miércoles, 29 de febrero de 2012

PORTADAS E IMAGEN DE MI NUEVO FIC: UNA CITA CASI A CIEGAS






Este fic tiene su origen en el OS "Una cita casi a ciegas" ganador del Premio Especial en el  Contest Lemmonada Expres

UNA CITA CASI A CIEGAS. CAPITULO 1: OS INICIAL (PRIMER ENCUENTRO)




DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen. Son propiedad exclusiva de S. Meyer.


El primer capitulo de esta historia es un OS ganador del Premio Especial en el  Contest Lemmonada_Expres


Summary: Lemmonada_Expres. Bella Swan nunca pensó que por acceder a regañadientes a los ruegos de su amiga, pasaría un día tan maravillosamente increíble junto a un hombre insaciable.


______________________________________________________

Capitulo primero: OS inicial (primer encuentro)


Bella Pov
.
—Vamos Bella por favor —imploraba Alice al otro lado del teléfono y mentalmente me la imaginé poniendo su habitual cara de gato de Shreck ¿por qué diablos habría insistido en que viniera con mi sobrina y conmigo a ver esa película en una de sus visitas a España?—, si solo será una mañana –seguía implorando al teléfono  —hazme este favor  —volvía a implorarme –verás como mi hermano te gusta,  es guapo, sexy, soltero, sin compromiso,  ideal para…
—Alice –la corte sin dejarla terminar –esa manía vuestra de querer emparejarme con todo lo que lleve pantalones me está empezando a resultar molesta. Ya estoy harta de tanta cita a ciegas que siempre terminan en desastre.
—Esto en realidad no es una cita totalmente a ciegas, aunque no le conozcas  en persona, técnicamente ya sabes quién es, te hablé tanto de él que… y a él también le hablé de ti. Bella, por favor…
—Uff –resoplé— está bien Alice,  ¿a qué hora le has dicho?
Mi amiga siempre era así, siempre conseguía lo que se proponía, siempre lograba convencerme. Suspiré pesadamente y me deje caer rendida en la cama, mañana sería un día muy, pero que muy largo.
Otro lunes mas, vaya rollo, pensé para mí mientras de un  manotazo apagaba el molesto aparatito que se empeñaba en despertarme.  Y encima, después de dejar en el colegio a mi sobrina,  tenía que ir al centro de la ciudad para encontrarme con el hermano de Alice que quería sacar fotos de los edificios más emblemáticos. Puesto  que no tenía más remedio que ir, aprovecharía para hacer yo también mis propias  fotos para el libro que estaba escribiendo.  ¿Por qué Alice siempre me metía en estos líos?, ¿y por qué siempre  terminaba diciéndola que sí? Y para colmo de males  no me había dicho como reconocerle, ni me había dado una mísera pista,  solo se había limitado a decir: créeme Bella, en cuanto lo veas lo reconocerás y estoy segura que él a ti también. Vamos ni que  fuéramos del FBI.  Pero en fin, todo sea por  la amistad, me dije a mi misma.
Había conocido a Alice en la universidad, las dos  habíamos venido a estudiar a España. Yo había obtenido una beca y elegí este país porque mi hermano, que ya estaba trabajando y viviendo aquí, insistió para que lo hiciera. Nos hicimos amigas enseguida. Resultaba fácil estar con ella, era una amiga fiel que siempre estaba ahí cuando la necesitabas,  en los momentos buenos, no tan buenos y en los más duros, con ella se estaba a gusto,  era una persona en  quien se podía  confiar,  a pesar de su hiperactividad,  su manía de interferir en la vida de los demás, su afán por las compras y su obsesión por encontrarme un novio.  Cuando terminamos la carrera  nunca perdimos el contacto a pesar de que yo me quedé en España, junto a mi hermano y cuñada,  y ella volvió a Chicago. A pesar de esto, las visitas entre nosotras se volvieron cada vez más habituales,  aunque era mi amiga la que normalmente venia aquí y así aprovechaba para ver a Rose con la que también tenía una buena amistad. Por eso nunca tuve la oportunidad de conocer a nadie de  su familia excepto a su novio Jasper, el cual había venido con ella en su última visita.   
Llegué hasta mi casa, dejé las bolsas con lo  poco que había comprado y me fui a coger el autobús. Había quedado con ese tal Edward dentro de una hora en la Puerta de Alcalá. Cuando llegué a la parada  estaba hasta arriba de gente, señal de que el autobús tardaba en venir. ¡Genial!, ahora iría hasta la bandera, me tocaría ir de pie y con el equilibrio que yo tenía… Efectivamente,  cuando llegó iba demasiado lleno, subí como pude, piqué el ticket y también como pude me acomodé donde había un hueco. De repente el autobús frenó  y  fui lanzada involuntariamente contra…  ejem, vamos contra las pudientes partes de alguien a las que di un porrazo sin querer dicho sea de paso, y para colmó me agarré fuertemente a ellas como si fueran mi tabla de salvación para no acabar estrellada contra el suelo del autobús... Una extraña corriente eléctrica me cruzó el cuerpo de arriba abajo cuando toque semejante zona al tiempo que noté una ligera humedad en mis bragas ¿tan necesitada estaba de sexo por Dios?
—Perdone —le dije toda ruborizada.
— No hay de que  —contestó con una expresión divertida y misteriosa a la vez que se frotaba disimuladamente su parte dañada. ¿Qué diversión  podría haber en haber golpeado y apretado impunemente esa parte de su anatomía?
El autobús arrancó de nuevo y ¡hala! otra vez contra el mismo pobre hombre que me recibió entre sus brazos y evitó que mi cara chocara contra la barra del autobús atrayéndome hacia su pecho, ¡por dios como olía el condenado! Mis bragas estaban mas húmedas a cada segundo que pasaba.
—Disculpe otra vez, es que los autobuses y yo, cuando hay que ir de pie pues…le mire en ese momento a la cara y ¡madrecita del amor hermoso!,   ¡qué guapo!, con unos ojazos verdes que parecían hipnotizarte con solo mirarlos y que mentón y que hombros y que… Por dios Bella que  ya no tienes quince años, decía mi responsable mente, pero mi hormonal cuerpo se puso en alerta roja ante semejante sensación, mis bragas seguían humedeciéndose.
De repente me pilló mirándole y su sonrisa, ¡joder que sonrisa!, se hizo más ancha y claro como yo no estaba a lo que estaba y por no estar,  ni siquiera estaba sujeta , el autobús pegó otro frenazo que me lanzó de nuevo directa contra él. Me volvió a tomar en sus brazos, ¡joder que brazos!, ¿haría algún tipo de ejercicio?  Mis bragas a estas alturas estaban en urgente peligro de inundación.  De repente, alguien se levantó de un asiento y yo ni corta ni perezosa me lancé en picado  hacía él arrasándolo todo a mi paso y ¡hurra! lo conseguí, y con ello conseguiría también dejar de hacer  el ridículo, digo yo.
Estratégicamente sentada me dedique a mirarle. Por dios santo sí que era guapo ese hombre, su cabello no parecía haber visto un peine en la vida, sin embargo era como un toque personal, le quedaba de muerte al tío. Sus anchos y musculosos hombros, su pecho, su… Bella, que ya miras hacia donde no debes. Y al intentar desviar la vista de “donde no debía”, me fije que llevaba una cámara  de fotos  y de las buenas,  colgada al hombro y por su aspecto no parecía español, lógico aquí en España no los hacen tan bien, por lo menos yo no los encuentro, aunque cuando me contestó lo hizo en un perfecto español, pero no me fijé si tenía acento porque claro yo estaba ocupada en otras cosas. Un momento,  ¿cámara de fotos?, ¿parece extranjero?, ¿no será este el famoso hermano de Alice? , no lo creo pensé sin dejar de mirarle.  Y así mirando y no mirando, llegue a la Plaza de la Independencia, mi destino. Me bajé en la parada y cuando ya estaba con el pie en tierra, miré dentro del autobús a echar un último vistazo a ese adonis, y de repente algo me golpeó en la frente y la sien haciéndome mucho, mucho daño, ¿quién diablos habría puesto ahí la dichosa farola caray?,  ¿por qué los responsables del mobiliario urbano se empeñaban en poner las farolas donde más estorbaban? Claro que si yo no fuera una cotilla.
—¿Se ha hecho  daño señorita? —pregunto una voz aterciopelada y  con un ligero  acento  que no supe descifrar de donde era
—Bueno pues…no, muchas gracias y cuando me volví ¡horror!, era él, el hombre por el que había babeado durante todo el trayecto, y con el que me había estado tropezando  en cada frenazo del autobús llegándole incluso a tocar en… bueno pues ahí, el hombre por culpa del cual me saldría un buen chichón por querer mirarlo por última vez antes de que el autobús se perdiese de vista, él culpable de la inundación de mis bragas,  ese hombre estaba ahí a mi lado, por Dios.
—No, no es nada— le contesté como pude y sin hacerle mucho más caso me dedique a buscar un punto estratégico para poder sacarle una foto a La Puerta de Alcalá, mientras esperaba al misterioso hermano de Alice. Cuando lo encontré me eché hacia atrás para conseguir un mejor enfoque y de repente mi pie se topó con algo blandito, genial seguro que había pisado una porquería de perro, pero al mirar hacia abajo se trataba de un pie.
—Upss, perdone, no le había visto
—No pasa nada, dijo una voz que ya estaba empezando a ser conocida para mí.
—¿Usted  otra vez?—,  exclamé ya sin poder contenerme, parece que se ha empeñado en ponerse en medio de mi camino
—O usted en medio del mío señorita —contestó con sorna.
—Yo no estoy en medio de nada le dije enfurecida simplemente estoy sacando unas fotos mientras espero a alguien con quien he quedado.
—Qué casualidad yo también he quedado con una persona amiga de mi hermana, ¿no será usted por casualidad?
¡Anda!, a ver si al final va a resultar que va a ser este hombre….
—¿tú no serás por casualidad el hermano de Alice?,  ¿verdad?— le pregunté un tanto sofocada por la vergüenza que estaba pasando.
—El mismo y  ¿tu entonces eres Bella?
—Pues más bien sí —dije con la cara como una ensalada de tomate y pimiento rojo.
—Pues ya que por lo visto tu eres con la persona que yo he quedado y tú la que has quedado conmigo, porque no seguimos haciendo esas fotos juntos, y después me llevas a conocer la ciudad tal y como teníamos previsto.
Hacer… juntos… ¿que se supone que teníamos que hacer juntos? Las fotos Bella las fotos  y llevarle a conocer la ciudad, no te vayas por las ramas.
—Va…vale, como habíamos quedado —conteste un poco atorada—, son para un libro que estoy escribiendo  –le expliqué enseñándole  mi cámara.
—Estupendo, Llámame de tu ¿ok?, me llamo Cullen, Edward Cullen –en ese instante y no sé porqué,  una imagen mental de Edward con la misma pose del Agente 007 con pistolas incluidas  me vino a la cabeza  —estoy haciendo un reportaje grafico visitando varias ciudades españolas para hacerme una idea de sus costumbres, arquitectura, de cómo es la gente etc., antes de venir aquí estuve con  Alice y ella fue la que sugirió que podía quedar contigo para que me enseñaras un poco la ciudad, me hablaras de sus costumbres ya sabes, vamos si no tienes inconveniente.
—Inconveniente, ¿yo? ¡NO!—   dije con una voz demasiado estridente y alta—. Ya le dije a Alice que lo haría encantada –que mentirosa eres Bella, pero que mentirosa me recriminaba mi conciencia—. Bien, bien, pues  verás eso que quieres fotografiar es la Puerta de Alcalá,  es una de las Puertas que cercaban la ciudad en los tiempos antiguos y  uno de los escenarios del levantamiento que tuvo lugar en Madrid en 1808.Si quieres, bajamos por esta calle  —le dije—, y llegamos a la Plaza de la Cibeles.
—¿La Cibeles?, ok, he oído hablar de ella. Y dime—, me preguntó, ¿qué haces para ganarte la vida?, ¿estás casada?
—No, no estoy casada –le dije en un tono que no dejaba lugar a dudas, ¿qué diablos me estaba pasando? — y soy periodista. Aunque ahora no estoy ejerciendo,  me he tomado un año sabático para escribir mi libro.
—¿Periodista?, qué casualidad igualito que yo. ¿De qué va el libro?
—Es una hermosa historia de amor que surge entre un francés y una madrileña  en medio de los acontecimientos ocurridos en Madrid en mayo de 1808.
—Parece muy interesante, pero tú no eres  madrileña ¿verdad?
—No, soy de un pequeño pueblo del estado de Washington llamado Forks, pero  vine a estudiar a España con  una beca, ya que mi hermano y mi cuñada estaban viviendo aquí. Mi hermano trabaja como asesor legal en  la Embajada de Estados Unidos en Madrid y mi cuñada como secretaria, ambos se conocieron allí. Al  terminar mis estudios conseguí un trabajo  y me quede con ellos. Fue en la universidad donde conocí a Alice y nos hicimos muy amigas desde el primer día. Lo cierto es que esa pequeña bruja se hace de querer ¿y  tú, estás casado, tienes novia?  —pregunté muy interesada en la respuesta. Diablos Bella y a ti qué coño te interesa si tiene novia o no.
—No, ni tengo novia ni estoy casado, aunque, como tu muy bien sabes, tengo  una hermanita hiperactiva, amante de las compras, demasiado acostumbrada a conseguir todo lo que se propone,  que tiene la habilidad de  meterse en todos los asuntos ajenos, y una madre por un estilo,  las dos son tal para cual. A  ambas les encantaría que lo estuviera, pero yo estoy bien así, digamos que aun no encontré a la mujer de mi vida y quiero esperar por ella para dar ese paso tan importante –me dijo con una voz y expresión un tanto misteriosa. Tan misteriosa que me dio la impresión de que me ocultaba algo
Y con esta conversación llegamos a la Cibeles en donde tomó varias fotos mientras yo le explicaba un poco de la historia y mitología de esa fuente. He de reconocer que además de guapo era bueno, como tomaba las fotos por Dios, como se agachaba, como se movía, y ese culo como… ¡Bella por Dios! —me regañé mentalmente. Y para distraerme me dispuse a tomar mis propias fotos.
—Si pones la cámara así, te saldrán mejor las fotos –dijo colocándose detrás de mí y pasando sus brazos por encima de mis hombros mientras se pegaba a mi cuerpo.  Empezó a explicarme como se sacaba mejor una foto con mi cámara, pero claro yo no me estaba enterando de nada, solo pensaba en lo que tenia detrás de mí, bastante grande y duro por cierto, rozando mi trasero ¿era yo la culpable de esa palpable dureza de su entrepierna? Menos mal que en la Puerta del Sol había una estupendo Gran Almacén con una estupenda planta de lencería, porque a este pasó  lo iba a necesitar y de modo urgente…, mis bragas ya no podían absorber tanto líquido las pobres y eso que llevaba un salva slip pero ni por esas.
—¿Te has enterado? —me preguntó
—¿Qué?,  sí, sí creo que lo he pillado—.Lo que he pillado es un buen problema en tu entrepierna.
—Bueno pues ya lo veremos en la próxima foto –dijo divertido y a mí me pareció que era  totalmente consciente del estado de excitación que estaba  provocando en mí y, a juzgar por lo que había notado en su zona baja minutos antes, él estaba igual.
Cuando ya se cansó de tomar fotos a la diosa Cibeles, nos encaminamos por la calle de Alcalá hasta llegar a la Puerta del Sol.
—Que es esa placa, me preguntó.
—Es un homenaje a todos los que intervinieron de una manera activa para ayudar a las víctimas del 11 M  —le dije y mientras  él sacaba foto tras foto, yo seguía babeando como una adolescente hormonal y mirándole el fabuloso trasero que cada vez que se agachaba se volvía mas fabuloso aún,  con una expresión tan lujuriosa que ni yo misma me reconocía. Si Alice y Rose me vieran en  este momento... menuda juerga se iban a pasar a mi costa
—Mira ese placa del suelo –le dije intentado desviar mis pensamientos hacia algo más productivo — señala que estamos en el Km 0 y eso de ahí es la nueva cúpula que han construido y que da acceso al metro y al tren; esa es la famosa estatua del Oso y el madroño y si vamos hacia abajo verás la estatua de la Mari Blanca pero, ¿qué prefieres primero, la Plaza Mayor o el Palacio de Oriente?
—Guíame tu —me dijo y ¡por Dios como me lo dijo! Unas irrefrenables ganas de lanzarme a sus brazos y besar esos labios tan rojos y carnosos se apoderaron de mí con frenesí. Contrólate Bella por favor…
—Pues  vamos por allí,  le sacas una foto a la estatua y después te llevo por la Calle del Arenal hasta el Palacio de Oriente. Luego podemos subir por la Calle Mayor, te enseño la Plaza de la Villa y la Plaza Mayor —le dije como buenamente pude, la verdad es que no sé ni cómo me salió alguna palabra porque esos ojazos verdes me distraían, caray como me distraían. A este paso, fotos yo no sacaría pero me iba a tener que comprar  una cámara nueva porque esta iba a morir de lo mojada que debía estar con mis babas.
Y así entre unas “distracciones” y otras pasamos el resto de la mañana juntos, yo le iba enseñando los diferentes sitios y contándole lo poco que sabía.  Nos sentamos a comer, una paella por supuesto, en una de las muchas terrazas que había en la plaza mayor. Después de comer, le seguí enseñando un poco más la ciudad,  hasta que fue la hora de regresar a casa…
—Lo siento, pero tengo que regresar, ha sido un placer conocerte –le dije no sin mucho convencimiento ya que esta tensión sexual  que había entre nosotros estaba empezando a pasarme factura. Mucho me temía que al llegar a casa mi vibrador y yo íbamos a tener más que palabras.
—El placer ha sido mío, me lo he pasado muy bien, me gustaría volver a verte —me dijo con un tono que se me antojo  algo  triste y decepcionado. Me dio  la mano depositando en ella una tarjeta—. Llámame por favor,   ten cuidado cuando subas al autobús no te vayas…bueno esto a tropezar y ya sabes…
—Sí, los autobuses no son lo mío —le dije volviéndome de repente y ¡toma!, el pie que se me fue a un agujero y yo ni corta ni perezosa contra el santísimo suelo, caray que duro estaba, pero no, un momento, no había llegado al suelo, entonces ¿qué era eso tan duro?, madre mía ¿quién diablos pone bancos de frio mármol donde no debe? Me levanté tan rápido que volví a perder el equilibrio y volví a caer de nuevo esta vez sobre algo un poco mas blando.  Cuando me di cuenta estaba prácticamente encima de Edward, su cuerpo debajo de mi me invitaba al pecado, al más puro, ardiente y pasional pecado, mientras él me miraba con los ojos oscurecidos por el deseo y esa especial parte de su anatomía empezaba a crecer de nuevo.  Tenía una sonrisa torcida igualita, igualita que la de mi amiga Alice,  aunque la suya se me antojaba seductora y llena de deseo y me hacia convulsionarme de la ansiedad, ¡por Dios pobres bragas! Cuando pude ser consciente de la posición tan indecorosa en la que me encontraba, me levanté tan rápido que parecía un vampiro.
—Perdona de nuevo —le dije ya con la bandera española al completo estampada en mi cara.
—No te preocupes, no ha sido nada.
—Bueno pues, ahí viene mi autobús.
—No me digas adiós del todo, llámame voy a estar unos cuantos días más.
—Vale —le dije volviéndome mientras al mismo tiempo intentaba subir al autobús, mala idea, malísima idea, pues calculé mal la altura y  no entré al autobús de la manera tradicional, como normalmente se hace, no que va, primero entro mi boca, luego mis queridos senos, luego mi hermosa tripa y finalmente los pies a saber  además en qué posición deshonrosa. Edward corrió hasta mí para ayudarme  riéndose abiertamente. Cuando me puse de pie, el bajó del autobús, y yo piqué el ticket,  el autobús arrancó y yo miré  por el espejo para verlo por última vez ¿dónde se había metido?,  de repente una mano tocó mi hombro
—Voy en tu misma dirección, estoy alojado en el hotel que hay dos paradas antes de la parada donde tu subiste. Lo cierto era que no me apetecía quedarme  yo solo, pero no sabía cómo decírtelo así que tu ejem…llamémosle…caída, me ha dado una escusa. He decidido acompañarte, por si los accidentes…  pero…mejor…vamos a sentarnos —me dijo acompañándome a un asiento libre mientras cogía mi cintura para evitar nuevos percances. ¡Dios bendito, mis bragas!—. Esto verás…yo…lo cierto es que no me atrevía antes a pedírtelo pero… no me  apetece dejarte todavía, ¿por qué no vienes a mi hotel? subimos  a la habitación, tomaríamos algo y esto…en fin…ya sabes. No me vas a negar la tensión sexual que ha habido entre nosotros durante todo el día –me dijo de una manera tan sugerente, seductora y sensual que ¿cómo diablos iba a poder negarme si mi cuerpo estaba clamado  a gritos por él, por la satisfacción de un deseo tan fuerte como incontrolable?
—Sí, sí que lo sé, y no, no lo niego –le contesté sintiendo como mis bragas que a estas alturas ya estaba completamente inservibles se empapaban de nuevo—. Esto…yo…no suelo actuar de este modo, pero… sí, me gustaría aceptar tu proposición –le dije mientras le mandaba un mensaje a mi cuñada para que alguien recogiera a mi sobrina en el colegio.
—Bella, ¿eres consciente de lo que te estoy pidiendo?
—Sí, si lo soy, soy muy consciente –le dije temblando de anticipación.

Lo que quedaba del camino hasta su hotel lo hicimos en total, absoluto y completo silencio. La verdad es que sobraban las palabras entre los dos, nuestros gestos y nuestras miraban hablaban por sí solas. Sus manos se metieron por debajo de mi bolso y  viajaron hacia mis muslos con mucho disimulo y empezaron a acariciar mi sexo por encima de mi ropa. El puso su cámara de fotos encima de su intimidad para que yo pudiera tocarle cosa que no dude en hacer,  chocando con su dura y enorme erección y apretándola suavemente lo que me hizo ganarme un gemido ahogado de su parte. Llegamos al hotel, entramos a la recepción, Edward pidió las llaves de su habitación y con mucha más prisa de la habitual  nos dirigimos a uno de los ascensores. No se había terminado de cerrar la puerta aún,  cuando sentí que  me encerraba entre la pared del ascensor y su cuerpo. Su potente erección presionaba contra mi estómago al tiempo que atacaba mi boca en un beso furioso, apasionado, hambriento, caliente, presuroso, lujurioso, necesitado y voraz. Su boca me pidió permiso para entrar y yo se lo di en el acto. Nuestras lenguas comenzaron una pelea, una batalla que ninguno de los dos quería ganar, saboreándonos, degustándonos, no quedo ni un solo recoveco de nuestros bocas sin explorar. Mientras, sus manos vagaban sin control por mis muslos subiendo por mi cintura y llegando a mis pechos, los cuales apretó con demasiado fuerza lo que me hizo lanzar  un grito de pura excitación. Mis manos bajaron a su entrepierna y acaricié su erección por encima de sus vaqueros.

—Llevo deseando hacer esto desde el primer momento que tu cuerpo chocó contra el mío y tocaste mi pene –me dijo mientras iba dejando un reguero de besos húmedos por mi cuello y hombro –no sé qué demonios has hecho conmigo, nunca había sentido algo así ni me había excitado tanto con solo un roce.
—A…a mi me ha sucedido lo mismo –le contesté entre jadeos.

El ascensor llegó a su destino y sin más preámbulos me cogió entre sus brazos, cargándome como si fuera una novia. Con bastante dificultad abrió la puerta para después cerrarla  con una patada y me llevó a su habitación donde me depositó sobre la cama sin ninguna delicadeza, cosa que me  excito todavía más. Se tiró, más que se tumbó, sobre mí y empezó a devorar de nuevo mi boca mientras mis manos primero se enredaron  entre sus cabellos,  los cuales llevaba todo el día deseando acariciar,  y después comenzaron a explorar su perfecto y musculoso cuerpo.  Cuando llegué al principio del jersey  que llevaba lo alcé y se lo quité de un tirón y ¡madre mía, que vista más increíble! Todo en él era perfecto. De repente noté que el también me había despojado de mi blusa y de mi falda y estaba debajo de él en ropa interior, su masculino y musculoso torso se fundía con mi pecho también desnudo ¿dónde diablos habría ido a parar el sujetador? Pero no tenía tiempo para pensar en eso ya que de repente sentí como su boca comenzaba a lamer uno de mis pezones, a mordisquearlo, a saborearlo, a degustarlo, mientras que con su otra mano bajaba por mi cuerpo hasta llegar a mis bragas, las cuales arrancó de mi cuerpo de un tirón para acceder a mi centro de placer. Comenzó a jugar con él, masajeándolo, acariciándolo suavemente, y de repente me sentí satisfactoriamente  invadida por dos dedos que comenzaron a hacer delicias en mi interior. A estas alturas de la historia mis jadeos, gritos, y gemidos se confundían con los suyos formando una perfecta composición lujuriosa. Mis manos comenzaron a descender por su cuerpo hasta llegar a su cintura. Sin más preámbulo desabroché sus pantalones y se los bajé junto con sus bóxers. Me encontré con la erección más grande y masculina que jamás había visto, ¡oh mi Dios! pensé al imaginarme eso metido dentro de mí.  Y en ese momento un fuerte orgasmo me alcanzó y me dejé llevar por él. Cuando recuperé la respiración empecé a masajear su pene, lentamente, torturándole, ahora hacia arriba, ahora hacia abajo, deteniéndome en su glande, haciendo pequeños círculos  y dándole suaves  apretones, necesitaba que sintiera el mismo placer que me estaba dando a mí.
—Bella, por Dios, como sigas así no voy a durar mucho –me dijo mientras se frotaba contra mi mano al tiempo que sus poderosos dedos, que no habían salido de mi interior, volvían a hacer estragos dentro de mí y su boca seguía entretenida con mis pezones.
— No hay problema –le dije jadeando– tenemos  el resto del  día. Y esas palabras mías debieron excitarlo en demasía ya que sacó sus dedos de mí, se separó lo justo y suficiente para quitarse del todo los pantalones y el bóxer,  se dirigió hacia una maleta que tenia medio abierta y sacó un paquete de condones y con uno de ellos en la mano se volvió a posicionar sobre mí. Empezó a besarme de nuevo con hambre, bajó por todo mi cuerpo dejando un reguero de besos húmedos,  hasta llegar a la punta de mis pies y empezó a subir de nuevo dejando suaves besos y mordiscos. Llegó a mis muslos y su boca siguió su camino hacia mi centro donde empezó a lamer y mordisquear mi clítoris, mientras sus dedos seguían su juego en mi interior. Yo arqueaba mi espalda y gemía de placer sintiendo de nuevo como mis paredes comenzaban a cerrarse de nuevo. Cuando se percató de esto, sacó sus dedos de mí para dirigirlos hacia mis senos tirando suavemente de mis pezones. Su boca también dejo mi clítoris para seguir subiendo por mi cuerpo mientras iba besando y lamiendo todas y cada una de las partes que encontraba a su paso. Sus manos dejaron de jugar con mis pechos para intentar abrir el paquete que contenía el condón y ponérselo al tiempo que atrapaba de nuevo mis labios en un beso brutal. En un rápido movimiento nos giré quedando yo encima  de su cuerpo. Me senté sobre él de manera que su erección tocaba mi centro y ambos reaccionamos ante ese contacto con un grito enloquecedor. Empecé a frotarme contra él mientras le besaba en todas las partes que podía de su perfecto y musculoso cuerpo, cuando llegue a su erección,  la tomé con mis manos y me  la metí en la boca, chupando con cuidado, lamiendo,  mientras intentaba abrir el paquete que previamente le había arrebatado de las manos. Sus manos se cerraban en puños sujetando las sabanas, su espalda se arqueaba,  mientras sus jadeos y los míos se escuchaban en toda la habitación. Cuando logré sacar el condón, se lo coloque, muy despacio, acariciando  paso a  paso cada centímetro de piel. Cuando ya  estuvo puesto me incorporé, me senté a horcajadas sobré su pene y de un solo envite me lo introduje dentro de mí. El gemido, más bien el grito de placer, fue instantáneo. Empecé a cabalgarle como si la vida me fuera en ello, como si el mundo se fuera a terminar y esta fuera la última vez que tenía sexo  con un hombre. Mis movimientos cada vez era más rápidos y fuertes, nunca me había gustado el sexo duro, pero es que este hombre era pura dinamita que explosionaba  mi cuerpo de una manera  arrolladora. En un giro inesperado  noté que salía de mí al tiempo que me encontré con mi cara pegada a la almohada, me incorporó un poco pegando mi espalda a su pecho. Una de sus manos  me masajeaba un seno, su boca me lamia, succionaba y mordisqueaba mi espalda,  a la vez que con la otra mano me acariciaba el clítoris de una manera que me hacia gritar de puro placer. Su boca descendía  por mi espalda con húmedos besos y cuando llegó a mi culo empezó a dejarme suaves mordiscos en él, besándolo de manera enloquecedora  al tiempo que abría  los labios de mi centro  penetrando de nuevo en mí de un solo empellón.
—¿Te gusta? –me preguntó al oído mientras me lo mordía con una voz ronca de la excitación— ¿lo quieres así o te gusta más duro?,  dímelo preciosa, tus deseos son órdenes para mí.
—Más…más duro por favor –le contesté mientras me movía hacia él haciendo que nuestros cuerpos se juntaran en un ángulo delicioso. Él empezó a embestirme aun más deprisa, mas fuerte, más duro y yo seguía su ritmo de una manera prácticamente animal, hasta que de repente mis paredes se contrajeron atrapando su pene y mi cuerpo se sacudía en un orgasmo bestial, el mejor que había tenido en toda mi vida. Le sentí tensarse mientras se quedaba quieto descargando toda su lujuria en mí.

Una vez que hubimos recuperado muestras respiraciones, por lo menos él la suya, salió de mi, se quitó el condón usado, lo tiró a la basura, cogió la caja se la puso en la boca y me levantó, me obligo a que rodeará su cintura con mis piernas lo que provocó que nuestros sexos volvieran a rozarse despertando de nuevo a la vida. Por el camino hacia el baño, fui notando como su erección volvía a crecer pero que espécimen de hombre ¡por Dios! Me depositó dentro de la ducha, dejó la caja de condones en el mismo lugar donde descansaba la esponja, abrió el grifo y un placentero chorro de agua caliente empezó a caer por mi cuerpo. Edward cogió la alcachofa de la ducha me puso con la espalda pegada a su pecho y dirigió el agua directamente a mi clítoris. La sensación era tan placentera, tan insoportablemente torturante que empecé a retorcerme de placer y un nuevo orgasmo me inundó de repente, sin verlo venir. Edward me besaba por el cuello, mordisqueándolo a su paso, me masajeaba el pecho de una manera magistral. Me volvió de forma que quedé frente a él y me obligo de nuevo a rodear su cadera con mis piernas de manera  que nuestros sexos se rozaban otra vez en un baile torturante, empezó a lamer mis pechos, a mordisquearlos, a succionarlos, devorándolos con ansias, mientras yo intentaba besarle y tocarle en todas partes que podía que a estas alturas no eran muchas pues mi cuerpo estaba totalmente pegado a él aprisionado entre la pared  y su propio cuerpo. Me pasó la caja de condones para que le volviera a poner uno, apartándose lo  justo para facilitarme el trabajo. Muy despacio, muy lentamente, tomándome mi tiempo, torturándole, acariciando de paso su muy dura erección,  se lo puse y sin más preámbulo me penetró de nuevo. Sus movimientos eran rápidos, duros, constantes, mi cuerpo subía y bajaba respondiendo a ese vaivén como si estuviera hecho para encajar en él. Nuestros gemidos eran acallados con besos, nuestros labios se unían y se separaban en un baile frenético hasta que note mis paredes cerrarse en torno a su pene y un nuevo orgasmo más potente y poderoso que el anterior nos azotó dejándonos totalmente inertes. Nuestros cuerpos  que se habían quedado desmadejados y sin  fuerzas, fueron cayendo en cámara lenta en el suelo de la bañera. Cuando nos recuperamos de ese sensacional orgasmo nos levantamos, Edward tomó la esponja y empezó a lavarme  y yo hice lo mismo con él. Cuando ya consideramos que estábamos los suficientemente limpios salimos de la ducha de nuevo con dirección a la cama, donde estuvimos remoloneando un buen rato.
Edward pidió una botella de champan que malgastó derramándola por mi cuerpo y chupando y lamiendo allá donde caía el espumoso liquido, cuando el susodicho brebaje se poso en mi centro de placer,  él empezó a lamerlo con su lengua, bebiendo de mi el champan mezclado con mis flujos, su lengua me acariciaba haciendo pequeños círculos alrededor de mi clítoris. Derramó lo que quedaba de la botella justo en mi abertura, introdujo su lengua y bebió y bebió hasta saciarse,  yo sin poder soportarlo mucho tiempo más respondí con ansias y  de nuevo la pasión nos consumió…

—No tengo más remedio que irme –le dije sin ganas de moverme –tengo un hermano, una cuñada que…
—No me apetece dejarte ir Bella… esto ha sido… nunca me he sentido así, nunca he sentido tantas cosas juntas.
—Pero tengo un hermano y una cuñada y una sobrina que me están esperando en casa  preguntándose donde me he metido y para mí sería un poco complicado explicar…esto…
—¿Vives con ellos?
—Bueno ellos me hacen un favor a mí y yo se lo hago a ellos. Al trabajar en casa en mi libro,  tengo mucho tiempo, el cual invierto en cuidar de mi sobrina cuando  no está en el colegio, mientras Rose trabaja. De este modo ellos me brindan asilo y yo les cuido su tesoro. No tengo más remedio que marcharme  no sabes cuánto lo siento… –le dije nerviosa. La verdad es que después de consumida la pasión, sentí que todavía quedaba algo entre nosotros, algo a lo que no sabía ponerle nombre, me sentía genial entre sus brazos,  no quería marcharme, pero también estaba un poco azorada ¿qué estaría pensando de mí y de la forma tan rápida que había tenido de prestarme a esto?
—Está bien, por hoy te dejo marchar, pero no te creas que esto va a terminar así, necesito más de ti Bella —dijo levantándose de la cama y poniéndose la ropa al tiempo que yo también me vestía.  Las pobres bragas habían terminado hacía un buen rato con su miserable existencia pero aun así no las encontraba por ningún lado ¿dónde diablos estarían?,  miré hacia donde estaba Edward que tenía en su cara una sonrisa inocente que no sabía muy bien como identificar pero sospechaba que tendría algo que ver con la misteriosa desaparición de las bragas. De todos modos estaban rotas, así que me encogí de hombros resignada  a pasearme por la calle sin nada debajo. Me sonroje solo de pensarlo.
—¿A dónde se supone que vas? –pregunté al ver que salía conmigo de la habitación.
—Bueno en vista de que he podido comprobar de primera mano que eres algo así como el peligro público número uno, he decidido acompañarte, ya sabes… por si las moscas. Y sin darme opción a protestar, salimos al exterior y tomó el autobús conmigo.

 —¿Por qué no quedamos mañana y me enseñas la zona de los museos, no me puedo ir de Madrid sin conocer el Prado?— me preguntó con un cierto deje de esperanza cuando ya estaba llegando a mi parada –todas las excusas son buenas ¿no?, después quizás podrías volver a subir a la habitación y… no he tenido suficiente de ti Bella, no sé a dónde nos conducirá esto pero… quiero averiguarlo.
—Bueno,  pero tendrá que ser a la misma hora de hoy, le dije levantándome para bajar aprovechando que el autobús se iba parando.
—¿Vives por aquí cerca?
—Sí,  mi casa es aquella de allí.
—Pues mañana en esta parada a la misma hora ¿ok?
—Vale,  hasta mañana.
Hasta mañana. Espera se me olvidada, hazme un favor, por tu integridad física y mi salud mental, trae un casco y una armadura, dijo riéndose a carcajada partida al tiempo que yo en un gesto muy infantil le sacaba la lengua frunciendo el ceño.
—De acuerdo, lo traeré —dije siguiéndole la broma y claro como no estaba a lo que estaba,  al bajar del autobús volví a meter el pie en uno de los múltiples agujeros que había en la carretera. Maldito Ayuntamiento ¿qué no se supone que asfaltan todos los años?, pues se conoce que se olvidan de esta calle.  Pero contrariamente a lo que puede suponerse,  no  caí, esta vez me salve por la campana, más bien por la barra que sujetaba la marquesina del autobús estratégicamente puesta en mi camino hacia el suelo y a donde me pude agarrar. Cuando logre sostenerme de nuevo en pie, mire hacia dentro del autobús, vi como se alejaba despidiéndose con la mano y partiéndose de la risa. Lo último que vi fue que me guiñaba un ojo mientras me lanzaba un beso…
Llegué a mi apartamento  con una sonrisa tonta en mí cara y sumergida en una burbuja personal. Definitivamente debería agradecer a Alice su insistencia en que quedara con su hermano. ¿Será que  este pequeño duende   maléfico y meticón habría intuido con su habitual percepción que su hermano y yo íbamos a congeniar, digamos…tan bien?

—Tierra llamando a Bella –escuché que me decía mi cuñada Rose. Miré en su dirección y pude observar que ella y mi hermano Emmett me estaban mirando con una sonrisa guasona pintada en sus caras.

—Parece que tu cita ciegas no ha estado mal del todo ¿no? –me dijo Rose, menos mal que pude salir un momentito a por Rosie –me dijo con sorna.

—No lo sabes tú bien cuñadita, no lo sabes tú bien. Por cierto mañana te llevaré a Rosie al colegio pero no podré hacerme cargo de ella el resto del día lo siento –le contesté mientras me dirigía a la habitación dejándoles con la boca abierta y sin darles tiempo a aplicarme su habitual tercer grado...

Cuando me desnudé pude observar que todo su olor estaba impreso en mi cuerpo y en mi ropa. Sonreí satisfecha y feliz como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Definitivamente mañana sería un día interesante y muy, muy placentero… debía agradecerle a Alice.


—No quiero que esto termine cuando tenga que marcharme –me dijo al día siguiente  minutos después de haber recuperado nuestra respiración tras una nueva sesión de maravilloso y explosivo  sexo—. No quiero separarme de ti Bella Swan… no puedo, es superior a mi  –me dijo como si me hubiese leído el pensamiento.
—Yo tampoco quiero hacerlo…








PREMIERE DE LA MUJER DE NEGRO EN MADRID







Aqui os traigo estas imágenes tomadas por mi y un bonito video que por supuesto pertenece a Aurum , de la Premiere de la Mujer de Negro que tuvo lugar en Madrid el 14 d febrero.

PARA VER MAS TRAILERS PINCHA AQUI.

sábado, 25 de febrero de 2012

CAMPAÑA DE FIRMAS PARA QUE FIXTY SHADES (MOTU) Y SEMPRE(EP) SEAN TRADUCIDOS AL ESPAÑOL.



Os invito a ver estos bonitos vídeos, realizados por Camila Loto  y a firmar. Uniros a la campaña y difundid los vídeos e imágenes en vuestras redes sociales, blogs, facebook, google+, etc.

Firmas aquí:

RECUPERANDO TU AMOR. CAPITULO 35: DESPEDIDAS DE SOLTEROS



DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta histoira me pertenecen. Son propiedad exclusiva de la magnifica S. Meyer. Solo el personaje de Gaby es de mi invención.


AVISO:  Este capitulo empieza siendo un Pov Bella, pero en un momento determinado cambia a narración en tercera persona.





Capitulo 34: Despedidas de solteros
Pov Bella
Estábamos a mediados de junio, me quedaban pocos días para volver a casarme con Edward y estaba de lo más nerviosa, tanto o más que la primera vez. Esto que íbamos a hacer significaba mucho para mí, para los dos. Alice me había arrastrado de compras por todo Seattle y me había hecho adquirir unos conjuntos de ropa interior que le iban a dejar sin habla, si hasta me daba vergüenza ponérmelos y además con la tripita, que ya se me empezaba a notar un poco,  no creo yo que fuesen los más adecuados, pero Alice era Alice.
Estaba ya de tres meses. Gaby se había empeñado en ir con nosotros a hacernos la ecografía y ¿cómo negárselo? No se me olvidarán jamás sus gritos de alegría cuando vio por primera vez a su hermanito o hermanita. Ni tampoco se me olvidará su cara de ángel caído con ese upss perdón ya que en un hospital no se chilla. Desde ese momento se había aliado con sus  tías y abuelas y no hacían más que hablar de vestidos, cunas, babys shower y no qué otras cosas más que me daban verdadero miedo, pero me alegraba verla tan entusiasmada después de todo lo que había pasado.
Como Alice estaba de un mes menos  que yo, se hizo una ecografía el mismo día.  Desde el primer momento que se enteró de su embarazo no hacía más que decir que seguro sería una niña y  lo contenta que estaba con ello. Hacia todo tipo de planes que por supuesto incluían el inculcarle el dudoso hobbie de ir de compras cada dos por tres. Su entusiasmo e hiperactividad, acentuadas con el embarazo, me hacían sentir lástima de la pobre niña o el pobre niño  que llevaba en su interior. Y  lástima de que me veía arrastrada de nuevo de tienda en tienda de bebés comprando esto o aquello. En realidad hacía falta comprar cosas para el bebé, como su cuna, los muebles para su habitación y cosas por el estilo pero Alice era incansable para una pobre mujer embarazada con la que no había derecho de portarse así. Y por otro lado, sentía lástima por su futura hija, si es que al final era una niña, ya la veía desde muy pequeña de tienda en tienda, de spa en spa yno quería ni pensarlo ¡Que estrés!
Pues yo no veo la necesidad Alice,  te lo digo en serio. No es como si me casara por primera vez, solo voy a renovar los votos ¿para qué narices quiero una despedida de soltera?le dije mientras íbamos saliendo del centro comercial camino del parking.
Porque tus muy queridas amigas aquí presentesapostilló Nessie— no tuvimos despedida la primera vez que te casaste, nos la debes
Pero una despedida de soltera es para aquellas que dicen adiós a su libertad y yo no me siento así. Además, ¿dónde vamos con esta tripa,  dime?
Todavía no se nos nota nada Bella no seas exagerada, estamos de pocos meses.
¿Qué no se nos nota?, ¿y este bulto que tenemos aquí que es, un grano?
misma lo has dicho Bella, un grano. Mira que eres exagerada. No se nos nota nada y no veo razón alguna  como para no podernos divertir, lo malo son las nauseas ¿qué tal lo llevas tú?  –dijo Alice haciendo una mueca de asco.
No se nos notará aún y todo lo que quieras,  pero estarlo lo estamos, ¿qué hacen un par de embarazadas en un boys? porque claro conociéndoos seguro que es donde querréis que acabemos ¿O no?
Buenoestoverás
Alice¿no habrás reservado en un local de esos de mala muerte de Port Ángeles o Seattle donde hay unos tíos muy monos dispuestos a desnudarse?,  ¿no?
Pues Bella, ya lo hice pero no es de mala muerte,  ¿tan poco confías en mi?
Bravo que os divirtáis, yo no pienso ir
Bella
Alice
Vale, vale, no vamos al boysdijo Nessie conciliadorapero algo tenemos que hacer.
Pues ya que os empeñáis a se me ocurre que vayamos a celebrarlo todos juntos, mujeres y hombres. Alicele dije suplicanteeso si me gusta, lo otro no me convence.
Mira Bella. que los chicos le están preparando a Edward una despedida igual y están muy entusiasmados. Aunque bueno Edwarduffgruñóestáis hechos el uno para el otro.
No me digas que se lo van a llevar a ver unas strippers. ¿Y él ha accedido?pregunté incrédula.
No, pero no va a tener más remedio.
Estoa veruna cosita¿alguien se acuerda de donde hemos dejado el coche?preguntó de pronto Rose una vez que hubimos llegado al parking.
HaymadredeDios, pensé para mí. Y ya no tenemos al FBI detrás de nosotras para sacarnos del apuro
No se supone que es la que conduce quien tiene que preocuparse de ese detallepreguntó Nessie alzando una ceja¿qué hacemos?
Pues supongo que buscarlo.
Te dije que el día que no tuviéramos al FBI detrás tendríamos un buen problema con esto,  ¿cómo vamos a encontrar un maldito coche en un aparcamiento tan grande a ver?dijo Alice un poco nerviosa
Bueno es amarillo y bastante llamativodije yo con una mueca a caballo entre la duda y la inseguridad.
Pues espero que lo encontremos porque si tenemos que llamar a los chicos. Uff no quiero ni pensar en Emmett, va a estar con la bromita años y años,  ya lo verás. Se va a vengar por la bronca que le eché al creer que había sido él quien había hablado demás cuando Gaby se enteró de tu embarazodijo Rose y las demás estuvimos de acuerdo. Edward iba a estar meses riéndose y no digamos Jasper y Jacob, por Dios no quería ni pensar en Jacob y Emmett los dos juntos con la bromita.
Pues espero que lo encontremosdijo Nessie supongo que pensando en Jacob igual que yo
A verdije yo–, somos mujeres fuertes, valientes e independientes. De esas a las que no se nos pone nada por delante ¿o no? Pues nada vamos a encontrar el coche por nosotras mismas o sí, estaría bueno. Somos cuatro, Rose ve por allí, Alice por ese lado,  Nessie mira por aquí mientras yo voy a aquella zona más alejada, la primera que lo encuentre que llame al móvil. No puede ser tan difícil ¿no? Y a los chicos ni una palabra  –y sin más que decir me lancé muy digna a buscar por la zona que me había asignado…
 ———————————————————————————————

Narración en tercera persona
En un lugar indeterminado de Seattle, Emmett Swan sentía como alguien lo zarandeaba sin piedad, pero sencillamente él no tenía ganas de levantarse. Había bebido tanto la noche pasada que tenía un fuertísimo dolor de cabeza y estaba seguro que si levantaba la misma de la almohada, toda la habitación le daría vueltas provocándole unas irremediables ganas de vomitar.
A su lado Jasper Whitlock, la persona que lo zarandeaba, no estaba mejor que él, pero se había levantado como buenamente pudo porque no tenía más remedio.
Emmett, Emmett, ¡despierta!
Un poquito más, dejadme un poquito más, por favor.
Emmett créeme, es urgente, Edward no está, le llamo al móvil y no contesta. La última vez que le vi estaba  como una cuba bailando sin parar con aquella mujer y despuésnada. Lo hemos perdido, hermano, levántate por Dios, tenemos que encontrarle. Como Alice y Rose se enteren de esto nos van a matar, te juro que vamos  a ser historia y Belladios pobre Bella, como Edward se haya ido con esa mujer con la que bailaba y Bella se entere, no se lo perdonará Emmett, esta vez que no se lo perdona.
¿Cómo que Edward no está?,  ¿qué es eso de que le hemos perdido?,  ¿quién era la mujer con la que bailaba? no, Edward no le haría eso a su Bella ni borracho, él no la traicionaría así y menos a tres días de su boda y estando ella embarazada. Conozco lo suficiente a mi hermano. Él lo ha pasado muy mal como para ahora tirarlo todo por la borda
Yo también pienso lo mismo, pero ¿dónde diablos está?, ¿y porque no contesta al dichoso móvil? Estaba muy borracho Emmett no sabía lo que hacía  y si
No, no lo creo. Aunque si mal no recuerdoJared, Jacob, Ben, Garrett, tu  y yo salimos solos de aquella discoteca, Edward no iba con nosotrosA propósito ¿dónde están Jacob, Jared, Garrett  y  Ben?
¡Y yo que sé! Emmett iba tan borracho que ni siquiera me acuerdo de haber salido del aquella dichosa discoteca y ni siquiera me acuerdo de haber llegado hasta aquí. Y Jacob ha bajado a recepción a ver si le han visto entrar o salir o darnos alguna noticia de él mientras que Ben sigue intentando que le coja el móvil pero nada, lo tiene desconectado, y Garrett ha salido, junto con Jared  a ver si estaba por la calle.
Nada de nadadijo Jacob en ese momento entrando por la puerta—, nadie lo ha visto, nadie sabe nada de él.
El móvil sigue desconectadoinformaba Ben a su vez.
Nos hemos recorrido el parque y los alrededores y no hay ni señal de él –dijeron Garrett y Jared entrando por la puerta.
Lo que tenemos que hacerpropuso Jacob intentando mantener la calma como buen agente que eraes darnos una ducha que nos despeje y reconstruir nuestros pasos desde el principio, hasta que llegamos a aquella discoteca y salimos de allí.
Está bien, empecemos.
Primero la ducha vale. ¡Dios! Y después un coctel de aspirinas y algo para la resacadijo Ben masajeándose las sienes

Mientras tanto, en otro lugar no determinado de Seattle:
Nessie se removió inquieta en la cama buscando con la mano el cuerpo de su amado Jacob, cuando lo encontró se acercó a él y se acurrucó en su pecho. Rosalie que en ese momento estaba despertando con un dolor de cabeza terrible llevó su mano hacia arriba intentando despertar a Emmett para que le trajera una aspirina. ¿Por qué le dolía tanto la cabeza? Sinceramente no lo sabía.
Emmett, Emmett, despierta por favor.
Ahora no quiero despertarme Jacob déjame por favor, no seas pesado, aún es de noche y¡Un momento! Esa no era la voz de Jacob, parecía la de Rose pero que hacia Rose en su habitación y llamando a Emmett. Bah, sería solo un sueñoasí que siguió durmiendo plácidamente. Rose al no obtener respuesta alguna, empezó a zarandear más fuertemente a Emmett, necesitaba esa aspirina cuanto antes y ella no tenía ninguna intención de levantarse a por ella, para eso tenía a Emmett ¿no? Así que decidió hacer un esfuerzo abriendo los ojos al tiempo que Nessie, ante los fuertes zarandeos,  también los abría. Es evidente que ninguna encontró a su lado la cara y el cuerpo que esperaban encontrar
¡Aggggggggg!chillaron las dos a la vez cayendo al suelo una a cada lado de la cama.
¿Se puede saber que haces en mi habitación Rose?, ¿dónde diablos está Jacob?
Esa pregunta también te la podría hacer yo a ti  no,  y no dónde está Jacob yesta habitación no es la tuya ni la mía es
El hotel que alquilamos anoche  pensando en que estaríamos tan borrachas que no podríamos volver a Forksdijo Alice que salía en ese momento  de la habitación contigua con cara de dormida, seguida de una especie de zombi que atendía al nombre de  Kimvaya despedida ¿eh? no se podrá quejarcon boys y todo. Aunque no entiendo porqué se vino antes al hotel y encima sin decirnos nada, pero¿dónde diablos está?
Supongo que en la ducha
No, en la ducha no está,  yo acabo de salir de ahídijo una muy somnolienta Ángela, saliendo en ese momento del baño
A lo mejor ha ido a por el desayuno.
No tiene porqué con llamar al servicio de habitaciones…—dijo Kate que en ese momento emergía desde los confines del sillón.
¿Entonces donde está?
—¡Hay Dios, hay Dios, hay Dios!…—exclamó Nessie.
Hay Dios ¿qué? Nessiepreguntaron a la vez Alice, Ángela, Kate, Kim   y Rose.
Chicashemos perdido a Bella.
—¿Cómo que hemos perdido a Bella?, eso es imposible ella estaba con nosotros cuando vinieron los boys y subimos a bailar con ellos y¡madre mía!, que yo recuerde Bella no subió con nosotrosdijo  Alice.
¿Y dónde diablos se metió?preguntó Ángela incapaz de recordar nada de nada.
Ya verás cuando se entere Edward de que hemos perdido a Bella, las seis   vamos a ser historia, como si lo viera, con el genio que se gasta, y lo mal que le sienta que nadie toque a su Bella. Alice, ¿no estaría tan borracha como para liarse con alguno y escapar con él?,  ¿recuerdas a aquel armario de tres puertas  que estaba intentando ligar con ella? ¿Y si?
¡No!gritó AliceBella no sería capaz de hacerle eso a Edward, lo ha pasado muy mal y lo sabes, ¿cómo se te ocurre Rose?, parece mentira que no la conozcas.
Pero ella nunca bebe ¿y si le dimos demasiado alcohol?sugirió Kim incapaz de encontrar una respuesta más adecuada.
Estamos embarazadas Kim, aquí las únicas que bebisteis alcohol fuisteis Nessie, Kate, Ángela,  Rose  y tu.
¿Y entonces porque no te enteraste tampoco de nada?
Estopues yo, la verdad es que si me di cuenta que al regresar Bella no venía con nosotras, pero como es como es, yo pensé que se había hartado y había decidido volver al hotel. Cuando llegamos aquí estaba tan cansada que no me molesté en buscar.
Bueno ahora de lo que se trata es de encontrarla ¿ok?, a ver reconstruyamos  nuestros pasos hasta llegar a la maldita discoteca… —sugirió Nessie.
—Yo creo que primero tendríamos que ducharnos, intentar desayunar algo y pedir un remedio para el dolor de cabeza ¿no crees? ¡Por Dios chicas! No tengo ni idea de que hicimos anoche pero debió ser algo muy gordo, muy, muy gordo…—dijo Kate apesadumbrada.
No lo sabes biendijo Alice dejando aún más preocupadas a sus cinco amigas
Una hora después Jasper, Jacob, Ben, Garrett  y Emmett, una vez recompuestos, más o menos, cerraban la puerta de la habitación y echaban a correr, como buenamente pudieron, hacia un ascensor que en esos momentos se estaba cerrando.
—¿Qué hacéis vosotros aquí?preguntaba una muy asombrada Alice.
Lo mismo podríamos preguntar nosotroscontestaron a la vez unos muy indignados Emmett, Jacob, Garrett, Jared, Ben y Jasper, mientras entraban en un ascensor que más que un ascensor parecía el camarote de los Hermanos Marx…
¿Edward?, ¿dónde está mi cuñado?preguntó Rose.
Estobuscando el cocheeso… —contestaron los seis a la vez¿y Bella?
Bueno puesummpagando la cuenta  —contestaron no muy convencidas las seis chicas.
¿Sí?,  ¿pues porque no la veo en recepción?preguntó Jasper y las seis  despistadas se dieron cuenta de que habían llegado al vestíbulo.
Bueno puesummmhabrá ido a por el coche también.
¿Pero no habías venido en tu porche Alice?preguntó Emmettse supone que como estás embarazada no ibas a beber.
Por favor,  dejar de hacer preguntas tontas que no tengo yo la mañanita para rollos.
Bueno nosotros  nos vamos que tenemosalgo que hacersi buscar al novio dijeron para mismos.
Pues nosotras tambiénuna gran labor detectivesca dijo también Alice muy bajito.
¿Cómo?,  ¿qué habéis dicho?preguntó Rose.
¿Nosotros?,  ¿qué hemos dicho nosotros?,  nada, que vamos a  decir,
Pues he oído algo de que tenéis que buscar al novio.
Bueno y yo escuché algo de una labor detectivesca.
¿No me digáis que habéis perdido a Bella?
¿Y vosotros a Edward?
Bueno pues ummm.contestaron todos a la vez mirando para todas direcciones.
Confesad vosotros  primero y confesaremos nosotras después
Está bien, hemos perdido a Edward, no sabemos dónde está, la última vez estaba bailando con una chica pelirroja y bastante exuberante y después de eso
¿No me estaréis intentando decir que mi cuñado puede que ahora esté rebozándose en la cama con una cualquiera y engañando a Bella? preguntó Rose—, te juro que como haya hecho eso, no se casa con Bella por encima de mi cadáver, Bella no se lo merece.
Eso ya lo arreglaremos en su momento, pero ¿dónde está Bella?
Bueno la última vez que la vimos estaba muy borracha y un chico  estaba intentando ligar con ella.
¿Borracha? Bella está embarazada igual que y no me puedo creer que con lo que ella es, se emborrache en su estadodijo Jacob muy convencido.
Pues tienes razón —dijeron las seis mujeres a la vez cayendo en la cuenta. Entonces si no estaba borracha
Por favor esperemos que Bella noEdward no lo podría resistir.
Pues tendrá que hacerlo, ¿qué hay de su pelirroja?
Él por lo menosestaba borracho y no tenía sus facultades totalmente en uso.
¿Estas insultando a mi amiga?preguntó una muy enfurecida y hormonal Alicea lo mejor está perdida por ahí y no sabe como volver y nosotros aquí insultándolaagregó ante la cara de incredulidad de todos.
Mira lo mejor será es que los busquemos y que uno no se entere del desliz del otropropuso Jasper retrocediendo dos pasos ante la furia de su esposa.
Eso es aplicar un parche al agujero, ¿tú crees que con lo que son se lo ocultaran mucho tiempo? se han prometido contárselo todo. Edward ya metió la pata una vez con eso
Dejémonos de suposiciones y busquémoslos. Nosotros habíamos pensado volver al último sitio que le vimos y recomponer desde ahí nuestros pasos.
¿Cuál fue el último sitio?
La discoteca Cannabis.
Qué casualidad, nosotras igual.
—¿Cómo no nos vimos?
Buenoummquizás no estábamos en el mismo lugar porque
Claro estabais en la parte de los boys¿no?, mi querida y muy embarazada  esposapreguntó Jasper alzando una ceja—. Te voy a dar yo a ti boys.
—Porque estemos fuera del mercado no quiere decir que no podamos mirar la mercancía además era una despedida de soltera y
Mejor te callas Rosedijo Nessie mirando de reojo el color escarlata que se le estaba poniendo a Emmett.
¿Y qué?,  yo intentando venir aquí, trabajando como un negro para conseguirlo, pidiendo mil y un favores para poder estar con Edward esta noche, y de boyspreguntó Jacob de evidente mal humor.
Oye que yo no hice nada malo. Nada que no haríais vosotros.
¿Y vosotros que se supone que estabais haciendo, mi querido esposo y futuro padre de mi hija?preguntó Alicedecís que Edward estaba bailando con una pelirroja despampanante, pero  ¿y vosotros? guardando el celibato.
Bueno dejemos de discutir y empecemos a buscar ¿Ok? –dijo Garrett
Claro cuando se les pilla con las manos en la masa, hay que salirse por la tangentedijeron las seis amigas a la vez.

Mientras en otro lado de Seattle no muy lejano a donde estaban estos doce pares de patas para un banco, Edward se encontraba medio despierto con el cuerpo desnudo de una mujer entre sus brazos. Habían pasado toda la noche haciendo el amor, una de las mejores noches de su vidade repente vio como la  mujer se revolvía entre sus brazos, señal de que estaba despierta
Buenos días, amor, ¿Que tal has dormido?
Ha sido una noche magnifica Edward, que pena que se haya acabado.
Esta sí,   pero  habrá muchas más como esta, muchas.
¿Pero que no te casas en tres días?
Si con la mujer de mi vida, con la única que amo, he amado y amaré siempre, con mi compañera,  amiga, mi esposa
¿Y qué dirá cuando se entere de la noche que has pasado?
Ummno creo que tenga nada que objetar, seguro que ella lo  ha pasado tan bien como yo.
No te quepa la menor duday una vez dicho esto se fundieron en un beso que acabó como siempre acaban estos besos,   haciendo el amor descontroladamente, con pasión, con fuerza, con lujuria, las manos de él descendieron lentamente por su abdomen hasta llegar a su centro el cual masajeó y tocó, con mucho cuidado y delicadeza. Metió un par de dedos dentro de ella y al comprobar que estaba húmeda y completamente lista para él se introdujo lentamente dentro de ella, disfrutando cada segundo. Ella lo recibió complacida pero de alguna manera consiguió darse la vuelta para que Edward quedara debajo de ella y empezó a cabalgarle con impaciencia bastante descontenta con la lentitud que Edward demostraba. Los dos se movían en perfecta armonía y sincronización, los pechos de ella bailaban libres sobre los ojos y boca de un muy excitado Edward que no pudo reprimir el deseo de morderlos, besarlos y chupárselos desesperadamente recibiendo como repuesta una aceleración demasiado brusca en los movimientos de su pareja de baile,  que se movían más rápidos y lujuriosos mientras le besaba al tiempo  la boca, la barbillahasta que el éxtasis los alcanzó. Los dos se desplomaron  uno encima del otro satisfechos y exhaustos después de haber disfrutado de un exquisito orgasmo.
Cuando te vi ayer me pareciste la mujer más hermosa de la discoteca dijo Edward una vez hubieron terminado.
Y a el más guapo, siempre serás el más guapo, siempre me lo pareciste
Pero esa peluca pelirroja  no me gusta, me gustan más las castañasdijo Edward
Fue la primera que pude comprar sin que se enteraran las chicas. ¿Tú crees que ya se habrán dado cuenta de nuestra desaparición?
Seguramente estén buscándonos por todo Seattle como locos, pero se lo merecen. Ellas por llevar a mi mujer y madre de mis hijos a ver boys cuando el único boy que tiene que ver desnudo es este de aquídijo señalándose a mismo.
Y a ellos por emborracharte, llevarte a ver strippers y dejarte bailar con una pelirroja  desconocida, aunque esa pelirroja  fuese yo con una peluca, pero ellos no lo sabían.
Me encanta lo bien que funcionó nuestro plan.
Fue divertido manipularles para llevarles directamente a la discoteca. Emmett no quería ir ni Jacob tampoco, pretendían irbueno ya los conoces.
Sí, los conozco demasiado bien. Pobres de Rose y Nessie. Si no fuera porque uno es mi hermano y el otro mi amigo.
Desde luego que no teníamos bastante con las ocurrencias de Emmett y ahora se sumó un gracioso más al grupo.
Menos mal que conseguí sonsacarles el nombre de la discoteca y el del hotel ja, ja, ja, no quería decírmelo, pero a Kim se le escapó.
Fue muy excitante ver cómo me seducías bailando de aquella forma, mi pelirroja particular.
Pues tampoco te quedabas atrás, me recordó a nuestra época del instituto.
Y los muy tontos se creyeron que de verdad estaba ligando y borracho, de Jasper, Jared, Garrett  y Jacob, bueno todavía me lo creo, pero mira que de mi hermano y Ben, como si no me conocieran. Claro quelos que estaba como una cuba era ellos. Fue muy divertido hacerles creer que bebía cuando en realidad vaciaba mi bebida en la primera planta que encontraba.
uff, vas a tener la culpa de la muerte súbita de todas las plantas de Seattle.
Esperemos que por lo menos se enteren de que nosotros no queríamos despedida de solteros, esos son para los que siente que pierden su libertad, yo siento sin embargo, que por fin y después de mucho dolor y sufrimiento, recupero mi vida, una muy hermosa a tu lado y al lado de nuestros hijos.
Lo mismo digo.
—No te puedes imaginar cuanto te amo Bella Masen Swan.
No más que yo a ti Edward Anthony Masen.
¿Qué te parece si conectamos ya los móviles amor?, no me gustaría que Emmett o Jacob pusieran en jaque a toda la policía de Seattle.
No me extrañaría, cielo con lo que ellos son.contestó Bella mientras conectaba su móvil de nuevoesto ¿por dónde íbamos?preguntó hundiéndose de nuevo en el cuerpo de su marido quien la recibió con muy buenos ánimos

Y volviendo de nuevo con nuestros despistados amigos:

¿Entonces me quiere usted decir que los vio salir a los dos juntos?preguntaba una muy desconcertada Alice—, pero si mi amiga es castaña y esa mujer era pelirroja.
Señora dijo el camarero del bar—, estoy seguro de que era su amiga,   esos ojos que me describe no los olvidaré en mi vida.
Vamos  a ver una cositadijo Kate con la cara de empezar a entender un poco la situación—. Nosotras llamamos a Bella al móvil y nos dice que está desconectado ¿cierto?
contestaron las chicas no muy convencidas de adonde quería llegar su amiga.
Y vosotrossiguió Katellamáis al de Edward y también esta desconectado.
contestaron a su vez los chicos.
¿Y no os dice esto nada? ,  ¿soy yo la única lista del grupo?
Nos han engañado los dosdijeron de pronto Jacob y Jared hablando como si acabaran de resolver ellos solitos un caso de lo más misterioso¿no lo veis?, de alguna forma nos llevaron a la misma discoteca para escabullirse  juntos a la primera oportunidad. Seguro que ahora están  en casa riéndose a nuestra costa.
Bella no hacía más que preguntar el nombre de la discoteca donde habías reservadodijo Kim— y  sin querer se me escapó.
Me va a oír, te juro que me va a escuchar todo lo que voy a decirledijo una muy enojada Alice marcando el numero de Bella en su teléfono móvil.
¿Diga?
Bella, ¿cómo habéis podido? ,   ¿tú sabes el susto que nos hemos llevado? Te voy a
Vale, vale, ya me quedó clarorespondió a lo que le decían al otro lado de la línea.
Estaban en otro hotel cerca de aquíinformó Alice a los demás poniendo tal cara de enojo que los demás estallaron en risas. Alice los miró ceñuda pero como pasa siempre a toda mujer embarazada sus hormonas en ese momento decidieron divertirse y Alice empezó a reír con los demás.
Mira que creernos que uno había engañado al otro, como si hubiera una fuerza capaz de lograr esodijo Emmett entre risas.
No te rías tanto mariditodijo Rose congrimas en los ojos—,  todavía me tienes que explicar cómo es que estabais tan borrachos que ni siquiera os enterasteis de que Edward no iba con vosotros al salir de la discoteca.
Estoperdonaperodijo Jacob con voz socarrona¿pero quién tiene que dar explicaciones a quién?
Todos volvieron a mirarse y empezaron de nuevo a reír como locos. En ese momento la Mercedes de Emmett  paró cerca de ellos y los doce se dirigieron a sus muy traidores ocupantes.
Tenéis tres opcionesinformó Edward a sus  amigos y a su hermano —, volveros en autobús,  volver conmigo  o mirar a ver si entráis todos en el coche de Kate y Garrett, peroni una palabra de reproche.
Yo iré con las chicasinformó Bella saliendo del cochenos vemos en casa amor.
Y dicho esto Bella se dirigió a unas muy enojadas, o eso es lo que intentaban aparentar, amigas.
No os pongáis así, yo nunca quise esta despedida de soltera. Ya propuse ir todos juntos y aquí cierto duende hiperactivo como siempre hizo lo que le dio la gana. Bella escuchó un gruñido detrás de ella acompañada de unas risas. Con cara de suficiencia miró a la dueña del gruñido
¿Me vas a decir por donde se va al hotel pare coger  los coches?, tengo ganas de estar en casa, ha sido una nochemuy interesante e intensa. Digamos que he tenido una despedida de soltera en condiciones, hasta he tenido un boy particular que no veas cómo me ha puesto las pilas y estoy de cansada…dijo dejando a su amiga por primera vez en su vida, con la palabra en la boca.