viernes, 8 de noviembre de 2013
El Hobbit: La desolación de Smaug - Trailer final en español (HD)
jueves, 27 de junio de 2013
EN BUSCA DE UN AMOR PERDIDO. CAPÍTULO 5: EPÍLOGO, EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA.
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes
que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exlusiva de S. Meyer.
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Epílogo, el comiendo de una nueva
vida.
Narrador en tercera persona
—Por última vez Edward deja de hacer el idiota y vuelve a
casa a cumplir con tu obligación –ordenaba un amenazante y furioso Carlisle por
teléfono.
—¿Mi obligación?, ¿qué obligación es esa?, ¿casarme con una
mujer a la que no quiero?, es mas no es solo que no la quiera, sino que la
desprecio y ¿por qué tengo que casarme con ella?, ¿porque tú me lo mandes?
Espera sentado padre, no pienso volver.
—Hijo si no obedeces atente a las consecuencias.
—¿Qué consecuencias?, vas a arrastrar por el fango a la
familia, pues adelante.
—Eso ya te encargaste de hacerlo muy bien tu solito ayer, mi
deber es intentar mitigar las consecuencias de lo que hiciste ¿cómo te
atreviste?
—No ¿Cómo te atreviste tu?, traicionaste mi confianza,
humillaste a la mujer que amo, la echaste de mi lado…eres un bastardo sin
corazón, no pienso volver padre, quiero poder vivir mi vida lejos de ti, no
quiero algún día llegar ser tú.
—Edward, haré como que no he oído eso, por última vez te lo
digo o vuelves aquí inmediatamente a desmentir lo que dijiste ayer y preparar
tu boda con Ángela o me veré obligado a arrastrar por el fango la reputación de
esa…
—¡No te atrevas a insultarla!
—De ti depende hijo, si vienes por las buenas ella no se
verá afectada sino…atente a las consecuencias.
—¿Me estás amenazando?, pues a mí no me amedrentas y a mi
Mujer tampoco. Estaremos preparados padre, saca tu artillería pesada que
nosotros también sabemos jugar a este juego. No pienso volver y si vuelvo será
casado sí, pero con Bella –respondió Edward con fuerza y colgando el teléfono a
su padre al cual dejó con la palabra en la boca.
Desde que se había despertado esa mañana no habían hecho más
que importunar su recién recuperada felicidad, llamando e insistiendo una y
otra vez hasta que, temeroso de que despertaran a su amor, se levantó a
regañadientes de la cama y fue a contestar. Sabía que no tenía más remedio, ya
había conseguido evitarlo durante todo el día de ayer pues fue un día
importante y bonito de reencuentros. Pero no podía seguir posponiéndolo más,
debía de enfrentarse a los lobos. Se recostó en el sillón que Bella tenía en el
salón totalmente desquiciado, últimamente su padre tenía ese poder sobre él,
sabía muy bien cuál sería su maniobra y eso lo tenía profundamente
preocupado…no quería que su Bella sufriese ningún daño. El móvil volvió a
sonar, suspirando resignado, lo tomó y miró el identificador de llamadas…era la
que faltaba.
—Edward, no puedes hacerme esto, ¿te das cuenta de cómo me
has humillado?, ¿sabes cómo me siento?, ¿te haces una idea de todos los
problemas que me estás causando? Vuelve aquí ahora mismo a cumplir con tu
obligación.
—Me importan una mierda tú y tus problemas Ángela, me da
igual que te sientas humillada públicamente, me da lo mismo todo, simplemente
tú me das igual. Te lo avisé, te avisé que no te amaba, que nunca te amé. Te
pedí muchas veces que entre los dos rompiéramos el compromiso pero…tu amor por
mi dinero es inmenso ¿no? Sabías de sobra que mi corazón y mi vida entera está
junto a esa mujer que entre mi padre y tú apartasteis de mi lado. No tengo
ninguna obligación contigo Ángela.
—Yo no hice nada de eso –se defendía una Ángela desesperada
por el teléfono. Estaba totalmente abatida y hundida. Durante el viaje que
había realizado a Paris para hacer unas cuantas compras, se vio
desgarradoramente sorprendida por la noticia que todos los periódicos
publicaban aquella mañana:
Edward Anthony Cullen,
copresidente de Cullen's Enterprises, desmiente ante el mundo entero su
compromiso y próxima boda con Ángela Weber. Según informó a este medio durante
una rueda de prensa en la filial que la editorial tiene en New Haven, fue su
familia la que, sin contar con su consentimiento y aprobación, anunció el
compromiso, siendo suplantado en todo momento por un doble contratado para tal
fin…por lo visto el heredero del imperio editorial Cullen se había negado
muchas veces a aceptar ese compromiso debido a…
La noticia seguía explicando un montón de cosas que ella no
quiso ni leer. Había estado intentando hablar con él todo el día anterior y
durante toda la mañana pero no le cogía el teléfono.
—¿Piensas que soy un memo?, yo confié en mi padre y entre
los dos urdisteis un plan para separarnos. Tú me emborrachabas mientras
Carlisle se encargaba de alejarla de mí, humillándola y destrozándola. Eres una
zorra, una arpía aristócrata arruinada en busca de mi dinero para mantener su
nivel de vida, te pido que me dejes en paz. Búscate un trabajo y haz algo útil
por una vez en tu miserable existencia. O ponte en una esquina ofreciéndote al
mejor postor…lo cierto es que seguro que eso se te daría muy bien.
—Eres un miserable sin corazón, ¿Cómo puedes decirme eso?
—Del mismo modo que tú me separaste a mí de mi mujer, quid
pro quo mi querida Ángela. Y déjame ya en paz por favor no tengo tiempo ni
ganas de aguantarte, olvídate de mi número de teléfono, no me molestes más.
—No pienso hacerlo Edward, diste tu palabra tienes que
cumplirla, no me puedes hacer esto, no puedes dejarme así. ¿Sabes lo humillada
que me siento?, no puedo ni salir a la calle.
—Por supuesto que puedo y lo hago. Y mira eso de que no
puedas salir a la calle está bien así librarás al mundo de tu ingrata
presencia. Tu y yo no tenemos nada de qué hablar y te lo advierto no intentes
nada contra Bella porque entonces el mundo entero sabrá que tu familia está
arruinada, que tienes un montón de deudas y que necesitabas mi dinero para
seguir manteniendo el estatus social que tienes.
—No te atreverás.
—Claro que me atreveré, tu solo prueba y verás de lo que soy
capaz, ya te lo dije una vez Ángela.
—Le diré al mundo entero que me has dejado embarazada, y te
has largado por ahí con una zorra de lujo.
—¡Ni te atrevas a insultarla!, aquí la única zorra eres tú y
lo demostraré ante el mundo, di lo que quieras Ángela me da igual, dentro de
unos meses el mundo sabrá que es mentira.
—Diré que he abortado del disgusto.
—Pues haz lo que se te antoje. No me vas a hacer cambiar de
opinión Ángela. Estás dando palos de ciego y como sigas así vas a terminar
volviendo ese palo contra ti.
—Edward ¿te ha contado tu amante lo que Carlisle está
dispuesto a hacer si no vienes conmigo?
—Sí, conozco todas y cada una de las amenazas que ese día mi
padre hizo a Bella…estamos preparados para luchar contra quien sea Ángela,
vosotros moved ficha que ya la moveremos nosotros después, no estamos solos en
esto ¿recuerdas? En esa rueda de prensa solo dije que no existía tal compromiso
sin desvelar los detalles sórdidos, no me hagas desvelarlos Ángela. Y para que
te quede claro ella no es mi amante, es mi novia, mi futura esposa, mi mujer.
Hasta nunca Ángela, tu y yo no tenemos más que hablar…—y sin darle opción a
replica Edward colgó el teléfono a una enfurecida Ángela lanzando el móvil al
suelo con tal fuerza que este se partió en mil pedazos. Mejor a ver si así
dejaban de molestar.
—¿Supongo que no creerás ni una sola palabra de lo que ha
dicho?, mi familia no está arruinada –le dijo Ángela a un inexpresivo Carlisle
quien estaba junto a ella y había escuchado toda la conversación.
—Francamente Ángela, a estas alturas de la historia eso me
da igual, que mi hijo se case contigo me conviene y punto, tu apellido da
prestigio al mío…a pesar de las muchas deudas que tenéis. ¿Qué son unos cuantos
miles de libras a cambio? No me mires así…ya estaba al tanto, de hecho llevo
financiando a tu padre desde hace ya varios meses. Este matrimonio se va a
celebrar Ángela así muera en el intento. Ya no es solo el hecho de que vuestro
matrimonio me conviene a mí sino por orgullo, mi hijo va a entrar en vereda
cueste lo que cueste, nadie desafía a Carlisle Cullen y sale vivo del intento.
—Uffff recuérdame que nunca te tenga como enemigo.
—Créeme querida, no te convendría.
Mientras tanto al otro lado del globo, Edward se pasaba la
mano por el pelo desesperado e impotente. A pesar de lo que les había dicho a
Ángela y a su padre, estaba atemorizado, no podía consentir que nada dañara a
su Bella. Tenía miedo…mucho miedo de que Carlisle cumpliera su amenaza.
—Una todavía somnolienta Bella salió entonces de la
habitación tumbándose en su regazo y poniendo la cabeza en su pecho.
—¿Era tu padre verdad?
—Sí, primero él, después…Ángela…los dos quieren lo mismo. Me
han lanzado amenazas Bella.
—Edward las amenazas son lo de menos…lucharemos…lo
importante es que estemos juntos. Si hace un año cuando fui a verte a tu casa
yo…hubiera logrado hablar contigo antes de huir y aclarado las cosas ¿crees que
me hubiera importado lo que tu padre tuviera que decir de mí?, mi único
problema es mi abuela…tendré que avisarla.
—¿Estás dispuesta a luchar? Te advierto que no estaremos
solos, Rose, Emmett y Alice nos ayudarán.
—Peter, Tanya y Charlotte también. Ya los has conocido,
además Peter es abogado.
—Sí, los conozco sobre todo a Tanya.
—Da mucho miedo cuando se enfada ¿verdad?
—Sí, pero es una gran amiga.
—La mejor.
—Bella, esto va a ser duro.
—Lo superaremos…juntos.
—Eso ni lo dudes –le contestó Edward uniendo sus labios a
los suyos en un tierno beso lleno de amor y pasión, pasión que se fue
encendiendo entre ellos poco a poco. Edward le había prometido a Bella tiempo
pero era tanto su deseo de ella…con gran esfuerzo se apartó pero Bella hizo
todo lo contrario.
—Bella, si no paramos ahora yo…me has pedido tiempo y…
—Ayer te pedí tiempo Edward…pensé que todavía era pronto y
que mi corazón necesitaba sanar pero…ya no quiero ese tiempo…me siento
liberada…plena… a pesar de lo que se nos viene encima. Mi corazón late por ti
Edward, sano, contento y feliz.
—¿Estás segura?
—Al cien por cien.
Y así fue como los dos amantes unieron sus cuerpos danzando
al ritmo de la música más antigua que existe, la música del amor y la pasión.
Bella al final pudo hacer realidad ese sueño en donde le entregaba su
virginidad al hombre sencillo, tierno, amable, cariñoso, atento, dulce…del que
estaba total y absolutamente enamorada. Edward al final consiguió penetrar en
el dulce santuario de esa mujer que lo era todo para él, haciendo también
realidad esos sueños recurrentes que lo atormentaban. Ya no era un sueño, era
una realidad, una hermosa y maravillosa realidad. Bella por fin era
suya…completamente suya…pero todavía tenía otro sueño que cumplir aunque para
eso tuviera que esperar…un poco más…¿o quizás no?, tenía que protegerla y esa
era la mejor manera, pensó sabiendo de antemano que solo buscaba excusas porque
simplemente estaba deseando dar ese paso.
—Un poco más tarde ambos yacían en la cama saciados,
colmados de amor. Edward entonces se levanto del lecho, había decidido
arriesgarse, era ahora o nunca, yendo hacia sus pantalones sacó algo de ellos,
algo que siempre llevaba encima, luego volvió junto a la cama, pero no se
acostó en ella sino que fue hacia el lado de Bella y se sentó en una esquina,
Bella le miraba expectante. ¿Mi amor?, sé que me has pedido tiempo pero…
después de lo de antes, de tus palabras…, de lo que acabamos de hacer…esto no
puede esperar yo…no puedo esperar más… deseo hacer esto desde hace mucho
tiempo, es mi sueño, mi único afán en la vida y ahora con más razón, debo
protegerte, no puedo consentir que te calumnien y para ella necesito hacer esto
oficial. Bella –dijo Edward poniendo una rodilla en el suelo –este anillo te lo
compré hace un año. Era uno de mis regalos de graduación para ti, iba a dártelo
después de contarte toda la verdad sobre mí, con él te iba a pedir que fueras
mi esposa. Sé que después de lo que ha pasado, es muy pronto aún para dar ese
paso pero… ¿querrías valorar la posibilidad de casarte conmigo en un futuro?
—Sí Edward, seré tu esposa –contestó Bella sorprendiendo a
Edward y arrancándole una genuina sonrisa en el rostro –no necesito más tiempo,
solo necesitaba una prueba de tu amor, ya la tengo, me has buscado, me has
amado, estás dispuesto a enfrentar un escándalo de muy gran envergadura y todo
por mí. Quiero ser tu esposa desde hace tiempo y creo que tiempo es lo que
hemos estado perdiendo. Ayer necesitaba sanar, hoy necesito que estés a mi lado
y yo estar al tuyo. Edward se levantó del suelo y tumbándose sobre ella le dio
un beso en los labios tan ardoroso que pronto acabaron bailando de nuevo al
ritmo de esa música silenciosa.
Las manos de él exploraban sus suaves curvas deteniéndose
más de la cuenta en sus senos, los cuales pellizco para luego sustituir esas
dedos traviesos por su lengua que empezó a estimularlos hasta endurecerlos
llevándola a un placer casi doloroso. Bajó entonces por su cuerpo dejando besos
húmedos allá por donde pasaba hasta llegar al centro de su intimidad y,
poniendo sus piernas en sus hombros, penetro con su lengua ese dulce santuario
arrancando de la que ahora era su prometida gritos y gemidos de placer. Cuando
vio que estaba a punto de llegar al orgasmo apartó su boca y cerniéndose sobre
ella la sustituyo por su duro miembro que ya estaba preparado para la acción.
Los movimientos, al principio lentos, se fueron haciendo cada vez mas y mas
violentos, duros, necesitados, enérgicos, sus cuerpos se encontraban, se
amoldaban, se reconocían, se reclamaban, bailando juntos esas danza que los
amantes ejecutan una y otra vez, esa danza tan antigua como su nombre…la danza
de la pasión.
Unas cuantas horas más tarde cuando ambos amantes estaban
plenamente saciados y satisfechos. Bella llamó a su abuela antes de que la
noticia llegara hasta ese apartado rincón donde vivía, ese precioso pueblo
entre montañas situado en una de las estaciones de esquí más famosas de España.
Marie toda desolada escuchó sus explicaciones agradeciendo el hecho de
enterarse por ella misma de la verdad simple y pura, ella sabía demasiado bien
que muchas veces las noticias se desvirtúan dependiendo de…quien las cuente.
Bella pasó mucho tiempo explicándole todo a aquella mujer que era como su
propia madre. Al final fue Edward quien habló con ella para demostrarle que su
amor por Bella era puro y sincero. La buena mujer les dijo que no se
preocuparan que no leería ni escucharía nada relacionado con ellos y si algún
vecino le preguntaba ella ya sabría lo que decir. Tanto uno como el otro la
volvieron a pedir que se fuera a vivir con ellos, pero Marie era tozuda, en ese
pueblo estaban sus recuerdos, su vida…y no pensaba moverse de allí. Bella
prometió visitarla en cuanto pudiera añadiendo que le encantaría casarse en la
pequeña iglesia que tenia aquel hermoso pueblo. Edward la miró encantado
asintiendo rápidamente a su petición.
Al día siguiente la historia de Edward y Bella era aireada
en todos los periódicos del mundo, toda la prensa rosa y amarilla se hacía eco
de la noticia. Carlisle Cullen y Ángela Weber pusieron todos los medios a su
alcance para desprestigiar a Bella, cumpliendo por fin su amenaza, aireando y
sacando a la luz a la aprovechada que había sido la culpable de la ruptura del
heredero del imperio Cullen con su novia de toda la vida y del consiguiente
compromiso, diciendo un montón de mentiras sobre ella.
—Ese hombre es un maldito malnacido cabrón –decía un Edward
todo desesperado tirando otra vez el periódico de esa mañana encima de la mesa
con furia ¿cómo se ha atrevido?
—Edward así no vamos a lograr nada, es hora de contraatacar
y nada mejor para ello que convocar una rueda de prensa en la que tu, Bella,
debes aparecer de la mano junto a él y como su novia. Ya sé que te ha pedido
que te cases con él y tu le has aceptado, es hora de hacerlo público…es la
única manera de parar el asunto. Los dos debéis contar vuestra versión, vuestra
propia historia como prometidos formando un frente unido. Rose y yo saldremos
con vosotros como miembros de la familia a corroborarlo todo, he hablado con mi
madre y mi padre quienes van a hacer también una declaración a vuestro favor.
Presentaremos un frente unido Edward.
—Nosotros también estamos contigo –dijeron sus tres amigos.
—Mi bufete me ha dado carta blanca para asesoraros y
representaros… —añadió Peter.
Al día siguiente en una nueva rueda de prensa esta vez
organizada en uno de los salones de uno de los hoteles más conocidos de New
Haven, Edward y Bella contaban su historia al mundo entero proclamando ante el
mismo su compromiso, un compromiso real, según palabras del propio Edward. Sus
tíos lo apoyaron desde Edimburgo, Rose y Emmett salieron junto a ellos, el
bufet de Peter los representó, Charlotte, Tanya y María estaban junto a ellos
dándoles apoyo mora y Carlisle Cullen, agobiado por el resto de la familia,
aquella que era tan cruel y vengativa como él, no tuvo más remedio que recular,
era eso o ver enfangado por el lodo a toda la familia. Tal y como le dijo su
cuñado Aro, era mejor esperar en la sombra la oportunidad, dejarlos que se
confiaran y entonces…darles la estocada final.
Ángela esgrimió el comodín que tenía guardado…estoy
embarazada de ese hombre…le dijo al mundo…demuéstralo…le contestaron desde el
otro lado del globo al tiempo que sacaban a la luz todos sus problemas
económicos y los tejemanejes de su padre. Ángela falsificó unos análisis que
decían que en verdad estaba embarazada. Edward pidió, a través de su abogado
Peter, una prueba de paternidad cuando el niño naciera…Ángela no pudo hacer
nada al respecto.
Carlisle y Ángela no tuvieron más remedio que dejarlo
estar…por ahora.
Un mes después.
Edward y Bella retomaron su relación ahora como prometidos.
Al principio fueron poco a poco, sin prisas, reconociéndose de nuevo, siendo
amigos, cómplices, compañeros, amantes. Edward se trasladó a vivir con ella al
apartamento mientras que Alice se fue a vivir con Tanya quien vivía en un
pequeño estudio no lejos de Bella. Tanya y Charlotte congeniaron en seguida con
Alice y Rose y junto con Bella se hicieron las mejores amigas. Alice inició una
relación con Jasper que poco a poco iba dando sus frutos ante la mirada
asombrada de un Edward que ya había llegado a pensar que jamás vería a la
inconquistable Alice Cullen enamorada de verdad.
Ni Edward ni Bella, podían negar y tampoco querían, la
fuerte atracción que ambos sentían el uno por el otro, había besos esporádicos
cada cinco minutos, Edward no podía apartar las manos de Bella ni Bella de él.
Se daban achuchones en el sillón mientras veían una película y comían
palomitas, sus cuerpos se llamaban el uno al otro y ninguno de los dos lo
aguantaba.
Edward no estaba para nada satisfecho de la manera en que le
pidió a su preciosa novia que se casara con él así que decidió tomar cartas en
el asunto, razón por la que ahora estaba hecho un manojo de nervios conduciendo
hacia un hermoso restaurante italiano que era el favorito de Bella. Todo había
sido preparado con el más mínimo detalle. Y entre luces de velas aromáticas,
música romántica y un postre en donde estaba escondido un bonito colgante en
forma de corazón que había pertenecido a su abuela, Edward Cullen pidió de
nuevo formalmente en matrimonio a una Isabella Marie Swan que entre lagrimas de
alegría le dijo de nuevo que sí.
Al día siguiente, el mundo enteró se enteró de este suceso
lo que despertó de nuevo la ira de un Carlisle, una Ángela y una familia que
estaba esperando en la sombra su oportunidad.
Fue así como los problemas aparecieron de nuevo causados en
gran parte por ese lado de la familia aliada de Carlisle, pero sobre todo
provenientes del padre y de Ángela que demostró ser una arpía despiadada y
cruel. Tantas fueron las presiones que Edward y Alice, se desligaron del todo
del clan Cullen y todo lo que ella conllevaba, herencia incluida, del mismo modo
que Emmett lo hizo años atrás.
Un año después
Junto con su novia y su hermana, Edward fundó una pequeña
editorial que se vio muchas veces a borde de la quiebra por los continuos
boicots de Carlisle, pero luchando codo con codo como un equipo, consiguieron
salir adelante convirtiendo poco a poco a su pequeña pero floreciente empresa
en algo solido y fuerte que estaba empezando a poder competir con el resto de
los imperios editoriales del país.
Cullen´s Enterprises no se resintió ni un poquito, como Edward
había temido, por la deserción de él y de su hermana. Dicen que todo el mundo
es reemplazable y eso es lo que Carlisle Cullen hizo sin dudar, ya que nombró
heredero de su enorme imperio a los hijos mayores de su otra hermana, Sulpicia,
tan cruel, fría y calculadora como el propio Carlisle.
Bella nunca abandonó su sueño, siguió dando clases en la
universidad y al final publicó Bajo tu poder, utilizando aquel pseudónimo por
el cual Alice la encontró. Solo ocho personas en el mundo sabían quién se escondía
detrás de Little Higlander. Por lo tanto nadie podía acusarla de aprovecharse
de su empresa. Pero una de esas cinco personas era Carlisle Cullen quien sabía
muy bien quien se escondía detrás de ese pseudónimo y puso todos los medios a
su alcance para desprestigiarla sacando a la luz a la aprovechada que se
escondía detrás de aquel nombre. En muy poco tiempo la historia de amor de
Edward y Bella se vio nuevamente aireada y publicada en las portadas de toda la
prensa rosa y amarilla totalmente desvirtuada por Carlisle que decía un montón
de mentiras. Pero el morbo de la gente es poderoso, tan poderoso que es capaz
de mover montañas y secar océanos enteros. La maniobra de Carlisle y de Ángela
que también estaba en el asunto, tuvo el efecto contrario al deseado, todo el
mundo compró esa novela para ver de primera mano si era una novelucha de tres
al cuarto escrita por una persona mediocre, que solo buscaba ingresar en la
familia para conseguir el éxito que de otra forma no había logrado.
Bajo tu poder se convirtió en un Best Seller y a esta le
siguió aquella que estaba preparando, su propia versión de la historia, versión
que dejo a Carlisle Cullen y a Ángela Weber en el lugar que les correspondía,
mientras Bella, ya publicando con su propio nombre, demostraba al mundo que de
escritora mediocre no tenía nada. Sus novelas eran tan exitosas que Carlisle
Cullen nunca pudo con ella. Ni que decir tiene que su editorial jamás publicó
un libro de Bella, pero a ella ni falta que le hacía. Por su parte la muchacha
tampoco quería que la empresa que ella fundó con Edward y Alice publicara
ninguno de sus libros, era una especie de norma ética que ella misma se había
establecido. Pero tampoco lo necesito pues las otras editoriales se la
disputaban.
Y al final Carlisle tuvo su merecido, primero fue su esposa
que harta de todo se divorció de él y se vino a New Haven a vivir cerca de sus
hijos y de Emmett su otro casi hijo. Alec y Jane, los sobrinos en los que
confió para ser sus herederos, hartos de esa estúpida vendetta que había
emprendido contra Edward y esa…mujer con la que estaba desprestigiando a toda
la familia, le dieron una puñalada por la espalda, dejándolo totalmente
arruinado y solo.
Ángela y un Jacob totalmente devastados se aliaron contra la
pareja causando más de un desencuentro entre ellos, pero nunca consiguieron su
objetivo. De Jacob nada se sabe…según dicen las malas lenguas Ángela anda
perdida por el mundo en busca de una fortuna que pillar.
—Dios mío Bella, estás hermosa, Edward se va a caer de culo
cuando te vea –dijo una emocionada Tanya que, junto a Charlotte, Rose y Alice,
daba los últimos retoques a su amiga.
—Sí, se va a quedar sin palabras –dijo María a quien no
había dejado meter baza debido a sus "peculiares" gustos en el
vestir, gustos muy propios de una adolescente como ella.
—Bueno…mientras acierte a decir sí
—Eso está deseando decirlo hermana, no te quepa la menor
duda. Lleva mucho tiempo deseando hacerlo.
—¿Estáis preparadas? –dijo entonces Peter entrando por la
puerta.
—Preparadísimas –contestaron todas a la vez.
—Entonces mi Bella dama, para mi será un honor conducirla
hasta el altar.
Fue de este modo como con una ceremonia sencilla, sin
pretensiones de ningún tipo y en donde solo estaban las personas que tenían que
estar, celebrada en aquella pequeña iglesia de ese pueblo hermoso donde vivía
Marie, Edward y Bella se daban el sí quiero ante Dios. No pudieron ni quisieron
eludir a la prensa porque ellos nada tenían que esconder. La prensa, por
supuesto, se hizo eco de la noticia y al otro lado del mundo un ahora arruinado
y avejentado Carlisle la leía mientras ahogaba las penas en alcohol. También la
leía una iracunda Ángela, escondida en un hotelucho de mala muerte en donde
había terminado tras ser repudiada por su último amante rico.
Jacob desde aquel pequeño pueblo donde Bella nació tiraba la
publicación al suelo resentido y dolido por el rechazo de aquella mujer a la
que de verdad amaba, pero también arrepentido del daño que, dejándose llevar
por la arpía de Ángela, le había causado. Nunca lo perdonaría, ni siquiera
podría tenerla como amiga.
—No sabes cuánto te amo, cuan profundo y grande es el amor
que siento hacia ti –dijo Edward acercándose despacio a su recién estrenada
esposa que se encontraba de espaldas a él observando el horizonte por la
ventana. Se puso detrás de ella y apartando con suavidad el pelo de su cara
empezó a darle suaves besos en el cuello.
—Yo también te amo, eres el hombre de mi vida, siempre lo
fuiste y siempre lo serás –le contestó Bella abandonándose a sus caricias pues
todo lo que su ahora marido le provocaba con tan solo un roce era inexplicable.
Edward empezó a desabrocharle despacio, botón a botón el vestido de novia. Por
cada botón del que se deshacía dejaba un pequeño beso en la piel que quedaba
expuesta. Cuando finalizó su tarea, le dio la vuelta para que quedará frente a
él, le pasó el vestido por los hombros y lo dejó caer contemplando el
maravilloso cuerpo de su esposa enfundado en ese precioso conjunto de lencería
blanco que le hacía ver a la vez virginal y seductora. La cogió de las caderas
para que ella tomara impulso y enrollara sus piernas en su cintura y de esa
forma llegaron a la cama donde la deposito con suavidad.
—Te amo, te amo, te amo –le dijo besándola por todas las
partes de su cuerpo deteniéndose un poco más en sus senos, los cuales devoró
con hambre para luego seguir bajando por el resto de su cuerpo.
—Yo...yo también, eres toda mi vida —Las manos de Bella
recorrían con ansiedad su cuerpo despojándolo de la ropa que a estas alturas ya
le estaba resultando molesta y cuando lo tuvo solo con sus bóxers apoyó su
cabeza en la cama y le dejo hacer. Sintió como él recorría su cuerpo de punta a
punta con su boca, como se detenía en los pezones estimulándolos con su lengua
y sus dientes hasta volverlos de piedra. Sintió su lengua lamer su intimidad y
recoger hasta la última gota del fluido dejado por su primer orgasmo. Sintió
esos conocidos fuegos artificiales recorrer por entero cuando él la fue
penetrando poco a poco. Sintió como las embestidas cada vez se hacían más
rápidas, más urgentes, más necesitadas, sus bocas se juntaban al tiempo que sus
cuerpos, para separarse y volver a juntarse de nuevo. Sintió como le daba la
vuelta y la penetraba otra vez por detrás. Sintió como él se tensaba dentro de
ella al tiempo que su cuerpo lo envolvía, lo exprimía, lo succionaba…cayeron
los dos exhaustos uno encima del otro, satisfechos, unidos, felices y
enamorados.
Era el principio de su nueva vida.
Y otro año más
después
—Vamos mi amor, aguanta un poco, ya queda menos –le decía un
ansioso Edward dejando besos tiernos en el muy mojado pelo, debido al sudor y
al esfuerzo, de su amada esposa. No lejos de allí, en la sala de espera de
aquel hospital una ansiosa futura abuela y unos no menos ansiosos primos acompañados
de todos los amigos, esperaban noticias.
—Si tan fácil lo ves ¿Por qué no empujas tu?, cuando quieras
te cambio el sitio, tu empujas y yo doy ánimos y besos en el pelo ¿vale?
–Edward sonrió para sus adentros, su esposa se había pasado los nueve meses con
esos ataques de furia repentina para luego arrepentirse subirse en su regazo y
pedirle perdón de un modo muy…muy efectivo.
—Ya no falta nada –le dijo el doctor Gerandy al matrimonio
–ya lo veo, puja un poco más que pronto verás a tu bebé.
Y con unos cuantos empujones más, llegaba al mundo Alejandra
Marie Cullen Swan, dueña de un precioso pelo castaño y unos ojos verdes tan
cautivadores como los de su padre.
De nuevo la prensa se hacía eco de la noticia, mostrando en
una gran y bonita portada una foto de toda la familia reunida alrededor del
nuevo miembro. Y una vez más un alcoholizado Carlisle leía con rencor la
noticia, al tiempo que una muy arruinada Ángela lo hacía igual mientras
preparaba el desayuno a su muy arruinado padre en la casa que ambos habían
tenido que alquilar y que pagaban con el dinero proveniente del único trabajo
que por fin había logrado encontrar sirviendo copas en un bar de alterne.
Jacob sin embargo era testigo directo de la noticia ya que,
una vez solucionados sus problemas con la pareja, estos le admitieron como
amigo. Hoy en día estaba felizmente enamorado de Leah una muchacha de Forks que
había sido amiga de Bella.
Alice preparaba su boda con Jasper.
Tanya por fin consiguió el amor de Félix.
Charlotte y Peter también había tenido su primer hijo.
Rose y Emmett seguían tan felices y enamorados como siempre.
María al final le consideró como un autentico padre, aquel que en realidad
nunca había tenido.
Alec y Jane dejaron en paz a lo que según ellos eran, el
lado indeseable de la familia, realmente no les convenía airear mas la
porquería.
Edward y Bella continuaron amándose con locura y más felices
que antes compartiendo esa dicha con su pequeña hija.
Y como debe de ser todos en esta historia acabaron siendo
muy felices, bueno...todos los que se merecían serlo claro está.
FIN
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Bueno chicas pues
hasta aquí llegó esta historia que como dije iba a ser breve pero intensa.
Espero que os haya gustado. Me falta por subiros el outakke de UCCAC y con ello
me despido de vosotras hasta mi próxima historia que no empezaré a subir hasta
que no la tenga concluida del todo, así iré más tranquila y seré más formal con
las actualizaciones.
Besos a todas y hasta
la próxima historia.
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EN BUSCA DE UN AMOR PERDIDO. CAPITULO 4: EL REENCUENTRO, PARTE 2
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen. Son propiedad exclusiva de S. Meyer.
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CAPITULO 4: El reencuentro parte 2
Narrador en tercera persona
—Bella…—la siguió con la mirada mientras ella se alejaba de
él. Iba cabizbaja. Llevaba colgado al hombro una especie de bolso mochila
bastante grande donde supuso guardaría todo el material necesario para dar sus
clases. En su mano llevaba algo que parecía una revista o un periódico, parecía
pensativa. Estaba preciosa, para él lo más precioso que sus ojos nunca hubieran
visto. Pero…se la veía triste y una vez más se maldijo por…haberla dejado a
merced de Carlisle. Una mujer alta y rubia la cogió suavemente del hombro como
si la estuviera guiando hacia algún sitio. De repente una moto aparcó a su
lado, un chico de piel muy morena, bastante fuerte, muy musculoso y alto, bajó
de ella acercándose a Bella para darle un beso en la mejilla. Aunque no le pasó
desapercibida la mueca de fastidio que Ella puso, solo hizo caso de la oleada
de rabia dolor y ¿celos? que le invadió. Saliendo del shock momentáneo en que
había entrado al verla, solo acertó a echar a correr detrás de ella para evitar
que se...marchara con ese otro.
Bella por su parte caminaba sin ver por dónde iba totalmente
ajena a esos dos pares de ojos que la miraban completamente paralizados. El
fuerte impacto sufrido aquella mañana al ver aquella revista, le había estado
pasando factura durante casi todo el día, ahora, lo único que deseaba era
llegar a su casa y…tranquilizarse. Había decidido publicar el libro con su
nombre verdadero y así iba a ser…lucharía…no creía que él se molestase en
buscarla después de aquello pero si lo hacía…allí le estaría esperando no iba a
huir nunca más. En medio de sus pensamientos, notó como la mano de alguien la
cogía del hombro.
—¿Eh? –preguntó medio atontada mirando a Tanya como si no la
conociera.
—Bella, hoy no te debes ir sola a casa y yo…me tengo que
quedar un rato más. Nunca pensé que diría esto pero… es mejor que te vayas con
Jacob.
—¿Con Jacob?
—Sí, mira allí te está esperando –y Bella como una muñeca
rota y desinflada se dejo guiar hasta donde Jacob la esperaba. No era su
intención marcharse con él, nunca lo hacía por mucho que la insistiese pero
hoy…no tenía más remedio, Tanya tenía razón, en ese estado no podía irse sola a
su casa. Sin mediar más palabra con su amiga quien en ese momento sacaba su
móvil para llamar a alguien, aceptó si rechistar el beso de Jacob aunque no
pudo evitar la mueca de asco y fastidio, ya le dejaría las cosas claras más
tarde, se subió a ese trasto infernal que algunos llaman vehículo y le dijo a
su dueño que arrancara. Jacob, con un poco de estupefacción en su rostro puso
en marcha la moto sin preguntar nada más. Tantos años esperando que le diera
una oportunidad y parece que por fin…
Bella se marchó con Jacob en un estado de profundo y total
aturdimiento,...ahora no podía pensar. En ese momento se sintió como Escarlata
O'hara diciéndose a sí misma que ya lo pensaría mañana. Mientras se alejaba de
allí montada en ese infernal trasto, a Bella le pareció escuchar la voz de
Edward que la llamaba…pero pensó que era una alucinación...ni siquiera se la
ocurrió mirar hacia atrás.
Tanya por su parte se quedó paralizada en el sitio al
reconocer en esas dos personas que miraban fijamente a Bella, con los ojos como
platos, a aquellos de quienes Bella había huido hacía un poco más de un
año…aquellos que le hicieron tanto daño a su amiga. Tantos esfuerzos por
esconderse y de repente…ahí estaban, tan sorprendidos como la misma Tanya a
juzgar por su gesto pero…
Mientras intentaba localizar por teléfono a Peter o a
Charlotte para que fueran a hacer compañía a su amiga y así poder encarar a
ese…cerdo en nombre de Bella, repasó mentalmente lo que ella les había contado
ese fin de semana.
Por lo visto, la señora Hale, sin sospechar quien era Bella,
o al menos eso le parecía a ella, le había insistido por activa y por pasiva
que ese…noviazgo…no era…rea. Su amiga casi había estado a punto de creerlo
albergando una nueva esperanza en su corazón y dándole de paso a ella la razón
de todo lo que había llegado a pensar en todo ese año con respecto a la
historia de su amiga. Pero…los periódicos de esta mañana…decían todo lo
contrario…aunque…si el anuncio se había hecho el viernes pasado por la noche en
una fiesta privada en la mansión, ¿qué diablos hacían a aquí? tantos años
defendiéndolos y ahora iba a resultar que Bella tenía razón era un cerdo, un
cabrón y un hipócrita. Pero ese no se marcharía hoy de aquí sin escuchar las
cuatro verdades que ella le diría y sin que le explicase detalladamente que
hacía jorobando a Bella en vez de estar con su novia. En medio de su divagación
alguien contestó del otro lado de la línea.
—Charlotte ¿puedes salir corriendo a casa de Bella por
favor?, ella no se encuentra bien y se ha ido a casa con Jacob, yo me he tenido
que quedar aquí a resolver un asuntillo. Ellos han aparecido por aquí.
—¿Quiénes?, ¿los dos?, no me puedo creer la hipocresía y el
descaro que tienen ¿ha visto Bella las revistas verdad?
—Sí, las ha visto antes de que yo pudiera evitarlo, pero no
se ha dado cuenta de que ellos estaban aquí. Yo misma me he encargado de que se
fuera con Jacob, otro del que no me fío, ¿podéis ir alguno con ella por favor?
—Pero, ¿qué demonios están haciendo aquí? –exclamó Charlotte
toda enfadada expresando en palabras la pregunta mental que Tanya no hacía más
que hacerse.
—Es obvio que siendo la señora Hale la madre de la alumna a
la que ayuda, prima de ellos era cuestión de tiempo que tarde o temprano
aparecieran por aquí. Aunque no sé cómo se atreven después de...
—¿Le confirmó ella en algún momento su parentesco? –no
recuerdo que Bella nos dijera eso.
—Sí nos lo dijo, comentó que no tenía sentido tenía negarlo.
Al fin y al cabo ella vio ese cuadro nada más entrar a la casa.
—En serio Tanya no me puedo creer que tengan tanto morro de
venir aquí –dijo otra vez Charlotte.
—Pues parece ser que sí lo tienen pero tranquila yo me
encargo, tu vete con Bella, no tenía otra opción que dejarla irse con Jacob, si
se iba andando la iban a alcanzar y créeme no estaba para muchos
enfrentamientos después de haber leído esa revista. Tiene que enfrentarles y
plantarles cara pero…créeme que hoy iba muy mal.
—No te preocupes ya estoy yendo para allá.
—Ya me la han quitado —fue lo único que acertó Edward a
susurrar muy bajito viendo como la única mujer que había amado durante toda su
vida se alejaba de nuevo de él, tanto tiempo esperando reencontrarse con su
Bella, tantos discursos ensayados para que al final…se quedase paralizado,
viendo como se iba con otro y sin ser capaz de acercarse a ella. Había echado a
correr en su busca al ver que se marchaba con…ese otro…pero había reaccionado
tarde y mal. María, que estaba muy cerca de él pues las tres mujeres por
inercia habían salido corriendo detrás, escuchó su comentario.
—De verdad que tienes toda la razón mamá, siempre sacando
conclusiones sin preguntar —dijo mirando a la aludida y dejándolo totalmente
sorprendido —te quedas ahí parado, ni siquiera te acercas a ella hasta que es
demasiado tarde y encima concluyes que se ha marchado con un novio…de verdad
que los hombres a veces sois desesperantes.
— ¿Por qué dices eso? –acertó a decir totalmente
desconcertado ante la desenvoltura de la niña.
—No te hagas el tonto Edward, ella es la mujer que estás
buscando, lo sé, Emmett y mi madre me lo medio confirmaron esta mañana cuando
yo después de escuchar tu historia até algunos cabos, cabos que ellos mismos ya
estaban atando pero teníamos que estar seguros—. De repente algo hizo clic en
su cabeza, ¡menudo trío de diablillos! Porque tenía claro que su hermana no
tenía nada que ver en el asunto, ella estaba tan sorprendida como él. ¿No
podían Rose y Emmett habérselo dicho y ya está? De todas formas habría venido a
verla, y hubiera sido mejor porque le habrá dado tiempo a urdir un plan, se
dijo a sí mismo contemplando como la mujer de sus sueños desaparecía en el
horizonte.
—No sé porque mis primos te tienen que contar mi vida. Pero
como veo que ya lo sabes, también supongo que sabrás que tiene marido o novio
¿o no la has visto marcharse con él?
—Jacob —vaya si le sonaba el nombre— es una mosca cojonera
que no se entera de la parte en que la profesora Higginbotham le dice Jacob no
quiero tener contigo más que una amistad –dijo María muy segura y por el
rabillo del ojo vio como Chelsea, una amiga de ella que no tenía muy claro que
rayos pintaba allí, asentía. Pero al escuchar el apellido que dijo María dejo
ese interrogante para otro momento. De repente todo cuadró, por eso no la encontraba,
se había cambiado el apellido, no usaba el de su padre, ni siquiera el de su
madre, usaba el apellido de soltera de Marie, su abuela ¿cómo no se le habría
ocurrido?, de todos modos la estaba buscando en el continente equivocado.
—¿Y tu como lo sabes?— La verdad es que no entendía como
podía estar hablando de ese tema con una niña de quince años, pero así era. El
caso es que menuda niña…— su hermana, Jasper y su prima les miraban
expectantes. Rosalie sentía mucho haber propiciado el encuentro de esa manera
pero…era necesario ya que no estaba segura…tanto Emmett como ella no querían
alentar su ilusión para que luego se desengañara…ya lo había pasado bastante
mal.
—Bueno La profesora Denali me da clases de arte, son buenas
amigas y las he escuchado hablar. La profe Higginbotham está harta de ese
Jacob, creo que se llama, y no sabe como quitárselo de encima. Ha pensado y
todo en pedir ayuda a Mike Newton, mi profe de historia.
—Ni hablar—dijo para mi mismo— si alguien la iba a ayudar
ese era él.
—Bueno—, contestó Alice un tanto decepcionada pues su
reacción no había sido mejor que la de su hermano, por lo menos en el último
minuto habían salido corriendo detrás de ella pero todo fue en vano –de momento
se ha marchado por lo que hoy no hay nada que hacer, así que… vámonos.
—Pero mañana podrías volver, yo saldría con ella poniendo
como excusa que me explique un trabajo que ha mandado. Podrías quedar,
invitarla a salir y así habláis. Edward, ¿qué tienes que perder?
