sábado, 25 de agosto de 2012

UNA CITA CASI A CIEGAS. CAPITULO 18: JAQUE A LA REINA




DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen son propiedad exclusiva de S. Meyer


CAPÍTULO 18: Jaque a la Reina.

Edward Pov.

—Está bien, iré al grano ¡que impaciente!, solo llamaba para decirte que yo sé quién está amenazando a Bella. Y quién puede estar detrás de los intentos de secuestro y del tiroteo. No, no te sorprendas, ya sabrás porque conozco tantos detalles. O por lo menos creo saberlo. ¿Podemos vernos en algún sitio?, sé que ahora vives en Madrid y yo voy a estar aquí unos días más.

Nada más escuchar estas palabras miré a Bella levantando una ceja interrogativamente. A pesar de que me moría por escuchar lo que Chelsea tuviera que decir, no iba a arriesgar mi relación ni exponerme a una discusión. Pero como siempre Bella me sorprendió agradablemente.

—Chelsea –le dijo con una actitud clara y decidida. Estoy deseando oír lo que tengas que decir sobre un tema que nos afecta a los dos, pero sobre todo a mí directamente. Pero…esto no te ofendas…comprenderás que no me fio de ti y no voy a dejar ir a Edward solo así que… o quedamos los tres o nos dices lo que sea por teléfono. De nada te va a valer colgar y hacer como si no pasase nada porque estamos grabando la conversación –sí señor digna hermana de Emmett y digna hija de Charlie—. No es algo personal –prosiguió—, pero…no podemos fiarnos de nada ni de nadie y en concreto de una mujer que en su día pretendió tener… algo con el que ahora es mi prometido —miré a Bella con gesto apreciativo. Desde luego no podía estar más conforme con ella, si teníamos que ir a ver a Chelsea lo haríamos juntos. Con su actitud, Bella me confirmaba una vez más que ella era la mujer perfecta para mí, y no podía dejar de admirar su arrojo y decisión. En ese momento la amé todavía un poco más de lo que ya lo hacía. Y cierta zona de mi cuerpo que estaba a la espera y frustrada por la interrupción de antes se irguió de nuevo esperanzada dispuesta a dar su opinión, ¡ay Dios! ¿podría yo amar más a esta mujer? Vamos a ver Cullen, amala todo lo que te dé la gana pero piensa en otra cosa que ahora no es momento, tal vez dentro de diez minutos si lo sea, pero ahora no, así que céntrate hijo céntrate, ¿cuántas veces tendré que repetírtelo?

—Bella si conoces bien a Edward y no tengo motivos para pensar que no lo hagas, sabrás que cuando a él no le interesa algo o alguien se evade y eso es exactamente lo que hizo cuando me lo encontré hace año y medio. Si hubiera estado prestando atención a mi conversación con Esme, sabría que estoy felizmente casada con un hombre genial y no tengo ninguna intención insana hacia él y mucho menos pretendo destruir vuestra relación, solo quiero ayudar.

—¿Y a que se debe tu actitud Chelsea?, ¿ganas algo con esto? –volvió a preguntar mi Bella –sí señor pregunta correcta digna de una gran periodista de investigación, justo lo que yo estaba pensando, mi anatomía en su parte más inferior me dio la razón, Cullen por Dios.

—Bella no creo que tu sepas lo que es crecer en una familia perfecta, al lado de la mujer perfecta, perdona Edward por el juego de palabras, y sentirme en todo momento como la ultima porquería de la última esquina de la calle más mugrienta –vaya ahora iba a resultar que hasta las mierdas tenían estatus social. Cullen hijo que bobadas se te ocurren, céntrate —. No sabes lo que es que te estén comparando a toda hora y en todo momento con tu maravillosa y perfecta prima, es…frustrante, humillante, sobre todo si hasta tus propios padres lo hacen. Esa actitud desafiante y resuelta que tenia ante la vida cuando Edward me conoció, no era más que una fachada pues siempre me he sentido rechazada, inferior, poco valorada. Cuando Edward me rechazó he de decir que mi ego se resintió y mucho pero en seguida comprendí que no le amaba y lo único que quería era desafiar a mi familia y a Tanya. Cuando asumí que todo lo que podría obtener de Edward era su amistad fui a por ella sintiéndome por primera vez parte de algo y orgullosa a la vez porque en cierto modo había vencido a mi prima consiguiendo al menos la amistad de quien ella pretendía que fuera su prometido y que ni siquiera podía ni verla. Pero mi conciencia y mi ética me obligaban a decir la verdad, mi única intención, en un principio, de acercarme a ellos era por rebelión hacia mi familia, por fastidiar a mi prima, por conseguir lo que ella…no pudo. Ellos se sintieron ofendidos, era lógico, me separaron del grupo y me sentí todavía peor de lo que ya estaba. Por mi culpa había perdido una oportunidad de ser feliz, formar parte de algo y odié todavía más a mi prima y a mi familia. Cuando conocí a mi marido fue cuando logré superar mi complejo de inferioridad, el me ha enseñado a valorarme y a quererme a mí misma, a ser feliz como soy. Ahora vivo en Canarias alejada de mi familia, pero…sigo manteniendo contacto y…al enterarme de lo que estaba sucediendo de refilón…siento que le debo a Edward una compensación por haberle mentido, a él y a los demás. Solo quiero ayudar Bella.

—¿Solo eso?, ¿no hay nada más? –le pregunté todavía receloso de ella.

—Bueno…no negaré que será para mí un placer enfrentarme y vencer a mi perfecta familia y sobre todo a la bruja de mi prima. Dicen que la venganza se sirve en plato frio.

—Chelsea –le dije –vamos a acudir a la cita y escuchar lo que nos tengas que decir. Pero comprenderás que no nos fiemos…aun… por lo tanto llevaremos una grabadora para que quede constancia de la conversación, así que mi pregunta es, ¿estarías dispuesta a repetir lo que tengas que decirnos ante la policía y ante un juez?

—Sí, lo estaría, de hecho al llamarte he asumido inmediatamente esa posibilidad. Entiendo tu postura Edward ¿os parece que quedemos en la plaza de Callao?, dicen que han abierto una heladería y ya sabes cómo me pirro yo por los helados.

—¿Te vendría bien a eso de las seis de la tarde mañana?, no salimos de trabajar hasta las cinco.

—Me parece una hora perfecta.

—Pues allí estaremos y…Chelsea…

—Sí…

—Solo quiero que sepas que llevamos guardaespaldas a todas horas y a todas partes…compréndelo…lo digo por…sí las moscas…ya sabes…

—No hay problema…no oculto nada ni voy a intentar haceros nada sólo avisaros de que también tengo gente que me sigue, por razones muy distintas a las vuestras que aun no tengo muy claras, pero ya os lo explicaré mañana.

Y con esto terminamos la conversación. Cuando di al botón de colgar Bella y yo nos quedamos mirando durante unos instantes sin saber que decir o que opinar sobre lo que acababa de suceder en esa habitación.

—¿Te fías de ella?

—No lo sé. Tiene razón al decir que cuando nos encontramos en aquel congreso no le hice ni caso, simplemente me fui pero…voy a llamar a mi abuelo y a Laurent para contarles las novedades y después llamaré a Esme.

La conversación con mi abuelo fue como siempre, fría y concisa, yendo al grano en todo momento. Nos dijo que consultáramos a Laurent si esa grabación seria legal en caso de tener que utilizarla porque él no estaba seguro y nos hizo prometer que le llamaríamos en seguida con lo que fuera que tuviera que decirnos esa mujer. Laurent nos dijo que si la grabación era consentida por parte de la persona a quien estábamos grabando y si además había accedido a declarar ante la policía, no habría ningún problema puesto que ella misma corroboraría lo que en esa cinta se dijera. Al igual que mi abuelo nos pidió que le enviáramos una copia inmediata de la grabación. Luego llamé a Esme

—Ella dice la verdad Edward, si no te hubieras escaqueado por ahí dejándome a mí con el marrón te habrías enterado que vive en las Islas Canarias, que tiene un marido periodista como ella, que es muy feliz y están intentando tener un hijo. No me pareció mala persona para ser familia de quien es, un poco aduladora y melosa eso sí, pero buena persona, de todos modos no os fieis id con mucho cuidado.

—Laurent ya me ha dicho que aun no tienen nada nuevo sobre los últimos mensajes y que ninguno de los principales sospechosos da señales de ser culpable.

—Así es –confirmó mi madre con expresión frustrada –pero todo es cuestión de tiempo hijo, tened paciencia.

—¿Le dices tú a mi padre que he llamado?, aquí ya es un poco tarde y…—le dije pensando en terminar lo que habíamos empezado antes de la interrupción ya que mi erección me lo estaba pidiendo a gritos y la postura que tenia Bella, tumbada sobre mi regazo, acariciándome distraídamente y rozándome salva sea el sitio no ayudaba en nada.

—Estoy aquí hijo, me doy por enterado –dijo mi padre al otro lado de la línea –esto…verás…estaba en el despacho de tu madre charlando y…

Mi padre y mi madre juntos en un despacho y solos…ummm…gran noticia.

—Me alegro de oír eso papá —le dije todo complacido.

—Y nosotros celebramos que lo hagas.

Colgué el teléfono y sin más dilación me lancé sobre Bella como un drogadicto se lanza a su dosis diaria de cocaína. Bella no había dejado de moverse en todo el tiempo, no sé si lo hacía inconscientemente o aposta pero mi enorme, necesitada y pobre protuberancia no entendía esa diferencia.

Nos perdimos durante horas uno en el cuerpo del otro, amándonos como si fuera la última vez que pudiéramos hacerlo. Entregando todo en cada gesto, en cada caricia y recibiendo del otro exactamente lo mismo. Una vez saciados y satisfechos nos quedamos dormidos. A mí me costó un poco más que a Bella ya que no me podía quitar de la cabeza a esa mujer. En la facultad y salvando el hecho de que nos había engañado miserablemente nunca hizo o dijo algo que nos hiciera sospechar nada extraño de ella y mi madre, que si en algo se caracterizaba era por saber calar a las personas, me había dicho que era una buena persona. ¿Qué nos tendría que decir?, ¿ayudaría a desentrañar este misterio cada vez mas enrevesado?

El molesto pitido del despertador me sacó de un inquietante sueño en donde mi Bella no estaba, yo la buscaba y la buscaba, la llamaba y llamaba y ella no aparecía así que por una sola vez en la vida y sin que sirva de precedente agradecí ese familiar sonido que me permitió despertar y comprobar que Bella esta todavía felizmente durmiendo a mi lado. Pero eso no impidió que el terror de la pesadilla se reflejara en mi rápida respiración despertando a mi novia.

—Edward ¿te pasa algo?

—Umm no es nada amor, nada que no puedas arreglar con un besito de buenos días —le dije cerniéndome sobre ella y atacando su boca sin piedad.

