viernes, 25 de mayo de 2012

UNA CITA CASI A CIEGAS. CAPÍTULO 8: CARLISLE CUENTA SU VERSIÓN




DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer



Capítulo 8: Carlisle cuenta su versión
Por Edward
Cuando sus pies volvieron a tocar el suelo, comenzó a dar saltos, gritos y vueltas a su alrededor mientras gritaba Jasper, Jasper, mi Jasper ha venido a verme. Conclusión, todo el aeropuerto mirándonos  intentado averiguar  quién era el tal Jasper  que  había ido a verla. Cuando Alice se calmó, o mejor dicho, cuando su pobre y sufrido novio consiguió que se calmara,  y  después de los respetivos besos y saludos nos fuimos a una cafetería para que desayunaran y poder hablar.  Los chicos se sentaron en otra mesa para darnos privacidad. Carlisle, muy serio, empezó su relato.
—Tenía veintidós años cuando vi por primera vez a Esme y a  Elizabeth Vulturi. Acababa de terminar la carrera y tu abuelo Edward me esperaba ansioso para que ocupara mi lugar junto a él. Nada más llegar me presentó al dueño del otro periódico importante de Chicago, Vulturi’s News,  y me dejó caer que no nos vendría nada mal una alianza en forma de matrimonio. Me comentó que Marco tenía una hija de mi misma edad guapísima y que no estaría mal que nos casásemos. Yo por aquel entonces era un chico muy inocente Edward, nada parecido a ti que has luchado con uñas y dientes contra un matrimonio que no quieres ni deseas. Yo era más conformista.  Tu abuelo me dijo que si me negaba él no me iba a forzar, ya que los Cullen no necesitaban de ningún matrimonio pues su empresa era fuerte y solvente, aunque esa alianza reforzaría el negocio,  así que…. fui a conocer a la chica. Lo malo es que conocí  a la chica… y a la hermana… y esa fue la que de verdad me gustó. El problema… Esme solo tenía quince años.
—Marco y mi padre se dieron cuenta de esto y Marco, en su afán de unir nuestras familias, me dio permiso para  cortejarla dentro de unos límites, claro está. ¿Porqué Marco me dio su consentimiento?, muy sencillo, por ansias de poder.  No olvidéis que nosotros somos una de las familias mas prestigiosas e influyentes de Chicago, casarse con un Cullen representa prestigio y poder, algo que todo el dinero de los Vulturis no era capaz de comprar. Pero, como es lógico, me puso unas condiciones. La primera que Esme consintiera en el matrimonio pues jamás sería el culpable de la infelicidad de una de sus hijas. Segunda,  hasta que no tuviera dieciocho años no nos podríamos casar ya que solo era una niña y tenía que terminar sus estudios y, eso sí, tenía que darle la oportunidad de hacer una carrera si ella quería. Yo acepté esas condiciones por supuesto ya que Esme me gustaba mucho y yo a ella también.
—En el momento en que hablé por primera vez con Marco sobre su hija me di cuenta que a pesar de ser un hombre frio y calculador, Esme era su debilidad, su ojito derecho. Me advirtió que tuviera cuidado y fuera cauto ya que era solo una chiquilla sin  ninguna experiencia y yo un hombre adulto. Me dijo que pagaría las consecuencias si alguna vez le hacía daño.  Comencé a cortejarla con cuidado y precaución, intentando ganarme su confianza y su amistad. Yo pensé que la otra hermana, la cual me caía bastante mal, iba a enfurecerse por mi decisión pero muy lejos de eso, alentó esa relación ya que las dos hermanas se llevaban a las mil maravillas, la fomentó, nos ayudó y se hizo mi amiga… mi mejor amiga.
—Mi  relación con Esme fue avanzado a pasos agigantados, estaba claro que ella también sentía lo mismo por mí y un buen día me propuso dar un paso más. Al principio yo me negué, ¡por Dios era una chiquilla!, sería  su primera vez, tenía que estar segura. Pero mi rechazo la dolió pues pensaba que ella no era lo suficientemente  buena para mí ya que solo era una niña tonta y  sin experiencia. Yo no podía permitir que pensase eso, ¡por Dios! estaba loco por ella y la deseaba como nunca había deseado a una mujer, pero me frenaba su juventud cosa que ella no entendía. Discutimos, Esme se puso a llorar, yo quise consolarla, una cosa llevó a la otra… nos dejamos llevar y…  sucedió. No recuerdo de donde salieron  los condones que me puse pues fueron varias las veces que hicimos el amor aquella mágica noche que nunca olvidaré. Más tarde me dijo que se los había dado su hermana
—Después de esto pasamos unos días maravillosos, inolvidables, pero de repente algo cambio y mi Esme empezó a mostrarse distante, como temerosa de algo, un día sin más desapareció. Me dejo una nota, una simple nota en la que me decía que ella no era para mí, que no me amaba, que se había dado cuenta cuando hicimos el amor. Me decía a su vez que le había dejado otra nota a su padre pidiéndole perdón, eximiéndome de toda culpa y explicándole que se marchaba.  No la volvimos a ver ni a saber nada más de ella hasta que regresó convertida en toda una mujer y… acompañada.  Yo simple y llanamente no me lo podía creer, Esme es una mujer que no sabe ocultar sus sentimientos y yo estaba completamente seguro de que me amaba era eso…o que había estado fingiendo y esa última idea se instaló en mi mente y se quedó ahí para mortificarme.
—Cuando hablé con Marco,  éste estaba desesperado porque  como ya he dicho,  Esme era su ojito derecho. Por lo visto en su nota,  para  tranquilizarle,  le dijo que tenía plaza en un instituto nuevo donde terminaría sus estudios  y luego empezaría  la universidad en algún lugar de su elección. Le dijo que no se preocupara pues  contaba con  dinero suficiente para ir tirando y que después trabajaría, no sería ni la primera ni la última mujer que lo hiciera. Le pidió perdón por alejarse así, pero le dijo que no me amaba y que de quedarse temía verse embarcada en un matrimonio que ella no quería y que por favor no intentase buscarla. Que no me culpara ni me cuestionara a mí porque yo no era el culpable y  la había tratado muy bien, que era ella la del problema.
—Marco, por supuesto hizo caso omiso de su petición y la buscó por cielo y tierra sin éxito alguno porque a pesar  de todo el ejército de detectives que puso en su búsqueda, nadie consiguió encontrarla. Ningún archivo de ningún instituto del país reflejó jamás el nombre de Esme Vulturi entre sus alumnos, estaba claro que de algún modo había cambiado de apellido. Yo no me lo podía  creer ni Marco tampoco, solo tenía quince años, ¿cómo era posible que hubiera sido capaz de desaparecer de ese modo tan maestro? Me preguntó si yo le había hablado alguna vez de matrimonio a Esme. Yo, por supuesto le dije que no pues era temprano y según una de sus condiciones ella tenía que acceder por voluntad propia y para eso debía de ganármela. Marco asintió suspirando derrotado y me pidió perdón por el daño que su hija me había causado y me dijo que siempre sería bien recibido en su familia.
—No hace falta que os diga que la  odié, la odié con todas mis fuerzas por dejarme así. Ese día me fui a un bar y bebí hasta hartarme. Solo recuerdo de aquella noche que Elizabeth  llegó en mi rescate. Me llevó con ella a una habitación de hotel para que me recuperara. Me dejó llorar y desahogarme hasta que el sueño me venció.
—Al día siguiente estuvimos charlando y me dijo que nadie mejor que ella para entenderme ya que le había sucedido algo similar hacia tan solo una semana. Me confesó que estaba enamorada de un hombre al que su padre consideraba no apto para ingresar en la familia por lo que habían mantenido la relación en secreto, cosa que me extrañó al principio ya que Marco me había dejado claro aquella vez con su primera condición que le importaba y mucho la felicidad de sus hijas. Pero pensé que podría tratarse de un hombre que no la amase, un vividor que solo buscase su dinero tratando de embaucarla y por eso se oponía temiendo que la fuese a hacer infeliz. El caso es que solo Esme sabía de él ya que eran confidentes y por aquel entonces se llevaban muy bien. Elizabeth me dijo que Félix, como así se llamaba el individuo, abrumado por lo que se le caía encima la había dejado no sin antes acostarse con ella lo que confirmo mi teoría sobre el vividor y de la razón por la que  Marco se negaba a dar su consentimiento y aceptar esa relación. Por supuesto a ella no se lo pregunté pues la veía demasiado dolida y afectada como para ahondar en la herida.
—Elizabeth me dijo que  le entregó su virginidad como despedida a sabiendas de que esa era la última noche que pasarían juntos pues sabía de sobra que la iba a dejar, lo supo desde el primer momento en que se encontró con él aquel día, por su mirada, por su expresión, por su distanciamiento. Pero también que nunca amaría a otro hombre aunque en ese momento lo odiase por haber sido un cobarde y no  haber luchado. En ese momento me sentí más cerca de ella de lo que nuca me había sentido con nadie ya que mis sentimientos hacia Esme eran los mismos, la odiaba por lo que había hecho al tiempo que comprendía que, llevada por su juventud, se hubiese asustado y huido, pero sobre todo la amaba y nunca dejaría de hacerlo. Me acerqué a Elizabeth, la abracé y juntos pasamos un buen rato llorando nuestras respectivas penas uno en brazos del otro. Ahí nuestra amistad se afianzó un poco más.  Cuando nos calmamos Elizabeth me explicó  que Esme no era más que una niña, me pidió que no la odiase ya que el odio no era un buen sentimiento, al fin y al cabo el adulto era yo y  tenía que haberme controlado mejor, que la había asustado y lo comprendí vamos si lo comprendí y me odié por ello y…me convencí de que lo mío con Esme no tenia futuro… ella se había marchado, había huido  para nunca más volver.  
—Unos días después Elizabeth empezó a estar triste, parecía preocupada y ausente, cuando le pregunté me contestó que no era nada, que echaba de menos a Esme, pero al día siguiente la encontré llorando con algo en las manos, al quitárselo vi que era una prueba de embarazo y que esta daba positivo. Me confesó entre lágrimas,  que su encuentro con el tal Félix  había traído consecuencias y que estaba embarazada. Sentí que la debía algo, mi propia cordura tal vez, ella había sido la única que había estado allí para apoyarme, para consolarme, así que me casé con ella cosa que Marco me agradeció en privado. Yo no tenía muchas ganas ni estaba convencido, en mi fuero interno mantuve la esperanza de que Esme regresara, de que Marco la encontrara pero…  en realidad no era más que un hombre despechado y… me casé.
—Los dos nos consolábamos mutuamente, no había amor, pero si respeto y cariño. Elizabeth me pidió que durmiéramos en habitaciones separadas y yo, por supuesto, accedí ninguno de los dos teníamos ganas de llevar nuestra relación a ese plano tan intimo…sin amor.
— Cuando ya estaba de casi nueve meses, me surgió un viaje de improviso por un problema que había en una de nuestras sucursales en Seattle y no tuve más remedió que marchar junto con Marco, Aro y Cayo pues el problema parecía ser de mucha importancia. De todos modos Elizabeth aun  no salía de cuentas y se quedó con Athenodora y sus hijas ya que nunca se ha llevado bien con Aro y Sulpicia. Además, tu tía ya estaba embarazada de Irina y a  punto también de parir. Lo más curioso del caso es que cuando llegamos a Seattle el problema no era tal… no existía pero aprovechamos para supervisar y ver de primera mano cómo funcionaba esa sucursal y que Randall, la persona que estaba al mando, hiciera bien su trabajo.
—Al regresar ya habíais nacido Alice y tú, por lo visto fue un parto prematuro y con ella solo estuvo Athenodora ya que no quisieron llamar a mi padre que había quedado al frente de la empresa. Elizabeth me dijo que había sido muy rápido y no le dio tiempo a llamarme, cosa que me enfureció ya que no lo entendí. Ella tenía que haberme llamado, no esperar a que regresase. Esa fue nuestra primera discusión fuerte pero lo dejamos pasar por vosotros y...por la familia aunque Aro y su mujer también le recriminaron lo mismo.