—¿Y tú qué interés tienes? – Le preguntó, mirando divertido
a esa aprendiz de Celestina. Eso era exactamente lo que tenía pensado hacer,
claro que la parte en que María lo ayudaba no se le había ocurrido. Pero la
hijastra de su primo no contaba con el hecho de que Bella era muy lista y terca,
se daría cuenta del complot y se negaría a salir con ella, es mas…puede que
huyese por una puerta trasera pensó con horror.
—Es importante para Emmett, tú eres su familia y te quiere
mucho. Le joroba un montón cuando te ve en la tele o las revistas del brazo de
esa Ángela quien según mi padrastro es una caza fortunas sin escrúpulos. Yo
quiero resarcirlo por lo mal que me he portado. Y además La profe Higginbotham
me cae muy bien, ella me ayudó a apreciar a Emmett —así que esta es la famosa
profesora del milagro, pensó Edward para sí mismo otra vez, ¿por qué no le
extrañaba?
—Claro no podría ser otra –dijo Alice con aire pensativo
pues en ese momento, mentalmente hablando, estaba pasando por la misma
elucubración que su hermano. Rosalie permanecía callada dejando a su hija todo
el trabajo y emocionada ante sus palabras. Jasper miraba de uno a otro
siguiendo la conversación un poco perdido y desesperado por no poder aportar
alguna idea brillante.
—Como novia tuya mi profe me parece perfecta— seguía diciéndole
María si hacer caso del comentario de Alice —y no esa mujer de dudosa belleza y
totalmente artificial que se cuelga de tu brazo agarrándote como si fueras a
salir corriendo. ¿De verdad pretendes casarte con eso? Puafffffffff
Edward se echó a reír viendo una clara muestra del efecto
Ángela en la hijastra de su primo.
—Vaya veo que hasta en otro continente las noticias vuelan
–dijo sabiendo de antemano que siendo quien era, sus correrías y andanzas
amorosas serían objeto de interés en cualquier parte del globo, aunque estas
fueran inciertas y erróneas. Un extrañó desasosiego le invadió al pensar en
eso, seguro que Bella también había visto y leído esos periódicos y revistas—.
Para tu información señorita –le dijo a María mirándola fijamente —, te diré que
no creas todo lo que veas. Odio a esa mujer con todas mis fuerzas y es ella la
que se pega mí. Si me conocieras mejor adivinarías por la expresión de mi cara
lo mucho que me molesta —Edward no sabía muy bien porque demonios le estaba
explicando a una adolescente de quince años sus problemas amorosos, pero el
caso es que esa jovencita tenía algo y…se había ofrecido a ayudarle. Su prima
observaba con atención ese intercambio entre los dos. Su primo había vuelto de
donde quiera que estuviese…sí señor, ese era el Edward que había conocido la
primera vez que Emmett se lo presentó y no el que había vegetado más que vivido
durante el último año.
—Os aviso que la profesora Denali viene para acá y no parece
muy contenta –dijo de repente María un poco asustada. Todos siguieron la
dirección de la mirada y se encontraron con la hermosa mujer alta y rubia que
había llevado a Bella hasta esa moto. Efectivamente se dirigía hacia ellos con
una actitud tan beligerante que todos dieron instintivamente un paso hacia
atrás.
—¿Se puede saber que se proponen ustedes?, ¿cómo tienen la
cara de aparecer por aquí después de que…
—Esto…profesora Denali antes de que diga nada de lo que
pueda arrepentirse le diré que mis primos llevan aquí desde el mismo viernes
por la noche. Y sus intenciones para con su amiga son las mejores –dijo Rose
poniéndose delante de Edward y Alice.
—¿Entonces como explica usted qué…?
—Eso mismo quisiéramos nosotros saber. Es la pregunta del
millón.
—¿De qué se supone que habláis? –preguntó Edward confundido.
—Primo creo que debemos ir a casa, tenemos que hablar.
Señorita Denali ¿quiere usted venir?, es buena amiga de Bella y…necesitamos su
ayuda.
—¿Mi ayuda?
—Créame cuando haya escuchado esto cambiará de opinión.
—Eso espero porque les advierto que Bella además de mi amiga
es una chica excepcional que ha sufrido mucho por…su culpa –dijo señalando a
Edward directamente cosa que hizo que a este se le encogiera el corazón –y no
pienso consentir que la hagan más daño. Les sigo con el coche, no me pienso mover
de su lado hasta no haber llegado al fondo de este asunto y entonces...ya veré
si merecen mi ayuda o no.
Edward confundido por esa extraña conversación y esas
amenazas provenientes de aquella mujer que no conocía y totalmente devastado al
confirmar que su Bella había sufrido mucho, ayudó a subir al coche a Rose, a
María y a Chelsea mientras que Jasper ayudaba a Alice. Mientras tanto,
recordaba como Emmett, Rose, sus tíos y sus amigos más cercanos se quedaban
impactados ante la noticia de que había aceptado casarse con Ángela.
Es precisamente en casa de su tía Elizabeth, la madre de
Emmett, donde había pasado gran parte de esa horrible noche. Su tía era para él
como su verdadera madre y no la que decía serlo…por lo menos en apariencia a
juzgar por lo de ayer. Ella siempre le comprendía y apoyaba en los momentos
difíciles. Sabía su historia con Bella y siempre estuvo de acuerdo con lo que
Alice decía, ¿por qué no las habría escuchado?
Recordó la reacción de Elizabeth cuando abrió la puerta de
su casa y le vio allí, sucio, desaliñado y mojado por las lágrimas. Le increpó
directamente preguntándole como era capaz de comprometerse con una mujer a la
que odiaba. Elizabeth era muy temperamental y cien por cien pro Bella, a pesar
de que no la conocía. Un buen rato le costó calmarla para poder decirle que
había sido una especie de trampa pues sus padres y Ángela sabían muy bien que
si hacían correr el rumor de que pronto habría un compromiso oficial, por el
prestigio de la familia y el bien de la empresa él no era capaz de
negarse…suficiente había hecho con conseguir aguantar todo un año. Su tía ya
más calmada le cubrió con un reconfortante abrazo pues para cuando terminó de
contarle estaba sentado en uno de los sillones de la casa llorando como un
niño. Y pensar que estaba convencido de que Carlisle era tan victima como él.
Pero todo había dado un giro de ciento ochenta grados cuando
Alice al día siguiente le llegó con la noticia que había estado tantos meses
esperando escuchar, justo a tiempo de evitar el desastre anunciando ese
compromiso. En estos precisos instantes el prestigio de la familia le daba
igual, la empresa ya salía adelante solita, así que de ninguna manera se iba a
casar con esa mujer ahora que había encontrado a Bella.
Dejaron a María y a su amiga en la casa de esta última.
Cuando llegaron a la de su primos se bajó del coche dispuesto a averiguar que
era exactamente lo que les había llevado tanto a Rose, como a Emmett, como a su
hijastra a sospechar que la profesora del milagro era Bella y…sobre todo le
tendría que explicar porque no se lo había dicho ya que así hubiera tenido
tiempo de preparar un plan y no quedarse con la boca abierta de la impresión
viendo como se marchaba con otro.
—¿Por qué no me lo dijisteis Rose? –le increpó una vez
estuvieron dentro de la casa con Tanya incluida y sentados en los sillones del
salón.
— Edward, como ya habrás averiguado, es gracias a ella que
María ha cambiado su actitud hacia Emmett. Así que pedí una cita en su hora de
tutoría para agradecérselo. Ella no sabía quién era yo pues me identifiqué como
Rosalie Hale y no como Rosalie Cullen, ni que decir tiene que María lleva el
apellido de su padre no el de Emmett. Yo tampoco sabía quién era pues María se
refiere a ella como su tutora o señorita Higginbotham, además te recuerdo que
nunca la conocí personalmente. Así que cuando entré a su despacho no sospeché
absolutamente nada a pesar de que ella misma me dijo que la llamase Bella, pero
¿Cuántas Isabellas puede haber en esta vida? Estuvimos hablando de un montón de
cosas y la invité a cenar esa misma noche en casa. Nada más entrar por la
puerta vio ese enorme retrato nuestro colgado del recibidor…Edward, se quedó
impactada mirándolo, blanca como una piedra, como en shock, hubo un momento en
que temí que se fuese a desmayar, fue entonces cuando empecé a relacionar el
nombre de ella con él de tu chica perdida. Cuando recuperó el habla me
preguntó, como quien no quiere la cosa si éramos familia y yo le dije la
verdad, no tenía porqué mentirle. Estuvimos hablando durante la cena…por lo que
decía y lo que no decía… tanto Emmett como yo intuimos que estaba o…estuvo
enamorada de alguien que la mintió diciendo ser lo que no es. También hacía
mucho hincapié en tu noviazgo con Ángela y en los felices que se os veía a los
dos juntos…parecía que lo decía con…rencor. Me dio la impresión de que con sus
palabras nos lanzaba un claro mensaje…algo así como una indirecta. Emmett se
apresuró a aclararle que era una máscara, algo a lo que te veías obligado por
un pacto que se hizo cuando naciste y al que no tuviste más remedio que decir
sí, ya que la mujer a la que de verdad amabas se marchó…sin decir adiós ni dar
ninguna explicación. Aprovechamos para decirle que habías estado buscando a esa
mujer desesperado y loco de amor todo este tiempo. Ella nos contestó con una
extraña actitud defensiva que a lo mejor esa mujer tuvo motivos para marcharse
o que quizás se vio obligada a hacerlo. Te juro que, nuestra única intención
era que se enterara de la verdad aunque fuera de esa forma tan indirecta ya que
ni ella nos dijo quien era ni nosotros le dijimos que pensábamos que era esa
chica. No estábamos seguros Edward…por eso no te lo dijimos…pero todo parecía
cuadrar…su nombre de pila, descripción física, la historia que me contó. Me he
acercado a ella todo lo que he podido como una amiga más, una buena amiga, le
he hablado de ti…de lo desesperado que estabas por encontrar a esa mujer…
—¿Y yo porque no me he dado cuenta de eso?
—No tengo la menor idea señorita Denali, eso se lo tendrá
que preguntar a Bella, yo no me he ocultado.
—Vale de acuerdo, tiene razón. El caso es que de vez en
cuando las veía hablar o ir a tomar un café pero nunca pensé…no hasta que ella
nos lo contó este fin de semana. ¿Son ustedes los que le han propuesto publicar
ese libro verdad?
—Sí así es –contestó Alice –fui yo quien leí su historia y
me puse en contacto con ese tan Vulturi, no queríamos asustarla. La historia lo
vale señorita Denali, es muy buena, siempre lo fue. Pero nuestra única
intención fue siempre dar con ella, encontrarla y...que hablaramos.
-Pues lamento decirle que no han logrado evitar asustarla,
ella sospechaba algo y entre su propuesta y su presencia señora Hale, mi amiga
ha estado pasando unos días muy malos –respondió Tanya mordaz y a Edward de
nuevo se le encogió el corazón. Pero volvió a encarar a Rose .
—Rosalie, ¿cuánto tiempo hace de esto?— Le preguntó
malhumorado Edward —¿no podíais haberme dicho algo antes?, sabéis mejor que
nadie lo ansioso que estaba por encontrarla.
—Sí, pero que quieres que te diga, primero no sabíamos si
era ella o no; segundo, teníamos que encontrar una excusa para invitarte a
venir a casa y…propiciar un encuentro, algo menos brusco aunque… Edward
pensábamos que teníamos tiempo pero desde ayer…, menos mal que Alice encontró
esa pista pues yo ya tenía pensando llamarte para decirte que vinieras y que
saliese el sol por donde fuera, ¡primo por Dios!, ¿cómo dejas que tu padre
gobierne tu vida de esa forma?
—Ni yo mismo lo sé Rose, ni yo mismo lo sé. Carlisle me ha
tenido siempre muy engañado, nos ha...tenido siempre engañados –dijo pasándose
de nuevo las manos por el pelo y mirando a su hermana.
—Querías estudiar solo literatura y él decidió que
estudiaras literatura y administración de empresas…, querías a Bella y…al final
entre los tres terminaron separándote de ella.
—Rose…ella tiene una especie de novio, la he visto subiendo
con él a una moto al salir de la escuela ¿no crees que es demasiado tarde? —le
dijo con la esperanza de que confirmara lo que había dicho María.
—Ese es Jacob Black, un amigo de la infancia –dijo Tanya
entonces saliendo de su estupor pues aun no se enteraba muy bien de que iba la
cosa y aun no había explicado lo que ponía en esa revista.
—Edward –intervino Alice —, ¿no te acuerdas de él? Bella nos
contaba que iba detrás de ella desde bien pequeña y que la tenia harta, que no
sabía cómo zafarse de él, hasta la siguió a España. Es evidente que también la
ha seguido hasta aquí.
—No exactamente, por lo visto se encontraron por casualidad
un día por la calle y bueno…ella cometió el error de darle su teléfono,
dirección y lugar de trabajo y ahora…no sabe como quitárselo de encima –volvió
decir una Tanya que no sabía muy bien porque estaba dando tanta información.
—Ella dice la verdad Edward –dijo Rosalie —después de
nuestro encuentro y aquella cena, siempre quedo con ella para tomar algo cuando
voy a por María, ya te digo que he intentado acercarme y ser su amiga. Un día
fui testigo de una discusión que mantuvo con él porque está harta de que vaya a
buscarla a clase y además con esa especie de trampa mortal a la que él llama
moto.
— ¿Y ella pensaba que hoy no ibas? –le preguntó alzando una
ceja.
—Esto…pues…
—¿No te habrá buscado y me habrá visto a mí en el proceso?,
salía muy cerca de María casi daba la impresión de que iba con ella… —le
preguntó temeroso de que así lo hubiera hecho aunque eso explicaría el porqué
decidió irse con ese energúmeno en la moto, una forma como otra cualquiera de
huir de él
—No, no le ha visto iba totalmente impactada por…algo que
había leído, yo misma la he obligado a irse con Jacob en la moto a pesar de
que…es la primera vez que lo hace y la última persona con la que se hubiera
marchado –Edward suspiró aliviado al descubrir que entonces no había vuelto a
huir de él sino que simplemente no le había visto. Pero de nuevo se encaró con
Rose.
—Rosalie no puedo creer que no me hayáis contado que
sospechabas que esa mujer era mi Bella y no quiero ni pensar que ella confiase
en ti lo suficiente como para darte su versión de lo que ocurrió esa noche
aunque…después de hablar ayer con papá lo tengo más que claro y ni siquiera
puedo pensar en cómo debió sentirse.
—No quería hacerte concebir falsas ilusiones después de lo
mal que lo has pasado. Edward, a pesar de que he intentado ser su amiga es una
mujer muy hermética, supongo que porque sabe quién soy. No me ha contado nada
más de lo que ya te he dicho. Pero te sugiero que ya sabiendo donde está, vayas
a buscarla. Simula un encuentro fortuito con ella tal y como quería hacer yo
hoy, invítala a salir. Hablad, te aseguro que no te vas a arrepentir
Edward...pero…
—Señorita Denali ¿puede ayudarnos con eso?
—Estaría más que encantada pero antes me tendrían que
aclarar ciertas cosas…
—Sí ahora iba a ese punto.
—¿Qué sucede?, ¿qué problema hay?
—Bueno ella lee periódicos y revistas…se ha formado una
opinión equivocada de ti eso es algo que me deja muy claro siempre que habla
conmigo, ya te digo que tengo la sensación de que lanza indirectas…es como si
te enviara un mensaje a través de mi. Ángela y tú salís juntos en muchas de
esas revistas. Esa mujerzuela siempre se ha autoproclamado novia formal tuya y
sabes que ha simulado muy bien ante los medios el papel de víctima. Edward… ya
sabes que alguna vez se te ha visto cenando o yendo al cine con otras mujeres…
ella no sabe que tú no has llegado a más que a una simple cita para ver si
conseguías quitarte de en medio a Ángela y… ha sacado sus propias conclusiones…
se pregunta cómo es posible que humilles de esa manera a la que se supone que
es tu novia dejándote ver con otras. Yo he intentado aclarárselo pero...tienes
que hablar con ella Edward. Sobre todo después…
—¿Después de que…? –su prima a modo de respuesta le dio una
revista con fecha de ese mismo día. En él Esme y Carlisle Cullen junto Bianca y
Benjamín Weber tenían el placer de anunciar el compromiso de su hijo Edward
Anthony Cullen con Ángela Weber. El anuncio del compromiso había tenido lugar
el viernes anterior por la noche en una espectacular cena en el hogar de los
Cullen. Junto a la noticia había una foto de él junto a Ángela. Los dos
parecían muy felices y sonrientes. Así mismo, el periódico aclaraba que la boda
se celebraría en dos semanas.
–Esto ha llegado en el correo de esta mañana…—le aclaró su
prima —no te hemos querido decir nada hasta que no la vieras y comprobase que
era ella. Además es la noticia principal en todas las cadenas de televisión, no
se ha hablado de otra cosa es…la noticia del fin de semana, ha sido muy difícil
ocultártelo.
—Bueno ahora por fin me voy a enterar de que va todo esto
–dijo Tanya mirando la revista.
—¿Cómo han sido capaces?– se preguntó Edward en voz alta
haciendo dar un respingo en el sitio a su hermana, a Jasper, a Tanya y su prima
–le dije a papá específicamente que no anunciara nada, que rompía el compromiso
pero veo que ha hecho lo que le ha dado la gana. Me lo advirtió antes de salir,
me dijo que no lo consentiría. Esto me dificulta mucho las cosas Rosalie.
¡Maldita prensa del corazón!, Isabella Marie Swan jamás saldría con un hombre
comprometido y yo lo estoy, aunque no por mucho.
—Perdón pero me he perdido, vamos a ver. Según su prima
usted lleva aquí desde el viernes por la noche, mismo día y misma noche en que
se supone estaba cenando al otro lado del mundo anunciando su compromiso. Esta
usted diciendo que le dijo a su padre que eso se suspendía y por lo visto su
padre ha hecho lo que le da la gana. Pero el de la foto es usted ¿Cómo explica
eso?, ¿cómo puede estar en dos sitios a la vez al mismo tiempo?
—Porque ese de la foto no soy yo, mi padre ha utilizado a un
doble, un actor que guarda un gran parecido conmigo y que no es la primera vez
que asume mi identidad por…motivos que ahora no vienen al caso contarle, pero
sí le diré que yo mismo le contacte para solicitar…sus servicios.
—¿Su padre ha hecho eso sin su consentimiento? –exclamó
Tanya completamente anonadada.
—Créame señorita Denali que mi padre ha hecho eso y mucho
más, él es el culpable de que Bella y yo estemos separados. Yo la amaba con
locura, señorita Denali, la amo todavía con la misma intensidad del primer día,
nunca dejare de amarla, jamás podré amar a otra, me he pasado todo este tiempo
buscándola, nos pusieron una trampa, yo confié en mi padre y…—Edward entonces
se dispuso a contar a Tanya su versión del asunto y Tanya entonces le contó a
un horrorizado Edward toda la historia que Bella les había contando sin omitir
ni una coma. Desde la primera palabra que cruzo con Carlisle hasta que fue a su
apartamento y vio a Ángela desnuda. Sintió como si estuviera traicionando a su amiga
ya que era ella quien debía y tenía que contarlo pero estaba en su naturaleza
el no poderse callar.
—¡Dios bendito, mi Bella, pobre niña mía, como lo habrá
pasado! –dijo entonces Edward derrumbándose en un sillón totalmente abatido y
desesperado.
—Lo ha pasado muy mal señor Cullen pero…creo que todo esto
se hubiera evitado si ella no hubiese huido y lo hubiera enfrentado y usted,
usted tenía que haberle dicho la verdad y no dejarla sola con ese hombre. Ya sé
que pensó que estaba de su parte…que su novia estaba por allí pero…la dejaron
sola y ella no tuvo ninguna opción. Los dos cometieron sendos errores.
—El más grave de todos fue confiar en mi padre, señorita
Denali, el más grande –dijo Edward desesperado.
—Creo que la señorita Denali tiene razón pero ahora no hay
tiempo para lamentaciones –dijo entonces Jasper—, hay que encontrar una
solución y sobre todo propiciar un encuentro entre los dos para que hablen.
—Señor Cullen –dijo entonces Tanya…
—Edward por favor, llámame Edward y de tú.
—Edward conozco lo suficientemente bien a mi amiga como para
saber que aunque acepte hablar contigo, no consentirá en tener ni siquiera una
amistad mientras sigas comprometido con esa mujer –dijo entonces Tanya muy
convencida de lo que decía.
—Eso es muy cierto, lo primero que tienes que hacer es
desmentir esto…tienes que romper el compromiso. Está más que claro que este de
la foto no eres tú –le dijo Emmett que en ese momento entraba por la puerta de
la casa y había escuchado el final de la conversación.
—Sé que Ángela se iba de compras a Francia después de
anunciar el compromiso antes de que yo lo anulara, en cuanto vuelva de su viaje
me va a escuchar…la obligaré…y en cuanto a mi padre.
—Que considerado eres — simplemente convoca a la prensa y
diles que no hay compromiso ni boda. Cuéntales una milonga gánate por una vez
el papel de malo de la película que Ángela te ha adjudicado desde hace tiempo
–volvió a decir Emmett.
—No puedo hacerlo así Emmett. El prestigio de la familia
francamente me da igual y a las dos únicas personas que me importan de ella
también os da lo mismo. Pero las acciones de la empresa podrían resentirse y
eso son palabras mayores…, mucha gente depende de nosotros…tenemos que
anunciarla ruptura entre los dos, argumentando que fue un error…
—¿Y crees que ella estará dispuesta a hacerlo?— pregunto
Rosalie sarcástica –Edward eso que pretendes es una utopía, sabes de sobra que
esa zorra una vez pillada tu fortuna no la soltara tan fácilmente.
—De verdad es que aun no entiendo…no puedo creer que papá…
—Pues créetelo Edward… al fin y al cabo tu padre es el
artífice del contrato, tu madre solo es un simple títere –le dijo su primo que
sabía perfectamente y desde hace tiempo como era su tío ya que él mismo había
sido víctima de él cuando quiso casarse con Rose, pero había callado para no
dañar a Edward y Alice.
Y así fue como esa misma tarde, Edward convocaba una rueda
de prensa de urgencia en el edificio que la editorial tenía en New Haven, para
romper formalmente el compromiso argumentando que se había hecho a sus espaldas
y sin su consentimiento. Él ni siquiera estaba en esa fiesta y la maldita
fotografía era un montaje para la cual habían utilizado un doble. No lo podía
creer…su padre…había utilizado un doble…alguien que podría hacerse pasar por él
para hacer creer a la prensa que estaba en esa fiesta. Luego solo habían hecho
falta unos cuantos retoques y…todo solucionado ¡Qué falta de escrúpulos!, no
tuvo ningún inconveniente en decirle todo eso a los periodistas. A la porra la
familia, a la porra la empresa, todo le daba igual.
Después de cerciorarse de que saldría publicado en la
primera edición de la mañana se fue a dormir o por lo menos a intentarlo.
Al día siguiente a la hora de salida de las clases, Edward
estaba apostado justo en la puerta del colegio, esta vez no dejaría que Bella
se escapase, no sin antes hablar con ella. Y, por si acaso salía por otra
puerta tenía un plan, Tanya le daría un toque al teléfono y saldría detrás de
ella, Alice estaba apostada en la otra puerta de salida, María le iba a poner
una excusa para que saliera con ella. Pero no hizo falta hace nada de eso.
Cuando la vio salir el corazón se le encogió para luego
estallar de emoción cuando ella se dirigió directamente a donde estaba. Tenía
un ejemplar del periódico de ese día en la mano.
—Tanya me ha dicho que deje de escapar y hable contigo, que
no me arrepentiré y he decidido hacerla caso. El caso es que ya lo tenía
decidido desde antes. Ayer no te vi, estaba un tanto conmocionada por cierta
noticia que había leído, noticia que parece que no es cierta, según dice en
este periódico. Aquí estoy Edward. No tengo nada más que perder. Me gusta estar
en New Haven y no pienso volver a huir. Será mejor que hablemos, tienes mucho
que explicarme Edward Cullen.
—¿Y tú no? –le dijo mirándola con adoración.
—Bueno…fue tu padre él que me dijo que tu le habías pedido
que se deshiciera de mi por ti, y él muy amable me dijo que me marchase y me
quitase del medio porque tú tenías novia formal y no pensabas dejarla, que yo
había sido una mera distracción, solo eso. ¿Qué querías que hiciera?
—Preguntarme primero a mí.
—¿Por qué piensas que iba a hacer eso?, ¿para qué me iba a
quedar a preguntarte?, ¿para rebajarme más?, si estaba todo muy claro. Me
dejaste sola con él, me tiraste a los tiburones mientras tú te dedicabas a
beber y a pasarlo bien con…tu novia.
—Yo no veo que todo estuviese tan claro, tenías que haberme
preguntado, las apariencias a veces engañan ¿dónde quedó la confianza, todo lo
que habíamos vivido juntos en la universidad?
—¿Me hablas de confianza cuando tú fuiste el primero en no
confiar en mí? Edward me ocultaste cosas, no me dijiste quien eras en realidad,
me tratasteis como una cualquiera. No fui yo la que metió un cheque en tu bolso
por una asquerosa cantidad de dinero. ¿Sabes cómo me sentí?, me sentí sucia,
una vulgar ramera una… y aun así me enfrenté a tú padre sola como buenamente
puede aunque nunca tuve ninguna opción de triunfar, mientras tu solo me mirabas
sonreías a tu novia y bebías, de vez en cuando me echabas una mirada a mi
y...nada más. Alice había desaparecido y yo...no tuve nunca ninguna opción
contra ese hombre. A pesar de todo esto, al día siguiente fuí a tu casa para
enfrentarte , tirarte el cheque a la cara, pedirte explicaciones y decirte que
tu padre me había amenazado pero vi a tu novia desnuda en la ventana y supuse
que no era momento de interrumpir –dijo Bella con sarcasmo —me mentiste Edward
me hiciste creer que eras otra persona, que…no tenias compromiso ninguno que…De
todos modos yo también cometí un error muy grande y ese fue huir antes de
descubrir la verdad, estaba rota, estaba hundida, asustada y sola pero aun así
te pido que me…
Pero no pudo terminar de hablar porque Edward al ver cuánto
amor había en esa mirada y en esas palabras se tiró hacia sus labios y junto
sus bocas en un apasionado beso que puso fin a la discusión…por lo menos de
momento. Sus lenguas se encontraron justo en el mismo instante en que Edward le
pidió permiso para penetrar en su boca, los labios de ella se separaron y se
hizo la conexión. Sus lenguas jugaron a amarse.
—Te amo señorita Swan, no sabes cuánto te amo y lo mucho que
te he echado de menos. No te puedes llegar a imaginar lo desesperadamente que
te he buscado por todas partes. Hablemos todo lo que haga falta, pero quiero
que sepas que te adoro, siempre te adoré, pensé que mi padre iba a ayudarnos,
esa misma noche te iba a contar quien era en realidad. Yo no te dejé sola, al
menos no era esa mi intención, solo quería apartar a Ángela de tu lado, ella es
una autentica víbora, no quería que te hiciese daño por eso estaba junto a ella
y mi madre…controlándolas. Yo…le dije a mi padre que había que suspender ese
compromiso, que me había enamorado de una preciosa y estupenda chica…él
prometió ayudarme…me pidió que le dejara hablar contigo a solas mientras yo
entretenía a Ángela y a mamá y como digo lo vi una buena idea ya que me daba
pavor que Ángela te hiriese. Bebí mucho eso es cierto pero fue porque…estaba
nervioso quizás mi subconsciente quería decirme que no me fiara de Carlisle
pero mi mayor error fue confiar en mi padre. No me voy a marchar de aquí sin ti
–le dijo con ella aun en sus brazos mientras seguía rozando su boca con sus
labios y lengua. Se negaba a soltarla y parecía que Bella tampoco se quería
separar—. Vamos a solucionar esto de una vez por todas y para siempre cariño,
eres mi vida, no puedo concebir un futuro sin ti, dame esa oportunidad. Nos
tendieron una trampa y los dos caímos como tontos. Fue mi culpa porque tenía
que habértelo contado todo antes pero…yo solo quería que me amaras por mí mismo
–le dijo apretándola más contra sí con toda la ternura de la que era capaz una
vez que hubieron roto la conexión de aquel mágico beso. Alice, Rosalie, María,
Tanya, Jasper y hasta el mismo Emmett les miraban desde la distancia.
—Bueno creo que también tengo mi buena parte de culpa por
huir y no confiar en ti o por lo menos hablar contigo, mi única excusa es que
me hundí, tu padre me amenazo y aun así intenté resistirme todo lo que puede
pero al final…me hundí del todo al ver a aquella mujer en la ventana. En ese
momento pasaron por mi cabeza mil y una imágenes de vosotros dos...juntos y
tiré la toalla —dijo Bella horrorizada al descubrir que Edward había sido tan
victima como ella, quizás más victima aun y ella se había marchado rindiéndose
y dejándolo solo, Tanya tenía razón, y todo por...ese hombre malvado que la
hundió de tal manera que la incitó a ser una cobarde –Edward perdóname por
favor, perdóname por irme así.
—Te perdono con la condición de que me perdones tu a mi
también, te dejé sola Bella, y eso fue otro grave error. Y ahora ¿podemos ir a
algún sitio a terminar de hablar?
—Por supuesto, vamos a mi casa.
Horas más tarde, y junto a un café, los dos estaban sentados
en el salón de la casa de Bella, aclarando las cosas, solucionando problemas.
Ella le contó todo lo que su padre le dijo, que actuaba a instancias de Edward,
sus amenazas, como la hicieron sentir sus palabras y…el cheque que apareció en
su bolso junto a la nota, nota que Edward leyó horrorizado. Edward le contó que
Carlisle era un falsificador nato, que sabía a la perfección imitar su letra y
la de muchos de sus empleados y no era la primera vez que utilizaba esa
habilidad. Bella le volvió a pedir perdón por haber huido de esa manera explicándole
que se sintió rota, humillada y sola. Él le pidió perdón por dejarla a merced
de su padre, por no haber estado ahí para ella, solo se quedó con Ángela para
protegerla de esa zorra pero su mayor error fue confiar en su progenitor. Le
aclaró que le habían emborrachado y la razón de porqué Ángela estaba desnuda en
su apartamento esa mañana, le juró que no había pasado nada. Le dijo que había
salido a buscarla. Bella se sintió muy mal por haber desconfiado así de él
cuando nunca le dio motivo para hacerlo y así se lo hizo saber. Edward le
aseguró que le pensaba decir esa misma noche que la amaba y confesarle quien
era. Le explicó que si no lo hizo antes era porque necesitaba que alguien le
quisiera por sí mismo no por el montante de dinero que tenía o por ser el
príncipe heredero de un gran imperio. Bella le preguntó por todas esas mujeres
que a diario salían con él, Edward le confesó que nunca salió con ninguna que
era...ese actor que su propio padre había utilizado como doble quien salía con
esas mujeres por él como parte de un plan que él mismo urdió para alejar a
Ángela de su lado y hacerla desistir del compromiso. Le confesó que al
principio, dolido y rechazado, se había metido en la cama de alguna que otra
modelo o actriz que solo buscaba fama y dinero...fueron solo unas pocas semanas
hasta que…Alice, sus primos y su tía le hicieron recapacitar.
Los dos terminaron de rodillas en el suelo frente a frente,
mirándose a los ojos, chocolate contra zafiro, pidiéndose perdón mutuamente y
fuertemente abrazados. Ambos perdonaron, como no iban a hacerlo, si se amaban
con locura y los dos fueron víctimas de un lobo que parecía un cordero.
Bella le dejó bien claro que tenían que ir poco a poco, sin
prisas…no quería precipitarse…toda esta situación le había hecho mucho
daño…necesitaba sanar. Expresó su miedo hacia su padre, su madre…Ángela. Edward
le dijo que esperaría todo lo que le hiciera falta pero que no pensaba regresar
sin ella. De hecho no pensaba regresar. Le prometió que por su familia no se
preocupara… lucharía contra quien fuera necesario en defensa de su amor. Si el
imperio Cullen se iba a pique que se fuera, aunque le preocupaban y bastante
las personas que trabajaban allí, personas inocentes que no tenía la culpa de
los tejemanejes de su padre…pero ya pensaría en una solución…de momento solo le
importaba recuperar a su chica…lo demás ya lo solucionaría a su debido tiempo.
Bella le dio las gracias por aceptar ese tiempo, por
quedarse con ella, por defenderla ante quien hiciera falta y una vez más le pidió
perdón por haber huido de esa manera.
Terminaron de pasar la noche los dos juntos en la cama de
Bella, abrazados fuertemente, aspirando el olor del otro, sintiéndose, dejando
que sus cuerpos se reconocieran de nuevo y que sus mentes y almas volvieran a
hacer la conexión.
A la mañana siguiente unos muy ansiosos Tanya, Peter y
Charlotte se presentaron en el apartamento en espera de unas noticias que no
pudieron ser mejores. Bella les dio las gracias a sus amigos…por todo y como a
buen entendedor pocas palabras bastan, los tres entendieron perfectamente.
Pero lo más emotivo fue el reencuentro de dos amigas que por
culpa de ese lobo tuvieron que dejar de serlo. Alice y Bella se abrazaron,
lloraron, rieron y prometieron que a partir de ese momento su amistad sería
eterna. Alice le dijo que ella tampoco regresaría a Escocia, se quedaría aquí,
tenía tres buenos motivos para hacerlo, su hermano, su recién recuperada amiga
y…Jasper.
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Hola de nuevo. Bueno
pues ya se han encontrado, han hablado y han aclarado las cosas. Realmente los
dos cometieron errores y cayeron en esa trampa que Carlisle les puso.
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viernes, 22 de febrero de 2013
EN BUSCA DE UN AMOR PERDIDO. CAPÍTULO 3: REENCUENTRO PARTE 1
DISCLAIMER:
Ninguno de los
personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva
de S. Meyer
Capítulo 3:
Reencuentro, parte 1
Narrador en tercera
persona
Las largas horas de vuelo necesarias para recorrer la
distancia entre Escocia y New Haven, estaban pasándole factura a Edward. Al
final habían tenido que alquilar un avión privado que los llevara a Estados
Unidos ya que su padre les había prohibido coger el Jet de la compañía y así se
lo había ordenado a un pobre Stephan que no sabía muy bien qué hacer. Es un aparato que está para viajes de
negocios relacionados con la empresa no para caprichos absurdos y estúpidos,
le había dicho su padre cuando Edward le llamó para recriminarle pero Carlisle
se había mostrado impasible añadiendo que todavía era el dueño de esa compañía
y se hacía lo que él mandaba.
Su estado de ánimo estaba prácticamente por los suelos
debido a que los carísimos detectives no habían podido encontrar aun el paradero
de Bella. Sabía que aun era muy pronto para que hubiesen descubierto algo, pero
estaba impaciente...tanto tiempo buscándola. Estaba barajando la posibilidad de
que estuviera utilizando otro nombre pero ¿cuál?, no quería ni pensar en que se
hubiera casado. Nunca le llegó a decir el apellido de soltera de su madre y era
algo más que una posibilidad que lo estuviera utilizando pero…era como buscar
una aguja en un pajar, solo tenía una pista…tendría que ser un apellido
español. De todos modos ya había puesto a trabajar en ello a su gente ¿Cuántas
Isabellas con un apellido español podría haber?, de pronto se le ocurrió que el
equivalente de Isabella en ese idioma era Isabel ¿y si?, sin pensar mucho en la
hora resolvió llamar a Jenks para darle ese nuevo dato.
Cogió el teléfono del avión, ya que los móviles en pleno
vuelo estaban totalmente prohibidos, y llamó a Jenks. Después de ladrar las
órdenes pertinentes y viendo que Alice seguía plácidamente dormida, decidió
telefonear a las únicas personas de la familia, a excepción de su hermana, que
le comprenderían, apoyarían y ayudarían con su plan de reconquista, eso
suponiendo que Bella estuviese en New Haven. De todas formas tenía pensado
llamarlos. Eran las únicas personas de la familia de su padre, junto con sus
tíos, que merecían realmente la pena.
Su primo Emmett, hijo de Edward un hermano de su padre del
que había heredado el nombre pues también era su padrino, había sido
prácticamente repudiado por la familia Cullen al enamorarse perdidamente de una
mujer sencilla, sin muchos recursos, que vivía al día intentando sacar adelante
su pequeño negocio de fotografía. Pero eso no era lo peor, lo peor para la
familia es que era una mujer viuda que se había casado embarazada a los
diecisiete años siendo muy joven e inexperta, y esto la hacía inaceptable a los
ojos de todo el clan Cullen. Poco le importaba a esa prepotente y señorial
familia que su prima se hubiese dejado los cuernos estudiando, trabajando y
sacando ella sola adelante a su hija. Se habían conocido en el restaurante
donde ella trabajaba en aquella época durante uno de los viajes de estudios de
Emmett enamorándose total y completamente uno del otro. Tanto es así que su
primo, enfrentándose a todos, había abandonado su cómoda vida y se había casado
con Rose. Ahora vivían en New Haven de forma modesta pero feliz. El único
problema de la pareja era María, la hija fruto de su anterior matrimonio con
Royce King un infeliz que lo mejor que había podido hacer en su vida era
morirse de aquella sobredosis. María, era una adolescente rebelde que no
parecía admitir mucho a Emmett como padre pues lo veía como un usurpador del
puesto de Royce.
Sin embargo, según le contó en su última conversación, una
profesora del instituto donde acudía había obrado el milagro y conseguido que
María y Emmett se acercasen un poco más. Esa mujer había logrado con mucho
esfuerzo y paciencia que los dos hablaran, que María comprendiera que el papel
de Emmett en esta historia no era suplir a su padre sino ser para ella alguien
en quien poder apoyarse y confiar. Parecía que poco a poco la relación entre
ambos iba prosperando.
—Edward, lo que hizo tu padre, no tiene nombre ni excusa,
pero me sorprende que te hagas de nuevas…yo creía que ya sospechabas algo así.
Has vivido mucho tiempo engañado por ese hombre –le dijo su primo después de haber
escuchado atentamente lo que Edward tenía que contarle. Emmett adoraba a su
primo, para él era más que un primo, era un hermano al igual que la pequeña
Alice, los dos únicos de la familia que, junto a sus padres, le habían ayudado
y apoyado con Rose.
—Sí pero…—en realidad Edward no sabía que decir porque, a
pesar de tener una ligera sospecha todo este tiempo, la verdad le había caído
como una losa. Para él, la culpable de todas sus desdichas era la frívola Esme
a quien su padre le daba todos los caprichos. Para Edward, Carlisle era una
especie de héroe que siempre se había desvivido por procurar el bienestar de
sus hijos. Era por eso por lo que no le había preocupado que estuviese hablando
con Bella mientras él intentaba, con una sonrisa hipócrita en la cara, que la
zorra de Ángela estuviera lo más lejos posible de ella. De vez en cuando miraba
hacia donde estaba Bella hablando con su padre, mientras bebía copa tras copa
que Ángela le proporcionaba y que él tomaba gustoso pues aunque ambos parecían
hablar tranquilos él estaba de los
nervios, de vez en cuando la sonreía para darle ánimos. Había cometido el error
de confiar en él, de confesarle su amor por esa chica, pensaba que Carlisle lo
apoyaría…ahora era consciente de su error. ¿Qué le diría?, ¿que hizo que ella
se marchara tan deprisa sin siquiera enfrentarlo?, eso no era propio de
Isabella Marie Swan la mujer que se enfrentaba a todo en esta vida con una
actitud valiente y decidida. Carlisle debía haberla hecho mucho daño.
No podía recordar cuando terminó la fiesta, ni siquiera como
llegó a su casa…solo recordaba que se había despertado al día siguiente en el
sillón de su apartamento, Ángela por lo visto había dormido en su habitación.
Su primer pensamiento fue para Bella, Carlisle le dijo que él se había
preocupado de llevarla a su casa ya que Edward no estaba en condiciones
de…hacerlo por sí mismo porque que había ingerido demasiado alcohol y Alice se
había marchado con un compañero de su misma clase con el que había estado
coqueteando toda la noche. Le comentó que dado su estado se habían auto
invitado a su apartamento y que él mismo había procurado que…Ángela durmiese
sola dada la nueva situación de la que, por supuesto, tendrían que hablar. Pero
él le dijo que esa conversación debería esperar pues lo primero era encontrar a
Bella, confesarle sus sentimientos y sobre todo…quien era él, tal y como había
pensado hacer la noche pasada. Su padre le dijo que Bella había asegurado que
le llamaría por la mañana pero Edward…no se quedó conforme y salió a buscarla
no sin antes ducharse, desayunar , ponerse ropa limpia y coger…el regalo de
graduación de su Bella, más bien los regalos de graduación. Sus padres se
habían marchado de su casa mientras se duchaba, argumentando que tenían algo
que solucionar, cosa que Ángela aprovechó para pasearse desnuda por todo el
apartamento, provocándole, que poco sabía ella que lo único que provocaba en él
era repulsa. Lo cierto es que ni siquiera la miraba pues su única preocupación
era hablar con Bella. La buscó por todas partes, fue a su casa, llamó al timbre
hasta quedarse sin piel en el dedo y…nada. No tenía móvil, precisamente era uno
de sus regalos para ella, ya que sus precarios medios económicos no le
permitían costearse uno, esperaba que se lo aceptase pues era muy terca aparte
de que pensaba que él tampoco tenía
muchos recursos, pero cuando…supiera quién era solo esperaba que…no pusiese
tanto reparo en aceptarlo. Llamó al teléfono de su apartamento… nadie
contestaba, Alice tampoco podía dar con ella. Nunca más la volvió a ver.
Lo cierto es que descubrir que su padre fue el culpable de
todo eso había sido un duro golpe para él pero…más le preocupaba su hermana ya
que lo tenía en un pedestal y así se lo dijo a su primo. Y también le
preocupaba ella…su Bella ¿Qué habría sido de ella?, ¿qué estaría pensando de él
y de la fama de mujeriego que le habían creado las revistas?, fama que Edward
mismo había fomentado para echar a Ángela de su lado, lo cierto es que todas
esas mujeres acudían a fotografiarse con él para tener su minuto de gloria,
nunca hubo nada más, él no lo hubiera consentido más por respeto a Bella que a
esa…mujer pero nunca se paró a pensar que Ella podría ver esas revistas y esas
fotos, estaba tan desesperado, pero ahora…ahora se daba cuenta de ese error.
—No debes preocuparte por Alice. Puede que ella sea tu
hermana pequeña pero es una mujer adulta capaz de enfrentarse a lo que le echen
–oyó que le decía su primo—. Más me preocupa lo que tu padre le dijo a…esa
chica Edward…me ha preocupado toda la vida pero…reconoce que para ti Carlisle
era intocable. No se te podía decir nada en contra de él.
—Sí Emmett, lo reconozco, ahora veo mi error.
—Pues ahora lo importante es encontrar a tu mujer, por Alice
no te preocupes ya te digo que lo superará.
—Es lo mismo que yo pensaba primo pero supongo que
necesitaba escucharlo de alguien más, alguien imparcial.
—Habla con ella del tema Edward, déjala que se desahogue, no
lo rehúyas para no hacerle daño, quizás necesite asimilarlo para salir adelante
–le aconsejó de nuevo –ni que decir tiene que no necesitáis buscar un hotel,
aquí tenéis sitio, tu puedes dormir en la habitación de invitados y Alice con
María.
—¿No le importara?
—Hace unos meses puede que sí, pero ahora es otra persona
distinta, esa mujer la ha transformado, nunca la estaremos lo suficientemente
agradecidos...definitivamente ella es mi heroína. Y… ¿cuál has dicho que es el
apellido de Bella?
—Swan ¿por qué?
—No…por nada…solo quería saber si podía ayudar…por si la
conocía…ya sabes…—a Edward le pareció entrever un cierto tono de misterio en la
voz de su primo, pero estaba cansado, desanimado… exhausto y además tenía una
conversación pendiente con Alice, así que lo dejó pasar.
—Emmett, Alice está despertando, te dejo, voy a ver si…hablo
con ella.
—¿Qué es eso de lo que tenías que hablarme? –le pregunto su
hermana incorporándose un poco aun adormilada.
—Bueno…veras…de lo que hemos descubierto…de que en realidad
fue…papá el que alejó a Bella de mi lado
—No voy a decir que no me duele, porque sería mentira, duele
y mucho, toda una vida pensando que ese ser que te dio la vida es alguien
tierno y cariñoso, alguien que miraba por y para sus hijos, que le daba el
contrapunto a la frialdad de nuestra madre y, de repente, llevarnos esta enorme
decepción, pero vamos a tener que asumirlo. Lo que más me cuesta aceptar es lo
engañados que nos tenía. Su gesto amable, su expresión comprensiva…, todo era
una máscara. Dios porque no estaría al lado de Bella en aquella dichosa fiesta
en lugar de estar ligando con el estúpido de Tyler…si ni siquiera me gustaba
pero pensé que…debía darle espacio a papá para…hablar con Bella y conocerla. De
verdad pensé que papá solo quería…ayudarte. Todo este tiempo engañados por
ese…hombre que dice ser mi padre. ¿Todo ha sido mentira entonces?, ¿el amor que
decía tenernos no ha existido nunca?
—Eso parece Alice, eso parece, quizás nos quiera…a su manera
pero…lo dudo…creo que Carlisle Cullen solo quiere a alguien y es así mismo
–dijo Edward levantándose del asiento para tomar a su hermana en brazos y
sentarla en su regazo donde la dejó llorar hasta que el avión aterrizó al
tiempo que le acariciaba el pelo suavemente y le daba besos en el mismo en un
gesto que sabía que a ella le tranquilizaba.
Una vez en tierra tuvieron que alquilar un coche pues
Carlisle ni siquiera había permitido que la filial de Cullen's Enterprises les
enviara uno de los autos que tenían reservado para cuando alguno de los grandes
jefes les visitaba. Conduciendo él mismo, se adentró en el tráfico de esa hora
de la noche.
Aparcó el coche frente a la puerta de la casa de sus primos.
Era una casa modesta, no muy grande, acorde a su posición, sin grandes
pretensiones, humilde pero cálida y confortable…un hogar en resumidas cuentas,
algo de lo que Alice y Edward habían carecido siempre a pesar de su enorme
castillo, sus muchos sirvientes y su gran cantidad de dinero. Salieron del
vehículo yendo hacia la entrada, sus primos ya los habían visto llegar y
abrieron la puerta con una sonrisa enorme. Con ellos estaba un muchacho rubio,
muy apuesto, de ojos muy azules y sonriente, era la viva imagen de Rose por lo
que Alice dedujo, mirándolo de arriba abajo, que era su famoso hermano gemelo,
aquel que se había marchado con una ONG a tierras africanas para ayudar a la
gente de allí.
—Hola Rosalie, Emmett.
—¿Cómo estáis? –les dijo su primo dándoles un fuerte abrazo.
Abrazo que también les dio Rose.
—Os presento a mi hermano, acaba de regresar de Mombasa y
esta vez para quedarse –le dijo imprimiendo a la palabra quedarse un cierto tono de autoridad.
—Vaya, el hermano errante –dijo una muy descarada Alice que
seguía mirándole de arriba abajo y sin ningún pudor –he escuchado hablar tanto
de ti que ya tenía ganas de conocerte. He esperado mucho para ello –le dijo con
coquetería y Edward no tuvo más remedio que rodar los ojos al
cielo…Alice…era…Alice pero esta vez estaba actuando de un modo muy extraño ¿le
habría gustado de verdad ese chico?
—No sabe cuánto lamento haberla hecho esperar tanto mi
estimada señorita, acepte mis disculpas –contestó el rubio besando su mano y
Edward pensó que Alice se derretiría allí mismo. ¿Sería posible que por fin la
flecha de Cupido hubiera dado de plano en el corazón de la inconquistable Alice
Cullen?, solo Dios y él había sido testigos de todos los corazones que su
hermana había roto, su gran amigo Riley entre ellos.
—Ummm…disculpas aceptadas pero con una condición.
—¿Cuál?
—Que me invites a cenar en un restaurante de tu elección
—Que así sea –contesto el hermano.
—¿Tu nombre era..?, espera no me lo digas, Jasper ¿no? –Y
Edward suspiró desesperado mirando a su primo que tenía la boca abierta en una
enorme "O", desde luego Alice estaba total y completamente
desconocida ya que de sobras sabía cuál era el nombre del hermano de su prima.
Rose por su parte esgrimía una amplia sonrisa. Tenía unas ganas enormes de que
su hermano encontrase a alguien a quien amar y tuviese la mejor excusa para
quedarse en el continente y no volverse a alejar jamás. Era la única familia
que le quedaba y le resultaba muy dura esa distancia. ¿Y quién mejor para el
puesto de cuñada que su querida prima política?
—Exacto, para servirte en lo que…sea que desees –le contestó
Jasper en un tono que a Edward se le antojó…seductor.
—Pero pasad por favor no os quedéis ahí, tenemos mucho de lo
que hablar –dijo Emmett una vez que hubo reaccionado del impacto causado por
Alice.
Y eso es lo que hicieron, hablaron y hablaron hasta bien
entrada la noche. Alice no quitaba sus ojos de Jasper y Jasper no perdía de
vista a Alice. Rose sonreía complacida. María se quedó con ellos un rato
fascinada por la historia del primo de su padrastro mientras una especie de
sospecha surgía en su cabeza. La otra noche cuando…y si fuera posible que…
tendría que hablar mañana con su madre y con Emmett de esto porque…con ese
pensamiento se fue a la cama, no sin antes desear buenas noches a ambos
invitados y decirle a Alice que era bienvenida en su cuarto.
Y mientras tanto no muy lejos de ahí unos muy insistentes
Tanya, Peter y Charlotte habían tomado al asalto el apartamento de su amiga.
Los tres estaban hartos de ver a Bella revolcarse en la mierda, del papel de
víctima que había aceptado y asumido. Ellos no sabían si Bella estaba o no en
lo cierto y si ese hombre, ese tal
Edward la engañó de verdad para luego dejar que su padre terminara de rematarla
o todo era una trampa puesta para los dos, ese era uno de los cabos sueltos en
toda esta historia, algo que quizás nunca llegaran a descubrir porque su amiga
hizo lo peor que se puede hacer en estos casos…huir. Y no la culpaban, nadie
mejor que la misma Bella podría entender cómo se sintió en ese momento pero… el
caso es que ya estaban hartos, Bella era una muy buena chica, generosa, amable,
cordial, solidaria, una gran amiga, simplemente no podían soportar verla así de
derrumbada y la cosa se había puesto peor desde que un misterioso personaje le
había hecho esa propuesta. Pero tampoco podía bailarle el agua, ella era una
mujer muy luchadora, se lo había demostrado poco a poco desde el tiempo que
hacía que la conocían ¿Por qué marcharse así?, no comprendían ni apoyaban su
postura.
—¿Veis?, miradla revolcándose en la mierda tal y como os
dije –dijo su amiga Tanya entrando muy resueltamente en el apartamento de Bella
seguida de Peter y Charlotte, entre los tres habían decidido que esta situación
no pasaba de hoy, su amiga iba a publicar ese libro sí o sí, era su sueño, su
gran oportunidad, si era esa gente los que estaban detrás y la habían
reconocido ella no tenía nada que esconder.
—Yo no estoy revolcándome en ninguna mierda –se defendió
Bella intentando sonar enojada pero lo único que consiguió fue sonar…patética.
—¿Ah no? –contraatacó Tanya. La estaba costando trabajo ser
tan dura, ella no era así, pero a situaciones desesperadas medidas más
desesperadas aun y esta era una situación altamente desesperada. Además algo la
decía que su amiga no solo estaba así por el peligro que podría conllevar
publicar Bajo tu poder.
—Tanya por favor…—le pidió Charlotte.
—Ni Tanya ni nada, no me voy a ir de aquí hasta soltar todo
lo que llevo un año queriendo soltar y que no he soltado por no herirla pero ya
está bien. Uno de los derechos de una amiga es decir las verdades a la cara
¿para qué están las verdaderas amigas sino?, ¿para tomar cuatro cervezas,
emborracharse y pasarlo bien?
—Tanya en serio que no tienes de que…
—Alto ahí, me vas a escuchar quieras o no. Sabes, llevo
mucho tiempo enamorada de Félix y si algún día un padre prepotente, engreído,
cruel y envuelto en dinero me llega y me dice que Félix no es quien yo pensaba
que era y que me aleje de él porque tiene novia, le doy un corte de mangas y
encaro al que de verdad tengo que encarar. Porque a ver ¿con quién mantenías
una relación de amistad, con Carlisle Cullen o con Edward Cullen?
—Con Edward pero…
—Pero nada Bella, si la relación era con Edward tenías que
haber ido a encarar a Edward, sobre todo después de encontrar ese ofensivo
cheque en tu bolso, cheque que, diste por sentado, él había consentido en
darte.
—¿Y qué quieres que piense? , él no me buscó
—¿Y tú que sabes?, ¿le diste tiempo acaso? no, no se lo
diste, saliste corriendo como alma que lleva el diablo. Fue un acto de cobardía
y si hay algo que tú no eres es cobarde, hay algo mas, ¿qué más sucedió?, ¿qué
te llevo a reaccionar así?
–Tanya es evidente que él sabía lo del cheque, tu no estabas
ahí yo sí, mientras su padre me…trataba como a una…cualquiera él no hacía más
que mirarme mientras sonreía como tonto a su novia quien estaba colgada de su
brazo. Ella…es una mujer muy guapa yo…
—Colgada de su brazo Bella, ¿no te dice nada eso?, puede que
a Edward no le gustase para nada que estuviese colgada de su brazo y esa
sonrisa fuese fingida, ¿guapa?, ¿dices que esa mujer con tanta pintura puesta
encima es guapa?, ¿tú la has mirado bien?
—Pero él le sonreía y de vez en cuando miraba hacia mí
dándome a entender que…esperaba que su padre hiciera el trabajo sucio, el que
él no se atrevía a realizar. Y sí, sí la he mirado, sigo diciendo que es una
mujer muy guapa –dijo poniéndose en modo tozudo al más puro estilo Swan.
—En primer lugar ¿él sonreía o disimulaba?, esa es la gran
pregunta; en segundo lugar… ¿y si estás equivocada?, mira Bella te lo vuelvo a
repetir si a mí un tío me mete en el bolso un cheque como ese, voy le doy
cuatro bofetones para desahogarme y luego le pido explicaciones. En tercer
lugar, tú dirás que es guapa porque tienes un complejo absurdo e idiota de
patito feo pero esa mujer es de todo menos guapa, sus ojos fríos, su expresión
adusta y altiva, su prepotencia, créeme eso no la hace guapa.
—Pues yo creo que sí es guapa y además es de su misma
posición social, yo solo soy una pobre huérfana nacida en un pequeño pueblo
y...
—Por Dios bendito ¿pero la estáis oyendo?
—Sí, la estamos oyendo y créeme no la doy una bofetada
porque sé que así no soluciono nada, pero si con ella pudiera meter un poco de
cordura en esa cabeza –dijo Charlotte –vamos a ver Bella tu misma has dicho
muchas veces que su expresión en las fotos de las revistas que tiene junto a su
novia es falsa, fingida, tú que lo conoces muy bien lo dices y yo, que no lo
conozco más que por esas imágenes y por esa historia que cuentas, te digo que
tienes razón, en esas fotos él no es feliz, en ninguna.
—¿Y tú que sabes?, si ni siquiera le conoces tal y como has
dicho, a lo mejor es solo su expresión, su gesto, su… además en esas revistas
se les ve…muy bien y él…él es un mujeriego, un sinvergüenza que engaña a su
novia con cualquiera, la humilla…delante de todo el mundo. Si es capaz de hacer
eso, es capaz de cualquier cosa…hasta…de encargar a su padre que me quitara del
medio por él sin que su novia se enterase.
—¿O sea que solo te fías de las apariencias?
—No, me fio de lo que vi.
—Y si lo que viste no fue real.
—Yo sé lo que vi ¿Y qué me dices de las revistas?, ¿eso
tampoco es real?
—Esto…si me dejáis meter una palabra aunque solo sea de
canto creo que en el tema de las fotos en las revistas tengo algo que decir
–dijo Peter –Bella los hombres somos capaces de cometer las mayores estupideces
cuando nos vemos acorralados o…perdemos algo muy valioso para nosotros. Su
padre te dijo que él estaba prometido a esa mujer ¿y si era un compromiso
arreglado?, todavía sigue siendo muy común en familias de alta alcurnia como
esa. Puede que Edward yendo con todas esas mujeres le esté mandando un mensaje
a su…novia y a sus padres, puede que esa mirada en la que dices que te sonreía
fuese una mirada nerviosa porque no estaba seguro de lo que su padre querría
decirte, puede que estuviese apartado con…esa mujer porque no quisiera que se
te acercase y te dijese algo hiriente…puede que él confiase en su padre lo
suficiente como para pensar que no iba a decirte nada que…te hiciese salir
corriendo. Puede que esté actuando así simplemente porque esté herido, porque
se está viendo forzado a hacer algo que no quiere hacer. Pero no podemos estar
seguros porque tú no te quedaste a averiguarlo. Bella, opino como Tanya, nunca
debieron meterte ese cheque el bolso pero ¿quién te dice que él lo sabía?, creo
que debiste ir al apartamento a devolvérselo tú en persona y pedirle una explicación.
—¿Y para que iba a hacerlo? –contestó Bella a punto de
derrumbarse del todo pues a su mente acudían las últimas palabras dichas por
ese ser horrible que decía ser el padre de Edward—, si estaba todo muy claro,
¿para humillarme más?, para que me dijera a la cara todo lo que ya me había
dicho su padre.
—Para saber la verdad Bella, nada más y nada menos que para
eso –le dijo Tanya –amiga te lo he preguntado antes y te has hecho la loca, así
que te lo vuelvo a preguntar ahora, ¿hay algo mas verdad? –Y Bella se derrumbó,
a su mente volvieron de nuevo esas últimas palabras, esas que sentenciaron su
destino. Cayó de rodillas en el frió suelo del apartamento abrazándose a sí
misma, sus tres amigos se quedaron petrificados. Peter la cogió en brazos y sentándose
con ella en el sillón la puso en su regazo.
—Shhh…ya, ya pasó, venga, sé que hemos sido duros contigo
pero…es necesario Bella, estás muy cambiada desde que recibiste esa propuesta,
no que digo, desde antes de recibir la propuesta ¿qué sucede amiga?, ¿quién
puede contigo de esa manera?
—Solo queremos ayudarte Bella, lamento haberte llevado a ese
extremo pero…
—Pero era necesario Tanya –dijo Bella bañada en lagrimas
entre hipidos de pura desolación –yo no soy ninguna cobarde yo…le enfrenté, le
dije que él no era nadie para tratarme y hablarme así que…era el mismo Edward
quien tenía que decirme lo…que fuera que tuviese que decirme…además le dejé
bien claro que éramos amigos, no novios y que…no me marcharía de allí sin
hablar con él y con Alice. Carlisle Cullen me contestó que había sido su hijo
en persona quien le pidió que solucionara este pequeño problemilla por él, que
estaba harto de mí, que era patética y estúpida pero que no sabía cómo
quitárseme de encima. Yo le contesté que no lo creía, que un chico tan amable
como Edward no podía ser así y entonces me dio…la estocada final…me amenazó,
amenazó con destruir mi vida y la de mi abuela sino me iba en ese mismo
instante de allí, me dijo que se encargaría de que todos los medios de
comunicación existentes hasta la fecha hablaran de la zorra que quiso acostarse
con Edward Anthony Cullen para engendrar un heredero y así pillar una de las
fortunas mas grandes no solo del país sino del mundo. Me explicó como contarían
esos mismos medios que Edward molesto y asqueado me rechazó una y mil veces
pues él solo tiene ojos para su prometida. Me aseguró que la noticia daría la
vuelta al mundo, que posiblemente llegaría a oídos de mi abuela y entonces me
hundí. Mi abuela siempre me educó dentro de unos valores muy fuertes, al igual
que mis padres, una noticia así la mataría. Desde la muerte de mi abuelo ella
no estaba bien y eso…terminaría del todo con ella. Pero sin embargo no me
amedrenté, yo podría probar que no me había acostado con Edward…Carlisle me
dijo que era muy fácil amañar unos análisis y que además todo el mundo tendría
claro que teniendo una novia tan hermosa Edward Cullen jamás iba a querer
acostarse con…una mujer como yo. Pero aun así seguí sin amedrentarme…era yo
contra ese coloso pero quería que Edward me dijese todo eso en persona y además
estaba Alice. Carlisle me dijo que…Alice Cullen solo ambicionaba una cosa…el
dinero y que por dinero estaba dispuesta a lo que fuera…simplemente ella vio en
mí una amenaza y se hizo mi amiga para proteger a su hermano. Pero continué
encarándole, eran ellos quienes tenían que decirme, intenté acercarme a Edward
o a Alice para hablar pero Carlisle me detuvo volviéndome a amenazar con armar
un escándalo allí mismo delante de todo el mundo, escándalo que daría la vuelta
al mundo y en el que solo yo saldría perjudicada. Con toda la dignidad que pude
me marché de esa fiesta no sin antes decirle a ese…monstruo de hombre que no
descansaría hasta no hablar con ellos. Me volvió a amenazar diciéndome que como
me acercara a alguno de sus hijos a la mañana siguiente todo el mundo conocería
a la zorra que se había acostado con su hijo por…dinero. Salí de allí humillada
y hundida pero resuelta a llamar a Edward y a Alice por teléfono y que fueran
ellos quienes me lo dijeran pero cuando…abrí el bolso y vi ese cheque…venía
junto a una nota…era de él…—Bella se levantó del regazo de su amigo quien junto
a Tanya y Charlotte escuchaban sin respiración el resto de la historia, el cabo
suelto que faltaba, su amiga había luchado, en verdad que había luchado, pero
era David contra Goliat y en este caso ella no había sido tan hábil como el tal
David de la historia, estaba sola en un país extranjero y sola tuvo que
defenderse. Vieron como su amiga rebuscaba en una caja que se había traído de su
habitación y les daba una pequeña nota, lo que leyeron en ella les dejó sin
saber que decir:
Mí querida zorra:
Aléjate de mi hermana
y de mí si no quieres que todo el mundo sepa quién es la puta que calienta mi
cama cuando mi prometida no está. Solo fuiste una diversión para mientras
estudiaba mi carrera, solo lamentó que fueras tan mojigata que ni siquiera pude
llevarte a la cama. Pero eso nadie tiene porque saberlo ¿verdad?
Espero que este cheque
te ayude a superarme.
Edward Anthony Cullen
—Ahí está todo muy claro ¿no creéis?, esa es mi respuesta.
Sin embargo fue tan grande la ira que me entró que a la mañana siguiente muy
temprano decidí ir a su apartamento, encararlo, tirarle ese cheque a la cara y
decirle cuatro cosas bien dichas, sobre todo que Isabella Marie Swan no era
ninguna zorra. Llegué hasta su apartamento pero…cuando iba a entrar, vi como su
novia se asomaba a la ventana de su dormitorio completamente desnuda…sin ningún
pudor de que la vieran, así que me marché. Antes de salir de mi casa ya había hecho
mi equipaje con las cuatro cosas que tenía así que no tenía porque volver a él.
Acudí a uno de esos servicios de entrega inmediata y le envíe de vuelta el
cheque maldito. Pensaba que había sido lo mejor ver a su novia en esa ventana
porque me había evitado la humillación. ¿Para qué enfrentarlo? no hacía falta,
en esa nota ya me decía todo lo que necesitaba escuchar y ya había visto todo
lo que necesitaba ver. Él era feliz al lado de su prometida ¿quién era yo para
enturbiar esa felicidad?, lo amaba, lo amaba muchísimo...aun lo hago y porque
lo amaba mi deber era dejarlo en paz para que pudiera ser feliz aunque yo
estuviese muriendo cada patético minuto de mi triste existencia.
—¿Y si esa nota no la hubiera escrito él? —dijo Charlotte
sembrando de nuevo la duda en la cabeza de una muy confusa Bella
—Es su letra, reconocería esa letra entre mil. No hay duda
alguna.
—Bella –dijo Tanya conmocionada, teniendo tanto dinero, es
fácil conseguir los mejores falsificadores, puede que él no escribiera eso, sí,
es muy novelesco, ya lo sé pero…tu misma lo sabes, sigues sin poder creértelo a
pesar de esta…evidencia ¿Por qué no has salido huyendo cuando temes que te
hayan encontrado por la historia?, ¿cuándo tanto temes que sean ellos los que
te han hecho la propuesta? Y no me vengas con la excusa de que estás harta de
huir hay algo más.
—No he salido huyendo porque ya no quiero huir más, porque
yo no hice nada, porque han sido ellos los que…se han acercado a mi…en teoría
porque está claro que…puede interesarles mi historia pero no yo…puede que les
mueva un falso remordimiento de conciencia por lo que me hicieron pero…nada
más.
—O puede que no quieran darse a conocer para no asustarte,
que se quieran acercar a ti poco a poco.
—¿Y a santo de qué?
—De que esa nota es falsa, de que todo fue una trampa –dijo
su amiga esgrimiendo el papel — ¿de verdad crees capaz a Edward de ser tan
cruel?
—El Edward que yo conocí no pero… ¿cómo puedes estar tan
segura de que la nota es falsa?
—No puedo estar segura, lo intuyó y tu también lo haces.
Bella hay algo más, algo que hace que mantengas la esperanza, algo que…te
impide volver a huir.
—Me conoces muy bien Tanya. Sí hay algo…más bien alguien…esa
mujer me dijo que…
—¿Qué mujer? –preguntó Peter perplejo.
Bella se levantó con una resaca de los mil demonios, al
final y después de hablarles de…esa mujer…terminaron de pasar todo el fin de
semana juntos. Los tres amigos decidieron que Bella no debía de quedarse sola
así que se quedaron con ella jugando a las cartas, viendo películas y… ahogando
sus penas en el estupendo vino español que Bella tenía guardado, un sangre de toro, como lo conocían en
España, que se subía rápidamente a la cabeza.
Poco a poco sus amigos fueron emergiendo de los lugares en
donde se habían quedado dormidos. Era lunes…otra vez y debían de ir a trabajar
por lo que Peter se marchó a cambiarse de ropa a casa. Tanya y Charlotte
decidieron que la ropa de Bella les iba a quedar muy bien, no era la primera
vez que se la intercambiaban. Se ducharon por turnos en la pequeña ducha que
Bella tenía, desayunaron, se vistieron y se encaminaron al trabajo. Bella
estaba más calmada y más animada. Durante esos dos días con sus amigos había
decidido publicar Bajo tu poder,
Peter se encargaría de todo pero…ella daría la cara…el libro se publicaría con
su verdadero nombre…si la encontraban y querían algo de ella…ya sabían dónde
estaba…si intentaban algo contra ella para desprestigiarla tenía boca para
hablar, no huiría mas. No era ninguna cobarde y sin embargo tenía que reconocer
que la cobardía, la furia, la rabia, la humillación, los celos y el miedo
guiaron sus pasos haciéndola huir de Escocia…lejos de él… sin enfrentarlo.
Además tenía que averiguar si lo que decía esa mujer era…verdad, solo así
podría pasar página y seguir adelante pero…tenía muy claro que de ser
cierto…ella tendría también disculpas que pedir y las pediría. Nunca le había
dicho a esa mujer quien era en realidad pero…solo era cuestión de tiempo que lo
adivinara, si es que no lo había hecho ya.
Pero nada más llegar al trabajo su buen humor se desvaneció
y todos sus buenos propósitos se vinieron abajo. Tanya palideció al ver a su
amiga con ese gesto de terror y esa…revista en la mano.
Unas cuantas horas después, no muy lejos de allí…
—No entiendo porque te empeñas tanto en que vengamos a
buscar a María –dijo Edward bastante malhumorado ante la extraña insistencia de
su prima –yo pensaba que ya iba y volvía ella sola del instituto. Ya es mayor
¿no…? En lugar de estar aquí perdiendo el tiempo debería estar buscando a
Bella.
—Eso ya lo están haciendo los detectives Edward dales
tiempo, llevas todo el fin de semana gruñendo, dando gritos y voces, frustrado,
paseando de un lado al otro con el teléfono en la mano y sin saber por dónde
empezar, relájate un poco.
—Es que no entiendo porqué una niña de quince años puede
querer que su madre, su tío y un par de desconocidos la vallan a buscar.
—Ella me lo ha pedido personalmente, ha insistido mucho,
quiere que vallamos a buscar a Emmett e ir los seis juntos a cenar –le contestó
Rose totalmente desesperada pues ya no sabía qué hacer…su primo político era
tan…terco, cabezota, obstinado—. Edward , mi relación con ella todavía es muy
precaria pues ya sabes que se resintió cuando me casé con Emmett, ahora parece
que está aceptándolo y yendo por el buen camino, todo gracias a esa mujer, así
que cualquier cosa que mi hija me pida si no es descabellada y sirve para
ayudar…se la daré.
—Vale ¿y si te pide dinero para drogas o alcohol?, ¿también
se lo das? –dijo Jasper alzando una ceja e intentando poner la nota de humor en
el ambiente. Alice se lo quedó mirando extasiada y Edward alzó los ojos al
cielo, habían estado así durante todo el fin de semana después de que volvieran
de esa cena a la que Alice se había auto invitado.
—He dicho que no sea descabellada Jasper –contestó Rose
rodando los ojos.
—Perdonad –dijo entonces Edward pasándose la mano por el
pelo en un gesto que demostraba lo desesperado que estaba –es que esta mañana
he tenido un fuerte enfrentamiento con mi padre, pretendía que volviese con
urgencia a Edimburgo, según él mi presencia era imprescindible allí, no sé para
qué…él se las apaña muy bien solito.
—¿Y qué le has contestado? –preguntó Rose con miedo de que
su primo en estos precisos momentos hubiera decidido volver.
—Que no sabía que parte de no voy a volver sin Bella no
habría entendido porque…
—Por favor hermano deja ya el asunto no le des más vueltas
que papá espere sentado y…mirad por allí viene María con…. —Edward se volvió
hacia donde Alice le señalaba asustado por la extraña expresión que su hermana
había puesto, se había quedado blanca, sin palabras y sus ojos estaban tan
abiertos que se salían de sus órbitas sus piernas parecían no responderla por
lo que Jasper la estaba sujetando tan asustado como él...pero cuando volvió la
cabeza y observó lo mismo que Alice estaba viendo...se le heló la sangre en las
venas.
—¿Bella? –exclamaron los dos al mismo tiempo.
—¿Es ella?, ¿es esa tu Bella? –preguntó Rose que ya estaba a
su altura, con un brillo en los ojos. Su intuición y la de su hija había sido
la correcta. Su plan de momento estaba funcionando.
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