pintura puesta encima es guapa?, ¿tú la has mirado bien?

—Pero él le sonreía y de vez en cuando miraba hacia mí dándome a entender que…esperaba que su padre hiciera el trabajo sucio, el que él no se atrevía a realizar. Y sí, sí la he mirado, sigo diciendo que es una mujer muy guapa –dijo poniéndose en modo tozudo al más puro estilo Swan.

—En primer lugar ¿él sonreía o disimulaba?, esa es la gran pregunta; en segundo lugar… ¿y si estás equivocada?, mira Bella te lo vuelvo a repetir si a mí un tío me mete en el bolso un cheque como ese, voy le doy cuatro bofetones para desahogarme y luego le pido explicaciones. En tercer lugar, tú dirás que es guapa porque tienes un complejo absurdo e idiota de patito feo pero esa mujer es de todo menos guapa, sus ojos fríos, su expresión adusta y altiva, su prepotencia, créeme eso no la hace guapa.

—Pues yo creo que sí es guapa y además es de su misma posición social, yo solo soy una pobre huérfana nacida en un pequeño pueblo y...

—Por Dios bendito ¿pero la estáis oyendo?

—Sí, la estamos oyendo y créeme no la doy una bofetada porque sé que así no soluciono nada, pero si con ella pudiera meter un poco de cordura en esa cabeza –dijo Charlotte –vamos a ver Bella tu misma has dicho muchas veces que su expresión en las fotos de las revistas que tiene junto a su novia es falsa, fingida, tú que lo conoces muy bien lo dices y yo, que no lo conozco más que por esas imágenes y por esa historia que cuentas, te digo que tienes razón, en esas fotos él no es feliz, en ninguna.

—¿Y tú que sabes?, si ni siquiera le conoces tal y como has dicho, a lo mejor es solo su expresión, su gesto, su… además en esas revistas se les ve…muy bien y él…él es un mujeriego, un sinvergüenza que engaña a su novia con cualquiera, la humilla…delante de todo el mundo. Si es capaz de hacer eso, es capaz de cualquier cosa…hasta…de encargar a su padre que me quitara del medio por él sin que su novia se enterase.

—¿O sea que solo te fías de las apariencias?

—No, me fio de lo que vi.

—Y si lo que viste no fue real.

—Yo sé lo que vi ¿Y qué me dices de las revistas?, ¿eso tampoco es real?

—Esto…si me dejáis meter una palabra aunque solo sea de canto creo que en el tema de las fotos en las revistas tengo algo que decir –dijo Peter –Bella los hombres somos capaces de cometer las mayores estupideces cuando nos vemos acorralados o…perdemos algo muy valioso para nosotros. Su padre te dijo que él estaba prometido a esa mujer ¿y si era un compromiso arreglado?, todavía sigue siendo muy común en familias de alta alcurnia como esa. Puede que Edward yendo con todas esas mujeres le esté mandando un mensaje a su…novia y a sus padres, puede que esa mirada en la que dices que te sonreía fuese una mirada nerviosa porque no estaba seguro de lo que su padre querría decirte, puede que estuviese apartado con…esa mujer porque no quisiera que se te acercase y te dijese algo hiriente…puede que él confiase en su padre lo suficiente como para pensar que no iba a decirte nada que…te hiciese salir corriendo. Puede que esté actuando así simplemente porque esté herido, porque se está viendo forzado a hacer algo que no quiere hacer. Pero no podemos estar seguros porque tú no te quedaste a averiguarlo. Bella, opino como Tanya, nunca debieron meterte ese cheque el bolso pero ¿quién te dice que él lo sabía?, creo que debiste ir al apartamento a devolvérselo tú en persona y pedirle una explicación.

—¿Y para que iba a hacerlo? –contestó Bella a punto de derrumbarse del todo pues a su mente acudían las últimas palabras dichas por ese ser horrible que decía ser el padre de Edward—, si estaba todo muy claro, ¿para humillarme más?, para que me dijera a la cara todo lo que ya me había dicho su padre.

—Para saber la verdad Bella, nada más y nada menos que para eso –le dijo Tanya –amiga te lo he preguntado antes y te has hecho la loca, así que te lo vuelvo a preguntar ahora, ¿hay algo mas verdad? –Y Bella se derrumbó, a su mente volvieron de nuevo esas últimas palabras, esas que sentenciaron su destino. Cayó de rodillas en el frió suelo del apartamento abrazándose a sí misma, sus tres amigos se quedaron petrificados. Peter la cogió en brazos y sentándose con ella en el sillón la puso en su regazo.