—Cuando os tuve en mis brazos por primera vez,  me sentí el hombre más feliz del mundo. A pesar de no ser vuestro padre biológico os quise como a mis propios hijos desde el momento en que os vi, ya que una fuerza extraña me atraía hacia vosotros… me llamaba.
—A partir de ahí tu  madre dejo de ser esa mujer con la que me había casado, esa amiga que estaba ahí para todo y se fue   convirtiendo poco a poco en la mujer que ahora conocéis, cosa que se agrandó cuando conoció a mi primo  y a  su hija Tanya. No entiendo muy bien el cambio de actitud ni si la verdadera Elizabeth es la de antes o la de ahora, solo se… que ya me tiene harto.
—Cuando paso el periodo de cuarentena me pidió, más bien me exigió, que fuéramos un matrimonio en todos los sentidos. Yo al principio me negué, por ¡Dios! no la amaba pero…al final cedí ya que me dijo que cuando nuestros hijos fueran creciendo nos pedirían una explicación de por qué no dormíamos juntos y…esa fue suficiente razón, no quería dañaros explicándoos antes de tiempo una verdad que podríais no entender y, al mismo tiempo, me aterraba perderos.
— Años después, Esme regresó,  pero… ella tenía su vida y yo la mía junto a Elizabeth.
—Marco la perdonó y le dio su lugar, lo que hablaron… nadie lo sabe, solo sé que fue Aro quien consiguió dar con su paradero y la trajo de vuelta. Tomó el puesto que le correspondía en la empresa como accionista empezando a su vez a trabajar en ella ya que había cursado la carrera de periodismo entre otros estudios y estaba perfectamente facultada para tomar un puesto directivo y de responsabilidad en una empresa que también era suya.
—Poco a poco empezó con vosotros la extraña, maravillosa y admirable relación que tenéis. Tu madre al principio se opuso, pero nada pudo hacer  conforme ibais creciendo ya que parecíais imanes. La relación con Irina y Kate era maravillosa, alentada por Aro y tu tía y muy pronto se hizo extensiva a vosotros.  Por otro lado sé que Marco y vuestra madre tuvieron una larga e intensa conversación, tampoco sé exactamente que hablaron solo que Marco la obligó a dejar que Esme se acercara a  Alice y a ti, pero no me dio más explicación y yo tampoco se la pedí. Ella era vuestra tía y se portaba bien con todos sus sobrinos, no me parecía justo negárselo.
—El reencuentro para mí fue horrible, no podía mirarla a la cara, sencillamente no podía y había vuelto tan guapa. Ya no quedaba nada de aquella niña asustada de tan solo  quince años y en su lugar había una hermosa mujer que enseguida congenio con todos vosotros. En ese momento valoré la posibilidad de un divorcio, pero ¿para qué?, posiblemente ella me rechazase ya que en su día dejó bien claro que no me amaba.   Y  además no volvió sola sino acompañada de un tal Demetri que fue su novio durante bastante tiempo y eso nos terminó de separar.  Después la pareja rompió, Esme nunca nos dijo porqué y no se la conocen más novios hasta  la fecha.
—Nosotros, nunca hemos hablado de aquello jamás, nuestra relación es la que es, la que vosotros veis, pero todavía tenemos esa conversación pendiente y está ahí desafiándonos. Supongo que no quiere inmiscuirse en nuestro matrimonio. Al principio me miraba con odio y resentimiento como si me desafiara, como si supiera algo que se suponía que yo también tenía que saber.  Al mismo tiempo, esa relación de camaradería que había entre las hermanas había desaparecido, dando paso al odio que ahora se tienen ¿por qué? no lo sé.
—Y esa es la historia hijos, ahora odiadme o comprenderme pero por favor no juzguéis a Esme, ella era muy joven, inocente e inexperta y… se asustó.
Alice y yo estábamos en shock desde el momento en que escuchamos que Carlisle no era nuestro verdadero padre, mejor diríamos padre biológico porque nuestro padre de verdad si lo era yo lo tenía más que claro. Nos había educado, cuidado, querido y se había hecho cargo siempre de nosotros, cosa que nuestra madre, nuestra verdadera madre nunca había  hecho. Pero eso no impedía la incredulidad que sentíamos. Alice y yo nos miramos y miramos juntos a Carlisle
—Entonces… ¿ese tal Félix es en realidad nuestro padre biológico?
—Al principio estaba convencido de ello, pero pronto empecé a notar, como todos, las semejanzas físicas que vosotros teníais conmigo. Los dos habéis sacado los ojos verdes característicos de la familia de Dydime ,pero vuestro aspecto físico, el color de la piel, la forma de mi barbilla… ese color de pelo tuyo Edward y ese desorden en él son herencia directa de mi abuelo y eso es algo que no podía pasar  por alto. Alice  tú, tú sacaste la forma y el color de pelo  de mi madre, tu abuela,  que en paz descanse y si no fuera por esos ojos verdes  serias su viva imagen –y para corroborarlo saco una foto de su cartera de una mujer joven, más o menos de nuestra edad que muy bien podría haber pasado por Alice sino fuera porque esta tenía los ojos azules de Carlisle.
—Un día y sin que tu madre se enterara os llevé conmigo a ver a un medico amigo mío y le pedí unas pruebas de paternidad. Las pruebas dieron positivas… los dos sois hijos míos
Tanto Alice como yo lanzamos un gemido de alivio ante semejante declaración pero fue momentáneo ya que mi padre es y siempre ha sido Carlisle Cullen y así se lo hice saber.
—Papá,  aunque las pruebas hubiesen dado negativas y nosotros fuésemos en verdad hijos biológicos de ese tal Félix, quiero que sepas que yo te seguiría considerando mi padre, el único que he conocido y el único que se preocupo por mi hermana y por mí y nos cuidó.
—Amen a eso hermanito –Carlisle con lagrimas en los ojos nos abrazo a los dos durante un buen rato, luego prosiguió…
–Con las pruebas en la mano encaré directamente a vuestra madre quien, al verse pillada me confesó que aquella noche en que me sacó de aquel bar habíamos hecho el amor,  pero que me lo había ocultado porque ninguno de los dos estaba pensando en el cuerpo con el que intercambiaba la experiencia, sino que nuestras mentes estaban con esos dos traidores que nos habían abandonado. Di la explicación por buena y no investigué más pero me daba mucha rabia cada vez que veía un desplante de Elizabeth hacia vosotros, o cada vez que demostraba  el poco cariño que os tenía. Cuando le preguntaba solo me decía que le recordabais a aquellos dos que nos habían orillado a estar en la situación en la que estábamos.
—Como ya os digo poco a poco fue sacando a la luz su verdadero yo y cuando conoció a mi primo decidió que Tanya debía casarse contigo y desde entonces, las fiestas, las reuniones sociales y la cruzada a favor de Tanya y su matrimonio contigo han presidido su vida.
—Pero lo peor empezó cuando Esme regresó y esta quiso acercarse a vosotros ya que se opuso  abiertamente  a ello y las dos demostraron el odio que había nacido entre ellas y que cada vez se iba haciendo más grande y profundo. Pero  como digo no tuvo más remedio que claudicar y dejarla estar con vosotros ya que Marco y Aro la obligaban, no sé cómo pero lo hacían, y como digo parecíais imanes, como si una fuerza extraña y desconocida os llevara hacia ella. Esme por su parte era feliz tanto con vosotros como con Irina y Kate y, por supuesto con su cuñada Sulpicia. Pero con su hermana y Athenodora se llevaba cada vez peor y no te cuento conmigo, cada vez que me miraba, había odio, reproche, dolor, mucho dolor. Y yo no entendía por qué y sigo sin entenderlo ya que yo no había sido el que había fallado, era ella la que marchó.
—¿Y nunca le preguntaste la razón?
—Muchas veces pero nunca ha querido decirme más allá de lo que ya me dejó dicho en su nota.  La primera vez que la encaré  me miró a los ojos y me dijo que era un hipócrita y que como era capaz de preguntar eso, dio media vuelta y se marchó.  Poco a poco y con el pasar de los años nuestra relación se ha ido suavizando hasta llegar a lo que tenemos ahora.
Después de ese sorprendente relato de mi padre, que nos había dejado exhaustos tanto a mi hermana como a mí, salimos de esa cafetería con un nuevo objetivo, enfrentar a Esme. Nosotros, junto a los chicos,  nos fuimos en el metro a buscar a las chicas y a Emmett para ir a comer y mi padre fue a buscar a Elizabeth para intentar obligarla a que volviera con él, pero me expresó su deseo de conocer a Bella antes de marcharse.  
—Edward por cierto ¿has encontrado ya secretaria? –me interrogó cuando nos estábamos despidiendo.
—Lo cierto es que no, he entrevistado a unas cuantas pero todas parecen más interesadas por mi físico que por el trabajo en sí y yo necesito a alguien eficiente.
—Verás hijo ¿te importaría contratar a Ángela?, ella y Ben son novios formales desde hace un tiempo y al enterarse de que habías nombrado a Ben como corresponsal de nuestro periódico aquí, ella hablo conmigo para solicitarme ese puesto ¿qué te parece?, yo podría quedarme con Jessica.
—Pues me parece genial papá., Ángel es una secretaria excelente, justo lo que estaba buscando pero… que tengas suerte con Jessica. No es mala trabajando no creas, es eficiente, hace lo que  le dices pero….
—Otra a la que parece interesarle más tú físico que el trabajo ¿no?
—Pues sí, padre, pues si y… sinceramente había veces que me ponía muy nervioso y violento.
—Bueno, creo que conmigo no podrá, de momento soy un hombre casado –y no pude evitar advertir el tono con que dijo ese… de momento pero… no le pregunté nada… solo me despedí de él y le di la dirección de nuestra casa para que viniera a conocer a mi  Bella.
El camino hasta el centro de Madrid, donde habíamos quedado con las chicas fue muy solemne. Éramos un grupo my unido y no había secretos entre nosotros así que, naturalmente, les contamos la conversación.
—Pobre Esme –dijo Garrett y todos concordamos con él. El silencio se instaló entre nosotros hasta que Jasper volvió de nuevo a hablar
—En toda esta historia hay algo que no me cuadra pero…
—¿Qué quieres decir? –le increpó Alice
—De momento nada mi amor, ya me conoces, os contaré  mis dudas cuando yo mismo las tenga claras –y como todos conocíamos a Jasper de sobra como para saber que de momento no hablaría seguimos nuestro camino en silencio… bueno en silencio, silencio no… estuvimos callados hasta que… Alice y yo nos perdimos y sin darnos cuenta aparecimos en un sitio que se llamaba Alameda de Osuna y  descubrimos de que no teníamos ni puñetera idea de donde estábamos.
—Alice, cariño, Edward tiene un pase preciosa pero tú no tienes excusa has debido hacer este camino un montón de veces.
—No nunca lo he hecho, Emmett o Bella suelen venir a buscarme en el coche... ya sabéis… las maletas.
—Ah claro acabáramos, la señorita viene a Madrid para dos días y se trae cinco maletas, ¿cómo he podido ser tan estúpido como para olvidarlo? –dijo Laurent con sus habitual sarcasmo  –y claro cuenta con choferes particulares ya me va cayendo mejor esa novia tuya Edward, pobrecilla debe tener vocación de mártir y una paciencia sin límites para aguantar aquí a la miss –si tú supieras pensé para mí mientras cogía el teléfono para llamar a Bella a ver si entre ella y sus hermanos eran capaces de sacarnos de ahí, pero a Jasper se le ocurrió otra idea mejor.
—Ese señor por cómo va vestido debe pertenecer al metro, vamos a preguntar antes de que salgamos fuera del país sin darnos cuenta  –y gracias a las indicaciones del buen señor al cual Alice como siempre le volvió loco, conseguimos llegar a nuestro destino donde las chicas ya nos estaban esperando.
