DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.
Capítulo 7: Edward versus Scooby doo
y cinco diablos sueltos por Madrid
Pov Edward
Rojo, todo
lo veía rojo de la ira que me entró nada más llegar y ver la escena que se
estaba desarrollando en ese salón. Mi Bella estaba tirada en el suelo con toda la cara llena de sangre, las demás delante de ella en actitud defensiva
y mi madre y Tanya arremetiendo contra ella.
Solo
recuerdo haber llegado a casa en el coche de Emmett y ver un auto que
claramente era de alquiler aparcado en la puerta. No me había tomado más de dos
minutos el asimilar lo que sucedía y sin esperar a que Emmett terminara de frenar me lancé al interior de la
casa. Solo alcancé a oír como mi Bella
le decía a mi madre que era ella quien
se iba a casar conmigo. No sé porqué ni
como llego a decir algo como aquello, pero de lo que si estaba seguro era que
este menda de aquí no iba a contradecirla, no señor. Tenía muy claro que me había
enamorado como un loco de Isabella Marie Swan
y, aunque era muy pronto, la idea
de Bella y yo casados se me antojaba una muy buena idea a pesar de no haber
pensado aun en esa posibilidad.
Me lancé
derecho hacia mi Bella para saber cómo se encontraba, apartando a mi madre y Tanya. Ésta última cayó de culo en el suelo. En otro momento y
con cualquier otra mujer, me habría
sentido fatal, pero esta mujer en
concreto había agotado ya toda mi capacidad para ser amable y caballeroso, era
la única que conseguía que mi lado
oscuro saliese a relucir. No era mi intención tirarla, pero si ella era una
zorra que agredía a mi Bella, yo no tenía por qué ser un caballero.
Cuando
estuve junto a ella, la tomé en mis brazos y nos miramos un momento a los ojos
y solo eso me bastó para saber que a pesar del daño que le habían hecho, seguía
conmigo, determinada y dispuesta a
luchar. Pero por otro lado y no sé por qué razón, me pedía perdón con la mirada
cuando ella no tenía que pedir perdón de nada, absolutamente de nada. Saqué el
pañuelo de mi bolsillo para intentar limpiarle inútilmente la sangre que salida de su nariz y de sus
labios. Alice ya había ido a por algo para curarla y Rose estaba en una esquina
intentando calmar a su hija que se había asustado al entrar y ver lo que
ocurría.
Con Bella
aun sangrando entre mis brazos y mi mal
genio en plena ebullición, encaré a esas
dos aberraciones humanas. Lo mejor de
toda la situación, poder ver la cara de ¿incredulidad?, ¿sorpresa?, ¿rabia?,
que tenia Tanya, si señor eso era lo mejor, pero eso no le limpiaba la sangre a
mi Bella ni aplacaba mi mal humor.
—¿Cómo os habéis
atrevido a ponerle un solo dedo encima?, ¡salid inmediatamente de esta casa si
no queréis que llame a la policía y os denuncié por agresión! –les chillé, pero
ninguna de las dos se amedrentó.
—¿Es verdad
lo que dice esta zorra?, ¿es todo cierto? –me preguntó una Tanya que pretendía
dar lastima poniéndose a llorar.
—En primer
lugar Tanya, es cierto que por aquí hay
suelta alguna que otra zorra pero no es precisamente mi Bella así que cuidado
con lo que dices. Y, en segundo lugar, no se exactamente que habéis hablado,
pero sea lo que sea, lo corroboro, es todo cierto, ella es mi novia formal NO
TU.
—Ella dice
que os vais a casar –volvió a encararme
con unas muy bien llamadas lagrimas de cocodrilo en la cara.
—Si ella lo
ha dicho es que será verdad ¿no?
—Por encima
de mi cadáver –dijo mi madre
—Pues ya
puedes ir eligiendo una caja, porque me temo que vamos a ir de funeral. Y ahora,
¿queréis salir de una vez de aquí o llamo a la policía?
—Ya la llamo
yo –dijo Emmett —han hecho daño a mi hermana y
están asustando a mi niña—, la
cual seguía llorando desconsolada en brazos de Rose.
—No hace
falta que llames a nadie, ya nos vamos –dijo mi madre cogiendo a Tanya por el
brazo, pero esto no se va quedar así,
volveremos.
—Por
supuesto que no se va a quedar así,
habéis agredido a mi novia y os vamos a denunciar, no voy a permitir que os
volváis a acercar a ella, ya recibiréis noticias de los abogados, no os quiero
a menos de un kilómetro de donde ella esté —las grité mientras veía
como salían por la puerta.
—Perdón, ya sé
que no he debido decirlo pero… es que… ellas… me estaban poniendo muy nerviosa –me dijo mi Bella cuando esas dos por fin
desaparecieron de nuestra vista.
—¿Decir que
mi amor? —le pregunté acariciándola suavemente mientras veía como se
le iba yendo el color de la cara y en ese momento recordé que Alice me había dicho una vez que no
resistía la sangre, que con su simple olor se mareaba.
—Que nos
íbamos a casar, perdón Edward no quería poneros en ningún compromiso, ni a ti
ni a ninguna de vosotras.
—Bella
cariño, nos has hecho nada malo, no nos has puesto en ningún compromiso, que
piensen y crean lo que les de la gana, tranquila, además, ¿no te seduce la idea
de casarnos?
—Es un poco
pronto para eso ¿no crees?, pero más adelante… no te diría que no, cuando estemos más seguros –me contestó llenando mi corazón de un
sentimiento extraño ante su respuesta porqué de una manera u otra me estaba
diciendo que sí pero no me dio tiempo a analizar el sentimiento ya que cada
minuto que pasaba se ponía mas blanca
aun.
—Vamos, eso
no es ninguna excusa, a mi me bastó solo un segundo para saber que estaría
enamorada para toda la vida –dijo de repente Esme y todos nos la quedamos
mirando.
—Porque sea
la tía solterona no quiere decir que no haya tenido mi historia –contestó muy ofendida,
pero no dio tiempo para analizar la respuesta ni preguntarla más, Bella se
desmayó entre mis brazos.
—Tranquilo
no te asustes, siempre le pasa igual
cuando huele la sangre –dijo Rose y Alice, que entraba en ese momento con algodón,
agua oxigenada y gasas, se puso curarla.
Con mucho
cuidado la levanté del suelo y la llevé a nuestra habitación. Me senté en la cama y la puse sobre mi regazo,
no quería separarme ni un milímetro de ella, después de lo que la habían hecho
sentía la necesidad de tenerla cerca de mí, de protegerla, de cuidarla. Ella
las había encarado como una autentica fiera defendiendo su territorio y yo
sentía la necesidad de que entendiera que había hecho bien que yo era su
territorio y que ella era el mío.
—¿No habría
que llevarla al médico? –pregunté con preocupación.
—No —dijo
Emmett entrando con un frasco y poniéndoselo en la nariz para que lo oliera, ya
la ha pasado otras veces y este es el remedio, tardara un poco en reaccionar,
Esme ¿quieres hacer que huela de esta solución de vez en cuando? –le pidió a mi
tía que era la que estaba mas cerca.
—¿Cómo es
posible que nos hayan encontrado tan pronto –preguntó Esme cogiendo el frasco.
—No tengo ni
idea –contesté –supongo que la han investigado ya que tenían su número de
móvil, mi madre llamo a Bella el otro día.
—Espero que
no haya sido capaz de algo así, pero mucho me temo que lo han conseguido de mí.
El otro día llegué a casa más pronto para hacer las maletas y la pillé en mi
habitación. Su número está en mi móvil y la dirección también. Argg si han
estado hurgando en mis cosas juro que…— dijo Alice muy enfadada
—Yo creo que
aparte de hurgar en tus cosas la han
estado investigando –dictamino Irina. Llamará a Laurent a ver si consigue
averiguar algo, probablemente hayan contratado a uno de los detectives de la
firma.
—Gracias
Irina
—O puede que
al final nos hayan visto y nos siguieran –dijo Kate.
—A ver, ¿qué
es eso de que os siguieran? –pregunté un tanto mosqueado.
—Esto…
verás… Bella nos pidió que no te lo dijéramos para no preocuparte pero las
vimos en el centro comercial –y acto seguido me relataron su “aventura” y la
verdad es que no sabía si enfadarme con ellas o reírme abiertamente como
Emmett. Al final opté por lo segundo,
total enfadarme no me iba a servir de nada. Y, de todos modos, la manera en que
consiguieron su número de móvil y de cómo encontraron tan pronto la casa, solo
ellas lo sabían, nosotros solo podíamos especular.
—Edward esto… ¿podrías dejar a Bella un
segundo en la cama?, quiero hablar contigo, las chicas la cuidarán y te
avisarán cuando despierte.
Puse a Bella
suavemente sobre la cama y me levanté temeroso de lo que Emmett me pudiera decir. Estaba serio, muy serio., y no era para menos.
Tenía miedo de que todo esto hubiera sido demasiado para él y me fuera a pedir
que me marchará. Mi corazón se encogió solo de pensarlo y mi estómago me dolía.
—Edward
verás, tras, lo que ha pasado…
—Emmett yo…
lo siento yo...
—Déjame
terminar. Lo que quiero decirte es que no podemos consentir que esas dos se
atrevan siquiera a volver a acercarse a Bella ni a nadie de mi familia…
entiéndelo tío mi propia hija está ahora en su habitación con mi mujer, recuperándose del susto que se ha llevado y a Bella la han
agredido…
—Emmett lo
sé… yo… te prometo que…
—Espera,
déjame terminar—me repitió levantando la mano para callarme de nuevo –no te voy
a pedir que te marches, eso nunca lo haría, veo que mi hermana está sintiendo
algo muy fuerte por ti, la conozco Edward, ella se siente feliz y a gusto a tu
lado, sonríe como hace mucho que no la había visto hacerlo y eso es suficiente
para mí. Yo no le haría ese daño y además estoy seguro que me traería como
consecuencia que Bella dejase de hablarme. Por lo que veo, tu estás sintiendo
lo mismo así que Rose y yo estamos con vosotros hasta el final, apostando por
lo vuestro. Pero… lo que te quiero decir, entre otras cosas, bueno… más bien
preguntar, se que se trata de tu madre pero… ¿tienes inconveniente en
denunciarlas por agresión y pedir una
orden de alejamiento contra esas dos…?
—Eso no
tienes ni que preguntarlo –le contesté respirando aliviado –yo también había
pensado lo mismo. ¿Por qué crees que las he amenazado con los abogados?, pero voy
a hacer más que eso, llamaré a mi padre para que tome cartas en el asunto. Se
han pasado de la ralla Emmett y tienen que responder por lo que han hecho.
Ojala hubiera alguna manera de sacarlas del país.
—No sé si
eso será posible con las leyes tan perfectas que tenemos en este país –dijo con sarcasmo— pero se puede
intentar, pondré a trabajar a mis abogados en ello.
—Y yo a los
míos.
—Bueno pues
en esto estamos de acuerdo. Pasemos a otra cosa, veras… como ya sabes yo trabajo
en la embajada pero mi trabajo no es…cualquier trabajo… digamos que pertenezco
al servicio secreto y como tal tengo derecho a escolta. Bella y Rose conocen la verdadera naturaleza
de lo que hago, no saben todos los detalles aunque si los imprescindibles, pero
desconocen que siempre llevan detrás a
alguien vigilándolas, ¿por qué?, muy sencillo, si ya conoces a Bella solo un
poco sabrás lo independiente y autosuficiente que es y lo celosa que es de su
vida privada, no creo que le hiciera gracia saber que alguien le pisa los
talones anotando cada movimiento que hace. ¿Cómo crees que reaccionaria si se
entera que bueno yo… supe desde el primer instante vuestros encuentros en esa habitación
de hotel? Tranquilo –me dijo al ver que me tensaba –no le doy más importancia,
ya te dije que ella es una mujer adulta capaz de tomar sus decisiones y como
verás yo ya te acepté en la familia. A lo dicho anteriormente me remito.
Pero Samuel me informó, temeroso de que
fueras…alguien que se quiso acercar a ella para llegar hasta mi ¿entiendes?
—Si, Emmett
ya lo entiendo.
—Pues si ya
nos entendemos, la cuestión es que no debes preocuparte ni empezar a
sobreprotegerla ya que eso solo te traerá problemas con ella y serios,
créeme sería la muerte de vuestra relación. Lo sé porque es mi hermana y la
conozco, y por experiencia ya que mi
Rose es igual que ella en ese aspecto. No querrás probar en tus carnes el genio
Swan te lo aseguro. A mi hermana le gusta ir por libre, no quiere ni que la
agobien ni que la sobreprotejan, por eso se marchó de Forks y se vino conmigo
en cuanto tuvo oportunidad. Mis padres
son unas personas encantadoras, pero mi padre como buen jefe de policía quería
saber al detalle cada movimiento de su hija, hasta le puso un detective para
que la siguiera. Bella se enteró y… en la actualidad no tienen muy buena
relación. Por eso te digo que te
relajes, que la dejes a su aire, si necesita ayuda ella misma te la pedirá pero para tu tranquilidad ten la
seguridad de que está vigilada y
protegida las veinticuatro horas del día, ahora mismo mando las fotos de esas
dos a Samuel.
—Bueno pues…
verás Emmett mándale las fotos, pero avísale de cualquiera que se intente
acercar a ella yo… me temo que al obtener la orden de alejamiento mi madre o
Tanya contraten a alguien para que le haga daño. Tienen el dinero y los medios
y son…muy capaces.
—Tranquilo
Edward es su trabajo y Sam lo hace muy bien ¿cómo piensas que Bella se libra
muchas veces de este… el tío ese del zoo, el del Complejo de Capitán América?
—Sí, Scooby
doo, ese con pretensiones de escritor –dije yo
apretando los dientes causando la carcajada de Emmett ante el apodo.
—Y… una
última cosa. Bella les has dicho una mentira, realmente se ha tenido que ver
muy presionada para hacer algo así porque mi hermana nunca miente, odia la
mentira por encima de todo. Y por si
fuera poco, les ha enseñado la sortija
de mi abuela Marie para corroborar lo que decía. Bella de pequeña estaba
enamorada de esa sortija e inconscientemente siempre la tocaba y la acariciaba,
mi abuelo se la regaló a mi abuela cuando le pidió que se casase con él. En su lecho
de muerte mi abuela se la dio a su nieta y desde entonces Bella nunca se la ha quitado
siempre ha estado en ese dedo y nunca salió de ahí, esta es la primera vez que
lo hace, aunque solo haya sido para cambiarla de mano, por eso digo que debía
de estar mu presionada así que mi pregunta es Edward, ¿cómo te sientes ante eso?
—Si te digo
la verdad, con ganas y deseos de que fuera verdad, ya sé que es temprano y que
tenemos que conocernos, pero la idea cada vez me fascina más así que… me siento
cómoda con ella, el problema van a ser esas dos pero que piensen y crean lo que
les dé la gana francamente me da igual.
—Pues te va
a tocar lidiar con una muy acongojada Bella cuando despierte.
—Creo que ya
lo aclaramos antes de que se desmayara.
—No se
acordará, en esos momentos mi hermana suele no recordar lo último que ha dicho
o ha pasado.
—No hay
problema, lo hablaremos otra vez.
—Pues eso es
todo lo que quería decir Edward solo añadir que mi hermanita esta vez hizo una
muy buena elección.
—Gracias Emmett
–le dije y con esto volvimos a la
habitación donde aun Bella no se había despertado pero pude observar que mi tía
estaba muy callada, pensando y me preocupé,
no se me iba de la mente lo que había dicho y… no sabía yo que mi tía
estaba enamorada tan profundamente de alguien, pensé que mi padre y ella… pero
en fin…
Al ver que mi Bella aun no se despertaba,
decidí salir un momento afuera para hablar con Carlisle, por mucha escolta que Bella tuviera no iba a
consentir que esas dos hicieran lo que les diera la gana, era hora de que mi padre controlara a
su propia esposa. Pero antes de que hubiera siquiera podido marcar el numero
Alice, Kate e Irina me interceptaron y me contaron con pelos y señales todo lo
que había ocurrido antes de que yo llegara incluido el enfrentamiento entre
Esme y mi madre. Esa información me dejo muy pensativo, ¿qué nos ocultas tía?,
pensé para mi, ¿qué es eso tan grave que ocultas y que temes que nos enteremos
pero que ya no puedes soportar más el no decirlo?, ¿por qué según mi madre
callas por nosotros?, ¿por qué te
destrozaron la vida?, eran un montón de preguntas sin respuesta, aunque a estas alturas de la historia y tras
esos nuevos datos estaba empezando a crecer dentro de mí una teoría, era muy
novelesca pero… definitivamente tendría que enfrentar a Esme y a Carlisle y
sería mejor hacerlo por separado. Pero lo primero era llamar a mi padre cosa
que hice bajo la atenta mirada de mis primas y Alice…
—Papá –le
dije nada más que contestó al teléfono.
—Buenos
tardes para ti también –uff como odiaba esa frase ¿por qué siempre me tenía que
salir con la misma parrafadita? –tu madre me ha llamado hace un rato, estaba muy enfadada y dolida, me ha contado
una historia para no dormir que prefiero mejor oír de tus labios y de los de
Alice antes de sacar conclusiones, pero si es verdad que le has pedido a Bella
que se case contigo, enhorabuena hijo, me alegro por ti, personalmente pienso
que es un poco pronto pero si es tu deseo que sepas que cuentas con mi apoyo… y
con el de tu tío Aro también.
—No, no
habrá boda de momento pero desde ya aviso que en un futuro que espero no sea
muy lejano puede que sea una realidad. Papá Bella lo dijo porque ellas la
pusieron al límite, entraron en su casa, la agredieron, hirieron e insultaron —le
dije y procedí a explicarle todo lo que había pasado.
—Sabes hijo,
tu madre ha conseguido hartarme, ha
sobrepasado con creces el límite de mi paciencia, no creo que pueda aguantarla
por mucho más tiempo. Si lo he hecho hasta ahora ha sido por vosotros, pero ya
no aguanto más han sido muchos años y ya
sois adultos para comprender. Os voy avisando a ti y a tu hermana, un día de estos….,
pero en fin sigue siendo mi esposa me guste o no, hablaré con ella Edward y si
eso no es bastante viajaré en este fin de semana que viene a España para
llevármela de ahí aunque sea a rastras. Mientras tanto tú toma todas las medidas
legales que sean precisas, cuentas con mi apoyo y con el de Aro. Y otra cosa,
tu madre ha hablado uno por uno con todos los miembros del consejo solicitando
el regreso inmediato de tu prima y tu
tía ya que, según alega no es justificable que estén allí. Pero tranquilo, Aro
y yo hemos logrado convencerlos de que la experiencia de Esme buscando locales
es inestimable y que Irina tiene que estar ahí para que los contratos sean
legales. Así que le puedes decir a esas dos que se pongan las pilas y
justifiquen con pelos y señales su estancia allí, sino me veré obligado a
hacerlas volver. Alice y Kate son otra cosa, no trabajan aquí y la empresa de
modas es suya pero si Irina y Esme no demuestran que están trabajando tendrán
que volver. Irina no es tanto problema porque no trabaja directamente para
nosotros pero Esme sí lo es.
—No te preocupes
padre, Emmett, el hermano de Bella me ha estado hablando de un local en venta
que hay enfrente de nuestra embajada y
mañana iremos a verlo. Aunque… Emmett dice que por la zona en la que
está será un poco caro…
—Eso ya lo
dejo a vuestra elección, si son caros pero veis que el sitio merece la pena,
adelante, solo tenéis que justificar vuestro trabajo allí
—Te
agradezco tu apoyo padre esto… verás… ¿tú sabes si mamá ha investigado a Bella?
—No lo sé
hijo pero puedo intentar averiguarlo, me pongo a ello y te llamo.
—Gracias
papá, te lo agradezco Irina también va a pedirle a Laurent que lo averigüe a
ver si entre los dos conseguís enteraros. Esto otra cosa que quería comentarte…
yo… lo siento padre pero…no puedo evitar
preguntarte algo que me ha rondado por la cabeza desde hace tiempo y después
delo que ha pasado hoy... tu y la tía os miráis de un modo especial cuando
pensáis que el otro no se da cuenta y mi pregunta es, ¿por qué no te casaste
con ella en vez de con su hermana?, tu no sientes nada por mi madre papá, nunca
lo has sentido siempre lo he sabido y ahora me lo confirmas entonces ¿porqué? –por
el rabillo del ojo vi como mis primas y
Alice me miraba expectantes ¿conseguiríamos por fin desentrañar parte del
misterio? –verás te lo pregunto no solo por lo que me acabas de decir sino
porque…y procedí a relatarle el
enfrentamiento con Esme y su posterior comentario.
—Esme, Esme,
Esme –decía mi padre con voz apesadumbrada –es una larga historia hijo no me
parece bien contarla por teléfono lo siento… pero no puedo.
—Mira padre,
voy a tardar en volver y verdaderamente es algo que me intriga, me da igual que
sea por teléfono –le dije poniendo el
aparato en manos libres para que las tres cotillas que tenia al lado pudieran
oír y dejaran de colgarse en mi hombro, de dar saltos intentando pillar algo de la conversación y
sujetarse a mi cuello con el consiguiente ahogamiento y además, era algo que
nos incumbía a todos.
—Hijo por
favor… no me hagas esto…
—Mira papá
Esme para mi es como la madre que debería haber sido Elizabeth y nunca fue, la
quiero mucho ¿entiendes? y si tiene algún problema, algo que oculta o algo que
la dañe, quiero saberlo para ayudarla, es mi tía, no, no es solo mi tía es… mucho
más –le dije al tiempo que veía como Alice y mis primas me daban la razón con
la mirada, ellas también querían saber, también querían ayudarla.
—Hijo… por
favor…
—No te lo
estoy pidiendo padre… te lo exijo.
—Lo siento
es una historia triste, complicada y dura que no puedo deciros por teléfono. No
merecéis enteraros de ciertas cosas así de este modo ya que… me temo que os
afecta directamente. Pero… en fin supongo que llegados a este punto… ya sois
mayores y creo que tenéis derecho a saber… solo podré contaros mi versión pero… ya
está decidido el fin de semana que viene viajaré a Madrid para hablar con
vosotros, ¿de acuerdo? Y así aprovecho para intentar sacar a tu madre y a Tanya
de ahí, eso si no lo habéis arreglado vosotros ya.
—Está bien
–contestamos resignados y cada vez más preocupados e intrigados
—Pues hasta
el sábado hijo, ya os diré el vuelo y la hora a la que llego y si me entero de algo te llamo. Y con esas
palabras colgó.
—Ahora sí
que el asunto me preocupa de verdad ¿tan grave es que no lo puede decir por
teléfono? –dijo Irina
—Eso parece
–contesté preocupado al tiempo que me adentraban en la casa para subir a ver
como seguía Bella.
—Esto… Irina
–le dije por el camino –sería posible que te pusieras a trabajar en una
denuncia por agresión y en una orden de alejamiento para esas dos y valoraras
la posibilidad de echarlas del país.
—Lo de la
orden de alejamiento es un hecho pero lo otro… en fin ahora mismo me pongo al
habla con Laurent él conoce mejor que yo estas historias y de paso le comento
lo de la investigación.
—Gracias –le
dije —y agradécele a Laurent también ya sé que es su trabajo como abogado de la
empresa pero… este asunto es particular y no tiene nada que ver con Cullen and
Vulturi.
—Primito,
sabes que Laurent lo hará con mucho gusto, además Bella pronto formará parte de
nuestra empresa ¿no? —me reí
internamente ante la cara de inocencia que me puso ¿qué estaría tramando ya
este diablo?, pero no me dio tiempo a mas ya que habíamos llegado a la
habitación y Bella que ya había despertado, estaba hablando con Esme y se la veía bastante
apesadumbrada.
—Cielo, ¿cómo te encuentras? –le pregunté acercándome
deprisa hacia ella y pude notar de nuevo que a Esme se le humedecían los ojos,
definitivamente estas actitudes de mi tía, confirmaban mi teoría… si tan solo
pudiera acercarme a ella. Quizás mañana cuando fuéramos a ver esos locales que
había en venta cerca de la Embajada de los cuales nos había hablado Emmett… o
¿quizás cuando hubiera escuchado la parte de Carlisle?, no sabía cómo enfrentar
la situación pero una cosa tenía clara y es que Esme hablaría cuando estuviera
preparada para hablar.
—Ya estoy
bien Edward lamento haberte preocupado —me
contestó muy compungida –Edward yo…perdona por lo que dije pero es que…
—Shhh, no le
des más vueltas, ya te he dicho que no tengo ningún problema con eso mi niña,
es más me seduce la idea y tu antes me has dicho que a ti también –le dije
levantando una ceja de modo sugerente. Me di cuenta en ese momento que nos
habíamos quedado solos en el cuarto.
—Bueno esto
yo… —contestó mordiéndose el labio –verás… digamos que si pasado un tiempo me
lo pidieras yo… bueno… digamos que…. a lo mejor… te diría que sí.
—Eres
encantadora Bella Swan –le dice acercando mi boca a la suya para encontrarme
con sus suaves, tiernos, dulces y delicados labios, los cuales aceptaron los
míos con ternura y seriedad, estábamos sellando un pacto, un pacto de
amor. Nuestras bocas danzaban al
unisonó y nuestras lenguas bailaban al
compás de la música más vieja del mundo. Las manos de Bella subieron hasta mi
cuello y empezó a jugar con mi pelo mientras que yo empecé a explorar cada
centímetro de piel que estaba al alcance de mis manos. Y como siempre pasa entre nosotros la ropa de
pronto desapareció sin previo aviso. Bella estaba expuesta delante de mí solo
vistiendo un original y sensual conjunto de lencería que nada más ver me había
vuelto loco y ocasionado que mi erección le diera la bienvenida. Por mi parte, los bóxers eran mi única prenda
encima de mi cuerpo. Separé sus labios
de los míos para comenzar a explorar su cuello, su clavícula hasta llegar a
esos montículos lujuriosos que me llamaban a todas horas. Me quité del medio el
molesto sujetador y me sacié a gusto del dulce néctar que emanaba de esa parte
de su cuerpo, los lamí, los chupé con ganas y hasta les di pequeños
mordisquitos que arrancaban de Bella una sinfonía de gemidos que me ponían todavía más duro de lo que ya estaba.
Dejé sus pechos y me dediqué a besar su vientre hasta llegar a su santuario y
mi lengua se abrió paso en él, conquistándolo, degustando, succionando.
Mientras que dos de mis dedos se adentraban en ese paraíso que me pertenecía
solo a mí, mi lengua comenzó a hacer círculos sobre su clítoris. Los gemidos
eran tan altos que temía que nos escucharan pero a estas alturas yo no estaba
muy cuerdo como para acallarlos y ella tampoco.
Cuando noté
que iba a culminar, me separe de ella quitándome los bóxers y volví a ascender por su cuerpo adorando
todas y cada una de las partes por las que mi boca pasaba hasta llegar a su
propia boca la cual devoré con hambre mientras que poco a poco y lentamente la
iba penetrando. Ella al notar mi intrusión lanzo un grito que estaba seguro habían
oído todos en la casa y que yo procuré acallar con un beso. Mañana me enfrentaría
a las consecuencias, ahora tenía algo más importante en que pensar, o mejor
dicho no pensar. Sus manos lujuriosas acariciaban todo lo que había a su
alcance y cada caricia suya quemaba de tal forma que mi cuerpo se estremecía de
simple y puro placer. Empecé a moverme lentamente al principio, torturándola,
excitándola, mirándola a los ojos en donde podía ver todos los sentimientos que
yo mismo tenía hacia ella. Bella no estaba
conforme con mi ritmo aquí que empezó a moverse para provocar que fuera más
rápido al tiempo que enredaba sus piernas en mis caderas para que el ángulo
fuera más amplio, más profundo. Las
embestidas se fueron haciendo cada vez más placenteras, mas rápidas, los dos estábamos llegando al límite de nuestras fuerzas, pero
no quería que esto terminara aun. Me salí un momento de ella, le di la vuelta
pegando su espalda a mi pecho y la volví a embestir con fuerza por detrás,
duro, profundo. Estuvimos un buen rato en esa posición, gimiendo, jadeando,
sintiendo como el placer recorría todas y cada una de nuestras terminaciones
nerviosas. Yo la decía al oído palabras
que nunca pensé que pudieran salir de mis labios, unas eran sucias,
otras seductoras, otras de…amor. Cuando
noté que ella se arqueaba y su centro comenzaba a aprisionarme llevé uno de mis
dedos a su clítoris lo que provocó un nuevo grito de ella…
—Así es
preciosa, dámelo, dámelo todo, le dije ronroneando en el oído al tiempo que se
lo mordía y solo eso bastó para que los dos explotáramos en un orgasmo tan intenso
y sorprendente que nos dejo totalmente exhaustos y tumbados uno encima del otro
tratando de recuperar el ritmo normal de nuestras respiraciones. Cuando mi
cuerpo empezó a responder más o menos
normal salí de ella y nos giré para dejarla sobre mi pecho. Al irle a dar un
nuevo beso pude observar que la herida de su labio volvía a sangrar, me levanté
de la cama y cogí de nuevo los ingredientes para curar otra vez ese labio
partido. Mi cuerpo empezó a hervir de ira otra vez, al acordarme de esas dos y
lo que le habían hecho a esta chiquilla que poco a poco se me iba metiendo tan
dentro de mis entrañas que ya empezaba a
formar parte de mí, y estaba dispuesto a
luchar como una fiera por esto que habíamos empezado.
Al día
siguiente y como era de esperar, las bromas no tardaron en aparecer.
—Bueno y
como dormisteis anoche –pregunto Alice de modo inocente.
—Vosotras no
se pero alguno que otro por aquí… —dejo Kate la frase inconclusa —digamos que eché mucho de menos a Garret.
—Si yo me
fui al baño con el portátil para intentar ponerme en contacto con Laurent y
tener con él uno de esos encuentros en la tercera fase, que queréis que os
diga, tanto ruido como que a una se le ponen…—dejo el chiste inconcluso mi querida
y sarcástica prima.
—Yo tuve que
salir de la habitación un momento para tener unas palabritas con Jasper.
—Yo tuve
un intercambio de opiniones con
mi Rose verdad ¿amor?
—Verdad,
verdad contesto Rose y por el rabillo del ojo vi que Bella estaba cada vez más
y más colorada.
—Esto… lo
siento… la próxima vez procuraremos… —empecé a excusarme.
—No, no
tranquilo hijo si ya nos hacemos cargo –arremetió Esme que era la única que
faltaba para hacer el chiste.
—Se puede
saber de que habláis, cada vez os entiendo menos –dijo de pronto una muy curiosa
Rossie e inmediatamente todas las bromas
terminaron, como si un hechizo mágico hubiera sellado nuestras bocas.
Al terminar
de desayunar, Esme, Irina, Rose, Emmet y yo nos fuimos en el Jeep de este para
ver esos locales de los que me había hablado. Bella, Alice y Kate se
encontrarían con nosotros en la puerta de la Embajada ya que tenían que pasar a
dejar en el colegio a Rosi.
Por fuera
los locales estaban bastante bien, ahora había que verlos por dentro así que
llamamos a un numero de teléfono que había puesto en el cartel de Se Vende. En
menos de media hora uno de los vendedores de la agencia se personó allí para
enseñárnoslos. Por dentro estaban genial, el sito era amplio y sobre todo muy luminoso
cosa a la que yo le daba mucha importancia. La reforma que había que hacerle
era relativamente poca y el precio, aunque algo elevado, nos lo podíamos permitir. De todos modos no
podíamos lanzarnos en picado y comprar
el primer sitio que viéramos, había que
ver más locales y valorar. El mismo vendedor de la agencia nos dio varias
direcciones de otros locales que ellos mismos gestionaban y quedamos en vernos
esa misma tarde en uno que el vendedor
nos recomendó.
Después de
despedirnos de él fuimos al encuentro de Alice, Kate y Bella. Cuando llegamos
tenían una discusión con uno de los
policías que custodiaban la embajada. ¿Qué
las pasaría a estas mujeres con la autoridad competente que nunca la
respetaban?
—¿Y se puede
saber qué ley dice que yo no pueda hacerme fotografías en la calle?, ¿porque que yo sepa esto es la calle
no? –le increpaba Kate al pobre agente.
—Señorita
–contestaba el policia sujetándose el puente de la nariz para calmarse,
costumbre que yo también tenia, verdaderamente mi prima le debía de estar poniendo a prueba su
cordura y paciencia –efectivamente está usted en la calle pero parada en una
zona que pertenece a la Embajada de los Estados Unidos de América y la ley
antiterrorista prohíbe fotografiar la zona o el edificio.
—¿Tengo yo
pinta de terrorista? –volvía a decir Kate.
—Señorita –dijo
otro policía que llegaba en ese momento –si supiéramos la pinta que tienen los
terroristas créame que el problema sería menor.
—Pues que
pinta quiere usted que tengan los terroristas, pues de terroristas –intervino Alice en ese momento –mire usted yo
soy ciudadana Americana y por tanto tengo mis…
—Perdone
agente –le dije interviniendo. Tenía que intentar sacar a esas dos de ahí antes
de que se convirtieran en cuatro pues Esme e Irina ya estaba preparadas para
meter baza mientras Bella observaba divertida la escena y, definitivamente, yo
que no tenía ganas de un tour por las cárceles españolas. Después de conseguir que Kate borrara, con
cara de pocos amigos y bufando, las
fotos que había hecho, nos fuimos con la música a otra parte.
Resolvimos
bajar andando y paseando un rato para admirar y conocer esa parte de la ciudad.
El cuarteto y Bella iban por toda la calle pegando saltos, chillado y parándose
a hacer fotos en cada sitio que Bella les decía o les gustaba. Y yo… yo no daba a basto… necesitaba refuerzos
y, los necesitaba ya… no abarcaba… mientras impedía que dos de ellas se cayeran
despanzurradas dentro de una fuente
dándose un buen baño, la tercera se paraba en medio de la carretera provocando
un atasco y los pitidos de los coches en un intento de sacar mejor la foto a
las que estaban en la fuente; mientras
que la cuarta, se tragaba a los pobres
transeúntes que osaban interponerse en su objetivo de intentar conseguir un
mejor ángulo para fotografiar no se qué estatua o pirindolo extraño; y la
quinta en su afán de dirigir a la cuarta, se pegaba un golpe contra un árbol
que, según ella, no debería estar allí. Lo más curioso del caso es que aquí el
fotógrafo profesional era yo y a ninguna se le había ocurrido pedirme consejo o
ayuda, no, total para que… Además tenía un trabajo extra, observar como un sabueso para ver si se podía
hacer fotos o no ya que no tenia ganas de repetir el incidente en la embajada y
por allí parecía haber muchos edificios oficiales.
Cuando ya
iba llegando la hora de comer, Bella propuso coger el metro e ir a la Plaza
Mayor a uno de esos restaurantes que había allí.
—Esme,
Irina, no paguéis que tengo aquí un abono que hemos comprado antes, con él te
sale el billete un poco más barato —dijo Bella parándose junto a la maquina que picaba dichos billetes y
obstaculizando el paso de los demás viajeros –vamos a ver si hay bastantes
viajes o tenemos que sacar el otro –y se
puso a contar los viajes que le quedaban con mis cuatro diablos rodeándola de
modo que el paso era ya prácticamente imposible. Eché un vistazo esperanzado a
las otras dos maquinas que había pero mi esperanza decayó nada más verlas ,
fuera de servicio, no funciona, rezaba un cartel en cada una de ellas, de modo que solo estaba operativa la que
bloqueaban mis cinco diablos. Eché un vistazo
rápido a la entrada y vi que un montón de gente caminaba rauda y veloz en ese
momento justo hacia la susodicha maquina. Cuando las iba avisar, ellas se pusieron
en movimiento ordenándome que picara el billete y pasara primero. Por lo visto
su idea era que una picaba el billete, pasaba, lo retiraba de la ranura por
donde salía y se lo entregaba a la siguiente,
ocasionando si cabe más tapón. Yo tome el billetito en cuestión e hice la
maniobra lo más rápido posible, pero mi prima Kate no sabía por dónde se introducía
el billete…
—Vamos
guapas que es para hoy ¿no habéis montado nunca en metro?
—Pues temo
decirle que no, lo cierto es que la limusina me lleva y me trae a todos lados precioso
pero hoy la tengo en el taller –se le encaró Irina al pobre muchacho que se había
atrevido a cuestionarlas causando un montón de protestas y un par de
comentarios tipo que juventud mas descarada proveniente del sector de mayor
edad del tapón ocasionado.
—¿Algún problema?
–preguntó uno de los empleados del metro interrumpiendo así lo que fuera que
el muchacho iba a contestar.
—No precisamente
–contesto Kate –solo estoy buscando el agujero por dónde meter el chisme –y por la cara que puso creo que se dio cuenta
al instante de lo que había dicho.
—La ranura
para introducir el billete es esta –contesto el empleado bastante ofuscado y violento,
pero Kate no era de las que se amedrentaban.
—Gracias mi
amor –le contestó y el pobre señor se quedó sin palabras.
—Después de
unos momentos más de tapón para que Irina, Esme y Alice pasasen,
vi como Bella le devolvía el billete a Alice poniendo un gesto que denotaba que
había recordado algo y ni corta ni perezosa empezó a rebuscar en su bolso poniendo a prueba la paciencia del operario
del metro y del tapón. Yo me apoyé en la máquina de al lado, la que estaba
fuera de servicio, armándome de más
paciencia aun… al mirar hacia el frente pude descubrir a un hombre muy corpulento
en medio de la cola que miraba hacia Bella aguantándose la risa y rodando los
ojos como si situaciones como estas fueran de lo más normal, ¿sería ese tal
Samuel del que había hablado Emmett?
—A ver
bonita que nos van a dar las uvas –increpó otro señor
–si quieres
que las tomemos juntos dime sitio y hora capullo pero cállate ¿que no ves que
la pones nerviosa? –intervino Esme, pero
Bella seguía impasible y a lo suyo rebuscando lo que fuera hasta que por
fin sacó una especie de tarjeta que ya
la había visto antes con su foto y con
un billete de un color distinto al que el cuarteto tenia y que introdujo en la ranura. Entonces, POR
FIN, conseguimos seguir el camino hasta
el andén organizando un nuevo tapón en
la escalera mecánica ya que Alice empezó
a decirle a Bella que tuviera cuidado con no se qué separación ente el andén y
el vagón para que no metiera el pie, se tropezara y acabara estrellandose en el
suelo. Parece ser que mi querida novia hacía caso omiso a la advertencia de
precaución al salir del vagón porque este estaba demasiado separado del andén y
siempre se tropezaba y algunas veces
había terminado besando el santísimo suelo. ¿Porque no me extrañaba?
El problema es que en vez de ir todas en fila
india para favorecer el paso por la escalera a los que tenían más prisa, se
habían agrupado de modo amorfo impidiendo el susodicho paso y formando el consiguiente
tapón. El caso es que cuando alguien les pedía permiso para pasar, yo las
apartaba con la mano y ellas se quitaban sin prestar más atención que la
estrictamente necesaria, o sea, ninguna, y después volvían a su posición
inicial, pero…no era suficiente.
—Corred que está
llegando un coche –dijo Alice. Ella, Kate y Esme salieron corriendo hacia el andén.
Pero Bella e Irina se quedaron tan tranquilas conversando sobre el libro de
Bella. Bella iba de espaldas por lo que al llegar al final de la escalera se tropezó
con el tope y calló de culo al suelo llevándose
consigo a Irina que intentó evitar el despanzurramiento. Las escena era delo mas cómica, Bella estaba sentada
en el suelo, sujetándose con los brazos que tenia doblados por los codos, las palmas de las manos apoyadas en el suelo y
con las piernas abiertas. Irina estaba sentada a horcajadas encima de
ella. Aguantándome las carcajadas todo lo que podía las intente ayudar a subir,
pero ellas también estaban dobladas de la risa y la fuerza, como siempre, se
nos iba por la boca. Al final lograron levantarse y seguimos nuestro camino.
Cuando por fin arribamos al andén vi a Alice y Kate sujetando la puerta con el
culo para impedir que se cerrara, a Esme llamándolas para que se dieran prisa y al pobre conductor del vagón fuera de este,
con los brazos en jarras y mirando
desesperado al lugar por donde veníamos nosotros…tan tranquilos
—Vamos
señores que es para hoy –nos dijo el pobre hombre –no sé si serán conscientes
de que existen los semáforos y otros coches vienen detrás de mí con lo que
tengo que cumplir un horario.
—No será
para tanto, que mal genio –contestó Irina y las dos se metieron por fin dentro
del vagón. Bella, después del consiguiente tropiezo bajo la mirada taladradora
de Alice, instintivamente se agarró a
uno de los asideros que había, pero la pobre no llegaba bien así que la tomé
entre mis brazos y la pegué a la pared aprisionándola con mi cuerpo el cual se
preparó para lo que vendría a continuación, mi pobre erección ya empezaba a dar
la señal de alarma avisándome del problema que se nos venía encima.
Mis primas,
Alice y Esme decidieron que ellas eran unas chicarronas y no hacía falta sujetarse
y claro…el metro arrancó… Alice perdió el equilibrio y se sujetó a Esme que a
su vez, se sujeto a Kate, esta a Irina y esa a su vez a mí empujándome un poco
lo que me hizo trastabillar y llevarme a Bella conmigo, la fricción de nuestras
partes intimas una contra la otra fue bestial y mi pequeño amigo empezó a
crecer de manera considerable y alarmante. A ver Cullen céntrate que estamos en
un sitio público, me avisó mi fría mente y lo intentaba, juro que lo intentaba…
sin éxito ninguno.
Lo peor de
todo es que estuvimos con este pequeño baile un buen rato ya que ninguna de las
cuatro parecía conocer el significado de la palabra asideros y habían decidido que yo era un chico fuerte y
podría con todas. Mi pobre y caliente erección le declaró la guerra a mi fría
mente y a mi pobre autocontrol los cuales iban perdiendo por goleada. Por fin quedaron libres unos asientos. Bella y las
demás se lanzaron hacia ellos como si en vez de un simple asiento fuera un tío
bueno y ellas acabaran de salir de una interminable sequía, quitando de su
camino a todo bicho viviente que se interponía entre los asientos y ellas. Como
no había sitio suficiente para todas se sentaron unas encima de otras y esto,
junto con los gritos que pegaban fue más que suficiente para que todo el vagón
estuviera pendiente de ellas. Ni que decir tiene que cierta parte de mi anatomía
se puso en huelga debido a la lejanía de
Bella. Yo permanecía de pie, apoyado
contra la pared pero mi autocontrol me
lo agradeció y mis pantalones también,
ya que estaba claro que para mí era misión imposible llevar a Bella en
un medio de transporte de pie y sujetándola con mi cuerpo sin que este sufriera
una combustión espontanea.
Desde mi
posición me dediqué a mirarlas, charlaban animadamente y Bella les iba contando
sobre su libro, que poco sabía ella que
el interés de Irina y Esme en su libro era… muy particular. Me resultaba sencillamente maravilloso como Bella había
congeniado con todas, parecía como si se conociesen de toda la vida y a mí me
encantaba, quería mucho a esos cuatro tormentos y me hubiera hecho desdichado
el que no se llevara bien con ellas,
pero el simple hecho de ver la complicidad que tenían y el cómo se había
introducido en el grupo y adaptado a él, me confirmaba una vez más que ella era
mi mujer perfecta. Debería empezar a pensar en ampliar el número de cuatro a
cinco, no mejor a seis que se me olvidaba Rose, sí a partir de ahora serían el
sexteto diabólico, Bella seria diablo número cinco y Rose el número seis,
aunque mi Bella tendría un lugar especial en mi móvil con su nombre solo para
ella y música particular la cual ya
tenía en mente pues a pesar de que yo no me consideraba una bestia, esa canción
era hermosa y ella al fin y al cabo era mi Bella.
Sin más
incidentes conseguimos llegar al famoso restaurante donde estuvimos comiendo y compartiendo
un buen rato entre risas y chistes. Después nos fuimos otra vez en metro, para desdicha de mi mente y el regocijo de mi erección, al lugar donde habíamos
quedado con el vendedor.
El resto de
la semana pasó sin incidentes, bueno…. sin incidentes dignos de mencionar. Para
el viernes ya teníamos contratado un local y todo un equipo de operarios que se
ocuparían de las reformas necesarias. Por otro lado ya habíamos puesto anuncios ofreciendo
diversos puestos de trabajo en el nuevo periódico y habíamos habilitado dos pequeños
despachos para ir haciendo las entrevistas y preparando los contratos. Irina,
después de una pequeña y graciosa pelea,
había hecho firmar a Bella su contrato como redactora pues no habíamos
conseguido que aceptara un puesto de mayor responsabilidad, lo cual decía mucho
de ella. Lo más destacable en este tema era mi encuentro con Scooby doo…
—¿Qué hay
Black? –dije saludando de la forma más educada posible.
—Cullen
–dijo a modo de respuesta y pasando olímpicamente del tema educación.
—Te he
llamado para comunicarte que vamos a abrir una filial de nuestro periódico en
Madrid y que vas a pasar a formar parte de la plantilla como redactor deportivo
dejando el puesto que ahora tienes.
—¿Cómo?, ¿un
simple redactor?, claro el señor me tiene que dejar claras unas cuantas cosas
¿no es cierto?, tu eres el jefe, tu mandas, te quedas con mi chica y encima me degradas,
te voy a demandar, a ti y al periódico.,
—Prueba a hacerlo
a ver si tienes éxito le dije pero me parece que no lo lograras. No te estamos
despidiendo sino cambiando de puesto porque para el que tienes no estás
capacitado. Y por el sueldo no te preocupes, será el mismo.
—Me estáis
dado un puesto por debajo del que tenia y lo sabes, si todo esto tiene que ver con
Bella déjame decirte Cullen que no lo lograrás, ella es mía, solo mía, la vi
antes y...
—Esto no
tiene nada que ver con Bella gilipollas, tiene que ver con tu capacidad para el
puesto que ahora ocupas, la cual déjame decirte es muy limitada y a lo que
escribes me remito. Denúncianos si quieres pero nosotros alegaremos la verdad,
que no haces tu trabajo en condiciones y presentaremos como prueba uno de tus maravillosos
escritos, los cuales hay que corregir enteros antes de publicarlos –le dije tirándole a la cara su ultimo
reportaje, el cual tenia hasta faltas de ortografía –y en cuanto a Bella te diré
que está conmigo porque ella así lo
quiere , pero no es mía ni de nadie, ¿entiendes?, ella es una mujer fuerte e independiente
que no necesita dueño y para tu desgracia me ha elegido a mí como su novio y
desde ya te aviso que la defenderé con uñas y dientes de pulgosos como tú. Y ya
que estamos te aviso que estaréis en el mismo edifico trabajando aunque no en
el mismo área tu estarás en deportes a ver si ahí demuestras tener mejores
actitudes. He procurado alejarla lo más posible de ti, así que si tan solo te
atreves a acercarte a ella te juro que entonces te despido y no me importara
que me denuncies ¿estamos?
—Valla si la
mojigata frígida nos salió zorra al final ¿cuántos polvos te ha regalado hasta que ha conseguido ese puesto?, vamos la
pobrecita que no encontraba trabajo, menuda hija de…
—Suficiente
Black, no te coy a consentir que hables así de mi novia –le chillé
golpeando la mesa con mi puños y
aguantándome las ganas de golpearle a él —la verdad es un misterio como una
persona con sus actitudes este en el paro y tu estés trabajando –le dije más
calmado gracias a mi prima que, alertada por mis gritos, había acudido en mi ayuda.
Ya he terminado contigo ve con Irina a su despacho a firmar el nuevo
contrato, ya recibirás noticias nuestras cuando terminen las obras de reforma,
mientras tanto te damos unas vacaciones. Ben Cheney
viene hoy a tomar posesión de tu cargo así que será mejor para ti que le
pongas las cosas fáciles.
—Esto no
quedará así –dijo rojo de la ira y por un momento Irina y yo tuvimos miedo pues
apretaba los puños de una manera que parecía que nos iba a saltar al cuello de
un momento a otro. Pero a mí los perros rabiosos no me asustan
—¿Que parte
de que te largues no has entendido…?
—Y se lo
debí decir muy serio ya que salió del despacho seguido de mi prima y de mi ya
que no le iba a dejar sola con él no fuera a ser que… Una vez firmado el
contrato se marchó por la puerta haciéndonos soltar a los dos un suspiro de
alivio.
—Uff que
razón tiene Bella con el mote ese que le ha puesto, pero vamos que me quedo con
el Capitán América original ese sí que tiene bien puesto todo lo que tiene que tener y…
—Irina por
dios que tienes novio.
—Ya pero
ahora no está aquí para oírme –volví a mi despacho rodando los ojos y dejándola
por imposible.
En cuanto a
la madrasta y Cruella, mi padre me volvió a llamar a principios de semana para
confirmarme que entre Laurent y él
habían averiguado que efectivamente mi madre había contratado a uno de
los detectives de la firma de abogados que trabajaban con nosotros para que la
investigaran. Mi padre, con la excusa de
que era él quien le había mandado a su esposa que realizara esa investigación, le pidió al detective una
copia de ese informe y me lo envió por correo urgente. No había lugar a dudas, en el documento estaba toda la historia de
Bella desde prácticamente su nacimiento,
dirección y número de teléfono, así como su vida académica y laboral. Alice podía estar tranquila ya
sabíamos de donde habían sacado todos los datos.
El abogado
de Emmet había presentado ante el juzgado correspondiente una denuncia por agresión firmada por todos
contra esas dos brujas. La denuncia había sido interpuesta solo por J.Jenks el
abogado de Emmett ya que la intervención directa de Irina podía causar un conflicto de intereses pues ella misma costaba como una de las
denunciantes. Las dos brujas, habían
pasado incluso una enriquecedora nochecita
en la cárcel. Lástima que al día
siguiente un abogado de oficio pagó la fianza, ya que el buffete que llevaba
nuestros asuntos se negó a representarlas, supongo que a petición de Carlisle y
a lo mejor hasta de Aro, alegando que era una cuestión privada y podría generar
el susodicho conflicto de intereses debido a que el
enfrentamiento había sido también contra nosotros y nuestras firmas costaban en
la denuncia. Las dos salieron de allí con la amenaza de que si
volvían a reincidir se las expulsaría del país. La orden de alejamiento ya era
un hecho no podían estar a menos de dos kilómetros
de Bella.
Mi padre me volvió a llamar para quedar con nosotros
el sábado a primera hora de la mañana, yo le pedí a Bella y a mis primas que
inventaran algo para despistar a Esme ya
que, naturalmente, ella no podría asistir a la reunión, pero fue Alice la que
inventó unas entrevistas con varias personas adecuadas para la sección de
modas, reunión a la cual yo debería ir. Kate propuso ir a hacer un poco de
turismo por el Madrid de los Austrias y
Esme aceptó encantada, Alice y yo habíamos quedado con ellas después para comer.
Llegamos al
aeropuerto justo cuando mi padre estaba saliendo por la puerta acompañado de
Jasper, Laurent y Garrett que según me dijeron habían aprovechado el fin de semana para pasarlo con
sus novias y conocer a Bella, detalle que agradecí. Ni que decir tiene que mi
hermana celebró la noticia a su estilo,
o sea, saltando hacia su cuello en un efusivo abrazo al tiempo que, pegando un
saltito se colgó de él rodeando su cadera con sus piernas, cosa que casi los
hace caer a los dos pero se puedo evitar gracias a que tanto Garrett como
Laurent y yo nos pusimos detrás de ellos para evitar el desastre inminente.
Cuando sus
pies volvieron a tocar el suelo, comenzó a dar saltos, gritos y vueltas a su
alrededor mientras gritaba Jasper, Jasper, mi Jasper ha venido a verme.
Conclusión, todo el aeropuerto mirándonos intentado averiguar quién era el tal Jasper que había ido a verla. Cuando Alice se calmó, o
mejor dicho, cuando su pobre y sufrido novio consiguió que se calmara, y después
de los respetivos besos y saludos nos fuimos a una cafetería para que
desayunaran y poder hablar. Los chicos
se sentaron en otra mesa para darnos privacidad. Carlisle, muy serio, empezó su
relato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario