DISCLAIMER: Ninguno de los personajes
que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exlusiva de S. Meyer.
________________________________________________________________
Epílogo, el comiendo de una nueva
vida.
Narrador en tercera persona
—Por última vez Edward deja de hacer el idiota y vuelve a
casa a cumplir con tu obligación –ordenaba un amenazante y furioso Carlisle por
teléfono.
—¿Mi obligación?, ¿qué obligación es esa?, ¿casarme con una
mujer a la que no quiero?, es mas no es solo que no la quiera, sino que la
desprecio y ¿por qué tengo que casarme con ella?, ¿porque tú me lo mandes?
Espera sentado padre, no pienso volver.
—Hijo si no obedeces atente a las consecuencias.
—¿Qué consecuencias?, vas a arrastrar por el fango a la
familia, pues adelante.
—Eso ya te encargaste de hacerlo muy bien tu solito ayer, mi
deber es intentar mitigar las consecuencias de lo que hiciste ¿cómo te
atreviste?
—No ¿Cómo te atreviste tu?, traicionaste mi confianza,
humillaste a la mujer que amo, la echaste de mi lado…eres un bastardo sin
corazón, no pienso volver padre, quiero poder vivir mi vida lejos de ti, no
quiero algún día llegar ser tú.
—Edward, haré como que no he oído eso, por última vez te lo
digo o vuelves aquí inmediatamente a desmentir lo que dijiste ayer y preparar
tu boda con Ángela o me veré obligado a arrastrar por el fango la reputación de
esa…
—¡No te atrevas a insultarla!
—De ti depende hijo, si vienes por las buenas ella no se
verá afectada sino…atente a las consecuencias.
—¿Me estás amenazando?, pues a mí no me amedrentas y a mi
Mujer tampoco. Estaremos preparados padre, saca tu artillería pesada que
nosotros también sabemos jugar a este juego. No pienso volver y si vuelvo será
casado sí, pero con Bella –respondió Edward con fuerza y colgando el teléfono a
su padre al cual dejó con la palabra en la boca.
Desde que se había despertado esa mañana no habían hecho más
que importunar su recién recuperada felicidad, llamando e insistiendo una y
otra vez hasta que, temeroso de que despertaran a su amor, se levantó a
regañadientes de la cama y fue a contestar. Sabía que no tenía más remedio, ya
había conseguido evitarlo durante todo el día de ayer pues fue un día
importante y bonito de reencuentros. Pero no podía seguir posponiéndolo más,
debía de enfrentarse a los lobos. Se recostó en el sillón que Bella tenía en el
salón totalmente desquiciado, últimamente su padre tenía ese poder sobre él,
sabía muy bien cuál sería su maniobra y eso lo tenía profundamente
preocupado…no quería que su Bella sufriese ningún daño. El móvil volvió a
sonar, suspirando resignado, lo tomó y miró el identificador de llamadas…era la
que faltaba.
—Edward, no puedes hacerme esto, ¿te das cuenta de cómo me
has humillado?, ¿sabes cómo me siento?, ¿te haces una idea de todos los
problemas que me estás causando? Vuelve aquí ahora mismo a cumplir con tu
obligación.
—Me importan una mierda tú y tus problemas Ángela, me da
igual que te sientas humillada públicamente, me da lo mismo todo, simplemente
tú me das igual. Te lo avisé, te avisé que no te amaba, que nunca te amé. Te
pedí muchas veces que entre los dos rompiéramos el compromiso pero…tu amor por
mi dinero es inmenso ¿no? Sabías de sobra que mi corazón y mi vida entera está
junto a esa mujer que entre mi padre y tú apartasteis de mi lado. No tengo
ninguna obligación contigo Ángela.
—Yo no hice nada de eso –se defendía una Ángela desesperada
por el teléfono. Estaba totalmente abatida y hundida. Durante el viaje que
había realizado a Paris para hacer unas cuantas compras, se vio
desgarradoramente sorprendida por la noticia que todos los periódicos
publicaban aquella mañana:
Edward Anthony Cullen,
copresidente de Cullen's Enterprises, desmiente ante el mundo entero su
compromiso y próxima boda con Ángela Weber. Según informó a este medio durante
una rueda de prensa en la filial que la editorial tiene en New Haven, fue su
familia la que, sin contar con su consentimiento y aprobación, anunció el
compromiso, siendo suplantado en todo momento por un doble contratado para tal
fin…por lo visto el heredero del imperio editorial Cullen se había negado
muchas veces a aceptar ese compromiso debido a…
La noticia seguía explicando un montón de cosas que ella no
quiso ni leer. Había estado intentando hablar con él todo el día anterior y
durante toda la mañana pero no le cogía el teléfono.
—¿Piensas que soy un memo?, yo confié en mi padre y entre
los dos urdisteis un plan para separarnos. Tú me emborrachabas mientras
Carlisle se encargaba de alejarla de mí, humillándola y destrozándola. Eres una
zorra, una arpía aristócrata arruinada en busca de mi dinero para mantener su
nivel de vida, te pido que me dejes en paz. Búscate un trabajo y haz algo útil
por una vez en tu miserable existencia. O ponte en una esquina ofreciéndote al
mejor postor…lo cierto es que seguro que eso se te daría muy bien.
—Eres un miserable sin corazón, ¿Cómo puedes decirme eso?
—Del mismo modo que tú me separaste a mí de mi mujer, quid
pro quo mi querida Ángela. Y déjame ya en paz por favor no tengo tiempo ni
ganas de aguantarte, olvídate de mi número de teléfono, no me molestes más.
—No pienso hacerlo Edward, diste tu palabra tienes que
cumplirla, no me puedes hacer esto, no puedes dejarme así. ¿Sabes lo humillada
que me siento?, no puedo ni salir a la calle.
—Por supuesto que puedo y lo hago. Y mira eso de que no
puedas salir a la calle está bien así librarás al mundo de tu ingrata
presencia. Tu y yo no tenemos nada de qué hablar y te lo advierto no intentes
nada contra Bella porque entonces el mundo entero sabrá que tu familia está
arruinada, que tienes un montón de deudas y que necesitabas mi dinero para
seguir manteniendo el estatus social que tienes.
—No te atreverás.
—Claro que me atreveré, tu solo prueba y verás de lo que soy
capaz, ya te lo dije una vez Ángela.
—Le diré al mundo entero que me has dejado embarazada, y te
has largado por ahí con una zorra de lujo.
—¡Ni te atrevas a insultarla!, aquí la única zorra eres tú y
lo demostraré ante el mundo, di lo que quieras Ángela me da igual, dentro de
unos meses el mundo sabrá que es mentira.
—Diré que he abortado del disgusto.
—Pues haz lo que se te antoje. No me vas a hacer cambiar de
opinión Ángela. Estás dando palos de ciego y como sigas así vas a terminar
volviendo ese palo contra ti.
—Edward ¿te ha contado tu amante lo que Carlisle está
dispuesto a hacer si no vienes conmigo?
—Sí, conozco todas y cada una de las amenazas que ese día mi
padre hizo a Bella…estamos preparados para luchar contra quien sea Ángela,
vosotros moved ficha que ya la moveremos nosotros después, no estamos solos en
esto ¿recuerdas? En esa rueda de prensa solo dije que no existía tal compromiso
sin desvelar los detalles sórdidos, no me hagas desvelarlos Ángela. Y para que
te quede claro ella no es mi amante, es mi novia, mi futura esposa, mi mujer.
Hasta nunca Ángela, tu y yo no tenemos más que hablar…—y sin darle opción a
replica Edward colgó el teléfono a una enfurecida Ángela lanzando el móvil al
suelo con tal fuerza que este se partió en mil pedazos. Mejor a ver si así
dejaban de molestar.
—¿Supongo que no creerás ni una sola palabra de lo que ha
dicho?, mi familia no está arruinada –le dijo Ángela a un inexpresivo Carlisle
quien estaba junto a ella y había escuchado toda la conversación.
—Francamente Ángela, a estas alturas de la historia eso me
da igual, que mi hijo se case contigo me conviene y punto, tu apellido da
prestigio al mío…a pesar de las muchas deudas que tenéis. ¿Qué son unos cuantos
miles de libras a cambio? No me mires así…ya estaba al tanto, de hecho llevo
financiando a tu padre desde hace ya varios meses. Este matrimonio se va a
celebrar Ángela así muera en el intento. Ya no es solo el hecho de que vuestro
matrimonio me conviene a mí sino por orgullo, mi hijo va a entrar en vereda
cueste lo que cueste, nadie desafía a Carlisle Cullen y sale vivo del intento.
—Uffff recuérdame que nunca te tenga como enemigo.
—Créeme querida, no te convendría.
Mientras tanto al otro lado del globo, Edward se pasaba la
mano por el pelo desesperado e impotente. A pesar de lo que les había dicho a
Ángela y a su padre, estaba atemorizado, no podía consentir que nada dañara a
su Bella. Tenía miedo…mucho miedo de que Carlisle cumpliera su amenaza.
—Una todavía somnolienta Bella salió entonces de la
habitación tumbándose en su regazo y poniendo la cabeza en su pecho.
—¿Era tu padre verdad?
—Sí, primero él, después…Ángela…los dos quieren lo mismo. Me
han lanzado amenazas Bella.
—Edward las amenazas son lo de menos…lucharemos…lo
importante es que estemos juntos. Si hace un año cuando fui a verte a tu casa
yo…hubiera logrado hablar contigo antes de huir y aclarado las cosas ¿crees que
me hubiera importado lo que tu padre tuviera que decir de mí?, mi único
problema es mi abuela…tendré que avisarla.
—¿Estás dispuesta a luchar? Te advierto que no estaremos
solos, Rose, Emmett y Alice nos ayudarán.
—Peter, Tanya y Charlotte también. Ya los has conocido,
además Peter es abogado.
—Sí, los conozco sobre todo a Tanya.
—Da mucho miedo cuando se enfada ¿verdad?
—Sí, pero es una gran amiga.
—La mejor.
—Bella, esto va a ser duro.
—Lo superaremos…juntos.
—Eso ni lo dudes –le contestó Edward uniendo sus labios a
los suyos en un tierno beso lleno de amor y pasión, pasión que se fue
encendiendo entre ellos poco a poco. Edward le había prometido a Bella tiempo
pero era tanto su deseo de ella…con gran esfuerzo se apartó pero Bella hizo
todo lo contrario.
—Bella, si no paramos ahora yo…me has pedido tiempo y…
—Ayer te pedí tiempo Edward…pensé que todavía era pronto y
que mi corazón necesitaba sanar pero…ya no quiero ese tiempo…me siento
liberada…plena… a pesar de lo que se nos viene encima. Mi corazón late por ti
Edward, sano, contento y feliz.
—¿Estás segura?
—Al cien por cien.
Y así fue como los dos amantes unieron sus cuerpos danzando
al ritmo de la música más antigua que existe, la música del amor y la pasión.
Bella al final pudo hacer realidad ese sueño en donde le entregaba su
virginidad al hombre sencillo, tierno, amable, cariñoso, atento, dulce…del que
estaba total y absolutamente enamorada. Edward al final consiguió penetrar en
el dulce santuario de esa mujer que lo era todo para él, haciendo también
realidad esos sueños recurrentes que lo atormentaban. Ya no era un sueño, era
una realidad, una hermosa y maravillosa realidad. Bella por fin era
suya…completamente suya…pero todavía tenía otro sueño que cumplir aunque para
eso tuviera que esperar…un poco más…¿o quizás no?, tenía que protegerla y esa
era la mejor manera, pensó sabiendo de antemano que solo buscaba excusas porque
simplemente estaba deseando dar ese paso.
—Un poco más tarde ambos yacían en la cama saciados,
colmados de amor. Edward entonces se levanto del lecho, había decidido
arriesgarse, era ahora o nunca, yendo hacia sus pantalones sacó algo de ellos,
algo que siempre llevaba encima, luego volvió junto a la cama, pero no se
acostó en ella sino que fue hacia el lado de Bella y se sentó en una esquina,
Bella le miraba expectante. ¿Mi amor?, sé que me has pedido tiempo pero…
después de lo de antes, de tus palabras…, de lo que acabamos de hacer…esto no
puede esperar yo…no puedo esperar más… deseo hacer esto desde hace mucho
tiempo, es mi sueño, mi único afán en la vida y ahora con más razón, debo
protegerte, no puedo consentir que te calumnien y para ella necesito hacer esto
oficial. Bella –dijo Edward poniendo una rodilla en el suelo –este anillo te lo
compré hace un año. Era uno de mis regalos de graduación para ti, iba a dártelo
después de contarte toda la verdad sobre mí, con él te iba a pedir que fueras
mi esposa. Sé que después de lo que ha pasado, es muy pronto aún para dar ese
paso pero… ¿querrías valorar la posibilidad de casarte conmigo en un futuro?
—Sí Edward, seré tu esposa –contestó Bella sorprendiendo a
Edward y arrancándole una genuina sonrisa en el rostro –no necesito más tiempo,
solo necesitaba una prueba de tu amor, ya la tengo, me has buscado, me has
amado, estás dispuesto a enfrentar un escándalo de muy gran envergadura y todo
por mí. Quiero ser tu esposa desde hace tiempo y creo que tiempo es lo que
hemos estado perdiendo. Ayer necesitaba sanar, hoy necesito que estés a mi lado
y yo estar al tuyo. Edward se levantó del suelo y tumbándose sobre ella le dio
un beso en los labios tan ardoroso que pronto acabaron bailando de nuevo al
ritmo de esa música silenciosa.
Las manos de él exploraban sus suaves curvas deteniéndose
más de la cuenta en sus senos, los cuales pellizco para luego sustituir esas
dedos traviesos por su lengua que empezó a estimularlos hasta endurecerlos
llevándola a un placer casi doloroso. Bajó entonces por su cuerpo dejando besos
húmedos allá por donde pasaba hasta llegar al centro de su intimidad y,
poniendo sus piernas en sus hombros, penetro con su lengua ese dulce santuario
arrancando de la que ahora era su prometida gritos y gemidos de placer. Cuando
vio que estaba a punto de llegar al orgasmo apartó su boca y cerniéndose sobre
ella la sustituyo por su duro miembro que ya estaba preparado para la acción.
Los movimientos, al principio lentos, se fueron haciendo cada vez mas y mas
violentos, duros, necesitados, enérgicos, sus cuerpos se encontraban, se
amoldaban, se reconocían, se reclamaban, bailando juntos esas danza que los
amantes ejecutan una y otra vez, esa danza tan antigua como su nombre…la danza
de la pasión.
Unas cuantas horas más tarde cuando ambos amantes estaban
plenamente saciados y satisfechos. Bella llamó a su abuela antes de que la
noticia llegara hasta ese apartado rincón donde vivía, ese precioso pueblo
entre montañas situado en una de las estaciones de esquí más famosas de España.
Marie toda desolada escuchó sus explicaciones agradeciendo el hecho de
enterarse por ella misma de la verdad simple y pura, ella sabía demasiado bien
que muchas veces las noticias se desvirtúan dependiendo de…quien las cuente.
Bella pasó mucho tiempo explicándole todo a aquella mujer que era como su
propia madre. Al final fue Edward quien habló con ella para demostrarle que su
amor por Bella era puro y sincero. La buena mujer les dijo que no se
preocuparan que no leería ni escucharía nada relacionado con ellos y si algún
vecino le preguntaba ella ya sabría lo que decir. Tanto uno como el otro la
volvieron a pedir que se fuera a vivir con ellos, pero Marie era tozuda, en ese
pueblo estaban sus recuerdos, su vida…y no pensaba moverse de allí. Bella
prometió visitarla en cuanto pudiera añadiendo que le encantaría casarse en la
pequeña iglesia que tenia aquel hermoso pueblo. Edward la miró encantado
asintiendo rápidamente a su petición.
Al día siguiente la historia de Edward y Bella era aireada
en todos los periódicos del mundo, toda la prensa rosa y amarilla se hacía eco
de la noticia. Carlisle Cullen y Ángela Weber pusieron todos los medios a su
alcance para desprestigiar a Bella, cumpliendo por fin su amenaza, aireando y
sacando a la luz a la aprovechada que había sido la culpable de la ruptura del
heredero del imperio Cullen con su novia de toda la vida y del consiguiente
compromiso, diciendo un montón de mentiras sobre ella.
—Ese hombre es un maldito malnacido cabrón –decía un Edward
todo desesperado tirando otra vez el periódico de esa mañana encima de la mesa
con furia ¿cómo se ha atrevido?
—Edward así no vamos a lograr nada, es hora de contraatacar
y nada mejor para ello que convocar una rueda de prensa en la que tu, Bella,
debes aparecer de la mano junto a él y como su novia. Ya sé que te ha pedido
que te cases con él y tu le has aceptado, es hora de hacerlo público…es la
única manera de parar el asunto. Los dos debéis contar vuestra versión, vuestra
propia historia como prometidos formando un frente unido. Rose y yo saldremos
con vosotros como miembros de la familia a corroborarlo todo, he hablado con mi
madre y mi padre quienes van a hacer también una declaración a vuestro favor.
Presentaremos un frente unido Edward.
—Nosotros también estamos contigo –dijeron sus tres amigos.
—Mi bufete me ha dado carta blanca para asesoraros y
representaros… —añadió Peter.
Al día siguiente en una nueva rueda de prensa esta vez
organizada en uno de los salones de uno de los hoteles más conocidos de New
Haven, Edward y Bella contaban su historia al mundo entero proclamando ante el
mismo su compromiso, un compromiso real, según palabras del propio Edward. Sus
tíos lo apoyaron desde Edimburgo, Rose y Emmett salieron junto a ellos, el
bufet de Peter los representó, Charlotte, Tanya y María estaban junto a ellos
dándoles apoyo mora y Carlisle Cullen, agobiado por el resto de la familia,
aquella que era tan cruel y vengativa como él, no tuvo más remedio que recular,
era eso o ver enfangado por el lodo a toda la familia. Tal y como le dijo su
cuñado Aro, era mejor esperar en la sombra la oportunidad, dejarlos que se
confiaran y entonces…darles la estocada final.
Ángela esgrimió el comodín que tenía guardado…estoy
embarazada de ese hombre…le dijo al mundo…demuéstralo…le contestaron desde el
otro lado del globo al tiempo que sacaban a la luz todos sus problemas
económicos y los tejemanejes de su padre. Ángela falsificó unos análisis que
decían que en verdad estaba embarazada. Edward pidió, a través de su abogado
Peter, una prueba de paternidad cuando el niño naciera…Ángela no pudo hacer
nada al respecto.
Carlisle y Ángela no tuvieron más remedio que dejarlo
estar…por ahora.
Un mes después.
Edward y Bella retomaron su relación ahora como prometidos.
Al principio fueron poco a poco, sin prisas, reconociéndose de nuevo, siendo
amigos, cómplices, compañeros, amantes. Edward se trasladó a vivir con ella al
apartamento mientras que Alice se fue a vivir con Tanya quien vivía en un
pequeño estudio no lejos de Bella. Tanya y Charlotte congeniaron en seguida con
Alice y Rose y junto con Bella se hicieron las mejores amigas. Alice inició una
relación con Jasper que poco a poco iba dando sus frutos ante la mirada
asombrada de un Edward que ya había llegado a pensar que jamás vería a la
inconquistable Alice Cullen enamorada de verdad.
Ni Edward ni Bella, podían negar y tampoco querían, la
fuerte atracción que ambos sentían el uno por el otro, había besos esporádicos
cada cinco minutos, Edward no podía apartar las manos de Bella ni Bella de él.
Se daban achuchones en el sillón mientras veían una película y comían
palomitas, sus cuerpos se llamaban el uno al otro y ninguno de los dos lo
aguantaba.
Edward no estaba para nada satisfecho de la manera en que le
pidió a su preciosa novia que se casara con él así que decidió tomar cartas en
el asunto, razón por la que ahora estaba hecho un manojo de nervios conduciendo
hacia un hermoso restaurante italiano que era el favorito de Bella. Todo había
sido preparado con el más mínimo detalle. Y entre luces de velas aromáticas,
música romántica y un postre en donde estaba escondido un bonito colgante en
forma de corazón que había pertenecido a su abuela, Edward Cullen pidió de
nuevo formalmente en matrimonio a una Isabella Marie Swan que entre lagrimas de
alegría le dijo de nuevo que sí.
Al día siguiente, el mundo enteró se enteró de este suceso
lo que despertó de nuevo la ira de un Carlisle, una Ángela y una familia que
estaba esperando en la sombra su oportunidad.
Fue así como los problemas aparecieron de nuevo causados en
gran parte por ese lado de la familia aliada de Carlisle, pero sobre todo
provenientes del padre y de Ángela que demostró ser una arpía despiadada y
cruel. Tantas fueron las presiones que Edward y Alice, se desligaron del todo
del clan Cullen y todo lo que ella conllevaba, herencia incluida, del mismo modo
que Emmett lo hizo años atrás.
Un año después
Junto con su novia y su hermana, Edward fundó una pequeña
editorial que se vio muchas veces a borde de la quiebra por los continuos
boicots de Carlisle, pero luchando codo con codo como un equipo, consiguieron
salir adelante convirtiendo poco a poco a su pequeña pero floreciente empresa
en algo solido y fuerte que estaba empezando a poder competir con el resto de
los imperios editoriales del país.
Cullen´s Enterprises no se resintió ni un poquito, como Edward
había temido, por la deserción de él y de su hermana. Dicen que todo el mundo
es reemplazable y eso es lo que Carlisle Cullen hizo sin dudar, ya que nombró
heredero de su enorme imperio a los hijos mayores de su otra hermana, Sulpicia,
tan cruel, fría y calculadora como el propio Carlisle.
Bella nunca abandonó su sueño, siguió dando clases en la
universidad y al final publicó Bajo tu poder, utilizando aquel pseudónimo por
el cual Alice la encontró. Solo ocho personas en el mundo sabían quién se escondía
detrás de Little Higlander. Por lo tanto nadie podía acusarla de aprovecharse
de su empresa. Pero una de esas cinco personas era Carlisle Cullen quien sabía
muy bien quien se escondía detrás de ese pseudónimo y puso todos los medios a
su alcance para desprestigiarla sacando a la luz a la aprovechada que se
escondía detrás de aquel nombre. En muy poco tiempo la historia de amor de
Edward y Bella se vio nuevamente aireada y publicada en las portadas de toda la
prensa rosa y amarilla totalmente desvirtuada por Carlisle que decía un montón
de mentiras. Pero el morbo de la gente es poderoso, tan poderoso que es capaz
de mover montañas y secar océanos enteros. La maniobra de Carlisle y de Ángela
que también estaba en el asunto, tuvo el efecto contrario al deseado, todo el
mundo compró esa novela para ver de primera mano si era una novelucha de tres
al cuarto escrita por una persona mediocre, que solo buscaba ingresar en la
familia para conseguir el éxito que de otra forma no había logrado.
Bajo tu poder se convirtió en un Best Seller y a esta le
siguió aquella que estaba preparando, su propia versión de la historia, versión
que dejo a Carlisle Cullen y a Ángela Weber en el lugar que les correspondía,
mientras Bella, ya publicando con su propio nombre, demostraba al mundo que de
escritora mediocre no tenía nada. Sus novelas eran tan exitosas que Carlisle
Cullen nunca pudo con ella. Ni que decir tiene que su editorial jamás publicó
un libro de Bella, pero a ella ni falta que le hacía. Por su parte la muchacha
tampoco quería que la empresa que ella fundó con Edward y Alice publicara
ninguno de sus libros, era una especie de norma ética que ella misma se había
establecido. Pero tampoco lo necesito pues las otras editoriales se la
disputaban.
Y al final Carlisle tuvo su merecido, primero fue su esposa
que harta de todo se divorció de él y se vino a New Haven a vivir cerca de sus
hijos y de Emmett su otro casi hijo. Alec y Jane, los sobrinos en los que
confió para ser sus herederos, hartos de esa estúpida vendetta que había
emprendido contra Edward y esa…mujer con la que estaba desprestigiando a toda
la familia, le dieron una puñalada por la espalda, dejándolo totalmente
arruinado y solo.
Ángela y un Jacob totalmente devastados se aliaron contra la
pareja causando más de un desencuentro entre ellos, pero nunca consiguieron su
objetivo. De Jacob nada se sabe…según dicen las malas lenguas Ángela anda
perdida por el mundo en busca de una fortuna que pillar.
—Dios mío Bella, estás hermosa, Edward se va a caer de culo
cuando te vea –dijo una emocionada Tanya que, junto a Charlotte, Rose y Alice,
daba los últimos retoques a su amiga.
—Sí, se va a quedar sin palabras –dijo María a quien no
había dejado meter baza debido a sus "peculiares" gustos en el
vestir, gustos muy propios de una adolescente como ella.
—Bueno…mientras acierte a decir sí
—Eso está deseando decirlo hermana, no te quepa la menor
duda. Lleva mucho tiempo deseando hacerlo.
—¿Estáis preparadas? –dijo entonces Peter entrando por la
puerta.
—Preparadísimas –contestaron todas a la vez.
—Entonces mi Bella dama, para mi será un honor conducirla
hasta el altar.
Fue de este modo como con una ceremonia sencilla, sin
pretensiones de ningún tipo y en donde solo estaban las personas que tenían que
estar, celebrada en aquella pequeña iglesia de ese pueblo hermoso donde vivía
Marie, Edward y Bella se daban el sí quiero ante Dios. No pudieron ni quisieron
eludir a la prensa porque ellos nada tenían que esconder. La prensa, por
supuesto, se hizo eco de la noticia y al otro lado del mundo un ahora arruinado
y avejentado Carlisle la leía mientras ahogaba las penas en alcohol. También la
leía una iracunda Ángela, escondida en un hotelucho de mala muerte en donde
había terminado tras ser repudiada por su último amante rico.
Jacob desde aquel pequeño pueblo donde Bella nació tiraba la
publicación al suelo resentido y dolido por el rechazo de aquella mujer a la
que de verdad amaba, pero también arrepentido del daño que, dejándose llevar
por la arpía de Ángela, le había causado. Nunca lo perdonaría, ni siquiera
podría tenerla como amiga.
—No sabes cuánto te amo, cuan profundo y grande es el amor
que siento hacia ti –dijo Edward acercándose despacio a su recién estrenada
esposa que se encontraba de espaldas a él observando el horizonte por la
ventana. Se puso detrás de ella y apartando con suavidad el pelo de su cara
empezó a darle suaves besos en el cuello.
—Yo también te amo, eres el hombre de mi vida, siempre lo
fuiste y siempre lo serás –le contestó Bella abandonándose a sus caricias pues
todo lo que su ahora marido le provocaba con tan solo un roce era inexplicable.
Edward empezó a desabrocharle despacio, botón a botón el vestido de novia. Por
cada botón del que se deshacía dejaba un pequeño beso en la piel que quedaba
expuesta. Cuando finalizó su tarea, le dio la vuelta para que quedará frente a
él, le pasó el vestido por los hombros y lo dejó caer contemplando el
maravilloso cuerpo de su esposa enfundado en ese precioso conjunto de lencería
blanco que le hacía ver a la vez virginal y seductora. La cogió de las caderas
para que ella tomara impulso y enrollara sus piernas en su cintura y de esa
forma llegaron a la cama donde la deposito con suavidad.
—Te amo, te amo, te amo –le dijo besándola por todas las
partes de su cuerpo deteniéndose un poco más en sus senos, los cuales devoró
con hambre para luego seguir bajando por el resto de su cuerpo.
—Yo...yo también, eres toda mi vida —Las manos de Bella
recorrían con ansiedad su cuerpo despojándolo de la ropa que a estas alturas ya
le estaba resultando molesta y cuando lo tuvo solo con sus bóxers apoyó su
cabeza en la cama y le dejo hacer. Sintió como él recorría su cuerpo de punta a
punta con su boca, como se detenía en los pezones estimulándolos con su lengua
y sus dientes hasta volverlos de piedra. Sintió su lengua lamer su intimidad y
recoger hasta la última gota del fluido dejado por su primer orgasmo. Sintió
esos conocidos fuegos artificiales recorrer por entero cuando él la fue
penetrando poco a poco. Sintió como las embestidas cada vez se hacían más
rápidas, más urgentes, más necesitadas, sus bocas se juntaban al tiempo que sus
cuerpos, para separarse y volver a juntarse de nuevo. Sintió como le daba la
vuelta y la penetraba otra vez por detrás. Sintió como él se tensaba dentro de
ella al tiempo que su cuerpo lo envolvía, lo exprimía, lo succionaba…cayeron
los dos exhaustos uno encima del otro, satisfechos, unidos, felices y
enamorados.
Era el principio de su nueva vida.
Y otro año más
después
—Vamos mi amor, aguanta un poco, ya queda menos –le decía un
ansioso Edward dejando besos tiernos en el muy mojado pelo, debido al sudor y
al esfuerzo, de su amada esposa. No lejos de allí, en la sala de espera de
aquel hospital una ansiosa futura abuela y unos no menos ansiosos primos acompañados
de todos los amigos, esperaban noticias.
—Si tan fácil lo ves ¿Por qué no empujas tu?, cuando quieras
te cambio el sitio, tu empujas y yo doy ánimos y besos en el pelo ¿vale?
–Edward sonrió para sus adentros, su esposa se había pasado los nueve meses con
esos ataques de furia repentina para luego arrepentirse subirse en su regazo y
pedirle perdón de un modo muy…muy efectivo.
—Ya no falta nada –le dijo el doctor Gerandy al matrimonio
–ya lo veo, puja un poco más que pronto verás a tu bebé.
Y con unos cuantos empujones más, llegaba al mundo Alejandra
Marie Cullen Swan, dueña de un precioso pelo castaño y unos ojos verdes tan
cautivadores como los de su padre.
De nuevo la prensa se hacía eco de la noticia, mostrando en
una gran y bonita portada una foto de toda la familia reunida alrededor del
nuevo miembro. Y una vez más un alcoholizado Carlisle leía con rencor la
noticia, al tiempo que una muy arruinada Ángela lo hacía igual mientras
preparaba el desayuno a su muy arruinado padre en la casa que ambos habían
tenido que alquilar y que pagaban con el dinero proveniente del único trabajo
que por fin había logrado encontrar sirviendo copas en un bar de alterne.
Jacob sin embargo era testigo directo de la noticia ya que,
una vez solucionados sus problemas con la pareja, estos le admitieron como
amigo. Hoy en día estaba felizmente enamorado de Leah una muchacha de Forks que
había sido amiga de Bella.
Alice preparaba su boda con Jasper.
Tanya por fin consiguió el amor de Félix.
Charlotte y Peter también había tenido su primer hijo.
Rose y Emmett seguían tan felices y enamorados como siempre.
María al final le consideró como un autentico padre, aquel que en realidad
nunca había tenido.
Alec y Jane dejaron en paz a lo que según ellos eran, el
lado indeseable de la familia, realmente no les convenía airear mas la
porquería.
Edward y Bella continuaron amándose con locura y más felices
que antes compartiendo esa dicha con su pequeña hija.
Y como debe de ser todos en esta historia acabaron siendo
muy felices, bueno...todos los que se merecían serlo claro está.
FIN
_________________________________________________________________________________
Bueno chicas pues
hasta aquí llegó esta historia que como dije iba a ser breve pero intensa.
Espero que os haya gustado. Me falta por subiros el outakke de UCCAC y con ello
me despido de vosotras hasta mi próxima historia que no empezaré a subir hasta
que no la tenga concluida del todo, así iré más tranquila y seré más formal con
las actualizaciones.
Besos a todas y hasta
la próxima historia.
_________________________________________________________________________________
PARA CAPÍTULOS ANTERIORES, PINCHA AQUI
_________________________________________________________________________________
PARA CAPÍTULOS ANTERIORES, PINCHA AQUI