—Shhh…ya, ya pasó, venga, sé que hemos sido duros contigo pero…es necesario Bella, estás muy cambiada desde que recibiste esa propuesta, no que digo, desde antes de recibir la propuesta ¿qué sucede amiga?, ¿quién puede contigo de esa manera?

—Solo queremos ayudarte Bella, lamento haberte llevado a ese extremo pero…

—Pero era necesario Tanya –dijo Bella bañada en lagrimas entre hipidos de pura desolación –yo no soy ninguna cobarde yo…le enfrenté, le dije que él no era nadie para tratarme y hablarme así que…era el mismo Edward quien tenía que decirme lo…que fuera que tuviese que decirme…además le dejé bien claro que éramos amigos, no novios y que…no me marcharía de allí sin hablar con él y con Alice. Carlisle Cullen me contestó que había sido su hijo en persona quien le pidió que solucionara este pequeño problemilla por él, que estaba harto de mí, que era patética y estúpida pero que no sabía cómo quitárseme de encima. Yo le contesté que no lo creía, que un chico tan amable como Edward no podía ser así y entonces me dio…la estocada final…me amenazó, amenazó con destruir mi vida y la de mi abuela sino me iba en ese mismo instante de allí, me dijo que se encargaría de que todos los medios de comunicación existentes hasta la fecha hablaran de la zorra que quiso acostarse con Edward Anthony Cullen para engendrar un heredero y así pillar una de las fortunas mas grandes no solo del país sino del mundo. Me explicó como contarían esos mismos medios que Edward molesto y asqueado me rechazó una y mil veces pues él solo tiene ojos para su prometida. Me aseguró que la noticia daría la vuelta al mundo, que posiblemente llegaría a oídos de mi abuela y entonces me hundí. Mi abuela siempre me educó dentro de unos valores muy fuertes, al igual que mis padres, una noticia así la mataría. Desde la muerte de mi abuelo ella no estaba bien y eso…terminaría del todo con ella. Pero sin embargo no me amedrenté, yo podría probar que no me había acostado con Edward…Carlisle me dijo que era muy fácil amañar unos análisis y que además todo el mundo tendría claro que teniendo una novia tan hermosa Edward Cullen jamás iba a querer acostarse con…una mujer como yo. Pero aun así seguí sin amedrentarme…era yo contra ese coloso pero quería que Edward me dijese todo eso en persona y además estaba Alice. Carlisle me dijo que…Alice Cullen solo ambicionaba una cosa…el dinero y que por dinero estaba dispuesta a lo que fuera…simplemente ella vio en mí una amenaza y se hizo mi amiga para proteger a su hermano. Pero continué encarándole, eran ellos quienes tenían que decirme, intenté acercarme a Edward o a Alice para hablar pero Carlisle me detuvo volviéndome a amenazar con armar un escándalo allí mismo delante de todo el mundo, escándalo que daría la vuelta al mundo y en el que solo yo saldría perjudicada. Con toda la dignidad que pude me marché de esa fiesta no sin antes decirle a ese…monstruo de hombre que no descansaría hasta no hablar con ellos. Me volvió a amenazar diciéndome que como me acercara a alguno de sus hijos a la mañana siguiente todo el mundo conocería a la zorra que se había acostado con su hijo por…dinero. Salí de allí humillada y hundida pero resuelta a llamar a Edward y a Alice por teléfono y que fueran ellos quienes me lo dijeran pero cuando…abrí el bolso y vi ese cheque…venía junto a una nota…era de él…—Bella se levantó del regazo de su amigo quien junto a Tanya y Charlotte escuchaban sin respiración el resto de la historia, el cabo suelto que faltaba, su amiga había luchado, en verdad que había luchado, pero era David contra Goliat y en este caso ella no había sido tan hábil como el tal David de la historia, estaba sola en un país extranjero y sola tuvo que defenderse. Vieron como su amiga rebuscaba en una caja que se había traído de su habitación y les daba una pequeña nota, lo que leyeron en ella les dejó sin saber que decir:

Mí querida zorra:

Aléjate de mi hermana y de mí si no quieres que todo el mundo sepa quién es la puta que calienta mi cama cuando mi prometida no está. Solo fuiste una diversión para mientras estudiaba mi carrera, solo lamentó que fueras tan mojigata que ni siquiera pude llevarte a la cama. Pero eso nadie tiene porque saberlo ¿verdad?

Espero que este cheque te ayude a superarme.

Edward Anthony Cullen

—Ahí está todo muy claro ¿no creéis?, esa es mi respuesta. Sin embargo fue tan grande la ira que me entró que a la mañana siguiente muy temprano decidí ir a su apartamento, encararlo, tirarle ese cheque a la cara y decirle cuatro cosas bien dichas, sobre todo que Isabella Marie Swan no era ninguna zorra. Llegué hasta su apartamento pero…cuando iba a entrar, vi como su novia se asomaba a la ventana de su dormitorio completamente desnuda…sin ningún pudor de que la vieran, así que me marché. Antes de salir de mi casa ya había hecho mi equipaje con las cuatro cosas que tenía así que no tenía porque volver a él. Acudí a uno de esos servicios de entrega inmediata y le envíe de vuelta el cheque maldito. Pensaba que había sido lo mejor ver a su novia en esa ventana porque me había evitado la humillación. ¿Para qué enfrentarlo? no hacía falta, en esa nota ya me decía todo lo que necesitaba escuchar y ya había visto todo lo que necesitaba ver. Él era feliz al lado de su prometida ¿quién era yo para enturbiar esa felicidad?, lo amaba, lo amaba muchísimo...aun lo hago y porque lo amaba mi deber era dejarlo en paz para que pudiera ser feliz aunque yo estuviese muriendo cada patético minuto de mi triste existencia.
—¿Y si esa nota no la hubiera escrito él? —dijo Charlotte sembrando de nuevo la duda en la cabeza de una muy confusa Bella

—Es su letra, reconocería esa letra entre mil. No hay duda alguna.

—Bella –dijo Tanya conmocionada, teniendo tanto dinero, es fácil conseguir los mejores falsificadores, puede que él no escribiera eso, sí, es muy novelesco, ya lo sé pero…tu misma lo sabes, sigues sin poder creértelo a pesar de esta…evidencia ¿Por qué no has salido huyendo cuando temes que te hayan encontrado por la historia?, ¿cuándo tanto temes que sean ellos los que te han hecho la propuesta? Y no me vengas con la excusa de que estás harta de huir hay algo más.

—No he salido huyendo porque ya no quiero huir más, porque yo no hice nada, porque han sido ellos los que…se han acercado a mi…en teoría porque está claro que…puede interesarles mi historia pero no yo…puede que les mueva un falso remordimiento de conciencia por lo que me hicieron pero…nada más.

—O puede que no quieran darse a conocer para no asustarte, que se quieran acercar a ti poco a poco.

—¿Y a santo de qué?

—De que esa nota es falsa, de que todo fue una trampa –dijo su amiga esgrimiendo el papel — ¿de verdad crees capaz a Edward de ser tan cruel?

—El Edward que yo conocí no pero… ¿cómo puedes estar tan segura de que la nota es falsa?

—No puedo estar segura, lo intuyó y tu también lo haces. Bella hay algo más, algo que hace que mantengas la esperanza, algo que…te impide volver a huir.

—Me conoces muy bien Tanya. Sí hay algo…más bien alguien…esa mujer me dijo que…

—¿Qué mujer? –preguntó Peter perplejo.

Bella se levantó con una resaca de los mil demonios, al final y después de hablarles de…esa mujer…terminaron de pasar todo el fin de semana juntos. Los tres amigos decidieron que Bella no debía de quedarse sola así que se quedaron con ella jugando a las cartas, viendo películas y… ahogando sus penas en el estupendo vino español que Bella tenía guardado, un sangre de toro, como lo conocían en España, que se subía rápidamente a la cabeza.

Poco a poco sus amigos fueron emergiendo de los lugares en donde se habían quedado dormidos. Era lunes…otra vez y debían de ir a trabajar por lo que Peter se marchó a cambiarse de ropa a casa. Tanya y Charlotte decidieron que la ropa de Bella les iba a quedar muy bien, no era la primera vez que se la intercambiaban. Se ducharon por turnos en la pequeña ducha que Bella tenía, desayunaron, se vistieron y se encaminaron al trabajo. Bella estaba más calmada y más animada. Durante esos dos días con sus amigos había decidido publicar Bajo tu poder, Peter se encargaría de todo pero…ella daría la cara…el libro se publicaría con su verdadero nombre…si la encontraban y querían algo de ella…ya sabían dónde estaba…si intentaban algo contra ella para desprestigiarla tenía boca para hablar, no huiría mas. No era ninguna cobarde y sin embargo tenía que reconocer que la cobardía, la furia, la rabia, la humillación, los celos y el miedo guiaron sus pasos haciéndola huir de Escocia…lejos de él… sin enfrentarlo. Además tenía que averiguar si lo que decía esa mujer era…verdad, solo así podría pasar página y seguir adelante pero…tenía muy claro que de ser cierto…ella tendría también disculpas que pedir y las pediría. Nunca le había dicho a esa mujer quien era en realidad pero…solo era cuestión de tiempo que lo adivinara, si es que no lo había hecho ya.

Pero nada más llegar al trabajo su buen humor se desvaneció y todos sus buenos propósitos se vinieron abajo. Tanya palideció al ver a su amiga con ese gesto de terror y esa…revista en la mano.

Unas cuantas horas después, no muy lejos de allí…

—No entiendo porque te empeñas tanto en que vengamos a buscar a María –dijo Edward bastante malhumorado ante la extraña insistencia de su prima –yo pensaba que ya iba y volvía ella sola del instituto. Ya es mayor ¿no…? En lugar de estar aquí perdiendo el tiempo debería estar buscando a Bella.

—Eso ya lo están haciendo los detectives Edward dales tiempo, llevas todo el fin de semana gruñendo, dando gritos y voces, frustrado, paseando de un lado al otro con el teléfono en la mano y sin saber por dónde empezar, relájate un poco.

—Es que no entiendo porqué una niña de quince años puede querer que su madre, su tío y un par de desconocidos la vallan a buscar.

—Ella me lo ha pedido personalmente, ha insistido mucho, quiere que vallamos a buscar a Emmett e ir los seis juntos a cenar –le contestó Rose totalmente desesperada pues ya no sabía qué hacer…su primo político era tan…terco, cabezota, obstinado—. Edward , mi relación con ella todavía es muy precaria pues ya sabes que se resintió cuando me casé con Emmett, ahora parece que está aceptándolo y yendo por el buen camino, todo gracias a esa mujer, así que cualquier cosa que mi hija me pida si no es descabellada y sirve para ayudar…se la daré.

—Vale ¿y si te pide dinero para drogas o alcohol?, ¿también se lo das? –dijo Jasper alzando una ceja e intentando poner la nota de humor en el ambiente. Alice se lo quedó mirando extasiada y Edward alzó los ojos al cielo, habían estado así durante todo el fin de semana después de que volvieran de esa cena a la que Alice se había auto invitado.

—He dicho que no sea descabellada Jasper –contestó Rose rodando los ojos.

—Perdonad –dijo entonces Edward pasándose la mano por el pelo en un gesto que demostraba lo desesperado que estaba –es que esta mañana he tenido un fuerte enfrentamiento con mi padre, pretendía que volviese con urgencia a Edimburgo, según él mi presencia era imprescindible allí, no sé para qué…él se las apaña muy bien solito.

—¿Y qué le has contestado? –preguntó Rose con miedo de que su primo en estos precisos momentos hubiera decidido volver.

—Que no sabía que parte de no voy a volver sin Bella no habría entendido porque…

—Por favor hermano deja ya el asunto no le des más vueltas que papá espere sentado y…mirad por allí viene María con…. —Edward se volvió hacia donde Alice le señalaba asustado por la extraña expresión que su hermana había puesto, se había quedado blanca, sin palabras y sus ojos estaban tan abiertos que se salían de sus órbitas sus piernas parecían no responderla por lo que Jasper la estaba sujetando tan asustado como él...pero cuando volvió la cabeza y observó lo mismo que Alice estaba viendo...se le heló la sangre en las venas.

—¿Bella? –exclamaron los dos al mismo tiempo.

—¿Es ella?, ¿es esa tu Bella? –preguntó Rose que ya estaba a su altura, con un brillo en los ojos. Su intuición y la de su hija había sido la correcta. Su plan de momento estaba funcionando.

1 comentario:

Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario