viernes, 11 de noviembre de 2011

RECUPERANDO TU AMOR. CAPITULO 20: LAS NOTICIAS MAS ESPERADAS



DISCLAIMER: ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de  la magnifica S.Meyer. Solo el personaje de Gaby es de mi invención



Capitulo 19: las noticias más esperadas
Pov Bella
Después de los días que pasamos en Jacksonville, Edward,   Emmett  y el resto de la familia, tuvieron que regresar y con ellos yo también tuve que hacerlo a la realidad. Mi madre se había recuperado lo bastante como para coger un avión y Tony, aunque convaleciente aún  de la herida,  tenía permiso para viajar si  lo hacía bajo ciertas condiciones. Por eso  Marco nos prestó su avión.  Gaby se marchó con ellos tal y como habíamos quedado, así que yo quedé nuevamente sola, que digo, más sola aun todavía pues no solo echaba mucho de menos a mi hija, de la cual era la primera vez que me separaba, sino que también estaba atemorizada por lo que pudiera sucederle. Confiaba ciegamente en Edward, sino no la habría dejado marchar con él, pero no podía evitar sentirme preocupada. Supongo que es uno de los inconvenientes de ser madre, ¿no?  Los primeros días se me pasaron muy deprisa intentando que mi hiperactiva amiga  estuviera un poquitín  quieta, pero eso era pedir un imposible. Para una mujer como Alice,  quedarse quieta en una cama y sin nada mejor que hacer, no era una  buena idea. Recuerdo aún  nuestra primera conversación cuando despertó.
Flashback
—Alice, hola amiga ¿Cómo estás? –dije dándole un abrazo.
—Como si me hubieran dado una paliza Bella, pero bien,  ¿y los niños?, ¿y Tony? ¿Rose? —me preguntó.
—Tony está mejor, el problema fue que perdió mucha sangre, pues tardamos mucho en darnos cuenta de lo que pasaba. Peter estupendamente y Gaby bien y viva gracias a ti. Alice, gracias, nunca habrá nada lo suficientemente valioso que yo pueda hacer para agradecerte lo que has hecho —le  dije abrazándome a ella todo lo que su herida me lo permitía.
—Bueno, fue un placer. Oh Bella, ella es como mi sobrina, somos familia ¿recuerdas? y la familia está para lo bueno y lo malo.  Además, ya te lo recordaré  cuando yo quiera ir… ya sabes…—me dijo bromeando.
Fin flashback
Pero con Alice las bromas muchas veces eran como predicciones del futuro. Y eso fue lo que sucedió,  me lo recordó, vaya que si me lo recordó. Cuando por fin le dimos el alta, fue la primera cosa que se le ocurrió hacer ¿cómo no? Eso sí, con la excusa de intentar animarme. Pero, aunque le hubiéramos dado ya el alta, todavía se estaba recuperando de sus propias heridas y me daba miedo ir de compras con ella teniendo en cuenta que hablábamos de mi amiga. Conseguí contenerla una semana más. Todo un triunfo.
—Vamos a ver Bella, en Forks hace más frio que en Jacksonville.  Cuando Gaby se fue, le compraste todo un guardarropa enterito porque según tú iba a un lugar donde hacía mucho frío y llovía constantemente. Y encima como estaba convaleciente y de baja no me permitisteis ir y sabías de sobra la ilusión que me hacía –me dijo poniendo uno de sus típicos pucheritos de niña buena—, Bella, ¿cómo crees que vas a aguantar el frío de Forks,  teniendo en cuenta lo friolera que eres? –me dijo con una argumentación imposible de refutar, siempre era igual.
—Bueno tengo un abrigo y… —dije tratando de salirme por la tangente.
—Y que vas a llevar debajo del abrigo, ¿el bikini?, ¿ropa interior?– me interrogó alzando las cejas—.  Supongo que a Edward no le importará, mientras sea él el que te lo vea,   claro.
—Tengo guardada mi antigua ropa en una maleta, esa me servirá –dije sacando mi último cartucho.
—Tú misma lo has dicho Bella,  tu antigua ropa. Por Dios amiga, esa ropa es de cinco años como poco, ya estará pasada de moda.
—Alice,  los vaqueros nunca pasan de moda.
—Eso es lo que tú te crees. Además, me debes una,  a ver si recuerdo tus palabras exactas… —dijo  frunciendo el ceño con gesto pensativo.
—Está bien –dije resignada—. Alice de verdad no se qué haces siendo médico, ya te he dicho muchas veces que para político no tienes precio, y para sobornadora oficial tampoco. Caray,  siempre tienes un arma que esgrimir.
Al día siguiente no se conformó con llevarme de compras. Me llevó al centro comercial más grande de todo Jacksonville, su excusa, que luego así podríamos entrar al cine.
—Alice, yo con esto ya tengo bastante,   de verdad. Tengo para ponerme una cosa cada día sin tener que repetir modelo y aún así,  me sobra —me quejé.
—Tonterías –dijo tirando de mi brazo de nuevo para entrar en ¿Victoria Secrets?
—Alice un momento si de lo que se trata es de que compremos ropa adecuada para Forks, ¿qué hacemos aquí? –le pregunté alzando una ceja.
—Bella –dijo impaciente—, vuelves a  estar con tu marido después de cinco años de abstinencia. No quiero ni pensar que llevarías debajo en vuestro romántico reencuentro en ese famoso sillón y en esa famosa ducha.  Pero conociéndote, seguro que tu madre llevaría algo más provocativo.
—Bueno, conociendo a Renée Swan –admití—, un momento —me defendí, acordándome de repente—,   llevaba un conjunto que tú me regalaste, aquel azul, ¿recuerdas? –le dije sonrojándome –. Y en la ducha no llevaba nada —susurré para mis adentros.
—¿No decías que no le ibas a perdonar tan fácilmente? Pues ya veo como se ganó tu perdón,  ya —me volvió a repetir con voz socarrona. Me lo había dicho al menos cien veces desde que le conté lo que había pasado primero en el sillón y luego en la habitación.
—Bueno,  cinco años son cinco años y la carne es débil Alice,   y él muy insistente y muy guapo e irresistible y... dime ¿tú te resistirías a Jasper?— le  pregunté alzando las dos cejas.
— NI un segundo, amiga, ni un solo segundo. De hecho ahora me tiene de mal humor —me dijo poniendo mala cara.
—¿Y eso porque?—interrogué sorprendida, ¿Alice enfadada con Jasper?
—Bella, ni siquiera me toca. Parece como si me fuera a romper  –se quejó.
—Te recuerdo que has tenido una bala alojada en el abdomen durante todo el tiempo que duró el tiroteo. Perdiste un montón de sangre y no teníamos reservas de tu tipo, tuvimos que improvisar. Hubo que operarte de urgencias. Estuviste a punto de morir.  Has estado convaleciente, ¿quieres que siga? –le dije intentando que comprendiera al pobre Jasper, el cual había estado hablando conmigo del tema.
—Pero ya estoy recuperada Bella, y él es médico —dijo bufando—. Si se pone así por una simple herida, ¿qué hará cuando tengamos un niño?,   ¿ponerme un cinturón de castidad?
—¡Alice!, ¿una simple herida?– dije chillando. De repente me di cuenta que mientras hablaba se había dedicado a meter un montón de conjuntos en una cesta. Me fijé en uno en concreto.
—Alice,  ¿qué se supone que es esto?—le dije roja como un tomate y escandalizada.
—A ver, este es para ti, bueno más bien para Edward en su noche de bodas. Y este para mí,  a  ver si Jasper coge la indirecta —me dijo muy confiada.
—Alice, yo no pienso ponerme esto ni loca. Pero si desnuda del todo enseño menos.  Y además, como estás tan segura de que me volveré a casar con Edward. Alice, ¿tú sabes algo que yo no?,   ¿ayer hablaste con mi hija verdad?
—¡No! –dijo chillando a su vez y haciéndose la inocente–, yo lo decía… ¿Bella no te querrás casar con Edward otra vez cuando todo esto acabe?— preguntó poniendo su mejor cara de inocencia.
—Claro por supuesto pero… —le contesté dudosa.
—Entonces no hay más que hablar, nos lo llevamos y esto también y esto… — decía mientras metía en la cesta conjuntos cada vez más, provocativos y escandalosos.  ¿Qué pensaría Edward de mí si  yo me ponía eso?
—Alice para, me lo tendré que probar y ya sabes que… —le dije intentando zafarme de la situación, ya que si me probaba todo eso no llegaríamos al cine.
—Bella el famoso conjunto azul te quedaba bien ¿no?, ¿crees por un momento que después de tanto tiempo no me sí tu  talla? Venga vamos a pagar que llegamos tarde al cine —me dijo muy resuelta. Y yo suspiré resignada.
La película que vimos estuvo genial y salimos muy contentas del cine  hablando sobre  ella muy animadamente.
—Bella –me dijo Alice parándose de repente—, ¿tú recuerdas dónde hemos dejado el coche?
—Pues no, no se supone que si yo conduzco tu miras el color y la letra.
—Yo creo que la que conduce es la que mira el color y la  letra ¿no habíamos quedado en eso?— a estas alturas ya me estaba poniendo nerviosa, no podía olvidar la amenaza que se cernía sobre mí y un aparcamiento desierto era un buen sitio para llevarla a cabo. De repente mi móvil sonó. Era un mensaje de Embry.
—¿Dónde dicen que está? –preguntó mi amiga.
—En el rojo letra A.
—Pues vamos para allá, lo cierto es Bella que siempre nos pasa igual y no quiero pensar en que sucederá el día que no tengamos al FBI detrás.
—¿Pues que tendremos que llamar a alguien? –contesté pensando en el cachondeo que se traerían Jasper, Jacob, Emmett y hasta el mismo Edward.
Después de aquel día no habíamos vuelto a salir. Cada día echaba más de menos a Edward y a mi hija y no podía evitar sentirme preocupada por ella a cada  segundo.  Edward, Emmett, mi padre y hasta la misma Emily solían tranquilizarme. El verano dio paso al otoño y continuábamos sin  noticias de la investigación, solo que seguía su curso según nos decían Jacob y Sam.  Al  otoño le siguió  invierno y sólo sabíamos que el FBI tenía a buen recaudo la famosa grabación y que la bruja ya se había enterado de que estaba en poder del FBI. Claro que ella pensaba que la había destruido su contacto allí. Pero su contacto, junto con Irina y Heidi, se había acogido al programa de Protección de Testigos.
Las navidades llegaban, yo le había pedido a Carlisle esos últimos días de permiso para poder marcharme antes pero si Tanya seguía sin ser detenida no sería lo mismo. Mi sustituta se había hecho con el control rápidamente y realmente no hacía falta allí. Por fin el tan ansiado día llegó a principios de diciembre
—Bella —oí la voz de Marco al contestar el teléfono.
—¿Marco?,  hola ¿cómo estás?,  ¿tienes algo que contarme?—le pregunté esperanzada.
—Ya puedes volver con tu marido y tu hija a  Forks princesa —me dijo con voz de triunfo—, pero habla con  tu abogado cuanto antes. Mañana es el gran día y a partir de pasado  tendrás a tu disposición las tierras de tu hermano en nuestra oficina de Port Ángeles. Con todo el dinero que Aro y Cayo deben al estado se les va a embargar todos sus bienes.
—Bueno, esa es una buena noticia Marco —contesté radiante de alegría—mañana me pondré en contacto con la firma J.Jenks en Port Ángeles para que en mi nombre adquieran los terrenos de Emmett. Yo  por mi parte ya tengo casi todo preparado. Carlisle me ha dado los días que me quedaban de estar aquí libres para que pudiera marcharme con mi familia a pasar las navidades. No estaba muy convencida de regresar tan pronto y en estas fiestas, con esa zorra rondando por ahí, pero ahora me alegro, la sorpresa va a ser doble.
—No te quepa la menor duda, pero Bella una cosita. Esta información es confidencial no le digas a Edward ni a nadie de tu familia. No quiero que sin querer alguien meta la pata y Alguien lo oiga ¿ok?—me advirtió.
—Vale Marco —le dije
Con una sonrisa de oreja a oreja,  llamé a mi abogado quien prometió ponerse en contacto con la sucursal que tenían en Port Ángeles. Llamé a Alice y Jasper para contarles las buenas nuevas y, ¡sorpresa!, Alice tenía las maletas tan preparadas como yo.
—No pensarías que te íbamos a dejar marchar sola.
—Supuse que querrías pasar las navidades con tu familia.
—Bella, mi familia también eres tú y además, ¿quién te ha dicho que no las voy a pasar con mis padres? —me preguntó dejándome pasmada.
—Eres un diablillo perverso y manipulador, ¿lo sabías?—le dije fingiendo enfado.
—Lo siento Bella pero esta vez el mérito es de mi padre, pensó que así podríamos  aprovechar para irnos  familiarizándonos con la gente del pueblo, ya sabes que eso es crucial en nuestro trabajo —dijo mi amiga. Como si esa excusa me la fuera yo a tragar.
—Ya, cualquier cosa antes de dejar a Bella sola ante el peligro—le contesté  rodando los ojos.

Pero dicen que la felicidad es efímera y eso es lo que me sucedió al día siguiente cuando Edward me llamó y me dijo que Aro en un movimiento imprevisible había traspasado las tierras a un desconocido. No creo que fuera difícil  para el FBI rastrearlas. Hablaría con Marco. Y segundo, que  Tanya había jurado y perjurado que jamás le concedería el divorcio a Edward. ¡Qué mujer más odiosa! A pesar de lo que le había dicho a Alice,  yo quería volver a casarme con él cuanto antes y esperaba que me lo  pidiera. No quería vivir con él sin estar casados y menos siendo médico y policía en un pueblo tan pequeño. Pero me daba igual,  cruzaríamos ese puente cuando tocara. Pero más petrificada me quedé cuando me contó lo que había o mejor dicho había dejado de hacer. ¡Jesús!, se enfrentaba a una pena de hasta ocho años de cárcel. En cuanto le colgara el teléfono me pondría en contacto con mi amiga Kate, quizás a ella se le ocurriría alguna solución y sino a Garrett. Tal vez alegando enajenación mental transitoria.  Pero por  ahora lo que más importaba era  Emmett. Le dije a Edward que me diera un  número de cuenta para hacer un traspaso de dinero. Si Marco podía seguirle el rastro a los movimientos de Aro y localizar los documentos de la propiedad de Emmett encontrando así  al nuevo propietario, cabían dos posibilidades, una que el nuevo propietario fuese alguien de Forks  y entonces Edward necesitaría efectivo para hacer la compra; y dos, que esos documentos hubiesen ido a parar a una persona o empresa  fuera  del pueblo y en ese caso  le pensaba pedir a Jasper que comprara las tierras en mi nombre. Cogí el teléfono para llamar a Marco.
—Hola Kate, ¿cómo te va?, ¡cuánto tiempo!,  ¿qué hacéis por allí? —dije con alegría pues hacía tiempo que no hablaba con mi amiga y así mataría dos pájaros de un tiro.
—Estupendamente Bella. A Garrett le han dado permiso por Navidad y hemos venido a ver a mis padres. Ya me ha contado, te tengo que dar la enhorabuena  por partida doble. Felicidades por tu ascenso y felicidades por haber recuperado de nuevo a Edward. ¿Qué tal Alice, como está de su herida?,  ¿y Gaby? Espero que  esa mujer se pudra en la cárcel —me dijo todo esto sin respirar al más puro estilo Kate Vulturi, ella era así, cuando le daba no paraba de hablar y ni decir tiene cuando Alice y ella intentaban mantener un diálogo. Pero era la mejor abogada que había conocido.
—Pudrirse se pudrirá—dije cuando pude meter una palabra aunque fuera de canto—, pero aún  encarcelados nos siguen haciendo la puñeta Kate ¿está tu padre?
—Sí, aquí está ¿qué pasa Bella?—me dijo adoptando su tono de abogado.
—Quería hablar con él, pero antes…tengo que solicitar tus servicios como abogado para Edward. Verás… se ha metido en un pequeño lío que… y acto seguido pasé a contarle todo el asunto.
—Bella, lo que voy a hacer es pedir a mi padre el Jeet privado y volar con urgencia a Seattle, es un caso peculiar pero ya estoy pensando en algo. De hecho su matrimonio con Tanya es ilegal lo mires por donde lo mires,  la ley es muy clara en ese sentido y conseguir la anulación será coser y cantar. En cuanto a lo otro…no te preocupes que ya tengo alguna idea en mente. Cuando llames a Edward le dices que estaré ahí lo antes posible para lo que necesite.

—Está bien, se lo diré y ahora  dile tú a Marco que se ponga y pon el manos libres y así lo escuchas —le dije, era una amiga que se había ofrecido sin preguntar ni cuestionar y no quería ocultarle nada.
—Por supuesto Bella y así veo en que puedo ayudar —me contestó siempre dispuesta a todo.
—¿Bella? –dijo Marco–, iba a llamarte,  te tengo malas noticias.
—Sí, ya las sé  Aro cedió la propiedad de Emmett a un desconocido días antes de ser detenido,  ¿no es eso?
—Así es Bella –dijo Marco apenado—, no tenemos idea de donde pueden haber  ido a parar esos malditos papeles de propiedad. Pero tranquila estamos rastreando todos los movimientos que Aro ha hecho desde que se enteró que estaba siendo investigado. No te preocupes,  esos documentos aparecerán tarde o temprano.
—Eso espero porque la bruja de tu sobrina le ha dicho a Edward que esa persona tiene orden de venderlas al mejor postor cuando él se lo indique. Si Edward no  dice que esa grabación estaba manipulada, quien sea las venderá al primero que le haga una oferta. Pero, por supuesto nunca a un Swan, ni a Edward, claro —dije con la preocupación reflejada en mi voz.
—Al mejor postor –dijo Kate–. Garret y su apellido desconocido, pueden ser un buen postor o mi hermano Jasper.
Aunque Jasper fuese adoptado como Edward y en muy tristes circunstancias, Kate siempre lo consideró  un hermano mayor.
—Lo  único que hay que hacer es no acceder a lo que se les manda y enviar a ese mejor postor.
—Es arriesgado hija, corremos el peligro de que Aro tenga ya elegido ese postor ¿entendéis? —preguntó Marco.
—Marco,  ¿no me dijiste un día que tu y Dydime erais viejos amigos de la esposa  de Aro?,  ¿podrías tú hablar con Carmen en nombre de esa vieja amistad? A lo mejor ella sabe algo –le pedí esperanzada.
—Tú me lees la mente ¿verdad?– contestó Marco–, precisamente estaba pensando en eso. De todos modos, vamos a rastrear todos los movimientos que han hecho los hermanitos y esos Denali, también están siendo investigados.  No te preocupes Bella, se arreglará ya verás, tranquila. 
—¿Y cuál era el otro problema Bella? –dijo Kate.
—Pues que Tanya le ha dicho a Edward que jamás le concederá el divorcio. Nunca nos podremos casar,  Kate. Y encima está el otro problema.
—De esos dos temas me encargo yo, no te preocupes Bella.
—¿Qué problema? –preguntó Marco.
—Es un poco largo de contar, pero ahora te lo explico…—dijo Kate
—Primero hay que solucionar el tema más importante. Llamaremos a Carmen  y te volveré a llamar.
No habían pasado ni dos horas cuando Marco me llamó otra vez.
—¿Bella?, hola de nuevo. Carmen  no tenía ni idea de todo lo que estaba pasando, dice que le  extrañó que Edward se divorciara para casarse con su hija, pero por lo visto Tanya le dijo que tú te habías enredado con otro hombre
—Será  zorra.
—Completamente de acuerdo —convino Marco—.  El caso es que le dijo a su madre que ella estaba intentando dar ánimos a Edward y que  entre unas cosas y otras se habían enamorado. Le pidió por favor que no le hablara a Edward de ti, para no remover la herida.
—O sea, ¿qué Carmen ha vivido engañada todo este tiempo?—concluí yo con lo obvio.
— Sí. Y va a intentar arreglar lo que entre su marido y su hija destrozaron. Se va aponer en contacto con Eleazar Denali, primo suyo y padre de Irina, Heidi,  Félix y Demetri.  Yo conocí a  Eleazar hace años y era un hombre muy recto y moral, al igual que su padre. No entiendo cómo es que acabó trabajando a las órdenes de Aro, junto a sus hijos, pero Carmen dice que nos ayudará.  Además Carmen piensa reclamar legalmente la parte de la empresa que por derecho es suyo y yo voy a presionar para agilizar el trámite.  Eleazar y Carmen piensan que los documentos de propiedad han podido ir a parar a las empresas Denali, porque siempre han sido una tapadera para sus negocios sucios. Las encontraremos Bella. No te preocupes.
 Todo el mundo me decía lo mismo pero ¿cómo no  me iba a preocupar? pensé para mí cuando Marco me colgó con la promesa de que volvería llamar cuando supiera algo.
Pasaron unas horas interminables en las cuales yo creí que me volvería loca de verdad. Alice me dio dos tisanas, pero ni por esas conseguía estarme quieta.  Podían haber pasado  minutos, horas e incluso hasta siglos, me daba igual, cuando sonó el teléfono de nuevo.
—Bella —dijo Marco de nuevo desde el otro lado del teléfono —la cosa ha resultado más sencilla de lo que pensábamos. Uno de mis agentes rastreando los movimientos ha encontrado una empresa propiedad de Empresas Denali,  dedicada a los bienes inmuebles, y como lo que estábamos buscando era eso,  una casa, le ha dado por revisarlo y bingo, ahí está la casa de Emmett, junto a otras propiedades que Aro tenía en Forks.  Con carácter urgente, le han concedido a Carmen su derecho a la herencia de su padre y su primera acción como nueva dueña de esa empresa ha sido ponerse en contacto con Edward para venderle la casa directamente a Emmett. Me ha pedido que la ayude a salir del país para irse donde  Aro no pueda encontrarla nunca ya que como esposa suya no puede declarar contra él a no ser que de aquí a que se celebre el juicio pudiera conseguir el divorcio, cosa que va a intentar. Mi yerno ha prometido ayudarla a título personal. Y otra cosa, Kate dice que ella misma irá a Forks a asesorar  a tu marido y a Emmett con la transacción pues ya había quedado contigo en ir  para ayudar a Edward  con ese otro problemilla y con el tema del divorcio. El avión acaba de despegar,  solo tienes que llamarla para decirle lugar y hora o darle su teléfono a Edward. Bella, preciosa, ya todo pasó —me dijo alegrándose por mi—, solo queda el pequeño detalle del divorcio y bueno…lo otro, pero tranquila que tengo jueces muy buenos amigos míos que nos pueden ayudar y Kate tiene una muy buena idea para su defensa, de hecho es lo obvio, las leyes de este país son muy claras con eso y, por supuesto,  es un delito más a añadir a la colección de mis hermanos y de Tanya, pues no solo existió coacción y chantaje, también se amenazó contra vuestra vida. Además una vez anulado su matrimonio, Edward podría declarar como Testigo de Cargo y eso sería un punto muy importante a nuestro favor. Si Carlisle te ha dado permiso, prepara las maletas y vuelve a Forks a apoyar a tu marido, no te lo pienses más.
—El problema  Marco – le dije interrumpiéndole—, es que es un pueblo muy pequeño donde todo el mundo cotillea. A estas horas ya seremos el centro de atención por lo que ha pasado y no querría que Edward, siendo policía de allí, cogiera mala fama por…
—No te preocupes Bella, tu marido ha hecho cosas en ese pueblo con las que  se ha ganado fama pero no precisamente mala  –me dijo de forma misteriosa y dejándome intrigada, pero Marco me dijo que era una cosa que le correspondía a Edward decirme.

Cuando colgué a Marco, llamé a Edward para decirle lo que me había dicho. Edward me dijo que Carmen ya se había puesto en contacto con él y que al día siguiente tenía cita con ella a las doce. Yo le dije que llamara a Kate y le di el teléfono. No quería que  fueran solos, por si había gato encerrado, aun no me fiaba.
Al día siguiente, Edward me volvió a llamar para decirme que todo estaba arreglado y me dijo que me echaría mucho de menos durante las fiestas de Navidad.  Lógicamente yo  le oculté el hecho de que ya tenía los billetes para dentro de dos días. Una sorpresa es una sorpresa ¿no? Los únicos que lo sabían en Forks eran mis padres, Ángela  y Rose. Pensamos en no decirles nada a Emmett y Ben porque los dos eran tal para cual y se iban de la lengua muy fácilmente delante de los niños.
Terminé de recoger las pocas pertenencias que me quedaban pues a lo largo de este tiempo había estado enviando cosas para que las fueran colocando en la  casa.
—Estoy tan feliz de saber que voy a vivir por fin en esa casa –le dije a Alice un día.
—Mujer de poca fe. Y  tú que llevabas cinco años consumiéndote pensando que Edward vivía con esa mujer en la casa que había jurado que solo compartiría contigo —me regañó mi amiga.
—Y que quieres Alice,  yo oí lo que oí —dije defendiéndome—. Se suponía que si estaba enamorado de esa zorra, querría vivir en esa casa con ella ¿no? ¡Ay Alice!,  Gaby me ha dicho que es preciosa. Ya están los dos viviendo allí sabes, por lo visto Edward se fue de casa de Tanya el mismo día de su detención. Me dijo que no aguantaba más,   que esa había sido su prisión.
—¿Y no sabéis nada del divorcio y del otro tema?
—No,  Tanya por lo visto no cede por nada. Y eso que  no es muy famosa entre las demás presas. Ha ido a parar a un sitio donde la mayoría son madres que no pueden tener a sus hijos con ellas pues tienen delitos de sangre. Marco le ha ofrecido un trato: irse al otro lado del país a una cárcel nueva y omitiendo en su expediente que trato de asesinar a tres niños. Pero ella sigue en sus trece,  está convencida de que los abogados de papá la sacarán del apuro en cuanto se celebre el juicio.  De hecho los abogados de papá han conseguido aislarla de esas mujeres pues una de ellas, le  dio un tremendo susto  en las duchas y ha salido muy mal parada. No tengo todos los detalles pero te puedes imaginar tratándose de presas que tienen delitos de sangre —le conté esperando que el susto hubiera sido de los que no pudiera olvidar jamás.
—¿Qué hay de lo otro?, ¿qué dice Edward? —volvió a preguntar mi amiga.
—Desde que le dije que Kate le va a ayudar, parece que se ha tomado el tema con más tranquilidad, pero chica hasta que no esté todo solucionado no estaré tranquila… Lo mejor de todo es que no ha tramado nada sin contar conmigo, cumpliendo así la promesa que me hizo. Fue parte del trato para perdonarle. Aunque,  ilusa que soy, a estas alturas, ya sé que no tengo remedio, le habría perdonado de todas formas.
—Y lo perdonarías otra vez y otra —sentenció mi amiga.
—No sin antes tener una buena bronca y darle un susto del que  no se olvidara, pero este no es el caso Alice, lo cierto es que estoy muy orgullosa de él —dije muy convencida–, pase lo que pase, estaré a su lado apoyándole.
Varios días después, un desesperado Jasper estaba intentando encontrar el camino hacia casa en la entrada de un pueblo que, madre mía,  lo que había cambiado en unos pocos años. No recordaba absolutamente nada. Habíamos llegado a Port Ángeles hacia como una hora, después de haber tenido un tranquilo pero largo vuelo hasta Seattle y después habíamos alquilado un coche ya que los nuestros tardarían varios días en llegar. Alice y Jasper habían dormido casi todo el tiempo, pero yo, yo era un manojo de nervios.  Didyme, les había regalado su casa de Forks para ellos. Rose y mi madre se habían encargado de acondicionarla.  Carlisle había adquirido una mansión  a través de Rose  fuera del pueblo,  en un sitio muy bonito según recordaba, y yo venía con un as bajo la manga,  era mi regalo  para Rose.

—A ver Bella, si me dices por donde tengo que ir,  a lo mejor llegamos al dichoso pueblo antes de que nos den las campanadas, pero  no las de este año sino de las del que viene.
—Jasper,  hace mucho tiempo  que no vengo por aquí, ten paciencia vale.
—No si paciencia tengo, pero gasolina para llegar no sé yo…—dijo impaciente.
—No seas payaso, mira —grité de repente—, es por ahí.
—Ya era hora —dijo aliviado.
Jasper tomó el desvío y entrar conseguimos entrar al pueblo, pero, por Dios que cambiado estaba todo.
—Sabes que te digo, que voy a llamar a Rosalie —le dije desafiándole con la mirada.
—Es la mejor idea que he oído en todo el día —dijo Jasper.
—Madre mía pero que gracioso es el nene —dije mientras le sacaba la lengua y cogía mi teléfono móvil.
—Bella  —contestó Rosalie—, ¿qué pasa? estamos esperándote.
—Pues verás… pasa, que me he perdido, sí, sí, ya sé, es que sabes lo despistada que soy —Rosalie, Alice y Jasper bufaron a la vez—. Esto está muy cambiado —me defendí.
—Está bien,  ¿dónde estáis? voy a buscaros —dijo mi amiga y casi podía adivinar su cara de resignación como cuando Emmett le hacia alguna.
—Esto…—dudé —pues no sé, solo sé que hay un McDonald’s.
—Vale, vale, ya sé dónde estáis,  no os mováis voy para allá.
—De  acuerdo.
No habían pasado ni cinco minutos cuando un volvo plateado que pensé que jamás iba a volver a ver,  apareció por el camino y de él salieron las dos personas que más quería en esta vida.












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