—Me encanta despertar a tu lado, especialmente cuando te despiertas tan…dispuesto –me dijo una vez que hubimos roto el beso pasando su mano por mi protuberancia que, tal y como ella había señalado, estaba ya más que dispuesta a estas horas de la mañana. Metió la mano por debajo de mi pantalón del pijama y empezó a dar suaves caricias en mi glande, haciendo círculos con su dedo. En un movimiento inesperado me tumbo encima de la cama y sustituyo su dedo por su boca dando suaves besos ya no solo en el glande sino por toda mi extensión. Con la otra mano agarró mis testículos y empezó a acariciarlos aprisionándolos de una forma que me estaba volviendo loco. Su lengua seguía haciendo su trabajo en mi pene a las mil maravillas y ahora su boca lo engullía totalmente llegando casi hasta su garganta. El placer era irresistible, su lengua fue sustituida por sus dientes que pasaban mordisqueando suavemente de arriba abajo aprisionándola a su paso entre sus labios, exprimiéndola y sin pensarlo tome su cabeza entre mis manos y empecé a empujarme y moverme. Cuando notó que estaba casi a punto de correrme me liberó dejándome desolado y subió de nuevo por todo mi cuerpo dando besos allá por donde pasaba hasta llegar a mi boca la cual tomó y pude degustar mi sabor mezclado con el suyo y era una mezcla tan erótica que con solo saborearla sentí que mi clímax se acercaba. Bella, dándose cuenta de ello, se puso encima de mí y me montó cabalgándome como solo ella sabe hacerlo logrando que los dos alcanzáramos juntos el paraíso.

Después de darnos un largo baño durante el cual los dos nos lavamos el uno al otro convirtiendo esa cotidiana actividad en algo verdaderamente erótico, nos vestimos bajamos a desayunar y le contamos a Emmett las últimas novedades.

—Ummmm…a estas alturas de la historia no me fio ni de mi sombra. Habrá que alertar a los guardaespaldas y por supuesto llevareis una grabadora creo que tengo una aquí en casa. Y sobre todo tened mucho cuidado, al primer síntoma de peligro salid cagando leches de ahí. Me gustaría acompañaros pero me temo que podemos contribuir a asustarla.

Con la grabadora en la mano, los móviles listos por si acaso y los guardaespaldas avisados salimos de casa aquella mañana con la incertidumbre de no saber que nos deparaba aquel día. El trabajo se nos hizo largo, tedioso e insoportable y eso que los dos estábamos haciendo algo que verdaderamente nos gustaba y nos llenaba pero no podíamos concentrarnos. Por la ventana de mi despacho estuve observando a Victoria que muy disimuladamente y creyendo que nadie la veía miraba de vez en cuando hacia Bella con una expresión altamente indescifrable. Definitivamente esa mujer tenía algo que ver con el asunto y me hice una nota mental de hablar con Emmett, mi abuelo, Laurent y las respectivas policías. Por fin el reloj marcó las cinco de la tarde, hora de irnos.

Decidimos ir en el autobús y dejar el coche aparcado allí ya que encontrar un aparcamiento en el centro de Madrid era misión imposible y no podíamos fiarnos de que los parkings no estuvieran ocupados. La plaza de Callao y la Gran Vía siempre eran un hervidero de gente que iba y venía de compras o de los muchos restaurantes, teatros y cines que había por la zona.

Cuando llegó el autobús respiré mentalmente preparándome una vez más para lidiar con la torpeza de Bella, mi erección empezó a prestar atención dispuesta a echar una mano si llegaba el caso y mis pantalones empezaron a notarse un poco más estrechos. Sujetando a Bella con una mano para que no se cayera y haciendo malabarismos con la otra conseguí picar el ticket para poder acceder al vehículo y comencé a marchar a través de un autobús que ya se había puesto en movimiento luchando contra el traqueteo, la falta de equilibrio de mi novia y….mi erección ya que el culo de Bella cada vez que se echaba para atrás para mantener el equilibrio en medio de las paradas que hacia el autobús para coger gente, o simplemente para apoyarse en mí, me rozaba de tal forma que…ufff ¡mis pantalones por Dios! Lo cierto es que por mucho que me quejara los viajes en el autobús y el metro se habían convertido en mis momentos favoritos desde… aquella primera vez.

—Lo siento…disculpe –oí de repente que decía Bella sacándome de mi perversión mental.

—Disculpada pero...a ver si tiene cuidado en donde se agarra señorita…me ha hecho usted daño…

—Perdone otra vez –a ver si tiene cuidado donde se agarra, repetí mentalmente. ¿Dónde se había agarrado mi Bella?, a ver por favor que solo yo tengo el privilegio de que mi Bella se agarre a …digamos ciertas zonas sensibles, ¿cómo se atreve este hombre a …?, por el rabillo del ojo vi como el buen hombre se sobaba el brazo en donde le estaba saliendo una rojez. A ver Cullen como siempre actuando antes de mirar, la muchacha se agarró a su brazo dándole un buen pellizco. ¡Qué mal pensado!

—Señora siéntese –ofreció un buen señor que, siendo testigo privilegiado de mis esfuerzos y de la agresión involuntaria, decidió echar una mano. Bella se lanzó al asiento en modo camicace dándole las gracias al buen samaritano en cuestión pero con una expresión en la cara…indescifrable ¿y ahora que le pasaba? Fue todo el camino muy callada haciendo muecas extrañas y poniendo caras raras como si estuviera pensando en algo nada agradable. Cuando bajamos se despejaron mis dudas.

—¿Tan vieja me veo? –me preguntó de repente.

—¿Vieja? –le devolví la pregunta sorprendido, de todas las cosas que creí pudiera estar pensando esta es la que menos veía posible —¿por qué preguntas eso?

—Pues porque últimamente cada vez que me subo a un autobús donde todos los asientos están ocupados siempre hay algún señor que se levanta y me cede el sitio llamándome señora y eso…eso solo se hace con las personas mayores y las mujeres embarazadas y…bueno…en este país…no siempre –me dijo aguantando las lagrimas y con el labio tembloroso. Mi pobre, dulce y maravillosa Bella.

—Y también suele haber alguien que simplemente se levanta porque sencillamente ve que lo estas pasando mal independientemente de tu edad mi amor y eso es lo que ha pasado. Ese pobre hombre…

—¿Y porque me llamó señora?, la verdad es que debe haberme visto muy vieja para pensar que soy señora.

—Esto….bueno…lo serás dentro de tres meses ¿qué diferencia hay?

—Pues porque dentro de tres meses, será dentro de tres meses, ahora no tengo pinta de señora cuando me case contigo tendré esa pinta pero ahora no –dijo cruzándose de brazos muy satisfecha de su explicación.

—¿Y qué pinta tienen las señoras mi amor?

—Esto…ummm…pues de señoras que pinta quieres que tengan.

—No, solo era por saber si había algo que marcaba la diferencia y de lo cual yo no tuviera noticia –le dije mirándola en modo de burla. Mi niña se me quedó mirando y en sus ojos vi que se había quedado sin argumentos y cuando Bella Swan se quedaba sin argumentos, bufaba, se cruzaba de brazos y continuaba su camino de la forma más…digna posible.

—Amor –le dije apretando el paso para alcanzarla –verás…esto…antes de que nos encontremos con Chelsea te diré que… en fin…ella siempre ha sido muy efusiva, es por eso que las chicas no podía ni verla, así que si cuando la vemos se me lanza a…pero no pude terminar la explicación ya que unos brazos me rodearon por el cuello separándome de Bella y dejándome totalmente ciego.

—Eddie, Eddie cuanto me alegro de verte —dijo enroscando sus piernas en mi cintura cosa que me puso de lo mas incomodo.

—Esto…si no te importa estas molestando a MI PROMETIDO ¿te importaría bajar de ahí? –le dijo Bella con una expresión fiera que pocas veces se la había visto pero cuando se la veía…temblaba el misterio.

—Bella –le dijo bajándose por fin de mí y arrojándose a ella tan de improvisto que la hizo perder el equilibrio, yo me lancé también hacia ellas para intentar parar el desastre y los tres fuimos a chocar contra una pareja de mediana edad y expresión avinagrada que en ese momento tuvo la osadía de pasar por detrás. ¿Por qué siempre nos pasaba esto con personas mayores y malhumoradas?

—Tenga cuidado con lo que hacen –dijo la mujer visiblemente cabreada y con expresión de necesitar un polvo urgente.

—Perdone señora pero es que hacía tanto tiempo que no veía a mis amigos –dijo dándome tal golpe en la espalda que mando mi respiración a tomar un café por unos interminables segundos.

—Pues salúdeles usted de otra forma –lo dicho, la buena mujer necesitaba un buen polvo. Mire al marido con expresión reprobatoria. A ver buen hombre hay que tener a la parienta satisfecha que si no luego va por la calle merendándose a los pobres transeúntes que se atreven a tropezarse con ella sin querer.

—Supongo que eres Chelsea —dijo Bella separándose de la mujer mal follada y salvando la situación.

—La misma, encantada de conocer a la chica que ha puesto en su sitio a la maravillosa y perfecta Tanya Denali.

—Chelsea, no tenemos mucho tiempo vamos al grano por favor.

—Siempre tan circunspecto querido amigo. Está bien la heladería que digo esta por allí.

Después de hacer nuestro pedido y que el camarero estuviera bien lejos de nosotros, saqué la grabadora y la puse encima de la mesa advirtiendo a Chelsea con la mirada que no se le ocurriera protestar. Chelsea miró primero hacia la izquierda y luego a la derecha y, disimuladamente, puso una servilleta de papel encima de la grabadora. Seguí la dirección de su mirada y…encontré el motivo y la razón de porque la grabadora debía permanecer escondida. Con igual disimulo, la saqué de debajo de una servilleta y puse el bolso de Bella encima.

—Ya te avisé de que me seguirían y en cuanto a esto –dijo señalando la grabadora —me parece bien, Eddie, pero no te va a hacer falta, lo que os voy a contar estoy dispuesta a repetirlo ante quien sea.

—De verdad que no te entiendo ¿todo es por venganza?

—No te voy a negar que la venganza sabe muy bien pero no, no es todo por venganza, sino por un deseo de espiar aquella mentira que os dije, porque soy una mujer justa y no me parece nada bien lo que está pasando. Te vuelvo a repetir que soy muy feliz con Carlos, mi marido, el me ha enseñado mucho y sé que lo defraudaría si obrara de otra manera. Ayer cuando os dije que creía saber quién era el culpable de todo, os dije la verdad pero...esta mañana he logrado que mi madre me confirme lo que yo ya sospechaba, lo que os tengo que contar ya no es una suposición, son hechos concretos.

—¿Estas mirando constantemente hacia un punto donde hay dos gorilas con pinta de matones que no dejan de mirar hacia aquí, ¿cómo podemos estar seguros de que esto no es una trampa o que de algún modo ellos te están escuchando? -ole con ole y olé por mi Bella, de nuevo una gran pregunta sí señor. Pensé al tiempo que bajaba mi mano con mucho disimulo para ponerme bien los pantalones.

-Tienes razón, yo también pensé que pudieran estar espiándome y de hecho lo estaban haciendo pero tras la conversación con mi madre suponía que habían dejado de hacerlo, pero por si acaso he tomado mis precauciones. Y la verdad viendo a esos dos gorilas veo que he hecho bien.

-¿Tus precauciones?, ¿cómo sabes que ahora no lo están haciendo?

—Un confidente mío que utilizo a veces como fuente para contrastar reportajes me ha puesto en contacto con un amigo suyo experto en la materia. Efectivamente llevaba una especie de chip implantado detrás de mi oreja, como llegó ahí no lo sé. Otro médico amigo de ellos me lo extirpó por eso sé que ahora estoy limpia por dentro y en cuanto al exterior, el móvil desde el que os llamé es un teléfono seguro que este chico me dio. Lo he utilizado para llamaros desde un primer momento, la llamada de anoche también se realizó desde ahí pero... estaba dentro de la casa por eso estuve tan misteriosa y a la vez…tan aduladora.  Forma parte de un plan que mi madre cree que voy a seguir. No sé si os fijasteis pero en la parte de la adulación levanté un poco la voz ya que durante toda la conversación importante estuve dentro del cuarto de baño de mi habitación con todos los grifos abiertos...por si acaso. Solo escucharon lo que yo quise que escucharan. Como veis ahora no llevo joyas ni nada en donde pueda estar escondida una grabadora y en mi bolso solo llevo un pequeño monedero y el móvil el cual, como os digo, está limpio, nada más. Pero no nos demoremos más, preparados para escuchar la historia.

—Somos todo oídos –le dije con impaciencia pero dándome cuenta de su sinceridad en el hecho de que efectivamente no llevaba ningún adorno y ella se caracterizaba por llevar kilos y kilos de bisutería allá por donde iba. Ummm…un punto para ella. Pero me mosqueaba eso del famoso plan que su madre pensaba que ella iba a llevar a cabo.

—Todo empezó cuando leí en un periódico de la competencia que Tanya Denali, tu prometida, había sido detenida en Madrid junto a tu madre Elizabeth Vulturi una de las mayores accionistas de Cullens & Vulturi publications y esposa del gran Carlisle Cullen. Acto seguido leí en vuestro periódico la aclaración de que tú no estabas, nunca has estado ni tenias pensando estarlo en un futuro, comprometido con mi prima y que Marco Vulturi negaba todo trato de favor hacia su hija. También leí atónita la historia sobre…bueno tu verdadera madre. He de decir que en ese momento admiré a Marco Vulturi y su impresionante capacidad para volver a su favor algo que por imperativo legal debería estar en su contra.

—Chelsea al grano.

—Ya voy, ya voy, Eddie no te pongas así.

—Chelsea —empezó mi novia —¿tendrías la amabilidad de llamar a MI PROMETIDO por su nombre real?, Eddie no le gusta, deberías de saberlo –le dijo con un tono muy frío que jamás le había escuchado y yo lo agradecía porque odiaba que me llamasen así y además me encantó que mi leona particular marcase su territorio, lo malo es que no solo era yo el encantado…en fin…¿siempre estaría igual?.

—Perdona Bella es la costumbre, en la universidad todos le llamaban así para molestarle y a mí se me pegó, de verdad no quiero causarte problemas ni molestia alguna y...

—Disculpa aceptada y ahora, ¿puedes seguir con la historia?

—Vale, allá voy. Nada más oír la noticia de que mi maravillosa y perfecta prima estaba en prisión organicé un viaje de visita a mi madre poniendo mi mejor máscara de pena, preocupación y horror pero en realidad lo que iba es a enterarme mejor de como Cruella había acabado entre rejas.

—¿Cruella?

—Ya la llamabas así en la universidad ¿recuerdas?

—Sigue.

—El caso es que mi madre me recibió un tanto sorprendida por mi buena actitud de ayudar ya que como digo siempre mostré animadversión a Tanya y en la actualidad vivo separada todo lo mas que puedo de la familia. Pero se tragó el cuento, o eso pensé pero a juzgar por la vigilancia y el chip... en fin sigo...es así como me entere de la existencia de Bella y que en teoría tu habías dejado a Tanya por ella. Y yo me carcajeaba interiormente a la vez que me alegraba de que por fin hubiera una mujer en este planeta y universo que fuera digna de tu amor y capaz de plantarle cara a la Mujer Maravilla. Como es lógico mi madre me dijo que, entre todos, estaban intentando sacar a las dos de la cárcel y que lucharían con todas sus fuerzas para separaros haciendo lo que hiciese falta. Me dijo que estaba pensando en algo y me preguntó si podía contar con mi ayuda para llevarlo a cabo ya que al conocerte a ti podría intentar tenderte una trampa y hacerte creer, Bella, que Edward te había traicionado conmigo. He de decir que eso me asustó ¿hasta donde eran capaces de llegar?, necesitaba tener más información así que por el momento dije que sí. Mi madre me dijo que hablaría con Carmen, su hermana. A mí me extrañó ya que mi tía no se metía nunca en nada, parecía tan poquita cosa, tan mosquita muerta. Cuando pregunté a mi madre sobre ello me dijo que no todo era como parecía Edward Cullen sénior tiene una deuda muy grande que pagar, me dijo antes de darse cuenta que había hablado de más, y eso me dejó mas intrigada.

Al ver que de mi madre no iba a sacar nada en limpio, opté por buscar en google alguna información que relacionara a tu abuelo con ella. Como Carmen Vulturi no encontré nada pero hallé un enlace que me llevaba a su padre, mi abuelo, Randall Thomas. Randall Thomas había sido durante muchos años Embajador de los Estados Unidos en España y allí conoció a Teresa, la madre de Carmen y de mi madre, es decirse…mi abuela. Una bonita historia de amor aireada en todos los periódicos españoles y americanos ya que mi abuela era una rica heredera y miembro por derecho propio de la alta sociedad española. Cuando Carmen tenía quince años y mi madre trece, ofrecieron a Randall un puesto en el gobierno de la nación y así toda la familia voló directa a Washington. Tiempo después Randall se vio envuelto en un escándalo político de dimensiones y consecuencias catastróficas. Las acusaciones iba desde corrupción política, malversación de fondos del Estado, pasando por tráfico de drogas y de…mujeres. Otro periódico sensacionalista publicó unas fotos muy comprometedoras de él teniendo sexo salvaje con una prostituta y momentos después golpeándola salvajemente, pero fue un redactor del periódico de tu abuelo, Cullen News que ya por aquel entonces tenía una tirada a nivel nacional, quien tras una investigación de meses perfectamente contrastada y sustentada, publicó, con el beneplácito de tu abuelo, la noticia que dejó al país helado. Ni que decir tiene que eso fue el fin de su carrera y su matrimonio. En el plano político le hicieron dimitir y en el plano personal Teresa se divorció y se marchó a España con sus hijas. El divorcio fue un circo mediático espectacular y Teresa ganó la demanda dejándole en la ruina. Poco tiempo después Randall fue encontrado en su domicilio muerto. La autopsia reveló que estaba hasta arriba de drogas y alcohol. De las dos hermanas, mi tía Carmen era la que siempre había estado más unida a su padre y la noticia la dejó con una depresión tan grande que tuvo que ser ingresada en un hospital psiquiátrico. Cuando salió ya recuperada se marchó de nuevo a América y sorprendió al mundo y a la familia con su matrimonio con Eleazar Denali, hijo de una nieta de Edward Cullen junior. La cosa me hizo sospechar y con mi habilidad de periodista confronté a mi madre. Después de mucho sudar, esta mañana por fin he conseguido que mi madre me contara el resto de la historia. Carmen por lo visto prometió vengarse y hacer que tu abuelo pagara por lo que se supone hizo. Y eso es lo que ha estado haciendo, o al menos intentando hacer desde entonces.

La primera parte de su plan era contactar con Rebeca, Rachel y Eleazar ya que conocía perfectamente toda la historia y la razón por la que Rebecca y Rachel sienten ese odio hacia la familia Cullen. Las convenció y manipuló para qué creyeran que junto a ella conseguirían por fin su venganza así como hacerse con su dinero. Cuando se casó con Eleazar aun no tenía un plan concretado, solo se limito a estar en la sombra a la espera de su oportunidad y desde su posición privilegiada obtenía una gran cantidad de información sobre los Cullen que esperaba le sirviera en el futuro.

Cuando se enteró de que los Cullen y los Vulturi podrían fusionarse mediante un matrimonio con su hija mayor empezó a forjar su plan. Lo primero era enterarse de todos los secretos e intimidades de las dos familias y para eso forzó a su marido a tener relaciones sexuales con Elizabeth Vulturi. Pero su verdadero objetivo era sacar a la luz ese romance una vez tu padre y Elizabeth se hubieran comprometido formalmente dando paso así al primer escándalo mediático. Cuando se enteró de que Carlisle era a Esme a quien amaba, el plan se le vino un poco al traste, el escándalo seguía estando servido si ella iba a los periódicos con la noticia de la relación, pero salpicaría a los Vulturi no a los Cullen y eso a ella no le interesaba…de momento, pero se quedó con la cantinela de que Elizabeth odiaba a Esme por haber sido la elegida de Carlisle y un nuevo plan empezó a fraguarse en su cabeza. Conminó a su marido a que dejase embarazada a tu tía al tiempo que concertaba una entrevista con ella para decirle que era conocedora de la relación que mantenía con su marido y que lo difundiría por todos lados a no ser que… y juntas urdieron el plan que dejaría a Esme fuera de juego y a ella con un hijo que serían su pasaporte para su matrimonio con Carlisle. Por supuesto parte del trato era que tu tía entregara en adopción al fruto de su relación con Eleazar para que fuera criado como un o una Denali hasta que llegara el momento de poner en marcha el plan. Al mismo tiempo ella aparentaría ser la madre biológica del hijo que Esme tuviera. He de añadir en este punto que vuestra tía Athenodora se prestó a ayudar a Elizabeth pero su participación en este asunto ha quedado ahí, no tengo constancia de que estén involucradas en nada más.

Ahora solo quedaba rezar para que los hijos que nacieran de una y otra hermana fuera de sexos diferentes y poder seguir con su plan, pero si resultaban ser dos varones o dos hembras eso no la detendría y pensaría en otra forma de venganza. Pero la suerte volvió a ponerse de su lado cuando Esme tuvo gemelos. Fue entonces cuando obligaron a Elizabeth a prometer que su hija Tanya se casaría contigo y que sería una Cullen. He de decir que desde el principio Elizabeth fue chantajeada con sacar a la luz no solo su relación con Eleazar, cosa que ahora sería un auténtico escándalo ya que era ella la que se iba a casar con Carlisle, sino también cierta información sobre un atropello con resultado de muerte que, por supuesto, la misma Carmen provocó. La primera parte del plan estaba en marcha. Una vez casados Tanya tenía la misión de ir metiéndote a ti y a tu familia de escándalo mediático en escándalo mediático y en un lío tras otro hasta dejaros totalmente arruinados tal como, según ella, tu abuelo hizo con su padre. Ella es el cerebro de todo esto, todos los demás son sus títeres. Simplemente está escondida en la sombra dando órdenes y rodeándose de gente que de un modo o de otro tiene algo contra tu familia.

—¿Es la responsable directa de los mensajes, los intentos de secuestro y el atentado contra nuestras vidas en el Lago? –le pregunté horrorizado por lo que estaba escuchando.

—Sí, es la responsable directa pero no la autora material, eso se lo deja a sus esbirros. Gente que como ya digo es especialmente contratada y buscada porque tiene algo que "arreglar" con tu familia, o gente como los secuestradores o los que contrató para el tiroteo que son simples criminales muy bien pagados. Rebecca y Rachel están la primeras de la lista, Rebecca no perdona que tu abuelo tratara a su hermano Carlisle con una actitud diferente a la suya por culpa de su matrimonio no permitiéndole ser una Cullen total y ha reflejado ese resentimiento en su hija Rachel y esta a su vez en Eleazar que, si me lo permitís, es un calzonazos de tomo y lomo

Pero tenéis frentes abiertos en varios sitios, los más peligrosos dentro de la redacción de vuestros periódicos tanto aquí como en Chicago. No sé si Esme te habrá hablado de Demetri y Gianna, dos supuestos amigos suyos. Por parte de Demetri esa amistad está confirmada y él es ajeno a todo esto, pero Gianna, Gianna siempre ha sentido celos de Esme y la ha odiado de una forma que no te puedes imaginar. Ha sabido reflejar esa animadversión por ella en sus hijos manipulándoles para que crean que su padre no los quiere porque son hijos de ella y no de Esme Cullen y, por supuesto, los ha convencido de que Demetri solo te quiere a ti y a Alice porque sois los hijos de su gran amor. Ese matrimonio tiene dos hijos, Gianna y James. Gianna es vuestra recepcionista pero es una total y absoluta impostora, no es quien dice ser, es una informática de primera y la autora de los mensajes que le han sido enviado a Bella desde el principio tanto a su móvil como a sus dos equipos el particular y el del trabajo. Ella fue la que hakeo tu cuenta de la universidad, averiguando tu clave para acceder. La dirección de correo fue muy fácil averiguarla ya que Gianna coincidió contigo en la universidad, puede que no te acuerdes porque nunca te fijarías en una mujer cómo Gianna, ella no se acerca ni con mucho a tu descripción de mujer perfecta y tampoco Victoria, redactora de vuestro periódico, y su amiga del alma, tan amiga que hasta incluso creo que son amantes. ¿Te acuerdas aquella vez en que le pediste a Irina que fingiera ser tu novia para quitarte de encima a una mujer?

—Sí pero se llamaba Vicky o algo así, un momento –dije haciendo clic en mi cabeza-, Vicky de Victoria.

—Exactamente. Fue muy fácil saber tu dirección de correo y luego años más tarde hakearla y debo decir que no les debió de costar mucho ya que eres muy obvio con las contraseñas. Apuesto a que el nombre de Bella figura en alguna de ellas en la actualidad –me dijo mirándome y en ese momento enrojecí ya que no solo estaba en algunas, estaba en todas. Yo por lo general era un animal de costumbres y ponía las mismas contraseñas a todo para no equivocarme.

—Vale ya tenemos la conexión española –le dije pensando en el disgusto que se iba a llevar Esme ya que verdaderamente consideraba a esa tal Gianna como su amiga –que hay de la conexión en chicago, ¿qué hay de Black?

—Black es un puto iluso que lo único que pretende es conseguir a Bella, él no es parte de la organización va por libre, de momento, no me extrañaría que Carmen al ver los problemas que habéis tenido con él lo reclutara. Yo que vosotros no lo perdería de vista y en cuanto a Chicago, te he dicho que Gianna tiene un hermano pequeño, James y creo que trabaja en tu periódico con un apellido falso igual que aquí Gianna. Y James no trabaja solo, se ha camelado a Mike Newton no me preguntes como ni que gana el tal Newton con ello. Jessica y Lauren son dos pobres…zorras que juegan a enamorarte y las tienen convencidas de que si hacen esto Bella y tú os separareis y elegirás a una de ellas. En cualquier caso, es James quien manda los mails desde Chicago ayudado por su hermana, pero desde un equipo que no se puede rastrear y desde algún sitio desconocido ya que está por decirlo así liberado. De los mensajes al móvil se encarga Gianna, ella sabe cómo hacer para que la policía no encuentre el aparato de procedencia.

—Algo más que añadir –le dijo mi Bella viendo como Gianna miraba incomoda en ese momento hacia el lugar donde estaban nuestros guardaespaldas.

—Sí, tenéis otro frente abierto del cual nada sospecháis. Vuestro propio…equipo de seguridad –nos dijo sin dejar de mirarles –ese tal Paul es…el hijo de Rachel, hermano de Eleazar.

—¿Qué? –pero si Eleazar no tiene hermanos. Mi padre nunca me habló de ninguno

—Eso es lo que os han hecho creer. Rachel y su marido lo repudiaron cuando este se metió en un lío de faldas tremendo, pero todo es apariencia, todo forma parte del plan. El supuesto lio fue un montaje muy bien urdido por Carmen. Paul es…un títere más que si hace lo que se le dice que tiene que hacer ganará no solo un montón de pasta sino el privilegio de volver a ser un miembro de la familia ya que él no sabe que todo es una trampa y cree a pies juntillas que es cierto que la familia lo ha repudiado. Es...un mujeriego y no dudó un segundo en pensar que el supuesto escándalo era cierto y que él no se enteró por estar hasta arriba de drogas de diseño.

—Y si tan mal te llevas con tu familia, ¿cómo sabes tanto y tienes tantos detalles?—preguntó mi Bella haciendo gala una vez mas de su perspicacia. Buena pregunta sí señor yo estaba cuestionándome lo mismo. Mi erección estuvo de acuerdo conmigo y mis pantalones casi estallan. Cullen por favor, no es el momento.

—Como ya os digo la historia del padre de Carmen es de dominio público, no tienes nada más que saber buscar. Como ya os he explicado, cuando me enteré de su pasado me fui a confrontar a mi madre que también guarda mucho rencor hacia tu familia no en vano ella también era hija de Randall Thomas, yo soy prima de Tanya ¿recuerdas?, mi madre tiene las mismas ansias de venganza pero ha estado siempre esperando a que Carmen, su hermana mayor, actuara. Cuando la confronté y no tuvo más remedio que admitirlo le hice creer que las ayudaría asegurándole que yo también odiaba a los Cullen de igual manera por haberme impedido conocer a mi abuelo. Mi madre al final se lo creyó y como ya digo esta mañana por fin me contó toda la historia. Supongo que Carmen le ha dado carta blanca al pensar que mis intenciones son...honestas. Supongo que me gané esa confianza porque cuando me quité el chip fui corriendo a confrontar a mi madre reprochándola el hecho de que no confiase en mí. En una actuación magistral le hice creer que mi familia es lo principal y que haría lo que fuese por ella. No tengo muy claro aun si me creen o no del todo, porque no sé si aquellos dos... me están vigilando o protegiéndome, los he descubierto mientras venía hacia aquí. También sabe que el teléfono que uso es...privado y que no puede hacer nada para intervenirle es...mi seguro de vida. Si no puedes con ellos, únete a ellos, dice el refrán. La única forma de que me crean es...diciendo una verdad...a medias

—¿Y qué papel juegas tu en este plan?

—Soy una antigua amiga de la universidad que viene dispuesta a reconquistar a su antiguo novio, obviamente quitándote a ti del camino. El efusivo abrazo de nuestro encuentro en Callao solo fue una puesta en escena.

—Pues como haya alguien vigilándote verá con sus propios ojos tu estrepitoso fracaso –dijo mi Bella levantando una ceja. Bien por ella sí señor me dijo mi erección.

—Por eso mi querida Bella cuando te levantes de aquí te aconsejo que me des un bofetón o en su defecto pidas otro helado y me lo tires a la cara. Yo les contaré que había quedado solo con Edd…esto Edward y tú te presentaste sin avisar.

—Seguimos sin fiarnos de ti –le dije acomodando como podía mis pantalones –solo te aviso de que esta grabación –dije señalando el bolso de Bella debajo del cual permanecía escondida la grabadora –será enviada inmediatamente a Chicago para que mi abuelo y nuestros abogados la presenten como prueba. Otra copia está destinada a la policía de aquí y una tercera a los compañeros del servicio secreto del hermano de Bella.

—Ya te dije que atestiguaría todo lo que he dicho donde fuera y ante quien fuera. Ya no es solo cuestión de venganza, es cuestión de hacer justicia. Puede que tu abuelo se extralimitara en el ejercicio de su poder publicando aquel artículo, pero era periodista y los periodistas nos debemos a la noticia y era un artículo serio y confrontado sobre las actividades tan poco éticas de mi abuelo quien es el culpable inicial y final de todo. Edward senior no tenía la culpa de lo que Randall hizo, solo informó porque era del interés general y por lo que tengo oído eso se publicó una vez puesto en conocimiento de las autoridades pertinentes, quienes no dejaron que eso saliera a la luz hasta que no hubo una investigación a fondo demostrándose que era verdad. Tu abuelo solo lo publicó cuando Randall ya sabía que eso saldría a la luz, cuando ya había sido expulsado del Gobierno, cuando ya mi abuela estaba a punto de dejarlo. Tu abuelo no tuvo la culpa de lo que el mío hacía y no podía controlar a la prensa amarillista. Pero Carmen y mi madre tienen una visión errónea del asunto y no quieren oír hablar del tema. Yo solo hago lo que pienso que es justo, ni tú, ni tu hermana, ni nadie de la familia y por supuesto, mucho menos Bella tienen que pagar por algo que pasó hace tanto tiempo.

Los años que pasé junto a vosotros en la universidad me hicieron apreciaros e incluso llegué a quereros, siempre envidie la bonita familia que formabais todos tan unidos, pero era una envidia sana. Créeme Edward no quiero haceros daño. Edward hasta que os enterasteis de mi engaño y me expulsasteis del grupo yo fui feliz formando parte de algo. Aunque era consciente de la animadversión de las chicas, lo veía normal dada mi…digamos forma de ser, por primera vez me sentí tratada como una persona, no como a un bicho raro que era despreciado por no ser maravillosa y perfecta. Y fui yo quien la cagué nadie más que yo, os engañé y ahora…con esto quiero ganarme vuestro perdón y devolveros parte de esa amistad que me disteis. Soy muy feliz con Carlos, tengo amigos unos buenos y otros no tan buenos pero nunca olvidaré a los primeros…a vosotros.

—Una pregunta más Chelsea –volvió a decir mi Bella –Tanya es una marioneta más o estaba enterada de todo el plan desde el principio.

—Esa es la misma pregunta que me hice yo, por eso fui a verla a la cárcel y sí, la respuesta a tu pregunta es sí, Tanya estaba enterada de todo. Siempre nos hizo creer que actuaba así porque creía a pies juntillas que Edward estaba enamorado de ella, pero no, solo era una farsa, una careta, ella sabe desde el principio cual era su papel en este juego y lo desempeñó a la perfección. Solo una cosa se la ocultó, la más importante creo, ella pensaba que es hija de Carmen. Pero a mí no me da pena chicos, tiene lo que se merece, lo que ella misma se ha buscado. Cuando fui a verla a la cárcel me confesó que con el paso del tiempo se había convertido en algo personal porque poco a poco se había ido enamorando de ti y que su objetivo solo era casarse y contarte la verdad, no tenía intención de seguir con el plan de su madre una vez te hubiera conseguido a ti pero se servía de ello para sus propósitos. Desde hacía ya un tiempo sus movimientos solo estaban dirigidos a que te fijases en ella y se sentía rechazada y dolida porque no lo hicieras y creyó morir en casa de Bella cuando esta le enseñó su sortija de compromiso ¡que conmovedor!, yo sé lo que es el amor, lo estoy experimentando con mi marido y si Carlos un día me dijese que no me ama, que se ha enamorado de otra y que esa otra es la mujer de su vida, no lo dudaría, le dejaría marchar, con el corazón roto pero lo dejaría, ese es mi concepto del amor. Desde mi punto de vista Tanya hubiera resultado más creíble si hubiera dejado de perseguirte en el momento en que expresaste tu amor por Bella, pero en vez de eso siguió insistiendo llegando incluso al punto del secuestro. Secuestro que, por supuesto, fue urdido por Carmen. Los hombres que os secuestraron fueron reclutados personalmente por ella, donde los buscó, no lo sé, solo sé que eran unos criminales muy perseguidos tanto por la policía de aquí como por la americana. Y lo mismo te digo de los que participaron en el tiroteo.

Cuando estuve en la cárcel, pude tener una visión de la Tanya no sofisticada, se la ve pálida y demacrada, pero para nada arrepentida. Decididamente fui, además de para lo obvio, a ver si conseguía sacar de mí algo de lastima, pero no, solo salí de allí odiándola más. Ella lo sabía, decía amarte y aun así siguió adelante. Sencillamente no lo entiendo.

—Sabes por primera vez en toda la velada estoy de tu parte. El amor es dar todo lo que tienes sin esperar recibir nada a cambio. Yo también dejaría marchar a Edward si él me demostrase que ama a otra mujer, con el corazón desecho pero lo haría. Dicen que si amas es mejor dejarlo ir cuando es obvio que ese ser amado no quiere permanecer a tu lado ya que eso solo trae infelicidad para ambos –Bella una vez más me dejó paralizado y gratamente sorprendido por sus palabras. Ella era así, buena, generosa, para nada egoísta, una mujer que merecía ser adorada y venerada besando cada centímetro de suelo que ella pisara. Por supuesto cierta parte de mi anatomía estuvo de acuerdo conmigo. A este paso iba a tener que salir corriendo a la tienda más cercana por unos pantalones de unas cuantas tallas más grandes.

—Lo ves Bella, no somos tan distintas y cuando esto pase espero contar con tu amistad, lo apreciaría mucho y Edward también espero recuperar la vuestra, la de todos.

—Eso ya se verá, dependerá de tu actitud. Pero de momento creo que no tenemos más que hablar, ya recibirás noticias cuando nuestros abogados se pongan en contacto contigo.

—De acuerdo, solo llevad cuidado. Por favor cuando vuestros abogados contacten conmigo que lo hagan a través del teléfono que os he dado y que lo hagan con precaución, no sé hasta qué punto ya me creen o estoy en peligro y…Bella…prefiero la bofetada, estos helados está muy buenos para desperdiciarlos así. Y por favor haz que sea creíble, me hare cargo del asunto.

—Yo te creo, Chelsea, no sé porque pero te creo, y si tengo razón solo te digo que tu también tengas cuidado. No sabes cuánto te agradezco que te arriesgues así –dijo mi Bella levantándose del asiento y propinándole a Chelsea una bofetada tan fuerte que esta perdió el equilibrio y cayó hacia atrás. Por la expresión de mi novia vi que se arrepintió al momento de haber sido tan…brutal, pero no había tiempo a contemplaciones, dos gorilas se acercaban corriendo hasta donde estábamos nosotros. Cogí por el brazo a Bella y salimos de allí cagando leches mientas nuestros propio equipo de seguridad nos seguía. Lo primero que hice fue pedir a los otros dos miembros de dicho equipo que retuvieran a Paul, el cual se dejó hacer totalmente sorprendido de que lo hubiéramos averiguado.

Nada más llegar a casa Emmett hizo las respectivas copias. Envié una transcripción de la grabación a mi abuelo y a Laurent, mientras Emmett hacia lo mismo con la policía española y con sus compañeros. Luego hablé personalmente con Esme quien se mostró sumamente compungida y dolida por la traición de la que ella consideraba una amiga. Yo había hablado con mi padre antes del tema y Carlisle me confirmó la existencia del hermano de Eleazar del cual supuestamente no se hablaba por haber avergonzado a la familia. En el momento de la llamada a mi madre, él estaba con Esme consolándola. Las palabras cariñosas y de consuelo que Esme recibió de mi padre hicieron que Bella y yo nos miráramos levantando una ceja. No sé porque me olía que estos dos dentro de poco nos darían una muy bien recibida noticia.

Mi abuelo Edward confirmó punto por punto la historia de Chelsea y añadió trozos de la historia que solo conocía él, como que Randall Thomas era un drogadicto que cuando estaba colocado se divertía apaleando a prostitutas hasta el punto de matarlas como en realidad pasó en dos ocasiones. Como comprenderás hijo no podía dejar que una persona así siguiera rigiendo nuestros destinos y menos en un cargo político tan importante. Pero hice las cosas bien, la prensa sensacionalista hizo el trabajo sucio, me dijo añadiendo que no se sentía culpable pero que lamentaba todo el daño que esto me había causado. Yo, naturalmente, le contesté que como periodista y como persona habría actuado de la misma manera. No se pueden consentir ciertas actitudes en una persona importante o no, y permanecer callado cuando tú tienes el poder de desenmascararlo. También me dijo que nunca relacionó a Carmen con la hija de Randall Thomas.

Ahora la balanza se inclinaba a nuestro favor, solo era cuestión de tiempo que todos los peones cayeran y nosotros pudiéramos dar… jaque a la Reina.




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martes, 14 de agosto de 2012

UNA CITA CASI A CIEGAS. CAPÍTULO 17: UN PASEO POR EUROPA SIN SALIR DE MADRID.




DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.

Capítulo 18: Un paseo por Europa sin salir de Madrid

Pov Edward.

Ver aquel mensaje en el móvil me dejó totalmente perplejo y confundido, ¿qué diablos querría ahora esta mujer?, si casi ni me acordaba de la última vez que la vi, solo recuerdo que no le hice demasiado caso y estuvo hablando todo el rato con Esme. Pero ver la expresión enfadada de Bella y esa pregunta llena de dolor y desconfianza me dejó petrificado, ¿no se pensará ella que yo…? ¿qué Chelsea y yo…? pero no me dio tiempo a contestar ni a decirle nada ya que el mensaje entrante en su móvil me dejó sin sangre en las venas.

Hasta ahora has tenido suerte y te has zafado de todo, pero solo son batallas ganadas y todavía queda mucha guerra por delante.

¿Qué diablos querrían decir con eso?, y… ¿quién mandaba esos mensajes? Le quité el teléfono de las manos y les reenvié el mensaje a Laurent y a mi abuelo Marco después de llamarles para contarle la última novedad. Cuando terminé Emmett, que ya se había puesto en contacto con la policía madrileña y sus compañeros, hizo la misma operación.

Pero a mi Bella parecía que le daban igual las amenazas, ella tenía en mente otro problema más importante a su parecer y seguía mirándome enfadada, muy enfadada y ¿dolida?, ¿celosa? , nunca la había visto así. Le tomé de la mano y me la llevé a un rincón aparte mientras Emmett seguía hablando con la policía y Rose entretenía a su hija. Los guardaespaldas por su parte también estaban haciendo su trabajo y reenviando el mensaje a sus jefes en espera de órdenes.

—Bella, mi amor, Chelsea no es nadie –le dije mirándole a los ojos para que pudiera ver mi sinceridad –ni siquiera me acordaba de ella. La conocí en la facultad y se adhirió a nuestro grupo con el consiguiente enfado de las chicas a las que no les caía nada bien, supongo que por celos, aunque todavía las parejas no estaban formadas ya que solo éramos amigos, pero ella… coqueteaba con todo lo que llevase pantalones. Recuerdo que yo la llamaba Matahari. No me malinterpretes, es su forma de ser. Al principio, cuando vio que no tenía pareja intentó adjudicarse el dudoso honor de ser mi novia, pero a mí ni siquiera me gustaba un poco, como amiga estaba bien, pero nada más. Siempre noté que le molestaba que saliese con otras chicas, pero nunca hizo nada por fastidiarlas a ellas o a la llamémosle…relación que pudiera tener.

Tiempo más tarde me confesó que era….prima de Tanya por parte de su madre, cosa que nos hizo enojar bastante a todos pues nos sentimos engañados y estafados. Cortamos toda relación con ella. Antes de dejar el grupo me dijo que había hecho eso porque tenía curiosidad por conocer al hombre que había rechazado a su maravillosa y perfecta prima una y otra vez. Por lo visto su madre, la hermana de Carmen, no hacía más que ponerle como ejemplo a su prima y ella estaba de Tanya hasta…bueno ya te imaginas hasta donde y…en fin quiso conocerme e iniciar una relación conmigo solo para fastidiar a su familia y en especial a Cruella. Cuando vio que era imposible retrocedió y solo fuimos amigos. En broma, siempre me llamaba El inconquistable Edward Cullen.

Cuando nos graduamos ella se marchó con sus padres precisamente aquí a España, su país de origen, y nosotros regresamos a Chicago. No volví a verla ni a saber más de ella hasta hace algo así como un año y medio en un congreso periodístico al que acudí con Esme. Estuvimos charlando un poco pero yo no le hice demasiado caso pues todavía me sentía enfurecido con ella. No me gusta que me tomen el pelo ni me engañen, es algo que no soporto. Casi todo el rato estuvo con Esme que, a pesar de su reticencia hacia ella, se mostró amable y educada, ya sabes como es. Al despedirnos nos dio su número de móvil. Ni la he llamado ni ella me ha llamado a mí. Lo cierto es que había olvidado su existencia por completo y que tenía su número en mi agenda, no sé que podrá querer.

—Entonces….entonces ¿ella no reunía las características de esa supuesta mujer perfecta?, ¿solo era amistad y ya?, ¿de verdad te habías olvidado de esa mujer?, lo digo porque como me has hablado de todo y…de ella no… al ver tu cara… pensé que me ocultabas algo –me preguntó dolida y pude ver tal y como me imaginaba por qué dirección iban sus pensamientos. Tonta Bella, tan fuerte, tan valiente y tan…insegura al mismo tiempo. De repente me invadió un sentimiento de ternura hacia esa mujer perfecta para mí que tenía delante y me sentí amado, apreciado y valorado, ella sin quererlo me lo estaba demostrando solamente con el simple hecho de sentir esos celos hacia una mujer desconocida. Definitivamente mi Bella siempre hacia que a cada momento que pasaba la amara todavía un poquito más.

—Bella, mi amor, ya sabes que nunca fui un mujeriego, pero tampoco un santo. He tenido mis relaciones y he salido con algunas chicas, no te he hablado de alguna de ellas en especial porque ninguna lo fue, ya sabes que con ninguna tuve nada importante, con algunas duré más que con otras pero al final siempre era lo mismo. Cuando me daba cuenta de que no…congeniaba y que la relación no iba a funcionar, por decirlo de algún modo, me ponía pesado e intentaba que fueran ellas quienes me dejaran para que todo fuera más sencillo. La razón de mi actitud se debía a que simplemente no reunían mis famosas características de mujer perfecta, con alguna de ellas pensé que sí, pero me iba desengañando poco a poco. Bella…ninguna de ellas eran…lo que buscaba, no eran… tú…mi complemento, mi otra mitad, mi… mujer perfecta… y no sabes cuánto agradezco a Alice que te pusiese en mi camino. Tenías que ser tú o nadie…eres lo que yo quiero…lo que busco, lo que necesito para sobrevivir…te amo Bella más que a mi propia vida.

—Entonces con esa mujer nunca…

—No Bella nunca, no se lo qué querrá pero nunca tuvo ninguna posibilidad conmigo.

—¿Cómo te quitabas del medio a tus novias cuando te dabas cuenta que no eran lo que buscabas? -me preguntó, los celos y el enfado habían cedido el puesto a la curiosidad.

—Bueno… me negaba a salir de fiesta argumentando que era aburrido estar todo el día por ahí de parranda, les decía que me quedaba en casa estudiando, me negaba a llevarlas a mi habitación o ir a la suya, ya sabes…cosas de esas. A una llegué a explicarle El Manifiesto Comunista punto por punto, a otra le expuse con todo detalles mi opinión sobre el Príncipe de Maquiavelo, y con otra no dejaba de hablarle de Star Treck, de "V" y sus preferencias culinarias cuando estaba comiendo, del señor de los anillos o cualquier otra saga o serie friki que se me ocurriera pues sabia cuanto las odiaba. Señal inequívoca de que no congeniábamos ni un poquito. En fin… con todas me comportaba como un novio pelma, era mi estrategia.

—Mi querido Sheldon –me dijo con expresión burlona y seductora pasando sus manos arriba y debajo de mi pecho y con ese simple gesto mi erección empezó a levantarse.

—¿Sheldon? –le pregunté confundido. Mi lado celoso salió a la luz, ¿quién coño era Sheldon?, está enfadada y celosa conmigo porque me ha llamado una mujer y ahora va y se acuerda de ese…

—The Big Bang Theory, la serie ¿recuerdas?, conmigo no te va a valer sacar a relucir tu lado frikie porque para frikies una servidora. Señal inequívoca de que sí congeniamos.

—Ah sí esa serie, ese Sheldom –suspiré profundamente relajado. Con usted señora Cullen no tengo ninguna intención ni ganas de emplear esos trucos. Más bien se me ocurren otra clase de trucos distintos que emplear bastante más productivos y placenteros –le dije pasando a mi vez mi mano por sus pechos muy disimuladamente, mi erección me llamó al orden.

—Tampoco te iban a servir de nada, no te dejaré escapar Edward Cullen aunque me explicases la teoría de la relatividad paso por paso la aguantaría estoicamente. Aunque…no me importaría que pusieras en práctica esa otra…clase de trucos -me desafío bajando su manos hasta mí… ¡ay Por Dios!, que no siga por ahí que la llevó ahora mismo a un cuarto de baño y sin más miramientos tenemos un encuentro privado en ellos.

—Espero que así sea, porque yo tampoco pienso dejar que te escapes –le contesté respirando con mucha dificultad y bajando mi mano hasta su centro, a esto podríamos jugar los dos. Noté como se tensaba y juntaba sus piernas.

—Casi me dan pena esas pobres chicas-, me dijo con las respiración entrecortada- ¿no hubiera sido más fácil cortar y punto? –preguntó con una mezcla entre seducción y burla que hizo que mi erección se hiciera diez veces más grande. Mi Bella había vuelto y ahora se mostraba como siempre, inocente, ingeniosa, provocativa, seductora, confiada, contenta… y feliz.

—Sí eso me decían mis diablos y los chicos pero…no quería hacerles daño, pensé que era lo mejor que tomaran la decisión ellas mismas. Llámame cobarde, a lo mejor lo soy pero…

—Un cobarde muy sexy –me dijo con voz provocativa de nuevo y dándome tal beso en la boca que no solo me dejó sin aliento sino que causó un colapso en mi entrepierna de unas dimensiones bastante considerables que no sabía cómo iba a poder disimular o apañar. Sí era un hecho mi Bella había regresado. Y no solo había regresado su espíritu o su mente, su torpeza, que había decidido tomarse unas vacaciones, regresó cargada de energía. Al volvernos cuando interrumpimos el beso, para regresar con nuestros hermanos y así evitar…males mayores, se tragó literalmente hablando, el carrito de las maletas que habíamos traído con nosotros y que estaba en el medio. Logré alcanzarla por los pelos y nunca mejor dicho, pero era mejor hacerle un poco de daño que cayese encima de ellos ¿o no?, pero Bella era torpe muy torpe, de eso no cabía la menor duda y sin querer pisó el carrito en cuestión provocando que este rodara hacia delante. Nos desplazamos los dos juntos unos cuantos metros hasta que por fin Bella perdió el equilibrio del todo y fuimos a posar sin ningún miramiento nuestros hermosos culos en el piso, bueno mi señor culo cayó encima del piso, el de Bella…encima de mi muy preciada y ya de por sí enorme erección, con el carrito y las maletas encima nuestro. A los dos nos dio por reírnos como siempre que ocurría algo de esto. Los espasmos de su risa provocaban que su hermoso trasero no parara de moverse y de rozarse una y otra vez contra mi protuberancia que como digo ya estaba enorme, en estado de alerta, preparada y lista para la acción y esperando acontecimientos. Naturalmente, dio la bienvenida muy efusivamente a la torpeza de mi novia. ¡Madre mía, lo que yo haría con ese culo…! Desde luego Cullen eres tremendo, estas aquí despanzurrado en el suelo del vestíbulo de un aeropuerto lleno de gente, con tu novia, un carrito y un montón de maletas encima de ti y todavía estas pensado en lo que estás pensado. Nunca cambiarás.

—A ver hermanitos que no vale esconderse detrás de las maletas, hay ciertas cositas que se hacen en privado –chilló más que dijo el gracioso de mi cuñado mientras nos ayudaba a levantar, provocando que el resto de la gente que aun no se había fijado en nosotros, nos descubriera. Rose y su hija estaban torcidas de la risa.

Una vez superado el incidente, llamamos un par de taxis para que nos llevasen hasta nuestra casa. Emmett, Rose y la niña iban en uno y Bella y yo en el otro. Llegamos a casa en un tiempo record ya que los conductores de los vehículos parecía que estaban compitiendo en una especie de olimpiadas. Bajamos las maletas y pronto quedamos instalados. Como era muy tarde para acudir a los respectivos trabajos, y ya habíamos avisado de que hoy no podríamos ir, pero al mismo tiempo muy temprano todavía resolvimos ir a comer fuera y al cine.

Fuimos a ver una película infantil que estaba en cartel. Bella me ofreció entrar a ver otra de contenido más adulto pero yo lo rechacé ya que disfrutaba un montón con este tipo de películas. Rose también le dijo a Emmett que entrara conmigo a otra sala pero Emmett, mas crio que yo aún, se negó también.

—Vamos a ver Rossie, ¿cómo debe uno comportarse en un cine? –le preguntó Rosalie a su hija una vez que estuvimos acomodados en los asientos.

—Sí, sí, no seas pesada que ya me lo sé. No se habla en medio de la película, si algo no entiendo te toco el brazo y muy bajito al oído te pregunto y sino mejor me espero a que termine la película. ¡Jo, mamá siempre me dices lo mismo!

—Y a ti siempre se te olvida, ¿algo más?

—No se hacen comentarios en medio de la película sobre lo que te está pareciendo ni se dicen cosas como ¿qué?, ya me parecía a mí, no entiendo, mamá porqué….o lo sabía –recitó la niña como si estuviera contándole a la profesora la tabla de multiplicar, musiquilla incluida.

—Muy bien pues a ver si nos aplicamos el cuento. Y no se te olvide que los demás no necesitamos que nos cuentes la película paso por paso porque somos lo suficientemente listos para verla y entenderla nosotros sólitos.

—Desde luego Rose que brusca eres, ¿qué pasa porque la chiquilla haga unas preguntitas de nada en medio de la película?

—Pues pasa que el señor de al lado, el de detrás, o el de delante ha pagado la entrada para ver una película sin más, no una película con una voz en off inoportuna chapurreando como una mosca cojonera e impidiendo escuchar el dialogo.

—Rose cariño esta es una película infantil, la gente que entra aquí ya sabe que…

—¡Emmett Swan! –advirtió Rose con su expresión de mantis religiosa a punto de asesinar.

—Bueno, bueno no te pongas así. Vamos hija deja a tu madre y su mal genio y vamos a comprar palomitas.

—¡Emmett Swan! –advirtió Rose de nuevo.

Y Emmett Swan se marchó a por las susodichas palomitas con el rabo entre las piernas. De verdad que Rose imponía.

La película estuvo verdaderamente bien y muy graciosa. Cuando acabó empezamos a salir sin que se hubiesen encendido del todo las luces ante el correspondiente bufido de Bella. Bufido que yo no entendí ¿acaso quedaría quedarse a ver todos los créditos? , hombre decían que era lo correcto pero…Emmett me sacó de dudas.

—A ver hermanita, un escalón a la vez. Recuerda, una luz, un escalón, una luz, un escalón. Ya sabes cada escalón está iluminado para que las personas que son...esto...digamos...un poco torpes no se tropiecen.

—Claro muy fácil ¿y si la luz está fundida como la ultima vez? –no le dio tiempo a decir más porque independientemente de que hubiera una luz fundida o no , Bella que iba más entretenida regañando a su hermano que mirando por donde iba, no vio el escalón y…

—Caray Emmett tú y tu manía de irnos antes de que enciendan las luces –dijo una muy envarada Bella con sus maravillosas posaderas puestas de nuevo sobe el santísimo suelo del cine.

—¿Qué culpa tengo yo de que seas tan patosa hermanita?, ya te lo dije, una luz, una escalera, hay que mirar y…

—Y la luz estaba fundida, siempre hay una fundida –chilló Bella poniendo eso como excusa y con el culo todavía puesto en el mismo sitio. A pesar de mis intentos de levantarla, Bella enfadada era como un peso muerto, yo estaba partido de la risa junto con Rossie y mi cuñada, y se me iba la fuerza por la boca.

—¿Les importaría ir a discutir? Sobre luces fundidas a otro lado, están ustedes organizando atasco.

—¿Y usted sería tan amable de callarse?, ¿no ve que nos es tan fácil levantarse de aquí? –Y difícil seria pero no para una ya demasiado enojada y avergonzada Bella, que se levantó con una rapidez inusitada del suelo amenazando con el dedo al intrépido señor que se había atrevido a increparla, pero con tan mala pata que…puso el pie en el escalón de abajo…perdió el equilibrio y…pero esta vez llegué a tiempo, juro que llegué, no sé como lo hice pero llegué…si señor mi menda llegó a tiempo. La cogí en volandas y me la llevé de ahí antes que el valiente humano que se había atrevido a increparla tuviera algo más que decir.

Salimos del cine y fuimos a cenar a un restaurante situado dentro del Centro donde estábamos. Por el camino la torpeza de Bella, que ya digo que había vuelto con energías renovadas, hizo acto de presencia de nuevo y mi Bella se tropezó con…lo que fuera que había en el suelo.

—Vamos a ver hermanita, ¿se puede saber dónde está el desperfecto con el que te has tropezado ahora en este suelo limpio e inmaculado? –y los dos se pusieron a examinar detenidamente un suelo impoluto y discutiendo sobre no sé qué saliente de una de las baldosas ante la mirada asesina de una señora de la limpieza totalmente convencida de que criticaban su trabajo. Rose y yo nos miramos levantando las cejas y fuimos a coger mesa en el restaurante junto con Rossie a quien hubo que empujar para que andará pues se había quedado mirando a su tía y su padre como embobada. Al cabo de un rato los dos hermanos entraron de forma muy graciosa. Bella iba delante toda sonrojada y poniendo a mi cuñado su mejor cara de circunstancias, Emmett iba detrás de ella guiándola como si estuviera impedida para andar ella sola mientras, muy gracioso él, iba advirtiendo a la gente sobre un peligro público número uno y que tuvieran cuidado con no se qué monstruo de alguna peli de dibujos animados. Bella lo fulminaba con la mirada y Rose y su hija rodaron los ojos en una perfecta sincronización. Y yo…yo ya tenía bastante con colocar en su lugar aquella dichosa zona que también había regresado de su letargo, si es que alguna vez estuvo en él, con energías renovadas. ¿Habría alguna situación en la que no me excitase esta mujer?

Después de cenar regresamos a casa sin más dilación puesto que mañana tendríamos que estar todos presentes y dispuestos en nuestro lugar de trabajo. Rose y Emmett se fueron con su hija nada más entrar por la puerta y yo cogí a Bella de la cintura separándome un poco de sus hermanos y sobrina. Con mis brazos puestos por detrás y agarrando su cintura fui subiendo con ella las escaleras que llevaban a la habitación dándole suaves besos en el cuello y en la oreja. Por cada escalón que subíamos ella recibía mi beso, un beso, un escalón, un beso, un escalón, mis manos se metieron dentro de sus vaqueros conquistando su territorio, ese territorio que ahora también me pertenecía… Sus gemidos empezaron a hacerse más que audibles, cosa que no podía permitir en medio del pasillo así que le puse una de mis manos en su boca mientras la otra seguía explorando y sujetándola contra mí al mismo tiempo haciéndole saber en el estado en que me tenía, mis labios implacables iban deslizándose ahora por sus hombros.

Cuando llegamos a la habitación cerré la puerta con pestillo y la acorralé contra ella besando ahora su cuello mientras desabrochaba los botones de su blusa. Ella, por su parte se deshacía de mi camisa en un rápido movimiento y bajó su mano hasta mi miembro el cual empezó a acariciar, mientras yo lamia, chupaba, mordisqueaba y me satisfacía de sus pechos.

—Cada segundo que pasa te quiero un poco más y te deseo desesperadamente –le dije mientras me arrodillaba ante ella para sacarle los vaqueros que previamente había desabrochado y que fueron a parar al suelo junto con sus bragas. Antes de incorporarme mis besos recorrieron el camino desde sus pies hasta su centro en donde me entretuve un poco más. Cuando me incorporé me deshice de mis pantalones y mis boxers que fueron a parar a un montón amorfo que se había formado junto a su blusa y su sujetador. La tomé por su hermoso trasero levantándola un poco y ella envolvió sus piernas en mi cintura y así caminamos hasta la cama donde nos dejamos caer y dimos rienda suelta a nuestro amor una vez más.

El molesto sonido del despertador me saco de mi erótico sueño cuya única protagonista era la diosa que yacía en mis brazos completamente desnuda y cabalgándome cual amazona en ¿mi despacho?, por Dios Cullen si que estás salido, pensé admitiendo que el sueño no estaba nada mal…pero nada mal. Incorporándome un poco por encima de Bella apagué el maldito cacharro al tiempo que ella se removía despertándose y despertando en mi…lo de siempre, si es que alguna vez se dormía o se tomaba un descanso… así que dando rienda suelta a mi pasión me puse del todo sobre ella y le di los buenos días tal como se merece esta diosa de las amazonas. La amé, con ternura, idolatrándola, con locura y con pasión tanto en la cama como en la ducha antes de bajar a desayunar.

—Pues si que habéis tardado en bajar hermanitos –dijo jocoso Emmett al vernos entrar –anda que desde que hemos oído el despertador, ¿qué estaríamos haciendo que..?

—Emmett Swan –chilló de nuevo Rose mirando a su hija la cual afortunadamente estaba absorta en los dibujos que estaba echando por la tele.

Llegamos a la oficina donde un montón de trabajo me estaba esperando. Yo intentaba sacarlo adelante juro que lo intentaba, pero las imágenes de mi sueño llegaban a mi mente tan nítidas que mi querida erección no me dejaba concentrarme. Unos golpes en la puerta me hicieron dar un brinco del susto pues me pillaron masajeándola un poco a ver si la engañaba y conseguía algo de alivio. Cuando esa puerta se abrió el susto pasó y una expresión de pura y total lujuria dominó mi cara. Bella estaba dentro de mi despacho y…vestida con una falda…y además de las anchas. Me pareció que tenía una expresión un tanto preocupada pero ya me ocuparía de eso más tarde, primero, era lo primero. Me levanté mirándola de forma seductora mientras me dirigía a la puerta para echar las persianas y el pestillo. Bella me devolvió el gesto dándome a entender con su expresión que había adivinado mis intenciones.

—Ven aquí –le pedí con una voz que ya estaba demasiado ronca por la excitación una vez que me hube sentado de nuevo en mi silla. Bella obedeció y se puso a horcajadas sobre mí, justo encima de mi erección y comenzó a frotar despiadadamente su sexo contra ella al tiempo que me acariciaba por donde podía, mi pecho, mis muslos mi...Uffff ¡qué sensación! Mientras se medio masturbaba de esa forma y al mismo tiempo me daba placer con sus manos, yo le desabroché su blusa y empecé a saciarme de sus pechos, de esos senos siempre erectos y dispuestos para mí. De repente mi hermosa diosa de la lujuria se levantó para quitarse las bragas que lanzó sobre mi cara permitiéndome saborear su dulce olor a sexo y a mujer, acto seguido desabrochó mis pantalones, dejo libre mi erección que la recibió exultante y se volvió a sentar a horcajadas frotándose de nuevo, sexo contra sexo, piel contra piel, hombre contra mujer, mientras yo nuevamente atacaba sin piedad sus senos y unas de mis manos viajaba hacia abajo penetrando en su santuario con dos de mis dedos, moviéndolos en su interior haciendo círculos para así producirla más placer mientras que con mi otra mano le pellizcaba el clítoris. Mis labios seguían en su labor de excitar sus pezones. Sus manos viajaban por todos lados, la derecha se había anclado en mi pene acariciándolo suavemente de arriba hacia abajo, y la izquierda en mi cuello tirando de mi pelo.

—Estas ya tan mojada, tan preparada y lista para mí. Me he despertado esta mañana soñando con esto y no he podido quitármelo de la cabeza. No podía ni concentrarme en el trabajo y de repente apareces en mi despacho, eres mi fantasía hecha realidad Bella Swan. Cabálgame mi amazona, cabálgame como solo tú sabes hacerlo –le dije y levantándola hacia arriba un momento la penetré lentamente, muy lentamente. Poco a poco fuimos sincronizando nuestros movimientos en un baile lujurioso tan antiguo como las danzas tribales de aquellos primeros hombres que poblaron la tierra. Ella subía y bajaba y sus pechos lo hacían al mismo ritmo provocando en mí una gran frustración porque no podía pillarlos con mi boca y saciarme de nuevo de ellos. Al mismo tiempo esta situación provocaba en mi una excitación tan grande que no sabía si iba a poder aguantar mucho tiempo más sin derramarme por completo dentro de ella. Yo acompañaba su baile entre gemidos acallados por numerosos besos, no en vano estábamos en la oficina y eso convertía la situación en algo más excitante aun. Nuestros movimientos se hicieron más rápidos y necesitados…hasta que el éxtasis nos envolvió y juntos descargamos nuestro amor a la vez en uno de los orgasmos más intensos de mi existencia.

—No creo que seas capaz de leerme el pensamiento y menos a distancia así que supongo que venias a mi despacho para algo y no solo para hacer realidad mi fantasía -le dije una vez nos hubimos recuperado y sus bragas, bastante mojadas por cierto, ya estaban de nuevo en el lugar que les correspondía y mi bragueta perfectamente abrochada.

—Me alegro de satisfacerte amor, me encanta hacer realidad tus fantasías, pero no…verás…yo venía…—inmediatamente me tense por su expresión, algo pasaba –amor ¿tú me has mandado un mensaje para decirme que tenias una sorpresa para mí y que nos viéramos en el parking del edificio?

—No, ¿por qué iba a hacer yo eso?, bueno quizás…si quería sorprenderte podría haberlo hecho, pero…estaba aquí…me hubieras visto al pasar por tu lado… y además… solo tengo que salir y decírtelo, es…

—Eso es lo que me hizo sospechar que estabas aun dentro de tu despacho, si te hubiera visto abandonar el despacho, si me hubieras lanzado un mensaje con la mirada… hubiera picado pero…—vi como Bella se levantaba y desde mi equipo entraba en su correo electrónico. El mensaje era claro y conciso y estaba enviado ¿desde una de mis direcciones de gmail?, ¿quién coño era capaz de…? me levanté totalmente horrorizado e inmediatamente llamé a la policía de nuevo, al mismo agente que nos había atendido la primera vez cuando el secuestro y que llevaba nuestro caso desde aquí. Bella mientras tanto llamaba a Emmett.

Todo un ejército de policías tanto de parte de Emmett como españoles se personó de nuevo en la redacción. Nuestros compañeros estaban alucinados e indignados por lo que estaba pasando ya que apreciaban mucho a Bella y uno de ellos insinuó que podría tratarse del perrito faldero de Jacob Black. Uno de los policías, el detective que desde el principio llevaba el caso, levantó su cabeza inmediatamente.

—¿Y en que se basa usted para hacer semejante acusación?

—En que Jacob no dejaba de acosar a Bella y de presumir ante todos que algún día dejaría al señor Cullen por él.

—¿Y no se le ocurrió informar al señor Cullen antes de esto?

—Bueno, Jacob es un fanfarrón y he visto al señor Cullen muchas veces enfrentarse a él…pensé que ya estaba al corriente yo…no sabía.

—Pero sí sabía usted que la señorita Swan recibía mensajes amenazadores no es la primera vez que estamos aquí.

—Bueno sí...esto…yo...

—¿Quiere hacer el favor de pasar por aquí? , este compañero mío le tomará declaración, señorita…

—Victoria, me llamo Victoria…— bravo otra sospechosa mas a la lista a juzgar por la cara que ponía el detective.

Después de casi cuatro horas los agentes de policía de uno y otro bando abandonaban el edifico sin haber sacado nada en claro. Lo único seguro es que alguien de alguna forma había hakeado esa dirección de correo y la había usado en mi nombre. Era una dirección que casi no usaba, la abrí cuando estaba en la universidad y después…no había vuelto a utilizarla. Me aconsejaron que la anulase y cambiase las claves y contraseñas de mis demás cuentas para evitar otro incidente así. Pero lo más curioso, inquietante y sospechoso era que el mensaje que Bella había recibido al móvil provenía de Chicago desde una dirección aun desconocida y, sin embargo el mensaje de correo electrónico, provenía no solo desde mi cuenta sino que parece ser que de esta misma redacción. Lo que viene a significar que teníamos enemigos tanto en un país como en otro, cosa que yo ya venía sospechando. Se llevaron a Victoria para interrogarla mejor en comisaría y nosotros quedamos a la espera de noticias. Llame a Laurent y a mi abuelo para contarles las novedades.

El resto de la semana pasó de forma muy estresante. Alice y Kate llamaban constantemente a Bella para irle enseñando paso a paso como iba quedando su vestido y el de las damas de honor y madrinas. Bella se mostraba entusiasmada con su diseño y se veía muy ilusionada con la boda cosa que me llenaba de una inmensa alegría. Renée la llamaba cada dos por tres para pedirle opinión sobre algo referente a la recepción o a la ceremonia y eso a mi niña también le servía de distracción ya que los mensajes no solo no había cesado sino que se habían vuelto más numerosos, amenazadores y virulentos. Victoria no había dicho nada, absolutamente nada solo que ella sospechaba que pudiese ser Jacob Black por lo insistente que era con Bella, así que seguíamos como al principio solo que ahora los miembros de la redacción estaban siendo investigados uno por uno, desde Gianna la recepcionista, hasta incluso yo que era la cabeza visible. Victoria, por supuesto era estrechamente vigilada pues la policía barajaba la teoría de que estaba involucrada en el asunto y pretendía implicar a Black para desviar la atención o incluso pensaban que podía ser amiga de él y estar los dos confabulados. Pero también tenían claro que de una manera o de otra no eran más que peones y que el verdadero culpable se escondía en las sombras.

Descubrimos que Gianna y Victoria eran muy amigas, casi familia, por lo que Gianna también estaba siendo controlada. Más de lo mismo sucedía en Chicago, Rebecca, Rachel y Eleazar eran estrechamente vigilados así como Jessica, Laurent y los famosos becarios plastosos. Pero no conseguíamos nada. Quien fuera sabía esconderse muy bien y sus posibles secuaces no metían la pata, aunque la policía de uno u otro país nos decía que era cuestión de tiempo. Emmett había contratado más guardia personal y ahora no salíamos a la calle sin cuatro o cinco personas pisándonos los talones y eso era verdaderamente molesto aunque ni siquiera los veíamos o los notábamos pero sabíamos que estaba ahí y eso nos coartaba. Pero aun así tratábamos de hacer nuestra vida normal. Por las noches yo me perdía en el cuerpo de Bella y olvidábamos aunque solo fuera momentáneamente que había alguien pretendiendo separarnos, impedir nuestra boda, romper nuestro amor, cosa que, estaba seguro no iban a conseguir, nada ni nadie me separaría de mi Bella, la protegería con mi vida si fuese necesario. La amaría incluso aun después de haber muerto le pesase a quien le pesase.