Cuando diablo tres y diablo cuatro vieron a sus respectivos tuvo lugar un deja vu en mi mente ya que una escena igual a la del aeropuerto tenía lugar ante mis ojos.  Diferencias, no era una sino dos las que se colgaron al cuello de sus respectivas parejas y Alice se les unió colgándose a su vez de Jasper. Quedábamos Esme, Bella, Rose, Emmet  y yo para evitar la caída.  Es obvio que éramos suficientes para evitar el fatal desenlace pero  no pudimos, dimos todo de nosotros, pusimos de nuestra parte pero… no pudimos. La torpeza de Bella  hizo acto de presencia y al tropezarse con un obstáculo invisible Emmett y yo intentamos sujetarla pero fue inútil y caímos al suelo con ella. Mi hermosa y patosa novia, en un intento de evitar su propia caída  se agarró al brazo de Garrett  quien sostenía a Kate. Kate  se agarró a la coleta de Laurent e Irina a su vez  intentó sujetarse del hombro de Jasper quien arrastró a Esme y a Rose con él y caímos todos en un montón amorfo y sin vida unos encima de otros. Si hubiéramos estado jugando a Twistter seguro que ni en broma hubiéramos conseguido un lio más perfecto.   Para colmo de males y, como siempre, la fuerza se nos iba por la boca y ninguno  conseguíamos levantarnos.  La situación era divertida, todo el mundo se paraba a mirarnos formando un corro de gente a nuestro alrededor,  un reloj sonaba en la distancia dando la hora, las patas de un caballo se situaron a mi lado… ¿un momento?, ¿las patas de un caballo? Subí mi vista hacia arriba y me encontré con unos estribos a los que se sujetaban unas botas de militar muy lustrosas y relucientes, un poco más hacia atrás pude apreciar desde mi posición un tanto indefensa unos enormes testículos de caballo junto a una no menos lustrosa cola del susodicho animal. Seguí subiendo los ojos para apreciar unos pulcros pantalones azules estilo  militar, una camisa de policía perfectamente planchada y sin ninguna arruga y... por fin una cara con un enorme ceño fruncido que no presagiaba nada bueno ¿porqué siempre nos metíamos en estos líos?, pensé mientras conseguía levantarme ya que mis compañeros de fatigas al percatarse también de la presencia policial se habían ido incorporando del suelo con la risa atorada en la boca.
—¿No son ustedes ya muy mayorcitos como para armar estos escándalos? –preguntó el policía muy serio mirando a Esme –pobre mujer al ser la de mayor edad del grupo cada vez que nos metíamos en un lio las autoridades pertinentes siempre se dirigían a ella, pero Esme no era mujer que se achicase ante nadie y además mis otros cinco diablos, Bella incluida, ya había cerrado filas a su alrededor.
—No estábamos haciendo nada malo, solo que hemos perdido el equilibrio, nos hemos agarrado los unos a los otros y hemos caído al suelo ¿es eso un delito acaso?,  en lugar de estar con esa cara de vinagre podría usted preguntar si alguno de nosotros esta herido o hemos sufrido algún dañó, pues vaya con la hospitalidad española yo creí…
—Señora…
—Señorita sino tiene usted inconveniente…
—Bueno pues señorita –dijo el pobre policía empezando a armarse de paciencia…como siempre –están ustedes alterando el orden público desde el momento en que han conseguido que la gente se arremoline a su alrededor y este tipo de llamémosle reuniones están prohibidas en la Puerta del Sol   y sus alrededores desde que…
—Disculpe agente no lo sabíamos pero en cualquier caso debe tener usted mucho trabajo hoy ya que en todo el rato que llevo aquí no he hecho mas que ver gente formando corros para disfrutar de la música de los artistas callejeros o del espectáculo de los mimos, así que le aconsejaría que…—empezó a decir Bella defendiendo nuestro honor con uñas y dientes. Al ver  a esa mujer tan seductora  en esa actitud tan….tan… ¿sexy? mi pobre erección que hasta ese momento estaba muy callada me hizo saber que seguía allí, mis pantalones también me lo confirmaron.
—Mire señorita –empezó a decir el policía sacando una especie de radio para llamar a sus compañeros, era hora de intervenir, pero Emmett se me adelantó.
—No creo que al Gobierno de los Estados Unidos de América, le complazca mucho saber cómo tratan en España a sus ciudadanos ya que nuestro país es amigo y… aliado –le dijo enseñándole algo al policía. Este cambió de inmediato de actitud…
—Por esta vez les dejaré marchar, pero por favor que no se repita y acto seguido jaló al caballo y acercándose al corro de gente que se había formado y que estaban aplaudiendo como locos las palabras de mis dos diablos, comenzó a dispersarlos. Garrett, Jasper, Emmett,  Laurent y yo aprovechamos para coger a nuestras respectivas parejas y salir de ahí cagando leches. Yo llevaba de un brazo a Bella y del otro a mi tía mientras las dos,  alentadas por los aplausos,  seguían lanzando improperios y maldiciones contra el  pobre policía dejándome sordo en el proceso. Verás como de este país no me iba yo sin hacer una visita a sus cárceles y en este lugar no teníamos papaíto cuyos abogados nos sacasen de ahí y para colmo teníamos a Cayo y a la Reina detrás de nosotros.
Cuando hubimos salido del campo visual y auditivo del policía yo hice las pertinentes presentaciones entre Bella y los chicos. La saludaron muy cariñosamente y, como siempre pasaba con esta preciosa y maravillosa mujer, conectó con ellos en seguida. Mi pobre erección que no podía estarse quieta ni callada un solo segundo,  al observar esta escena me confirmó lo que yo ya sabia, esta mujer era…en todos los aspectos mi mujer perfecta…  mis pantalones nos dieron la razón.
Después de explicarle a Esme que Jasper, Garrett y Laurent me habían llamado para que fuera a por ellos al aeropuerto y que Carlisle había venido con ellos para intentar llevarse de vuelta a su hermana y a Tanya, por fin… conseguimos llegar al restaurante al que Emmett nos llevaba, un coqueto y bonito sitio situado al lado del famoso Mercado de San Miguel y cuya especialidad era todo tipo de arroces. Después de comer nos fuimos a seguir conociendo la ciudad, destino,  El Paseo del Pintor Rosales con su parque y su templo de estilo egipcio. Cuando mis diablos llegaron al mencionado parque todas empezaron a correr detrás de la sobrina de Bella como si fueran mas crías que ella. Ni que decir tiene que nosotros íbamos detrás intentando parar cualquier posible desastre menos mal que hoy si tenía refuerzos. Respiré aliviado ante eso ya que cada cual se ocuparía de su pareja, solo quedaba el cabo suelto de Esme, pobrecilla pensé para mí al recordar la conversación con mi padre,  a ver cuando podía hablar con ella. Debía de ser muy cuidadoso ya que cualquier cosa mal dicha y perdería para siempre la oportunidad de conocer su versión y no solo me daba miedo eso, sino que saliese huyendo otra vez. Definitivamente debería andarme con cuidado.
—¿Estás bien? –me preguntó Bella acercándose a mi
—Sí, amor tranquila es solo que…
—La conversación no ha sido nada agradable ¿verdad?
—Pues lo cierto es que no
—¿Tan grave es?
—Si te soy sincero no se todavía que adjetivo ponerle, solo te puedo decir que ha sido… impactante. Luego te lo cuento amor, es más, te pediría que me ayudaras a encontrar una excusa para hablar con Irina y Kate sin que este Esme.
—Esa es fácil, yo me la llevo a dar una vuelta con algún pretexto,  por ejemplo, sacar la basura, hay un buen paseo hasta el cubo.
—¿No podría hacerlo Rose?, veras es que… me gustaría que estuviese presente
—Edward yo… no soy de la familia… ¿qué les va a parecer a Alice y a las demás?
—Pues bien Bella, te has integrado muy bien entre nosotros, eres mi novia, lo que no verían normal es que no estuvieses presente amor.
—Está bien, si tu lo dices, hablaré con Rose.
—Gracias Bella –le dije atrayéndola hacia mí y dándole un beso en los labios. Al principio pretendía ser corto pero como siempre pasa entre nosotros, el beso fue ganando cada vez más intensidad. Su lengua pidió paso, mi boca se lo concedió y mi lengua le dio la bienvenida.  En ese momento me di cuenta de una realidad, antes, cuando salíamos todos en grupo, éramos dos los cabos sueltos y yo a veces me sentía de más, como si sobrara. Ahora sin embargo tenía a Bella a mi lado completándome y complementándome, me sentía feliz y pleno aun a pesar de la revelación de mi padre.  Sentía que ahora tenía a alguien a mi lado y eso para una persona como yo, que se sintió solo  en ese sentido casi toda su vida, era una sensación maravillosa.  A partir de ahora cuando fuera con el grupo yo tendría mi propia pareja, ya nunca me sentiría de más, como si sobrase.
—A ver tortolitos dejad eso para la intimidad del dormitorio –dijo Kate interrumpiendo mi momento mágico –vamos a entrar a ver el templo de Debod ¿estáis conformes?
—Si contestó Bella entusiasmada, Rose,  Rossie y yo tenemos un truco que enseñaros que os va a encantar –no sé porque me alarmé ante ese, en apariencia, inocente comentario.
Entramos en el famoso templo y Bella, Rose y la niña, arrastrando a las demás con ellas,  se fueron derechas hacia una de las salas. Nosotros fuimos corriendo detrás  alarmados  pues no teníamos bastante con cuatro diablos peligrosos que se nos habían añadido tres más a la ecuación. Emmett a nuestro lado era el más tranquilo de todos y además iba riéndose lo que denotaba que ya sabía de la trastada que estas iban a hacer.
Cuando llegamos a la sala en cuestión solo alcanzamos a ver a Irina y Kate a cuatro patas sobre el suelo y gateando para meterse por una especie de agujero lo bastante grande para que cupiera una persona a gatas y que estaba situado  en la parte baja de la pared, pero ni rastro de las otras. Juraría que a través del muro podía oír los gritos y exclamaciones de asombro y diversión de Alice y Esme a los cuales se unieron Irina y Kate cuando desparecieron de nuestra vista.  Nos miramos entre nosotros extrañados pero de pronto vimos a Emmett hacer la misma operación y desaparecer  por el misterioso hueco. Si ya era cómico ver a mis dos primas en esa postura, ver a Emmett fue espectacular,  parecía increíble, todo un agente del servicio secreto jugando al escondite de esa forma.
—El caso es que se las oye por aquí detrás  —dijo Jasper mientras observábamos como una niña cualquiera, desconocida para nosotros, se había metido junto a sus padres por el mismo misterioso hueco.
—Pues yo no voy a ser menos, vamos a desentrañar el misterio –dije yo poniéndome a cuatro patas y gateando por el agujero, pero cual no fue mi susto cuando me encontré de frente con la cara de Kate viniendo hacia mí, así que tal como estaba empecé a retroceder y mi… ejem… trasero,  chocó contra la cara de jasper que iba detrás, su trasero chocó con la cara  de Laurent y así sucesivamente.
—Ah pero ¿vosotros también venís?,  ¡chicos! retroceded que vienen los otros.
—Qué raro, con lo circunspectos  que suelen ser –escuché que decía Alice y yo rodé los ojos ante el comentario, ¿sabría ella el significado real de la palabreja que siempre nos dedicaba?, además alguien tenía que mantener la cabeza sobre los hombros ¿no?
Kate empezó a retroceder hacia atrás y nosotros seguimos nuestro camino hacia delante hasta llegar a otra cámara o sala similar a la anterior y entonces caí en que las dos salas se comunicaban por ese, llamémosle, especie de pasadizo secreto. La sala era como la otra, es decir, todo piedra y con unos cuantos galimatías de esos que dibujaban los egipcios, pero era curiosa. De repente la sala se empezó a llenar de gente que alentados por nuestra excursión había decidido seguirnos.
—Será mejor que volvamos que esto se empieza a parecer al camarote de los Hermanos Marx –y  empezamos a desfilar de la misma manera en que habíamos entrado a cuatro patas y gateando. Me puse para salir detrás de Bella y cuando su estupendo trasero se posó en mi cara, mi erección de pronto me volvió a saludar felicitándome por la estupenda idea que había tenido y mis pantalones me dieron un toque de  atención  que yo por supuesto no trate de ignorar ¿cómo iba a hacerlo con seméjate visión ante mi?, vamos ni loco, por el contrario me acerqué a ella todo lo mas que pude  e intente darle un mordisquito, el cual Bella notó a juzgar por la risa que se le escapó. Mi erección volvió a felicitarme por mi hazaña. Definitivamente esta mujer iba a matarme.
Cuando llegamos a nuestro destino, es decir, a la otra sala, me encontré con un montón de gente mirándonos asombrados de que 11 adultos y una niña saliésemos gateando de un agujero del muro. Cuando levanté la mirada, mis ojos descubrieron a uno de los vigilantes del templo que increpaba a la pobre Esme. Y ahí íbamos otra vez.
—A ver señora…
—Señorita por favor.
—Bueno pues señorita, es normal que sientan curiosidad pero vamos que lo haga un niño pase, pero ya son ustedes mayorcitos  –y ya estábamos otra vez con la frase del millón. La sobrina de Bella nos sacó de la  incómoda situación.
—Perdón, es culpa mía… no son de aquí y quería enseñárselo –le dijo con una cara de gato de Sreck tan perfecta que ni Alice e Irina, que eran expertas en  ella, podrían ponerla mejor.
—Eso es señor guardia y claro cuando la hemos visto desaparecer y que no volvía, nos hemos asustado y… —terció Irina poniendo la misma cara.
—Y claro en vez de ir uno solo a buscarla han decidido ir en cuadrilla verdad –dijo el hombre, pero la palabra se le quedo atascada en la boca al ver que un montón de curiosos estaban imitándonos haciendo honor a ese refrán que rezaba, donde fueres, haz lo que vieres—. Está bien circulen por favor –y salimos de ahí para ver el resto del Templo, audiovisual incluido para fastidio de la pobre niña.
Al salir del Templo seguimos paseando y llegamos a la Moncloa y desde allí nos llevaron a ver la Universidad Complutense. Bella me mostró su facultad y  se empeño en que nos hiciéramos una foto en la puerta todos juntos y después una solo conmigo. Esme al salir aquella mañana me había cogido una de mis cámaras, solo ella tenía permiso para usar mi equipo pues  había estudiado algo de fotografía aunque no era profesional y sabía perfectamente cómo usarlo, aunque agradecería que de vez en cuando me pidiese algo de consejo…pero en fin. Puse  mi  cámara en disparo automático, corrí para ponerme a lado de mi novia y… momento inmortalizado. Esme se ocupo de sacarnos la foto a mí y a Bella después de una interminable discusión sobre ángulos, posturas, etc., y como siempre nadie me preguntó. Volvimos sobre nuestros pasos a Moncloa y desde allí bajamos hasta la plaza de España, Gran Vía, Callao y de nuevo la puerta del Sol y la Plaza Mayor donde cenamos. El viaje a casa en metro y después en tren fue algo mas…soportable ya que cada oveja sujetaba a su pareja y Laurent se encargó de controlar a Esme así que  yo podía concentrarme en Bella, su cercanía, mis pantalones pidiendo auxilio y mi erección bailando al compás de los traqueteos del vehículo.  ¡Hay Dios! que ganas de hacerle el amor ahí mismo. De nuevo nuestras miradas se conectaron y nuestros ojos se dijeron todo lo que se tenían que decir, era extraordinaria la comunicación silenciosa que habíamos aprendido a tener.
Cuando llegamos a casa, Rose como quien no quiere la cosa y como si se lo pudiera decir a ella al igual que a otra, le pidió a Esme que la acompañara a tirar la basura y esta aceptó encantada. Rose no tenia padres y me da la impresión de que Esme la había adoptado  como su madre, no me extrañaba ella era una mujer muy maternal. Ni que decir tiene que Alice sabedora del plan le había contado a Rose el asunto aprovechando un momento en el que mi tía iba paseando entretenida y despistada al lado de los otros diablos.
Aprovechando su ausencia pasé a relatarles  nuestra conversación con Carlisle  a las chicas y a Emmett quien se ofreció para marcharse, pero yo se lo impedí y Alice estuvo de acuerdo, lo conocía desde hace poco pero para mí era ya como un hermano más.
—No me cuadra, hay varias cosas que no me cuadran –comenzó a decir Bella una vez que yo terminé de contar la historia.
—A ver si coincides conmigo Bella,  ¿qué es lo que no te cuadra exactamente? –dijo Jasper
—Varias cosas, a ver, una mujer como es debido y con  eso me refiero a alguien que no sea una zorra en toda la extensión de la palabra, no le entrega su virginidad a un hombre y se larga días después argumentado que se ha dado cuenta que no lo ama.  Las mujeres nos tomamos eso muy en serio, puede que como hombres no lo entendáis pero…
—Yo si te entiendo –los demás asentimos en conformidad con Jazz –y además es una de las cosas que a mí tampoco me cuadran, sigue Bella por favor.
—Bueno pues luego está el hecho de que Elizabeth os tuvo prácticamente sola sin nada más que Athenodora como compañía. Yo no he tenido hijos pero…siempre se tiende a llamar a todo el mundo ya que necesitas estar acompañada pues se pasa mucho miedo y…sobre todo a localizar al padre.
—Sigo coincidiendo contigo Bella, entiendo lo que intentas decir pero… ¿es posible hacer eso? –los demás los escuchábamos sin comprender ¿hacer qué?
—Sí Jasper, claro que es posible, con dinero todo es posible, te sorprendería saber la cantidad de madres de alquiler que dan a luz a unos hijos cuyas madres simulan un embarazo perfectamente. Yo hice un reportaje sobre eso.
—Pero en la intimidad del cuarto –dije yo comprendiendo la teoría de Bella
—No había esa intimidad Edward no recuerdas esa parte de la narración,   Elizabeth se las apañó  para que no la hubiera diciéndole que dada la naturaleza de su relación dormirían en cuartos separados.
—Y hay otra cosa que hemos pasado por alto –intervino de pronto Garrett. Kate cuando yo te conocí, no era nadie, ¿recuerdas?, y aun así tu padre me recibió con los brazos abiertos y…tu abuelo, o sea, Marco no puso nunca ninguna objeción a nuestra relación, siempre he sido bien recibido entre los Vulturi bueno… a excepción de Athenodora y sus hijas, como no –añadió con sarcasmo.
—Bueno eso puede explicarse porque soy su nieta y era mi padre el que debía de aceptarte…no él.
—Vamos Kate parece mentira que no conozcas al abuelo… y está el hecho de que Marco le dejo bien claro a Carlisle que Esme era la que tenía la capacidad de decidir,  ¿por qué no ir a hablar directamente con él en lugar de huir?
—Sigo sin entender…
—Y yo tampoco lo entiendo  —dijo de repente la voz de Esme desde la entrada con los ojos llenos de lagrimas, mientras Rose nos pedía disculpas con la mirada…
—Ella ha sospechado que algo pasaba cuando Elizabeth le ha llamado para increparle por hacer que Carlisle viniera a España y malmeterla contra él. Por lo visto, han tenido una discusión muy fuerte, Carlisle le ha pedido el divorcio y  le ha dicho que os ha contado la historia. Elizabeth estaba muy enfadada, ha insultado a Esme por teléfono como nunca y le ha echado la culpa de romper su matrimonio…lo último que hemos oído ha sido como Carlisle le quitaba el teléfono de la mano llamándola maldita mujer, pero Esme le ha colgado y ha venido directamente para acá no he podido detenerla.
Mientras iba diciendo todo esto Esme se había sentado a nuestro lado y nos miraba con terror y con lagrimas en los ojos.
—Ya que vuestro padre –dijo Esme con sarcasmo y llorando —se ha tomado la libertad de contaros una versión llena de mentiras bien está que escuchéis la mía
—Pues adelante tía somos todo oídos –dijimos casi todos a la vez –Bella, Emmett y Rose hicieron intento de salir, pero ella les detuvo.
—¡No!, eres la novia de… Edward y vosotros sus hermanos, por la parte que me toca  podéis quedaros  –y dicho esto se colocó mejor  en el  sillón.
—Tu disertación ha estado muy acertada Garrett, mi padre será frio y calculador, pero nunca se opondría  a la felicidad de una hija.  Por otro lado, no me extraña Bella que tengas esas dudas y muy bien fundadas porque Elizabeth Vulturi… no es vuestra madre –dijo dirigiéndose directamente a Alice y a mi  –todos ahogaron una exclamación, todos menos yo… que ya me lo veía venir.
Esme empezó su relato



PARA CAPITULOS ANTERIORES, PINCHA AQUI


sábado, 19 de mayo de 2012

UNA CITA CASI A CIEGAS. CAPÍTULO 7:EDWARD VERSUS SCOOBY DOO Y CINCO DIABLOS SUELTOS POR MADRID





DISCLAIMER:  Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.




Capítulo 7: Edward versus Scooby doo y cinco diablos sueltos por Madrid
Pov Edward
Rojo, todo lo veía rojo de la ira que me entró nada más llegar y ver la escena que se estaba desarrollando en ese salón. Mi Bella estaba tirada en el suelo  con toda la cara llena de sangre,  las demás delante de ella en actitud defensiva y  mi madre y  Tanya arremetiendo contra ella.
Solo recuerdo haber llegado a casa en el coche de Emmett y ver un auto que claramente era de alquiler aparcado en la puerta. No me había tomado más de dos minutos el asimilar lo que sucedía y sin esperar a que Emmett  terminara de frenar me lancé al interior de la casa. Solo alcancé  a oír como mi Bella le decía a mi madre  que era ella quien se iba a casar conmigo.  No sé porqué ni como llego a decir algo como aquello, pero de lo que si estaba seguro era que este menda de aquí no iba a contradecirla,  no señor. Tenía muy claro que me había enamorado como un loco de Isabella Marie Swan   y, aunque era muy pronto,  la idea de Bella y yo casados se me antojaba una muy buena idea a pesar de no haber pensado aun en esa posibilidad.
Me lancé derecho hacia mi Bella para saber cómo se encontraba,  apartando a mi madre y Tanya. Ésta última  cayó de culo en el suelo. En otro momento y con cualquier otra mujer,  me habría sentido fatal, pero  esta mujer en concreto había agotado ya toda mi capacidad para ser amable y caballeroso, era la única que conseguía que mi  lado oscuro saliese a relucir. No era mi intención tirarla, pero si ella era una zorra que agredía a mi Bella, yo no tenía por qué ser un caballero.
Cuando estuve junto a ella, la tomé en mis brazos y nos miramos un momento a los ojos y solo eso me bastó para saber que a pesar del daño que le habían hecho, seguía conmigo,  determinada y dispuesta a luchar. Pero por otro lado y no sé por qué razón, me pedía perdón con la mirada cuando ella no tenía que pedir perdón de nada, absolutamente de nada. Saqué el pañuelo de mi bolsillo para intentar limpiarle inútilmente  la sangre que salida de su nariz y de sus labios. Alice ya había ido a por algo para curarla y Rose estaba en una esquina intentando calmar a su hija que se había asustado al entrar y ver lo que ocurría.
Con Bella aun sangrando entre mis brazos  y mi mal genio en plena ebullición,  encaré a esas dos  aberraciones humanas. Lo mejor de toda la situación, poder ver la cara de ¿incredulidad?, ¿sorpresa?, ¿rabia?, que tenia Tanya, si señor eso era lo mejor, pero eso no le limpiaba la sangre a mi Bella ni aplacaba mi mal humor.
—¿Cómo os habéis atrevido a ponerle un solo dedo encima?, ¡salid inmediatamente de esta casa si no queréis que llame a la policía y os denuncié por agresión! –les chillé, pero ninguna de las dos se amedrentó.
—¿Es verdad lo que dice esta zorra?, ¿es todo cierto? –me preguntó una Tanya que pretendía dar lastima poniéndose a llorar.
—En primer lugar Tanya,  es cierto que por aquí hay suelta alguna que otra zorra pero no es precisamente mi Bella así que cuidado con lo que dices. Y, en segundo lugar, no se exactamente que habéis hablado, pero sea lo que sea, lo corroboro, es todo cierto, ella es mi novia formal NO TU.
—Ella dice que os vais a casar –volvió  a encararme con unas muy bien llamadas lagrimas de cocodrilo en la cara.
—Si ella lo ha dicho es que será verdad ¿no?
—Por encima de mi cadáver –dijo mi madre
—Pues ya puedes ir eligiendo una caja, porque me temo que vamos a ir de funeral. Y ahora, ¿queréis salir de una vez de aquí o llamo a la policía?
—Ya la llamo yo –dijo Emmett —han hecho daño a mi hermana y  están asustando  a mi niña—, la cual seguía llorando desconsolada en brazos de Rose.
—No hace falta que llames a nadie, ya nos vamos –dijo mi madre cogiendo a Tanya por el brazo, pero esto no se va  quedar así, volveremos.
—Por supuesto que no se va  a quedar así, habéis agredido a mi novia y os vamos a denunciar, no voy a permitir que os volváis a acercar a ella, ya recibiréis noticias de los abogados, no os quiero a menos de un  kilómetro  de donde ella esté —las grité mientras veía como salían por la puerta.
—Perdón, ya sé que no he debido decirlo pero… es que… ellas… me estaban poniendo muy nerviosa  –me dijo mi Bella cuando esas dos por fin desaparecieron de nuestra vista.
—¿Decir que mi amor?  —le pregunté  acariciándola suavemente mientras veía como se le iba yendo el color de la cara y en ese momento recordé  que Alice me había dicho una vez que no resistía la sangre, que con su simple olor se mareaba.
—Que nos íbamos a casar, perdón Edward no quería poneros en ningún compromiso, ni a ti ni a ninguna de vosotras.
—Bella cariño, nos has hecho nada malo, no nos has puesto en ningún compromiso, que piensen y crean lo que les de la gana, tranquila, además, ¿no te seduce la idea de casarnos?
—Es un poco pronto para eso ¿no crees?, pero más adelante… no te diría  que no, cuando estemos más seguros   –me contestó llenando mi corazón de un sentimiento extraño ante su respuesta porqué de una manera u otra me estaba diciendo que sí pero no me dio tiempo a analizar el sentimiento ya que cada minuto que pasaba se  ponía mas blanca aun.
—Vamos, eso no es ninguna excusa, a mi me bastó solo un segundo para saber que estaría enamorada para toda la vida –dijo de repente Esme y todos nos la quedamos mirando.
—Porque sea la tía solterona no quiere decir que no haya tenido mi historia –contestó muy ofendida, pero no dio tiempo para analizar la respuesta ni preguntarla más, Bella se desmayó entre mis brazos.
—Tranquilo no te  asustes, siempre le pasa igual cuando huele la sangre –dijo Rose y Alice, que entraba en ese momento con algodón, agua oxigenada y gasas, se puso  curarla.
Con mucho cuidado la levanté del suelo y la llevé a nuestra habitación.  Me senté en la cama y la puse sobre mi regazo, no quería separarme ni un milímetro de ella, después de lo que la habían hecho sentía la necesidad de tenerla cerca de mí, de protegerla, de cuidarla. Ella las había encarado como una autentica fiera defendiendo su territorio y yo sentía la necesidad de que entendiera que había hecho bien que yo era su territorio y que ella era el mío.
—¿No habría que llevarla al médico? –pregunté con preocupación.
—No —dijo Emmett entrando con un frasco y poniéndoselo en la nariz para que lo oliera, ya la ha pasado otras veces y este es el remedio, tardara un poco en reaccionar, Esme ¿quieres hacer que huela de esta solución de vez en cuando? –le pidió a mi tía que era la que estaba mas cerca.
—¿Cómo es posible que nos hayan encontrado tan pronto –preguntó Esme cogiendo el frasco.
—No tengo ni idea –contesté –supongo que la han investigado ya que tenían su número de móvil, mi madre llamo a Bella el otro día.
—Espero que no haya sido capaz de algo así, pero mucho me temo que lo han conseguido de mí. El otro día llegué a casa más pronto para hacer las maletas y la pillé en mi habitación. Su número está en mi móvil y la dirección también. Argg si han estado hurgando en mis cosas juro que…— dijo Alice muy enfadada
—Yo creo que aparte de hurgar en tus cosas  la han estado investigando –dictamino Irina. Llamará a Laurent a ver si consigue averiguar algo, probablemente hayan contratado a uno de los detectives de la firma.
—Gracias Irina
—O puede que al final nos hayan visto y nos siguieran –dijo Kate.
—A ver, ¿qué es eso de que os siguieran? –pregunté un tanto mosqueado.
—Esto… verás… Bella nos pidió que no te lo dijéramos para no preocuparte pero las vimos en el centro comercial –y acto seguido me relataron su “aventura” y la verdad es que no sabía si enfadarme con ellas o reírme abiertamente como Emmett.  Al final opté por lo segundo, total enfadarme no me iba a servir de nada. Y, de todos modos, la manera en que consiguieron su número de móvil y de cómo encontraron tan pronto la casa, solo ellas lo sabían, nosotros solo podíamos especular.
 —Edward esto… ¿podrías dejar a Bella un segundo en la cama?, quiero hablar contigo, las chicas la cuidarán y te avisarán cuando despierte.
Puse a Bella suavemente sobre la cama y me levanté temeroso de lo que Emmett me pudiera decir.  Estaba serio, muy serio., y no era para menos. Tenía miedo de que todo esto hubiera sido demasiado para él y me fuera a pedir que me marchará. Mi corazón se encogió solo de pensarlo y mi estómago me dolía.
—Edward verás, tras, lo que ha pasado…
—Emmett yo… lo siento yo...
—Déjame terminar. Lo que quiero decirte es que no podemos consentir que esas dos se atrevan siquiera a volver a acercarse a Bella ni a nadie de mi familia… entiéndelo tío mi propia hija está ahora en su habitación con mi mujer, recuperándose  del susto que se ha llevado y a Bella la han agredido…
—Emmett lo sé… yo… te prometo que…
—Espera, déjame terminar—me repitió levantando la mano para callarme de nuevo –no te voy a pedir que te marches, eso nunca lo haría, veo que mi hermana está sintiendo algo muy fuerte por ti, la conozco Edward, ella se siente feliz y a gusto a tu lado, sonríe como hace mucho que no la había visto hacerlo y eso es suficiente para mí. Yo no le haría ese daño y además estoy seguro que me traería como consecuencia que Bella dejase de hablarme. Por lo que veo, tu estás sintiendo lo mismo así que Rose y yo estamos con vosotros hasta el final, apostando por lo vuestro. Pero… lo que te quiero decir, entre otras cosas, bueno… más bien preguntar, se que se trata de tu madre pero… ¿tienes inconveniente en denunciarlas por agresión y  pedir una orden de alejamiento contra esas dos…?
—Eso no tienes ni que preguntarlo –le contesté respirando aliviado –yo también había pensado lo mismo. ¿Por qué crees que las he amenazado con los abogados?, pero voy a hacer más que eso, llamaré a mi padre para que tome cartas en el asunto. Se han pasado de la ralla Emmett y tienen que responder por lo que han hecho. Ojala hubiera alguna manera de sacarlas del país.
—No sé si eso será posible con las leyes tan perfectas que tenemos en este  país –dijo con sarcasmo— pero se puede intentar, pondré a trabajar a mis abogados en ello.
—Y yo a los míos.
—Bueno pues en esto estamos de acuerdo. Pasemos a otra cosa, veras… como ya sabes yo trabajo en la embajada pero mi trabajo no es…cualquier trabajo… digamos que pertenezco al servicio secreto y como tal tengo derecho a escolta.  Bella y Rose conocen la verdadera naturaleza de lo que hago, no saben todos los detalles aunque si los imprescindibles, pero desconocen  que siempre llevan detrás a alguien vigilándolas,  ¿por qué?,  muy sencillo, si ya conoces a Bella solo un poco sabrás lo independiente y autosuficiente que es y lo celosa que es de su vida privada, no creo que le hiciera gracia saber que alguien le pisa los talones anotando cada movimiento que hace. ¿Cómo crees que reaccionaria si se entera que bueno yo… supe desde el primer instante vuestros encuentros en esa habitación de hotel? Tranquilo –me dijo al ver que me tensaba –no le doy más importancia, ya te dije que ella es una mujer adulta capaz de tomar sus decisiones y como verás yo ya te acepté en la familia. A lo dicho anteriormente me remito. Pero  Samuel me informó, temeroso de que fueras…alguien que se quiso acercar a ella para llegar hasta mi  ¿entiendes?
—Si, Emmett ya lo entiendo.
—Pues si ya nos entendemos, la cuestión es que no debes preocuparte ni empezar a sobreprotegerla  ya que  eso solo te traerá problemas con ella y serios, créeme sería la muerte de vuestra relación. Lo sé porque es mi hermana y la conozco, y  por experiencia ya que mi Rose es igual que ella en ese aspecto. No querrás probar en tus carnes el genio Swan te lo aseguro. A mi hermana le gusta ir por libre, no quiere ni que la agobien ni que la sobreprotejan, por eso se marchó de Forks y se vino conmigo en cuanto tuvo oportunidad.  Mis padres son unas personas encantadoras, pero mi padre como buen jefe de policía quería saber al detalle cada movimiento de su hija, hasta le puso un detective para que la siguiera. Bella se enteró y… en la actualidad no tienen muy buena relación. Por  eso te digo que te relajes, que la dejes a su aire, si necesita ayuda ella misma te la  pedirá pero para tu tranquilidad ten la seguridad de que  está vigilada y protegida las veinticuatro horas del día, ahora mismo mando las fotos de esas dos a Samuel.
—Bueno pues… verás Emmett mándale las fotos, pero avísale de cualquiera que se intente acercar a ella yo… me temo que al obtener la orden de alejamiento mi madre o Tanya contraten a alguien para que le haga daño. Tienen el dinero y los medios y son…muy capaces.
—Tranquilo Edward es su trabajo y Sam lo hace muy bien ¿cómo piensas que Bella se libra muchas veces de este… el tío ese del zoo,  el del Complejo de Capitán América?
—Sí, Scooby doo,   ese con pretensiones de escritor –dije yo apretando los dientes causando la carcajada de Emmett ante el apodo.
—Y… una última cosa. Bella les has dicho una mentira, realmente se ha tenido que ver muy presionada para hacer algo así porque mi hermana nunca miente, odia la mentira por encima de todo.  Y por si fuera poco,  les ha enseñado la sortija de mi abuela Marie para corroborar lo que decía. Bella de pequeña estaba enamorada de esa sortija e inconscientemente siempre la tocaba y la acariciaba, mi abuelo se la regaló a mi abuela  cuando le pidió que se casase con él. En su lecho de muerte  mi abuela se la dio  a su nieta  y desde entonces Bella nunca se la ha quitado siempre ha estado en ese dedo y nunca salió de ahí, esta es la primera vez que lo hace, aunque solo haya sido para cambiarla de mano, por eso digo que debía de estar mu presionada así que mi pregunta es Edward,  ¿cómo te sientes ante eso?
—Si te digo la verdad, con ganas y deseos de que fuera verdad, ya sé que es temprano y que tenemos que conocernos, pero la idea cada vez me fascina más así que… me siento cómoda con ella, el problema van a ser esas dos pero que piensen y crean lo que les dé la gana francamente me da igual.
—Pues te va a tocar lidiar con una muy acongojada Bella cuando despierte.
—Creo que ya lo aclaramos antes de que se desmayara.
—No se acordará, en esos momentos mi hermana suele no recordar lo último que ha dicho o ha pasado.
—No hay problema, lo hablaremos otra vez.
—Pues eso es todo lo que quería decir Edward solo añadir que mi hermanita esta vez hizo una muy buena elección.
—Gracias Emmett –le dije  y con esto volvimos a la habitación donde aun Bella no se había despertado pero pude observar que mi tía estaba muy callada, pensando y me preocupé,  no se me iba de la mente lo que había dicho y… no sabía yo que mi tía estaba enamorada tan profundamente de alguien, pensé que mi padre y ella… pero en fin…
 Al ver que mi Bella aun no se despertaba, decidí salir un momento afuera para hablar con Carlisle,  por mucha escolta que Bella tuviera no iba a consentir que esas dos hicieran lo que les diera  la gana, era hora de que mi padre controlara a su propia esposa. Pero antes de que hubiera siquiera podido marcar el numero Alice, Kate e Irina me interceptaron y me contaron con pelos y señales todo lo que había ocurrido antes de que yo llegara incluido el enfrentamiento entre Esme y mi madre. Esa información me dejo muy pensativo, ¿qué nos ocultas tía?, pensé para mi, ¿qué es eso tan grave que ocultas y que temes que nos enteremos pero que ya no puedes soportar más el no decirlo?, ¿por qué según mi madre callas por nosotros?, ¿por qué  te destrozaron la vida?, eran un montón de preguntas sin respuesta,  aunque a estas alturas de la historia y tras esos nuevos datos estaba empezando a crecer dentro de mí una teoría, era muy novelesca pero… definitivamente tendría que enfrentar a Esme y a Carlisle y sería mejor hacerlo por separado. Pero lo primero era llamar a mi padre cosa que hice bajo la atenta mirada de mis primas y Alice…
—Papá –le dije nada más que contestó al teléfono.
—Buenos tardes para ti también –uff como odiaba esa frase ¿por qué siempre me tenía que salir con la misma parrafadita? –tu madre me ha llamado hace un rato,  estaba muy enfadada y dolida, me ha contado una historia para no dormir que prefiero mejor oír de tus labios y de los de Alice antes de sacar conclusiones, pero si es verdad que le has pedido a Bella que se case contigo, enhorabuena hijo, me alegro por ti, personalmente pienso que es un poco pronto pero si es tu deseo que sepas que cuentas con mi apoyo… y con el de tu tío Aro también.
—No, no habrá boda de momento pero desde ya aviso que en un futuro que espero no sea muy lejano puede que sea una realidad. Papá Bella lo dijo porque ellas la pusieron al límite, entraron en su casa, la agredieron, hirieron e insultaron —le dije y procedí a explicarle todo lo que había pasado.
—Sabes hijo, tu madre ha conseguido hartarme,  ha sobrepasado con creces el límite de mi paciencia, no creo que pueda aguantarla por mucho más tiempo. Si lo he hecho hasta ahora ha sido por vosotros, pero ya no aguanto más han sido muchos años y  ya sois adultos para comprender. Os voy avisando a ti y a tu hermana, un día de estos…., pero en fin sigue siendo mi esposa me guste o no, hablaré con ella Edward y si eso no es bastante viajaré en este fin de semana que viene a España para llevármela de ahí aunque sea a rastras. Mientras tanto tú toma todas las medidas legales que sean precisas, cuentas con mi apoyo y con el de Aro. Y otra cosa, tu madre ha hablado uno por uno con todos los miembros del consejo solicitando el regreso inmediato de tu prima y  tu tía ya que, según alega no es justificable que estén allí. Pero tranquilo, Aro y yo hemos logrado convencerlos de que la experiencia de Esme buscando locales es inestimable y que Irina tiene que estar ahí para que los contratos sean legales. Así que le puedes decir a esas dos que se pongan las pilas y justifiquen con pelos y señales su estancia allí, sino me veré obligado a hacerlas volver. Alice y Kate son otra cosa, no trabajan aquí y la empresa de modas es suya pero si Irina y Esme no demuestran que están trabajando tendrán que volver. Irina no es tanto problema porque no trabaja directamente para nosotros pero Esme sí lo es.
—No te preocupes padre, Emmett, el hermano de Bella me ha estado hablando de un local en venta que hay enfrente de nuestra embajada y  mañana iremos a verlo. Aunque… Emmett dice que por la zona en la que está será un poco caro…
—Eso ya lo dejo a vuestra elección, si son caros pero veis que el sitio merece la pena, adelante, solo tenéis que justificar vuestro trabajo allí
—Te agradezco tu apoyo padre esto… verás…  ¿tú sabes si mamá ha investigado a Bella?
—No lo sé hijo pero puedo intentar averiguarlo, me pongo a ello y te llamo.
—Gracias papá, te lo agradezco Irina también va a pedirle a Laurent que lo averigüe a ver si entre los dos conseguís enteraros. Esto otra cosa que quería comentarte… yo…  lo siento padre pero…no puedo evitar preguntarte algo que me ha rondado por la cabeza desde hace tiempo y después delo que ha pasado hoy... tu y la tía os miráis de un modo especial cuando pensáis que el otro no se da cuenta y mi pregunta es, ¿por qué no te casaste con ella en vez de con su hermana?, tu no sientes nada por mi madre papá, nunca lo has sentido siempre lo he sabido y ahora me lo confirmas entonces ¿porqué? –por el rabillo del ojo vi como mis  primas y Alice me miraba expectantes ¿conseguiríamos por fin desentrañar parte del misterio? –verás te lo pregunto no solo por lo que me acabas de decir sino porque…y procedí  a relatarle el enfrentamiento con Esme y su posterior comentario.
—Esme, Esme, Esme –decía mi padre con voz apesadumbrada –es una larga historia hijo no me parece bien contarla por teléfono lo siento… pero no puedo.
—Mira padre, voy a tardar en volver y verdaderamente es algo que me intriga, me da igual que sea por teléfono  –le dije poniendo el aparato en manos libres para que las tres cotillas que tenia al lado pudieran oír y dejaran de colgarse en mi hombro, de dar saltos  intentando pillar algo de la conversación y sujetarse a mi cuello con el consiguiente ahogamiento y además, era algo que nos incumbía a todos.
—Hijo por favor… no me hagas esto…
—Mira papá Esme para mi es como la madre que debería haber sido Elizabeth y nunca fue, la quiero mucho ¿entiendes? y si tiene algún problema, algo que oculta o algo que la dañe, quiero saberlo para ayudarla, es mi tía, no, no es solo mi tía es… mucho más –le dije al tiempo que veía como Alice y mis primas me daban la razón con la mirada, ellas también querían saber, también querían ayudarla.
—Hijo… por favor…
—No te lo estoy pidiendo padre… te lo exijo.
—Lo siento es una historia triste, complicada y dura que no puedo deciros por teléfono. No merecéis enteraros de ciertas cosas así de este modo ya que… me temo que os afecta directamente. Pero… en fin supongo que llegados a este punto… ya sois mayores y creo que tenéis derecho a saber… solo podré contaros mi versión  pero…  ya está decidido el fin de semana que viene viajaré a Madrid para hablar con vosotros, ¿de acuerdo? Y así aprovecho para intentar sacar a tu madre y a Tanya de ahí, eso si no lo habéis arreglado vosotros ya.
—Está bien –contestamos resignados y cada vez más preocupados e intrigados
—Pues hasta el sábado hijo, ya os diré el vuelo y la hora a la que llego  y si me entero de algo te llamo. Y con esas palabras colgó.
—Ahora sí que el asunto me preocupa de verdad ¿tan grave es que no lo puede decir por teléfono? –dijo Irina
—Eso parece –contesté preocupado al tiempo que me adentraban en la casa para subir a ver como seguía Bella.
—Esto… Irina –le dije por el camino –sería posible que te pusieras a trabajar en una denuncia por agresión y en una orden de alejamiento para esas dos y valoraras la posibilidad de echarlas del país.
—Lo de la orden de alejamiento es un hecho pero lo otro… en fin ahora mismo me pongo al habla con Laurent él conoce mejor que yo estas historias y de paso le comento lo de la investigación.
—Gracias –le dije —y agradécele a Laurent también ya sé que es su trabajo como abogado de la empresa pero… este asunto es particular y no tiene nada que ver con Cullen and Vulturi.
—Primito, sabes que Laurent lo hará con mucho gusto, además Bella pronto formará parte de nuestra empresa ¿no?  —me reí internamente ante la cara de inocencia que me puso ¿qué estaría tramando ya este diablo?, pero no me dio tiempo a mas ya que habíamos llegado a la habitación y Bella que ya había despertado,  estaba hablando con Esme y se la veía bastante apesadumbrada.
—Cielo,  ¿cómo te encuentras? –le pregunté acercándome deprisa hacia ella y pude notar de nuevo que a Esme se le humedecían los ojos, definitivamente estas actitudes de mi tía, confirmaban mi teoría… si tan solo pudiera acercarme a ella. Quizás mañana cuando fuéramos a ver esos locales que había en venta cerca de la Embajada de los cuales nos había hablado Emmett… o ¿quizás cuando hubiera escuchado la parte de Carlisle?, no sabía cómo enfrentar la situación pero una cosa tenía clara y  es que Esme hablaría cuando estuviera preparada para hablar.
—Ya estoy bien Edward lamento haberte preocupado  —me contestó muy compungida –Edward yo…perdona por lo que dije pero es que…
—Shhh, no le des más vueltas, ya te he dicho que no tengo ningún problema con eso mi niña, es más me seduce la idea y tu antes me has dicho que a ti también –le dije levantando una ceja de modo sugerente. Me di cuenta en ese momento que nos habíamos quedado solos en  el cuarto.
—Bueno esto yo… —contestó mordiéndose el labio –verás… digamos que si pasado un tiempo me lo pidieras yo… bueno… digamos que…. a lo mejor… te diría que sí.
—Eres encantadora Bella Swan –le dice acercando mi boca a la suya para encontrarme con sus suaves, tiernos, dulces y delicados labios, los cuales aceptaron los míos con ternura y seriedad, estábamos sellando un pacto, un pacto de amor.  Nuestras bocas danzaban al unisonó  y nuestras lenguas bailaban al compás de la música más vieja del mundo. Las manos de Bella subieron hasta mi cuello y empezó a jugar con mi pelo mientras que yo empecé a explorar cada centímetro de piel que estaba al alcance de mis manos.  Y como siempre pasa entre nosotros la ropa de pronto desapareció sin previo aviso. Bella estaba expuesta delante de mí solo vistiendo un original y sensual conjunto de lencería que nada más ver me había vuelto loco y ocasionado que mi erección le diera la bienvenida.  Por mi parte, los bóxers eran mi única prenda encima de mi cuerpo.  Separé sus labios de los míos para comenzar a explorar su cuello, su clavícula hasta llegar a esos montículos lujuriosos que me llamaban a todas horas. Me quité del medio el molesto sujetador y me sacié a gusto del dulce néctar que emanaba de esa parte de su cuerpo, los lamí, los chupé con ganas y hasta les di pequeños mordisquitos que arrancaban de Bella una sinfonía de gemidos que  me ponían todavía más duro de lo que ya estaba. Dejé sus pechos y me dediqué a besar su vientre hasta llegar a su santuario y mi lengua se abrió paso en él, conquistándolo, degustando, succionando. Mientras que dos de mis dedos se adentraban en ese paraíso que me pertenecía solo a mí, mi lengua comenzó a hacer círculos sobre su clítoris. Los gemidos eran tan altos que temía que nos escucharan pero a estas alturas yo no estaba muy cuerdo como para acallarlos y ella tampoco.
Cuando noté que iba a culminar, me separe de ella quitándome los bóxers  y volví a ascender por su cuerpo adorando todas y cada una de las partes por las que mi boca pasaba hasta llegar a su propia boca la cual devoré con hambre mientras que poco a poco y lentamente la iba penetrando. Ella al notar mi intrusión lanzo un grito que estaba seguro habían oído todos en la casa y que yo procuré acallar con un beso. Mañana me enfrentaría a las consecuencias, ahora tenía algo más importante en que pensar, o mejor dicho no pensar. Sus manos lujuriosas acariciaban todo lo que había a su alcance y cada caricia suya quemaba de tal forma que mi cuerpo se estremecía de simple y puro placer. Empecé a moverme lentamente al principio, torturándola, excitándola, mirándola a los ojos en donde podía ver todos los sentimientos que yo mismo tenía hacia ella.  Bella no estaba conforme con mi ritmo aquí que empezó a moverse para provocar que fuera más rápido al tiempo que enredaba sus piernas en mis caderas para que el ángulo fuera más amplio, más profundo.  Las embestidas se fueron haciendo cada vez más placenteras, mas rápidas, los dos estábamos  llegando al límite de nuestras fuerzas, pero no quería que esto terminara aun. Me salí un momento de ella, le di la vuelta pegando su espalda a mi pecho y la volví a embestir con fuerza por detrás, duro, profundo. Estuvimos un buen rato en esa posición, gimiendo, jadeando, sintiendo como el placer recorría todas y cada una de nuestras terminaciones nerviosas. Yo la decía al oído palabras  que nunca pensé que pudieran salir de mis labios, unas eran sucias, otras seductoras, otras de…amor.  Cuando noté que ella se arqueaba y su centro comenzaba a aprisionarme llevé uno de mis dedos a su clítoris lo que provocó un nuevo grito de ella…
—Así es preciosa, dámelo, dámelo todo, le dije ronroneando en el oído al tiempo que se lo mordía y solo eso bastó para que los dos explotáramos en un orgasmo tan intenso y sorprendente que nos dejo totalmente exhaustos y tumbados uno encima del otro tratando de recuperar el ritmo normal de nuestras respiraciones. Cuando mi cuerpo empezó a responder  más o menos normal salí de ella y nos giré para dejarla sobre mi pecho. Al irle a dar un nuevo beso pude observar que la herida de su labio volvía a sangrar, me levanté de la cama y cogí de nuevo los ingredientes para curar otra vez ese labio partido. Mi cuerpo empezó a hervir de ira otra vez, al acordarme de esas dos y lo que le habían hecho a esta chiquilla que poco a poco se me iba metiendo tan dentro de mis entrañas que ya empezaba  a formar parte de mí, y  estaba dispuesto a luchar como una fiera por esto que habíamos empezado.
Al día siguiente y como era de esperar, las bromas no tardaron en aparecer.
—Bueno y como dormisteis anoche –pregunto Alice de modo inocente.
—Vosotras no se pero alguno que otro por aquí… —dejo Kate la frase inconclusa  —digamos que eché mucho de menos a Garret.
—Si yo me fui al baño con el portátil para intentar ponerme en contacto con Laurent y tener con él uno de esos encuentros en la tercera fase, que queréis que os diga, tanto ruido como que a una se le ponen…—dejo el chiste inconcluso mi querida y sarcástica prima.
—Yo tuve que salir de la habitación un momento para tener unas  palabritas con Jasper.
—Yo  tuve  un  intercambio de opiniones con mi Rose verdad ¿amor?
—Verdad, verdad contesto Rose y por el rabillo del ojo vi que Bella estaba cada vez más y más colorada.
—Esto… lo siento… la próxima vez procuraremos… —empecé a excusarme.
—No, no tranquilo hijo si ya nos hacemos cargo –arremetió Esme que era la única que faltaba para hacer el chiste.
—Se puede saber de que habláis, cada vez os entiendo menos –dijo de pronto una muy curiosa Rossie e inmediatamente  todas las bromas terminaron, como si un hechizo mágico hubiera sellado nuestras bocas.
Al terminar de desayunar, Esme, Irina, Rose, Emmet y yo nos fuimos en el Jeep de este para ver esos locales de los que me había hablado. Bella, Alice y Kate se encontrarían con nosotros en la puerta de la Embajada ya que tenían que pasar a dejar en el colegio a Rosi.
Por fuera los locales estaban bastante bien, ahora había que verlos por dentro así que llamamos a un numero de teléfono que había puesto en el cartel de Se Vende. En menos de media hora uno de los vendedores de la agencia se personó allí para enseñárnoslos. Por dentro estaban genial, el sito era amplio y sobre todo muy luminoso cosa a la que yo le daba mucha importancia. La reforma que había que hacerle era relativamente poca y el precio, aunque algo elevado,  nos lo podíamos permitir. De todos modos no podíamos lanzarnos  en picado y comprar el primer sitio que viéramos,  había que ver más locales y valorar. El mismo vendedor de la agencia nos dio varias direcciones de otros locales que ellos mismos gestionaban y quedamos en vernos esa misma tarde en uno  que el vendedor nos recomendó.
Después de despedirnos de él fuimos al encuentro de Alice, Kate y Bella. Cuando llegamos tenían una  discusión con uno de los policías que custodiaban la embajada.  ¿Qué las pasaría a estas mujeres con la autoridad competente que nunca la respetaban?  
—¿Y se puede saber qué ley dice que yo no pueda hacerme fotografías en la  calle?, ¿porque que yo sepa esto es la calle no? –le increpaba Kate al pobre agente.
—Señorita –contestaba el policia sujetándose el puente de la nariz para calmarse, costumbre que yo también tenia, verdaderamente mi prima  le debía de estar poniendo a prueba su cordura y paciencia –efectivamente está usted en la calle pero parada en una zona que pertenece a la Embajada de los Estados Unidos de América y la ley antiterrorista prohíbe fotografiar la zona o el edificio.
—¿Tengo yo pinta de terrorista? –volvía a decir Kate.
—Señorita –dijo otro policía que llegaba en ese momento –si supiéramos la pinta que tienen los terroristas créame que el problema sería menor.
—Pues que pinta quiere usted que tengan los terroristas, pues de terroristas  –intervino Alice en ese momento –mire usted yo soy ciudadana Americana y por tanto tengo mis…
—Perdone agente –le dije interviniendo. Tenía que intentar sacar a esas dos de ahí antes de que se convirtieran en cuatro pues Esme e Irina ya estaba preparadas para meter baza mientras Bella observaba divertida la escena y, definitivamente, yo que no tenía ganas de un tour por las cárceles españolas.  Después de conseguir que Kate borrara, con cara de pocos amigos y bufando,  las fotos que había hecho, nos fuimos con la música a otra parte.
Resolvimos bajar andando y paseando un rato para admirar y conocer esa parte de la ciudad. El cuarteto y Bella iban por toda la calle pegando saltos, chillado y parándose a hacer fotos en cada sitio que Bella les decía o les gustaba. Y  yo… yo no daba a basto… necesitaba refuerzos y, los necesitaba ya… no abarcaba… mientras impedía que dos de ellas se cayeran despanzurradas  dentro de una fuente dándose un buen baño, la tercera se paraba en medio de la carretera provocando un atasco y los pitidos de los coches en un intento de sacar mejor la foto a las que estaban en la fuente;  mientras que la cuarta, se tragaba   a los pobres transeúntes que osaban interponerse en su objetivo de intentar conseguir un mejor ángulo para fotografiar no se qué estatua o pirindolo extraño; y la quinta en su afán de dirigir a la cuarta, se pegaba un golpe contra un árbol que, según ella, no debería estar allí. Lo más curioso del caso es que aquí el fotógrafo profesional era yo y a ninguna se le había ocurrido pedirme consejo o ayuda, no, total para que… Además tenía un trabajo extra,  observar como un sabueso para ver si se podía hacer fotos o no ya que no tenia ganas de repetir el incidente en la embajada y por allí parecía haber muchos edificios oficiales.
Cuando ya iba llegando la hora de comer, Bella propuso coger el metro e ir a la Plaza Mayor a uno de esos restaurantes que había allí.
—Esme, Irina, no paguéis que tengo aquí un abono que hemos comprado antes, con él te sale el billete un poco más barato —dijo Bella parándose junto  a la maquina que picaba dichos billetes y obstaculizando el paso de los demás viajeros –vamos a ver si hay bastantes viajes o tenemos que sacar el otro  –y se puso a contar los viajes que le quedaban con mis cuatro diablos rodeándola de modo que el paso era ya prácticamente imposible. Eché un vistazo esperanzado a las otras dos maquinas que había pero mi esperanza decayó nada más verlas , fuera de servicio, no funciona, rezaba un cartel en cada una de ellas,  de modo que solo estaba operativa la que bloqueaban  mis cinco diablos. Eché un vistazo rápido a la entrada y vi que un montón de gente caminaba rauda y veloz en ese momento justo hacia la susodicha maquina. Cuando las iba avisar, ellas se pusieron en movimiento ordenándome que picara el billete y pasara primero. Por lo visto su idea era que una picaba el billete, pasaba, lo retiraba de la ranura por donde salía  y se lo entregaba a la siguiente, ocasionando si cabe más tapón. Yo tome el billetito en cuestión e hice la maniobra lo más rápido posible, pero mi prima Kate no sabía por dónde se introducía el billete…
—Vamos guapas que es para hoy ¿no habéis montado nunca en metro?
—Pues temo decirle que no, lo cierto es que la limusina me lleva y me trae a todos lados precioso pero hoy la tengo en el taller –se le encaró Irina al pobre muchacho que se había atrevido a cuestionarlas causando un montón de protestas y un par de comentarios tipo que juventud mas descarada proveniente del sector de mayor edad del tapón ocasionado.
—¿Algún problema? –preguntó uno de los empleados del metro interrumpiendo así lo que fuera que el  muchacho  iba a contestar.
—No precisamente –contesto Kate –solo estoy buscando el agujero por dónde meter el chisme  –y por la cara que puso creo que se dio cuenta al instante de lo que había dicho.
—La ranura para introducir el billete es esta –contesto el empleado bastante ofuscado y violento, pero Kate no era de las que se amedrentaban.
—Gracias mi amor –le contestó y el pobre señor se quedó sin palabras.
—Después de unos momentos más de tapón para que Irina, Esme y Alice   pasasen, vi como Bella le devolvía el billete a Alice poniendo un gesto que denotaba que había recordado algo y ni corta ni perezosa empezó a rebuscar en su bolso  poniendo a prueba la paciencia del operario del metro y del tapón. Yo me apoyé en la máquina de al lado, la que estaba fuera de servicio,  armándome de más paciencia aun… al mirar hacia el frente pude descubrir a un hombre muy corpulento en medio de la cola que miraba hacia Bella aguantándose la risa y rodando los ojos como si situaciones como estas fueran de lo más normal, ¿sería ese tal Samuel del que había hablado Emmett?
—A ver bonita que nos van a dar las uvas –increpó otro señor
–si quieres que las tomemos juntos dime sitio y hora capullo pero cállate ¿que no ves que la pones nerviosa? –intervino Esme,  pero Bella seguía impasible y a lo suyo rebuscando lo que fuera hasta que por fin  sacó una especie de tarjeta que ya la había visto antes con su foto  y con un billete de un color distinto al que el cuarteto tenia y  que introdujo en la ranura. Entonces, POR FIN,  conseguimos seguir el camino hasta el andén organizando un  nuevo tapón en la escalera mecánica ya que  Alice empezó a decirle a Bella que tuviera cuidado con no se qué separación ente el andén y el vagón para que no metiera el pie, se tropezara y acabara estrellandose en el suelo. Parece ser que mi querida novia hacía caso omiso a la advertencia de precaución al salir del vagón porque este estaba demasiado separado del andén y siempre se  tropezaba y algunas veces había terminado besando el santísimo suelo. ¿Porque no me extrañaba?
 El problema es que en vez de ir todas en fila india para favorecer el paso por la escalera a los que tenían más prisa, se habían agrupado de modo amorfo impidiendo el susodicho paso y formando el consiguiente tapón. El caso es que cuando alguien les pedía permiso para pasar, yo las apartaba con la mano y ellas se quitaban sin prestar más atención que la estrictamente necesaria, o sea, ninguna, y después volvían a su posición inicial, pero…no era suficiente.
—Corred que está llegando un coche –dijo Alice. Ella, Kate y Esme salieron corriendo hacia el andén. Pero Bella e Irina se quedaron tan tranquilas conversando sobre el libro de Bella. Bella iba de espaldas por lo que al llegar al final de la escalera se tropezó con el tope y  calló de culo al suelo llevándose consigo a Irina que intentó evitar el despanzurramiento.  Las escena era delo mas cómica, Bella estaba sentada en el suelo, sujetándose con los brazos que tenia doblados por los codos,  las palmas de las manos apoyadas en el suelo y con  las piernas abiertas.  Irina estaba sentada a horcajadas encima de ella. Aguantándome las carcajadas todo lo que podía las intente ayudar a subir, pero ellas también estaban dobladas de la risa y la fuerza, como siempre, se nos iba por la boca. Al final lograron levantarse y seguimos nuestro camino. Cuando por fin arribamos al andén vi a Alice y Kate sujetando la puerta con el culo para impedir que se cerrara, a Esme llamándolas para que se dieran prisa  y al pobre conductor del vagón fuera de este, con los brazos en jarras y  mirando desesperado al lugar por donde veníamos nosotros…tan tranquilos
—Vamos señores que es para hoy –nos dijo el pobre hombre –no sé si serán conscientes de que existen los semáforos y otros coches vienen detrás de mí con lo que tengo que cumplir un horario.
—No será para tanto, que mal genio –contestó Irina y las dos se metieron por fin dentro del vagón. Bella, después del consiguiente tropiezo bajo la mirada taladradora de Alice,  instintivamente se agarró a uno de los asideros que había, pero la pobre no llegaba bien así que la tomé entre mis brazos y la pegué a la pared aprisionándola con mi cuerpo el cual se preparó para lo que vendría a continuación, mi pobre erección ya empezaba a dar la señal de alarma avisándome del problema que se nos venía encima.
Mis primas, Alice y Esme decidieron que ellas eran unas chicarronas y no hacía falta sujetarse y claro…el metro arrancó… Alice perdió el equilibrio y se sujetó a Esme que a su vez, se sujeto a Kate, esta a Irina y esa a su vez a mí empujándome un poco lo que me hizo trastabillar y llevarme a Bella conmigo, la fricción de nuestras partes intimas una contra la otra fue bestial y mi pequeño amigo empezó a crecer de manera considerable y alarmante. A ver Cullen céntrate que estamos en un sitio público, me avisó mi fría mente y lo intentaba, juro que lo intentaba… sin éxito ninguno.
Lo peor de todo es que estuvimos con este pequeño baile un buen rato ya que ninguna de las cuatro parecía conocer el significado de la palabra asideros y  habían decidido que yo era un chico fuerte y podría con todas. Mi pobre y caliente erección le declaró la guerra a mi fría mente y a mi pobre autocontrol los cuales iban perdiendo por goleada. Por fin  quedaron libres unos asientos. Bella y las demás se lanzaron hacia ellos como si en vez de un simple asiento fuera un tío bueno y ellas acabaran de salir de una interminable sequía, quitando de su camino a todo bicho viviente que se interponía entre los asientos y ellas. Como no había sitio suficiente para todas se sentaron unas encima de otras y esto, junto con los gritos que pegaban fue más que suficiente para que todo el vagón estuviera pendiente de ellas. Ni que decir tiene que cierta parte de mi anatomía se puso en huelga  debido a la lejanía de Bella. Yo permanecía de pie,  apoyado contra la pared  pero mi autocontrol me lo agradeció y mis pantalones también,  ya que estaba claro que para mí era misión imposible llevar a Bella en un medio de transporte de pie y sujetándola con mi cuerpo sin que este sufriera una combustión espontanea.  
Desde mi posición me dediqué a mirarlas, charlaban animadamente y Bella les iba contando sobre su libro,  que poco sabía ella que el interés de Irina y Esme en su libro era… muy particular. Me resultaba  sencillamente maravilloso como Bella había congeniado con todas, parecía como si se conociesen de toda la vida y a mí me encantaba, quería mucho a esos cuatro tormentos y me hubiera hecho desdichado el que  no se llevara bien con ellas, pero el simple hecho de ver la complicidad que tenían y el cómo se había introducido en el grupo y adaptado a él, me confirmaba una vez más que ella era mi mujer perfecta. Debería empezar a pensar en ampliar el número de cuatro a cinco, no mejor a seis que se me olvidaba Rose, sí a partir de ahora serían el sexteto diabólico, Bella seria diablo número cinco y Rose el número seis, aunque mi Bella tendría un lugar especial en mi móvil con su nombre solo para ella y música particular  la cual ya tenía en mente pues a pesar de que yo no me consideraba una bestia, esa canción era hermosa y ella al fin y al cabo era mi Bella.
Sin más incidentes conseguimos llegar al famoso restaurante donde estuvimos comiendo y compartiendo un buen rato entre risas y chistes. Después nos fuimos otra vez en metro, para  desdicha de mi mente  y el regocijo de mi erección, al lugar donde habíamos quedado con el vendedor.
El resto de la semana pasó sin incidentes, bueno…. sin incidentes dignos de mencionar. Para el viernes ya teníamos contratado un local y todo un equipo de operarios que se ocuparían de las reformas necesarias. Por otro lado  ya habíamos puesto anuncios ofreciendo diversos puestos de trabajo en el nuevo periódico y habíamos habilitado dos pequeños despachos para ir haciendo las entrevistas y preparando los contratos. Irina, después de una pequeña y graciosa pelea,  había hecho firmar a Bella su contrato como redactora pues no habíamos conseguido que aceptara un puesto de mayor responsabilidad, lo cual decía mucho de ella. Lo más destacable en este tema era mi encuentro con Scooby doo…
—¿Qué hay Black? –dije saludando de la forma más educada posible.
—Cullen –dijo a modo de respuesta y pasando olímpicamente del tema educación.
—Te he llamado para comunicarte que vamos a abrir una filial de nuestro periódico en Madrid y que vas a pasar a formar parte de la plantilla como redactor deportivo dejando  el puesto que ahora tienes.
—¿Cómo?, ¿un simple redactor?, claro el señor me tiene que dejar claras unas cuantas cosas ¿no es cierto?, tu eres el jefe, tu mandas,  te quedas con mi chica y encima me degradas, te voy a demandar, a ti y al periódico.,
—Prueba a hacerlo a ver si tienes éxito le dije pero me parece que no lo lograras. No te estamos despidiendo sino cambiando de puesto porque para el que tienes no estás capacitado. Y por el sueldo no te preocupes, será el mismo.
—Me estáis dado un puesto por debajo del que tenia y lo sabes, si todo esto tiene que ver con Bella déjame decirte Cullen que no lo lograrás, ella es mía, solo mía, la vi antes y...
—Esto no tiene nada que ver con Bella gilipollas, tiene que ver con tu capacidad para el puesto que ahora ocupas, la cual déjame decirte es muy limitada y a lo que escribes me remito. Denúncianos si quieres pero nosotros alegaremos la verdad, que no haces tu trabajo en condiciones y presentaremos como prueba uno de tus maravillosos escritos, los cuales hay que corregir enteros antes de publicarlos  –le dije tirándole a la cara su ultimo reportaje, el cual tenia hasta faltas de ortografía –y en cuanto a Bella te diré que  está conmigo porque ella así lo quiere , pero no es mía ni de nadie, ¿entiendes?, ella es una mujer fuerte e independiente que no necesita dueño y para tu desgracia me ha elegido a mí como su novio y desde ya te aviso que la defenderé con uñas y dientes de pulgosos como tú. Y ya que estamos te aviso que estaréis en el mismo edifico trabajando aunque no en el mismo área tu estarás en deportes a ver si ahí demuestras tener mejores actitudes. He procurado alejarla lo más posible de ti, así que si tan solo te atreves a acercarte a ella te juro que entonces te despido y no me importara que me denuncies ¿estamos?
—Valla si la mojigata frígida nos salió zorra al final ¿cuántos polvos te ha regalado  hasta que ha conseguido ese puesto?, vamos la pobrecita que no encontraba trabajo, menuda hija de…
—Suficiente Black, no te coy a consentir que hables así de mi novia –le chillé golpeando  la mesa con mi puños y aguantándome las ganas de golpearle a él —la verdad es un misterio como una persona con sus actitudes este en el paro y tu estés trabajando –le dije más calmado gracias a mi prima que, alertada por mis gritos,  había acudido  en mi ayuda.  Ya he terminado contigo ve con Irina a su despacho a firmar el nuevo contrato, ya recibirás noticias nuestras cuando terminen las obras de reforma, mientras tanto te damos unas vacaciones.  Ben Cheney  viene hoy a tomar posesión de tu cargo así que será mejor para ti que le pongas las cosas fáciles.
—Esto no quedará así –dijo rojo de la ira y por un momento Irina y yo tuvimos miedo pues apretaba los puños de una manera que parecía que nos iba a saltar al cuello de un momento a otro. Pero a mí los perros rabiosos no me asustan
—¿Que parte de que te largues no has entendido…?
—Y se lo debí decir muy serio ya que salió del despacho seguido de mi prima y de mi ya que no le iba a dejar sola con él no fuera a ser que… Una vez firmado el contrato se marchó por la puerta haciéndonos soltar a los dos un suspiro de alivio.
—Uff que razón tiene Bella con el mote ese que le ha puesto, pero vamos que me quedo con el Capitán América original ese sí que tiene bien puesto  todo lo que tiene que tener y…
—Irina por dios que tienes novio.
—Ya pero ahora no está aquí para oírme –volví a mi despacho rodando los ojos y dejándola por imposible.
En cuanto a la madrasta y Cruella, mi padre me volvió a llamar a principios de semana para confirmarme que entre Laurent y él  habían averiguado que efectivamente mi madre había contratado a uno de los detectives de la firma de abogados que trabajaban con nosotros para que la investigaran.  Mi padre, con la excusa de que era él quien le había mandado a su esposa que realizara  esa investigación, le pidió al detective una copia de ese informe y me lo envió por correo urgente. No había lugar a dudas,  en el documento estaba toda la historia de Bella desde prácticamente  su nacimiento, dirección y número de teléfono, así como su vida académica y  laboral. Alice podía estar tranquila ya sabíamos de donde habían sacado todos los datos.
El abogado de Emmet había presentado ante el juzgado correspondiente  una denuncia por agresión firmada por todos contra esas dos brujas. La denuncia había sido interpuesta solo por J.Jenks el abogado de Emmett ya que la intervención directa de Irina podía  causar un conflicto de intereses pues  ella misma costaba como una de las denunciantes.  Las dos brujas, habían pasado incluso una  enriquecedora nochecita en la cárcel.  Lástima que al día siguiente un abogado de oficio pagó la fianza, ya que el buffete que llevaba nuestros asuntos se negó a representarlas, supongo que a petición de Carlisle y a lo mejor hasta de Aro,  alegando  que era una cuestión privada y podría generar el susodicho   conflicto de intereses debido a que el enfrentamiento había sido también contra nosotros y nuestras firmas costaban en la denuncia.  Las dos  salieron de allí con la amenaza de que si volvían a reincidir se las expulsaría del país. La orden de alejamiento ya era un hecho no podían estar a menos de  dos kilómetros de Bella.
 Mi padre me volvió a llamar para quedar con nosotros el sábado a primera hora de la mañana, yo le pedí a Bella y a mis primas que inventaran algo para despistar a  Esme ya que, naturalmente, ella no podría asistir a la reunión, pero fue Alice la que inventó unas entrevistas con varias personas adecuadas para la sección de modas, reunión a la cual yo debería ir. Kate propuso ir a hacer un poco de turismo por el Madrid  de los Austrias y Esme aceptó encantada, Alice y yo habíamos quedado con ellas después para comer.
Llegamos al aeropuerto justo cuando mi padre estaba saliendo por la puerta acompañado de Jasper, Laurent y Garrett que según me dijeron habían  aprovechado el fin de semana para pasarlo con sus novias y conocer a Bella, detalle que agradecí. Ni que decir tiene que mi hermana  celebró la noticia a su estilo, o sea, saltando hacia su cuello en un efusivo abrazo al tiempo que, pegando un saltito se colgó de él rodeando su cadera con sus piernas, cosa que casi los hace caer a los dos pero se puedo evitar gracias a que tanto Garrett como Laurent y yo nos pusimos detrás de ellos para evitar el desastre inminente.
Cuando sus pies volvieron a tocar el suelo, comenzó a dar saltos, gritos y vueltas a su alrededor mientras gritaba Jasper, Jasper, mi Jasper ha venido a verme. Conclusión, todo el aeropuerto mirándonos  intentado averiguar  quién era el tal Jasper  que  había ido a verla. Cuando Alice se calmó, o mejor dicho, cuando su pobre y sufrido novio consiguió que se calmara,  y  después de los respetivos besos y saludos nos fuimos a una cafetería para que desayunaran y poder hablar.  Los chicos se sentaron en otra mesa para darnos privacidad. Carlisle, muy serio, empezó su relato.