Disclaimer: los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, son propiedad exclusiva de S. Meyer.
Capitulo 20: La historia de Carmen y un giro inesperado.
Pov Edward
A pesar de
que Bella ya me había dicho que Carmen nos iba a vender la casa, estaba súper
nervioso parado enfrente de la mansión Vulturi, esperando que vinieran los
demás. Un sedán negro se paró delante de
mí y de él salió una mujer que a juzgar por su ropa debía ser el abogado que
estaba esperando. Mientras se acercaba a mí, esa figura se me iba haciendo cada
vez más familiar…
—Buenos días—
me dijo cuando salió del coche—. ¿Edward? —me preguntó.
—El mismo
—dije devolviéndole el saludo.
—Me llamo
Kate Vulturi, hemos hablado antes por teléfono. Soy hija de Marco y amiga
personal de Bella. Como verás, no hace falta que me cuentes nada, ya sé toda la historia y cuando digo toda, es… toda.
—Bueno pues
si esto es así, cuando el asunto de las tierras esté solucionado, te agradecería tu ayuda en el otro tema, si no
es mucha molestia.
—Señor
Edward Massen —dijo en tono de broma—, Bella Swan,
que es mi cliente, me ha mandado
ayudarte en lo que sea. Estaré encantada de hacerlo. Y además— añadió— Bella es mi amiga y tú en
lo que a mí respecta su marido, así que eso te convierte automáticamente en mi
amigo y ¿qué problema puede haber en
ayudar legalmente a un amigo? – dijo mirándose las uñas de modo inocente. Se
notaba, en ese gesto, que era prima de Tanya, además se parecía
mucho a ella, pero por Dios nada que ver, ni punto de comparación. La sonrisa
de Kate era natural, franca, cálida, la de Tanya era hipócrita, calculada,
fría, cruel…
—Y ahora
poniéndonos serios Edward, la verdad es que no creo que haya mucho problema.
Verás, he solicitado audiencia con un juez amigo de mi padre, para mañana por
la mañana a primera hora. Ya le hemos mandado toda la documentación y está
estudiando el caso. Vamos a presentar una demanda de divorcio y solicitar
directamente la anulación de un matrimonio que según las leyes, es ilegal, de principio a fin desde el mismo momento en
que fue un matrimonio forzoso y que acudiste a él manipulado, mediante chantaje
y coacción. En el momento en que el juez admitiese la demanda y anulase tu
actual matrimonio, el otro problema dejaría de serlo. Si bien el delito no
existe desde el momento en que Bella no te va a denunciar, no obstante y para
evitar futuros inconvenientes, debemos ponerlo en conocimiento del juez.
Podríamos esgrimir el arma de la Enajenación Mental Transitoria como defensa, y se
podría presentar igual como prueba fehaciente de hasta qué punto tu
mente se bloqueó por la coacción y el chantaje al que estabas siendo sometido.
Según la ley, al matrimonio se acude
libremente, sin coacción. Tú fuiste obligado, amenazado y chantajeado para
casarte contra tu voluntad. No se puede decir que el matrimonio haya sido
consumado porque técnicamente ella te obligó y eso es una forma de
violación, perdona si soy tan directa y franca –me dijo ante la
cara avergonzada que le puse por sus palabras—, pero no tenemos tiempo de
andarnos con miramientos. De todos modos, también nos vendría bien que alguien,
que no sea un familiar cercano tuyo, declarase en tu favor, corroborando
que accediste a ese matrimonio forzado,
amenazado y obligado por las
circunstancias. Y no nos vendría mal que tu amiga Ángela declarase a tu favor
como psicóloga confirmando la existencia de la Enajenación Mental Transitoria.
—Eso está
hecho –contesté pensando en Ángela, su
marido Ben, alguno de mis compañeros de trabajo y por supuesto Nahuel, actual Alcalde de Forks, gran amigo mío y teniente
de Alcalde por aquella época. La verdad es que Kate me estaba dando esperanzas,
a pesar de haber entendido solo la mitad, ya que hablaba todo de corrido y sin descanso
como si le hubieran dado cuerda, pero se la veía muy segura y eso me
tranquilizaba. Inmediatamente les mandé
un mensaje pidiendo su ayuda.
—Si el juez
nos concediese la solicitud y anulase ese matrimonio y admitiese la Enajenación
Mental Transitoria en el otro caso–siguió diciendo—, tu otro problema quedaría
definitivamente resuelto aunque también pediríamos una confirmación legal por
parte del juez. Lo cierto es que es un tema muy peliagudo y hemos ido a dar con
un Estado donde la ley es muy exigente en este tema pero hay una cosa a tu favor
y es que Bella no va a presentar ninguna denuncia contra ti, tranquilo lo conseguiremos.
—¿Piensas que
el juez fallará en mi favor? –suspiré aliviado por primera vez desde que
descubrí lo que había hecho o más bien lo que no había hecho.
—Edward –dijo Kate–, Tanya y Aro te coaccionaron, ese
matrimonio no es legal lo mires por donde lo mires y además, ambos incurrieron
en un delito grave al chantajearte y amenazar a tu familia y las amenazas,
amigo mío, en este Estado están penadas con la cárcel. Cualquier juez lo anularía y más este que es amigo personal de mi padre y al
cual le debe muchos favores.
—Edward,
hermano —dijo Emmet que en ese momento llegó junto a Rosalie.
—Hola
Emmett, Rose, mirad os presento a Kate, la abogada que nos va a asesorar.
—Encantada
—dijo tendiendo la mano a Emmett, gesto que él correspondió gustoso — hola Rose
– dijo dándole un abrazo, vaya parecía
que se conocían—, ¿entramos?
Llamamos a
la puerta y el mayordomo nos abrió.
Tenía orden de recibirnos y de hacernos pasar al salón.
—En seguida
aviso a la señora.
No habían
pasado ni dos minutos cuando una Carmen visiblemente afectada por los
acontecimientos entraba en el salón.
—Edward,
Emmet, Rose, sentaos por favor y ¿usted es…?—dijo mirando fijamente a Kate, la
verdad es que se parecía muchísimo a Tanya.
—Soy Kate, tía Carmen, la hija de Marco –dijo dándole un
beso–. He venido como abogada de la familia Swan.
—Edward, no tienes porque darme explicaciones –dijo al
ver que yo comenzaba a abrir la boca—, además la vamos a necesitar, voy a venderos la
casa Emmett. No dispongo de abogado, pues como ya sabréis, los que puedo tener son todos esbirros de mi
marido.
—Tía, si
quieres llamo a la firma y en seguida estaría aquí un abogado en representación
tuya.
—¿Y gastarme
el dinero que no tengo?, me fío de
ti señorita, tienes cara de buena persona —dijo iniciando
una pequeña broma—. Lamento tener que cogeros el dinero, si fuera por mí os la
regalaría, me quedaría con mi conciencia más tranquila, pero me voy de aquí y lo necesito. A Aro le
han embargado, como bien sabréis. La
mayoría de sus bienes estás ocultos en empresas de las que ni yo misma sé su
paradero. Si no hubiera sido por Eleazar
y el FBI nunca habría encontrado yo solita estos documentos— dijo
blandiendo las escrituras de la casa de Emmett en la mano—, por consiguiente,
ahora mismo puede decirse que estoy en la ruina.
—No sabes
cuánto lo lamento por ti Carmen –le dije.
—Tranquilo
Edward. Yo sí que lamento todo esto. No tenía ni idea. Cuando mi hija me dijo
que te habías divorciado de Bella y os ibais a casar, no me lo podía creer. Se
os veía tan enamorados a Bella y a ti.
No me cabía en la cabeza que Bella pudiera haberte engañado con otro hombre,
pero las distancias son malas consejeras, así que me lo creí.
—¿Tanya te
dijo que Bella me engañaba? –dije pero es que no podía dejar de odiar cada día
un poco más a esta mujer.
—Sí y que
por ese motivo mi hija y tu os habías
echo mas amigos y os habíais terminado enamorando. Con razón se aseguró de que
yo nunca te hablara de Bella, me dijo que era por no ahondar en la herida. Dios
mío. Me pregunto si he criado una hija o
un monstruo –se lamentó—. Rose cariño, siempre creí ciegamente que Aro
os había dado ese dinero, cuando digo dado, me refiero a dado. Nunca pensé que
os lo reclamaría y por supuesto que os hiciera algo así. Que avergonzada me
siento.
—Sabéis
–continuó hablando, bueno más bien desahogándose— era muy joven cuando vine a
este país desde España con mis padres. Mi abuelo acababa de morir y mi padre y
mi tío se iban a hacer cargo entre los dos de su herencia: la empresa que él
fundó. Nada más conocer a mi primo
Eleazar, uno de los hijos de mi tío, me enamore perdidamente de él. Pero
Eleazar era un mujeriego que se metía en la cama con todo lo que tuviera
faldas, por lo que yo no estaba dispuesta ser una más. En una cena de negocios
que se organizó para agasajar a los Vulturi, una familia de empresarios que
procedentes de Volterra se habían instalado en Forks y hecho una gran
fortuna, conocí a Aro. Era tan caballeroso, amable y educado. Como Eleazar
parecía ni notarme yo empecé a salir con Aro. Mi padre veía con buenos ojos
esta relación pues significaba la fusión de las empresas Denali y las empresas
Vulturi. Así que cuando unos meses después, Aro me pidió que me casara con él yo acepté.
Ojalá nunca me hubiera casado con él. Puedo decir que han sido los años peores
de mi vida y ahora me siento libre.
Poco tiempo
después me enteré de que Eleazar se había casado con Sulpicia, un familiar
lejano de Aro y Cayo de Volterra a la
que había conocido en uno de sus viajes de negocios allí. Tuvieron cinco hijos
Corín, Félix, Demetri, Heidi e Irina.
Pero por lo visto el matrimonio nunca se llevó bien y se divorciaron a los dos
meses de haber nacido Heidi e Irina.
Parece ser que Sulpicia y Aro se entendían demasiado bien y Eleazar sospecha
que cuatro de sus cinco hijos en realidad son hijos de Aro, ya que las relaciones
sexuales en el matrimonio fueron prácticamente nulas tras el nacimiento de
Corín. He estado hablando con Eleazar a
cuenta de tus tierras Emmett, hemos hablado y hemos aclarado lo que sucedió.
Al casarme
con Aro, mi marido no solo ganaba una esposa sino la empresa que por derecho me
correspondería dirigir junto a mis primos cuando mi padre y tío murieran. Por
lo visto Eleazar se enamoró de mi nada mas verme, pero Aro le obligó a
renunciar a mí, y en cierto modo se vio coaccionado, al igual que tu Edward, a casarse con Sulpicia. Por lo visto nunca la
aguantó, no podía olvidarme y además dice que era una mujer fría y calculadora,
seguidora fiel de los dictados de Aro y que arrastraba a sus
hijos con ella.
Cuando mi
padre murió, Aro se hizo cargo en mi
nombre de mi parte de la empresa. Yo se lo agradecí pues no tenía ni idea de
negocios. Pronto empezaron las discusiones entre mi tío y Aro por la forma en
la que pretendía llevar los negocios hasta que un buen día, mi tío decidió
retirarse y dejar los negocios en manos de Eleazar más favorable en apariencia
a las directrices de Aro. Ayer me enteré de que Eleazar fue chantajeado por Aro desde
el principio, hizo con él algo parecido a lo que hizo contigo. En pocas
palabras, yo estaría bien si Eleazar hacia lo que Aro le ordenaba.
—Así que ese
es su modus operandi –dije yo más como una conclusión que como una pregunta—. Juega
con los sentimientos para que los demás hagan lo que él quiere.
De repente, no me sentí tan mal por lo que me
había visto obligado hacer. Pero al mismo tiempo me horrorizaba aun más lo
monstruoso que podría llegar a ser Aro ¿era consciente de que había mandado
matar a sus propios hijos?
—Así es Edward, pero la vida pone a todo el
mundo en su sitio y Aro está en el suyo.
Por lo visto tanto mi hija como él han sido atacados en prisión por
otros presos. Tanya ha tenido mejor suerte,
pero por lo que sé, a Aro lo han
torturado hasta casi matarlo y Cayo se salvó de milagro. De hecho parece ser
que es el que alertó a los agentes de la prisión, aunque según tengo entendió, estos no se dieron mucha prisa en llegar,
pero ¿sabéis qué? , no me importa, que se pudra, tiene lo que se merece.
Eleazar y yo nos vamos a dar una segunda oportunidad lejos de aquí, en donde no
pueda encontrarnos el poder de Aro. Dejaremos la empresa en manos de Corín la única de la familia que siempre se negó a
seguir los dictámenes de Aro y de la que
Eleazar sabe a ciencia cierta que sí es hija suya.
—Edward las
pocas veces que te veía intuía que no eras feliz –siguió hablando. En verdad
necesitaba desahogarse—. Habías perdido ese brillo especial en los ojos que
tenias cuando estabas con Bella. Pero no quise verlo, estaba más feliz
sumergida en mi mundo. ¿Podréis perdonarme alguna vez los dos? —dijo mirándonos
a Rose y a mí —sobre todo tú Rose, le juré a tu madre en su tumba que cuidaría
de ti y le fallé, os fallé a las dos. Tu
madre siempre fue muy cariñosa conmigo. Y encima tendré que vivir toda mi vida
con el cargo de conciencia de pensar que mi propio marido, su propio
hermano, puede ser el responsable de su
muerte.
—Bueno, ese
dato no está confirmado –dije yo intentando consolarla. Me daba pena. Estaba
derrumbada.
—Edward, ¿y
todavía lo dudas? , por Dios necesito que me perdonéis. Los dos —pidió llorando.
—Tú has sido
tan victima como nosotros, Carmen –le dije
yo—, por mi parte estás perdonada.
—Y por la
mía también —dijo Rose visiblemente
emocionada.
—Gracias
chicos, vamos a enmendar lo que mi
marido y mi hija destrozaron. Bueno parte, porque Bella y tú Edward…
—Bella y yo
volvemos a estar juntos –le dije—. Ella vuelve al pueblo pasadas las navidades.
—No sabes
cuánto lo celebro. Con Aro en la cárcel,
he reclamado el derecho a mi parte en la empresa y gracias a la intervención de
Marco se me ha concedido tan rápidamente. Ejerciendo ese derecho estoy
perfectamente autorizada y capacitada para venderos las tierras. Los abogados
de Eleazar me han redactado este documento de venta y aquí están las escrituras
—dijo dándole a Kate todos los papeles.
—Está todo
correcto —dijo Kate después de haberlos revisado detenidamente—. Lo único que resta es que firméis.
—Pues
trae esos papeles y acabemos con esto
–dijo Carmen mientras estampaba su firma
en ellos. Emmett hizo lo mismo al tiempo que yo le daba el dinero. Bella me
había dicho que se lo llevara en efectivo, supongo que ya conocía sus planes de
huida.
—Ahora, si
me disculpáis, tengo un avión que coger.
Eleazar me está esperando. Marco nos va
ayudar a salir de aquí –dijo
levantándose y tendiéndonos la mano.
—Carmen,
¿puedo decirle a Tanya esto?—le pregunté dudoso.
—Dame un día
para huir y podrás contarle todo lo que quieras. Supongo que es tu pequeña
venganza.
—Así es.
Al día
siguiente estaba en la sala reservada a
las visitas de la prisión estatal de Seattle. Emmett y Rose habían insistido en
venir conmigo, pero yo quería enfrentarme a esto solo, no por nada, simplemente
lo necesitaba. Mi estado de euforia y felicidad era tal que pensaba que no
iba a poder hacer bien mi papel, ya que
se me iba a notar al instante. Esa misma mañana, el juez había aceptado la
demanda de divorcio junto con la argumentación de Kate y, una vez escuchados a
los testigos, mi matrimonio con Tanya había quedado anulado automáticamente.
Realmente nunca fue legal, ya que no acudí a él libremente. En cuanto a lo
otro, por lo visto Kate tenía razón y al no presentar Bella ninguna denuncia no
existía delito como tal, pero para reforzar el caso, el juez también admitió la Enajenación Mental
Transitoria como atenuante en mi conducta y como además no iba a haber
seguimiento de oficio, el problema quedó
solucionado del modo más satisfactorio posible. Aunque podríamos decir que ya
todo era oficial, realmente no lo seria hasta que Kate no recibiera toda la
documentación, pero el juez nos dijo que sería cuestión de poco tiempo.
También le
había pedido a Kate ayuda para hacer algo que tenía muchas ganas de realizar,
era mi particular regalo de Navidad para mi amor.
—Vaya esto
sí que es bueno, ¿has venido a verme? –dijo una Tanya bastante desmejorada pero
muy pagada de sí misma. Se notaba en su rostro
y en la parte visible de su cuerpo el ataque que había sufrido. La
verdad es que hacía mucho tiempo que me había dado cuenta de que la Tanya
despampánate acababa y empezaba en la calle. Una vez dentro de casa, cuando
comenzaba a desmaquillarse tenía una cara de lo más normalita, nada del otro
mundo y no digamos nada recién levantada. Pero cuando un grupo de cuatro o
cinco presas habían intentado violarte con un palo de escoba, ni el maquillaje
más costoso podría disimularlo y se le notaba en la cara el sufrimiento que
había pasado. Pero…no me importaba, ella
misma se lo había buscado, igual que su
papaíto que estaba bastante grave en la enfermería. Cayo por lo visto había
sido aislado de los demás presos pues su vida también corría peligro.
—Así es
Tanya. Vengo a hacer un trato contigo –le dije muy tranquilo.
—¿Y cuál
sería el trato?—preguntó intrigada.
—Puedo
declarar a vuestro favor y decir que manipulé la grabación tal y como tu padre
y tú queréis e intentar sacaros del atolladero de alguna manera y a cambio tu padre le dice a esa
persona anónima que venda a Emmett las tierras.
—No querido,
mi padre no venderá a Emmett las tierras jamás, pero tú sí me ayudarás, porque
si no se las venderá al mejor postor y este inmediatamente las reclamará como
suyas.
—¿Y qué te
hace pensar que si no le vendes las tierras a mi hermano yo voy a ayudarte?—pregunte impasible.
—Porque no
tienes más remedio Edward, te tengo pillado. ¿Has sabido algo de tu amorcito
hoy? –preguntó con ironía.
—Sí, he hablado con ella hace unos momentos y está
perfectamente. Ammon y Kebi están siendo
vigilados muy de cerca. ¿Algo más Tanya?—dije con el corazón sobrecogido de
nuevo.
—¿Y qué te
hace pensar que Félix y Demetri no hayan sido sustituidos también dentro del
FBI?— preguntó alzando las cejas de forma enigmática.
—Por la
sencilla razón de que el FBI no tropieza dos veces con la misma piedra.
Vuestros esbirros están siendo vigilados por dos agentes de la máxima confianza
del mismísimo jefe del FBI —le informé y al oír esto se le demudó la cara, pero
en seguida recobró la compostura y volvió a la carga.
—No soy yo
la que tengo la potestad de decidir a
quién se le vende las tierras o no. Es ese hombre el dueño ahora y Aro quien decide —dijo mirándose las uñas
en un gesto que odiaba—usa tu influencia para que pueda hablar con él, si es
que el pobre después del ataque sufrido está en condiciones de hacer, a ver si le convenzo, pero date prisa, hasta donde yo sé esas tierras van a ser
vendidas esta misma semana. Lo siento
pero mi padre está muy disgustado con tu comportamiento, por tu culpa y esa maldita grabación es que estamos en la
cárcel —ya será por algo más pensé yo—. Pero, si estás dispuesto a arreglar el
desaguisado y de paso a quedarte conmigo, pues yo hablaría con mi padre…—dijo
como quien no quiere la cosa.
—Tanya, ¿esa
persona desconocida, más que persona, no será por casualidad Empresas Denali, cuyos dueños son Eleazar Denali
y tu madre?— le pregunté del modo más inocente que pude—, lo
digo porque me pareció ver ese nombre ayer en unos documentos que Carmen tenía
cuando fui a visitarla, ¿ no te lo he dicho?
–le dije de forma irónica—, pues sí, estuvimos visitándola. Tu madre está muy
disgustada con tu comportamiento. Dijo que tenía que arreglar algo de lo que
habíais destruido como fuera y en fin, la única manera de hacerlo, ya sabes cuál es.
—Mi madre no
tiene potestad para vender esas tierras, Aro se hizo cargo de la empresa en su
nombre, ella no tiene derecho a…
—¿No me
digas?, pues ayer nos dijo que había
reclamado ese derecho al estar Aro en la cárcel, alegando eso sí, que se había visto obligada a aceptar, y se lo
han concedido. Ella es perfectamente capaz de vender esas tierras. Los abogados
de Eleazar Denali redactaron ayer un documento
de venta de las tierras en su nombre que nuestra abogada revisó ¿qué no
te lo he dicho?—volví a decir de forma irónica —también nuestra abogada estuvo
visitando ayer a tu madre –me estaba divirtiendo de lo lindo.
—Mi madre
nunca se enfrentaría a mi padre de esa forma—dijo de forma iracunda—. No se
atrevería— volvió a repetir.
—¿No?,
entonces qué es esto— dije tendiéndole a través del agujero abierto en la ventanilla
una copia del documento de venta y otra de las escrituras de la propiedad a
nombre de Emmett.
—No puede
ser—dijo con el rostro contraído –, mi padre cuando se entere la matará.
—Primero
tendrá que pillarla, primero tendrá que averiguar dónde está. Me encargó que te
dijera que lamenta no quedarse para ver cómo te meten en la cárcel, pero tenía un poquito de prisa —expliqué
levantándome del asiento dispuesto a marcharme—. Te veré en el juicio Tanya. Voy a declarar en
él, pero contra ti.
—No podrás declarar
contra mi Edward, eres mi marido y nunca tendrás el divorcio Edward, jamás
—sentenció Tanya.
— Pero, ¿es
que alguna vez me casé contigo Tanya?–
le dije volviéndome para mirarla a la cara de nuevo—. Tanya, no se puede
forzar a la gente a hacer lo que no quiere, no es legal. Por culpa de tu
chantaje hay algo que olvidé firmar —le
dije de forma misteriosa y nunca se me
olvidará la cara que puso en ese momento–, menos mal ¿sabes?, porque como marido tuyo no
podría declarar en tu contra, según la ley.
Pero claro, si nunca me case…
Y dicho esto
me marché de allí con la satisfacción y la sonrisa pintada en mi rostro,
mientras dejaba a una muy estupefacta Tanya mirando cómo me iba con los ojos
como platos y los ojos llenos de lágrimas. En unos días volvería a estar con mi
Bella. Y menuda sorpresa tenía para ella.
Me subí a mi
coche y volví a Forks. Había quedado con mi familia en la antigua casa de
Dydime que Rose se estaba encargando de
arreglar para Alice y Jasper.
Carlisle
había comprado una mansión en una zona que podría decirse que técnicamente no
estaba en el pueblo. Era una mansión a la que recuerdo que acudíamos de niños
pues nos llamaba la atención ya que se decía que estaba embrujada. La
llamábamos la casa del vampiro porque según la leyenda allí habitaba un
aquelarre de vampiros sedientos de sangre. Cuentos de viejas para tener a los
niños alejados de allí ¿o no? El caso es que pasaba el río cerca y en esa zona
tenía mucho caudal. Esme se estaba encargando personalmente de la reforma y había mandado reconstruirla a partir de la
estructura principal y verdaderamente yo pensaba que podría quedar una mansión
muy bonita.
Aparqué el coche frente a la casa y entré dispuesto a darle a Rose toda la ayuda que
pudiera ofrecerle desde hoy hasta que me fuera a Jacksonville con Bella. Estaba
de vacaciones oficialmente. Las primeras verdaderas vacaciones que me
había permitido en todos estos años.
Cuando llegué y presencié semejante escena no sabía si reírme o echarme a
llorar.
—Mamá, ¿qué
haces en medio de la habitación sentada en esa silla? –pregunté sin poder dejar
de reírme. Últimamente reír se me hacia fácil.
—Ya que no
puedo hacer nada físicamente por lo menos dirijo la cuestión – dijo, aunque ya
le habían quitado la escayola y el hueso
había soldado, le quedaba una larga rehabilitación por delante.
—Rose no
pongas eso ahí, va mejor en el otro lado. Ángela por favor tienes que limpiar
eso mejor, no ves que con solo un trapo
no sale. Es polvo acumulado de hace años.
—Sí, sí,
Renée ya lo sabemos —dijeron las dos pacientemente entre estornudos y toses por
culpa del polvo y eso que todos, niños
incluidos, llevaban unas mascarillas.
—Peter,
Tony, Seth —avisó mi madre…
—No nos
digas nada, cuidado no rompamos nada—dijeron los tres a la vez.
—Es que podríais
hacer como Gaby y Maggie, coger un trapo
y limpiar algo —dijo mi madre señalando
a mi niña y a su nueva amiga que estaban
como unas mujercitas limpiando las cosas con un trapo y estornudando como unas
locas.
—¿De dónde
habéis sacado el vestuario? –pregunté divertido.
—Mejor no
preguntes –dijo Rose malhumorada y enseguida adiviné de donde había venido la idea de ponerse una especie de petos
verdes fosforitos iguales a los que se utilizaban para meterse en el río a
pescar. ¿De dónde los habría sacado Renée?
—Se puede
preguntar si me hiciste el favor de reservarme los billetes —le pegunté a mi cuñada.
—Esto…sí, no
tienes más que ir al mostrador y recogerlos. Ya sabes dos horas antes —contestó
Rose.
—De acuerdo.
Pasamos el
resto de la mañana acondicionando la casa bajo la supervisión de mi madre que
no hacía más que ladrar órdenes con el bastón en la mano. Cuando nos cansamos, decidimos dejarlo para la tarde e ir a comer
un poco.
—¿A qué
tanta prisa si hasta después de Navidades no la van a ocupar?— pregunté un
tanto intrigado.
—Bueno…esto…
verás luego llegan las fiestas, hay que salir a comprar regalos, la comida, la
cena, la fiesta de la policía a la que por supuesto este año no podemos faltar.
—Siento
perdérmela, pero bueno Emmett lo
recogerá en mi nombre, tampoco es para
tanto —dije yo un poco apenado más que por no recoger el premio, por la gente que había votado para que nos lo
dieran. Si pudiera ser que Bella tuviera esos días libres…
—No, no lo
es. Díselo a las madres de los niños anda
–dijo Rose rodando los ojos
—No fue para
tanto Rose, cualquiera lo hubiera hecho
—yo había jurado proteger a la gente del pueblo y eso es lo que hice, ni más ni menos.
—No
cualquiera no…solo Emmett Swan y Edward Masen —dijo Rose de nuevo.
— ¿Sabes que
opino— intervino Ángela—, que aquel día te ganaste el cariño y respeto de todo
el pueblo y ya puedes estar viviendo con Bella sin estar casado o como quieras,
que creo que todo el mundo te
defenderá.
—Que
exagerada eres.
—¿De verdad
que no puedes volver para la fiesta?, a lo mejor a Bella le dan permiso y podríamos pasar el fin de año
aquí en vez de allí, total la bruja ahora no está para impedirlo y los dos ya
tenéis una situación perfectamente legal desde esta mañana. Y el tema de los
niños ya lo solucionaremos en verano, Ángela dice que no hay prisa—dijo mi
madre. Toda mi familia sabía por la situación que había pasado. Yo había
prometido nunca jamás ocultar nada y contar con las personas que me
querían y eso es exactamente lo que
había hecho, nunca jamás volvería a defraudar a mi Bella.
—Sí eso
había pensado, como es después de
Nochebuena… El problema es que a lo mejor tiene guardia. Ella me dijo que en
estos días para olvidarse un poco de la cuestión se ponía a hacer guardias y
luego celebraba en otro momento con Gaby.
—No creo que
tenga guardia –dijo Rose muy convencida, muy deprisa y de forma muy sospechosa.
—Rose, ¿hay
algo que me tengas que decir? —le
pregunté.
—¿Yo?—dijo
pegando un respingo—. No, ¿qué tendría yo que decirte? Solo que no creo que
Bella se ponga a hacer guardia este año.
Llámalo corazonada.
O poco
conocía a esta mujer o algo estaba tramando y a juzgar por cómo la miraba mi
madre, ella también estaba en el ajo. ¿Qué sería? Sumido como estaba en mis
pensamientos no me fijé que el móvil me
vibraba hasta que no empezó a sonar una música de la… ¿Bella y la bestia? Vaya,
alguien había manipulado el móvil – pensé con una sonrisa.
—Bienvenido
al maravilloso mundo de ser padre — me dijo Rose por segunda vez en esos días.
Yo le respondí con una sonrisa mientras
descolgaba.
—¿Si?—contesté.
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