Al llegar el sábado no podíamos estar más estresados y nerviosos, incluso la niña a la que intentábamos apartar todo lo más posible del problema se había dado cuenta. Emmett propuso coger unas mochilas e ir a pasar el día a un parque que había en la localidad cercana de Torrejón de Ardoz.

El Parque de Europa era un inmenso espacio público destinado al ocio y esparcimiento de niños y no tan niños. Y además contaba con fabulosas maquetas que reproducían los monumentos más relevantes de las principales capitales europeas. No era la primera vez que iban allí ya que nada más llegar Rossie se lanzó sin pedir permiso a la zona infantil, un enorme espacio con un montón de atracciones creadas solo para los niños…bueno en eso pensaban los que construyeron el sitio pero…no conocían a Emmett.

—¡Rossie hija, te cuidado!, ¡no te vayas a caer!, ¡no te metas por ahí!, ¡mira que te puedes hacer daño! –bajo el bufido exasperado de Rosalie vimos como su hija desaparecía por un hueco que simulaba una especie de Torre, ya que toda la atracción era en sí una especie de castillo medieval, para aparecer de nuevo deslizándose por una inmensa plataforma, que hacía las veces de tobogán con…su padre detrás de ella. Emmett ni corto ni perezoso se había metido por dentro de la torre detrás de su hija sin impórtale lo más mínimo que el tuviese veinticinco años y esa atracción estuviese diseñada para niños de cinco.

—La verdad es que es divertido –dijo un muy infantil "padre" cuando su enorme trasero acabo encontrándose con la arena del parque al terminarse la plataforma de un tobogán no diseñado para un culo adulto ¿no te apetece subir otra vez Rossie?, si quieres ya sabes tienes que esperarme porque…

—Bella lleva a Edward a conocer el resto del parque, yo me quedo aquí con…los niños –dijo Rose resignada a enfrentarse con las demás madres que estaban en la zona muy dispuestas a dar su opinión sobre el hecho de que un hombretón tan grande estuviese utilizando las atracciones.

—Señora no es para tanto, ¿qué clase de madre es usted?, ¿no le preocupa que su hija o hijo se meta ahí dentro y se haga daño?, yo voy detrás de ella porque soy un padre preocupado por la seguridad de su hija y…-decía el hermano de Bella a una muy enfurruñada madre.

-No te preocupes niña que no te vas a quedar atascada, si mi padre no se ha quedado... –escuché a Rossie decir a una de las niñas que por lo visto tenía miedo de quedarse atorada dentro del túnel mientras los dos nos alejábamos para ver el resto del parque.

He decir que la actitud tan infantil de todo un enorme y amenazante agente del servicio secreto estadounidense contribuyó a relajarme un poco de mi estado de ansiedad y abrazado a Bella me dispuse a disfrutar de lo que me ofrecía aquel parque. Bella iba tropezándose con cada piedrecita o montañita que encontraba ya que teníamos que ir por el lado en donde había tierra para dejar el espacio asfaltado a las bicicletas que circulaban por el parque, algo que no terminaba de comprender ¿por qué no se asfaltaba también el espacio dedicado al peatón?, eso rebajaría considerablemente el número de personas que invadía el carril de la bicicleta que, por lo que veía eran muchas, evitando más de un accidente. Me propuse investigar el asunto más a fondo, tal vez incluso podría hasta llegar a escribir un artículo sobre el tema.

El paseo por el parque fue muy entretenido. Había maquetas muy bien hechas reproduciendo la Torre de Belén de Lisboa, La Fontana de Trevi romana, en donde siguiendo la tradición echamos unas monedas pidiendo un deseo, el niño meón de Bélgica, el Atomiún de Bruselas, la Torre Eiffel, la Puerta de Brandeburgo, la Torre de Londres, La Sirenita, entre otros famosos monumentos. También había una reproducción de un teatro griego, un trozo del muro de Berlín, y una reproducción del David de Miguel Ángel al que por cierto yo no tenía nada que envidiar. O esa reproducción no hacía mucha justicia al original o…yo estaba igual o mejor dotado, sí señor, sobre todo el ego por todo lo alto Cullen que no se diga.

Los monumentos españoles no podían faltar en un parque como aquel y así pudimos disfrutar de una perfecta reproducción de la Puerta de Alcalá o de la Puerta del Sol que estaba rodeada por un sinfín de construcciones que semejaban casas típicas de España y en donde había cafeterías.

Al finalizar el recorrido había un montan de Molinos de Viento y Bella me explicó que era muy típicos de Castilla la Mancha. Yo los conocía de El Quijote libro que me leí en mi época universitaria. Por cierto, recuerdo que también aburrí a una de mis...esto...digamos novias... hablándole de este libro. Para finalizar había un espacio multiaventura dedicado a grandes y pequeños con enormes tirolinas y toda una serie de diversiones. Y hablando de grandes ¿adivinen quien se lo estaba pasando la mar de bien disfrutando de esa atracción detrás de su muy resignada hija y no menos resignada esposa? Y la resignación no era por el hecho de que las hubiera obligado a subir, cosa que estoy seguro hicieron ellas solitas con mucho gusto, sino por todas las indicaciones que Emmett, en plan sobreprotector estaba dando. Bella y yo nos apuntamos a la diversión y…. a las advertencias de Emmett. Lo cierto es que ver a Bella sujeta por arneses, pasando de una dificultad grande a otra mayor, deslizándose por una tirolina… mi erección me pedía mas y mas explicaciones y yo…yo no sabía qué hacer, ¡ay Dios…ese culo!, esas tetas que subían y bajaban al saltar sobre la colchoneta elástica… Cullen por favor céntrate, céntrate hijo céntrate que no es el momento…ya llegará ese momento…cuando lleguéis a casa…

Después de la digamos excitante diversión fuimos a una zona destinada a comer en donde había unas mesas donde nos sentamos a disfrutar de los bocadillos que entre Rose y Bella había hecho. Durante la comida Emmett nos explicaba sus aventuras y hazañas durante el entrenamiento militar que tuvo que realizar para ingresar en el cuerpo y cuyas pruebas eran muy similares a las que ofrecía la atracción de multiaventrua pero mucho más peligrosas por supuesto. La manera en que tenia de contar sus hazañas era muy cómica y las risas estuvieron aseguradas durante toda la velada. Sin duda nadie mejor que mi cuñado para distender un ambiente bastante cargado por la situación que estábamos atravesando.

Después de comer fuimos a dar otro paseo por el parque y nos hicimos gran cantidad de fotos graciosas como una en la que Emmett parecía sostener las esferas de la reproducción del Atomiun o simulando sujetar el puente de Londres para que no se cayera. La verdad es que eché de menos a mis diablos, lo que ellas hubieran disfrutado y…la que hubieran armado.

Regresamos a casa bastante más relajados de lo que habíamos salido esta mañana y fuimos a cenar a un Burguer King por petición expresa de Rossie a la que su madre hizo prometer, jurar y perjurar que cuando ella dijera que fuera del juego, era fuera del juego. Sonreí recordando la aventura del McDonald ¿o era una pizzería?, en donde mis diablos, Bella y ella tuvieron que entrar a por la niña.

Después de comernos nuestras hamburguesas, empezamos la operación saquemos a la niña del juego de bolas de turno. Pero esta vez Rose la amenazó con no ir el fin de semana siguiente a una excursión que tenía programada el colegio y a la que iba también cierto niño que….se supone que le gustaba y cierta niña con la que se peleaba por el niño en cuestión y eso fue…mano de santo.

Una vez en la soledad de nuestra habitación Bella y yo nos duchamos juntos y puedo decir que fue una ducha de lo más larga e intensa. Yo bebí de su piel y ella bebió de la mía en un prolongado encuentro sexual sin precedentes, lujurioso, apasionado, excitante, necesitado, urgente. El agua de la ducha resbalaba por nuestros cuerpos y se mezclaba con nuestro sudor y el olor a sexo se confundía con los aromas procedentes de los geles que después empleamos para lavarnos el uno al otro.

Cuando nos disponíamos a seguir disfrutando de nuestros cuerpos en la cama, mi móvil sonó. Era esa dichosa mujer, Chelsea, corté el teléfono y seguimos con los nuestro, pero era una mujer insistente, siempre lo había sido y a mí me estaba poniendo nervioso, no quería problemas con mi Bella y además no tenía nada que decirle ni escucharla. ¿O sí?

—¿No piensas contestar? –me preguntó mi amor a la decima vez que nos interrumpía.

—No quiero incomodarte Bella, no merece la pena. Además no me interesa lo que me tenga que decir esa mujer.

—¿Y si son noticias o pistas de quien me manda los mensajes?, antes has dicho que creaste esa cuenta en la universidad, piensa Edward piensa. Y ella vive aquí en España.

-Sí pero no en Madrid, ella vive en Málaga creo.

-Y eso que más da.

Y con este nuevo pensamiento, di a aceptar la llamada. Puse el manos libres. La voz estridente de Chelsea resonó en el interior por toda la habitación.

—Eddie querido ¿qué caro te vendes?, llevo llamándote mucho tiempo, ¿cómo estás?, he oído que te casas, que sea enhorabuena, me gustaría conocer a la mujer que por fin ha conquistado al inconquistable Edward Cullen. Pero el motivo de mi llamada es…

—Chelsea yo estoy bien, no te cogía el teléfono porque estaba en un avión camino de Madrid, mas tarde se me olvidó llamarte, tengo otras cosas en mente ¿sabes?, y ahora has interrumpido un momento importante, pero…en fin ante tu insistencia –le dije de modo bastante cortante. Era su forma de hablar y de ser pero Bella no la conocía y esa manera de llamarme Eddie y de dirigirse a mi me molestaron, siempre me había molestado pero con mi novia delante lo hizo todavía más. De algún modo tenía que pararle los pies y darle su lugar a Bella.

—No has cambiado nada cielo, siempre tan…brusco –Bella fufó por la expresión.

—Chelsea, no estoy solo, mi prometida esta a mí lado, te agradecería que fueses un poco más comedida en tus expresiones.

—Woo Eddie –y dale con el Eddie –entonces ¿es cierto que te casas?

Sí, es cierto me voy a casar y como ya te he dicho, Bella está conmigo, tengo puesto el manos libres. Ahora llamabas por…

—Encantada de conocerte Bella, es un honor poder hablar aunque sea por teléfono con la mujer que por fin pudo pillar a Edward. Yo voy a estar en Madrid unos días por eso llamaba podríamos quedar y charlar.

—Hola ¿cómo estás? –le saludó mi novia sin mucho entusiasmo, más bien sin ninguno. En su cara se veía las pocas ganas que tenía de quedar con ella.

—Chelsea, no tengo tiempo para socializar con nadie, ve al grano por favor.

—Siempre tan brusco Eddie. Bueno verás te llamaba porque el hecho de que metieses en la cárcel a mi perfecta prima y a mi tía no ha caído nada bien en la familia y…

—Todo eso ya lo sé Chelsea al grano…-le dije tensándome por lo que tuviera que decirme. Bella tenía razón.

—Debo decirte que me encanta ver a mi prima entre rejas, el otro día fui a verla solo para regodearme y…

—Al grano Chelsea.

—Está bien, iré al grano ¡que impaciente!, solo llamaba para decirte que yo sé quien está amenazando a Bella. Y quien puede estar detrás de los intentos de secuestro y del tiroteo. No,  no te sorprendas, ya sabrás porque conozco tantos detalles. O por lo menos creo saberlo. ¿Podemos vernos en algún sitio?, sé que ahora vives en Madrid y yo voy a estar aquí unos días más.