DISCLAIMER: ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen, son propiedad exclusiva de la magnifica S.Meyer. Solo el personaje de Gaby es de mi invención
Capitulo 19: las noticias más
esperadas
Pov Bella
Después de
los días que pasamos en Jacksonville, Edward,
Emmett y el resto de la familia,
tuvieron que regresar y con ellos yo también tuve que hacerlo a la realidad. Mi
madre se había recuperado lo bastante como para coger un avión y Tony, aunque
convaleciente aún de la herida, tenía permiso para viajar si lo hacía bajo ciertas condiciones. Por eso Marco nos prestó su avión. Gaby se marchó con ellos tal y como habíamos
quedado, así que yo quedé nuevamente sola, que digo, más sola aun todavía pues
no solo echaba mucho de menos a mi hija, de la cual era la primera vez que me
separaba, sino que también estaba atemorizada por lo que pudiera sucederle.
Confiaba ciegamente en Edward, sino no la habría dejado marchar con él, pero no
podía evitar sentirme preocupada. Supongo que es uno de los inconvenientes de
ser madre, ¿no? Los primeros días se me
pasaron muy deprisa intentando que mi hiperactiva amiga estuviera un poquitín quieta, pero eso era pedir un imposible. Para
una mujer como Alice, quedarse quieta en
una cama y sin nada mejor que hacer, no era una
buena idea. Recuerdo aún nuestra
primera conversación cuando despertó.
Flashback
—Alice, hola
amiga ¿Cómo estás? –dije dándole un abrazo.
—Como si me
hubieran dado una paliza Bella, pero bien,
¿y los niños?, ¿y Tony? ¿Rose? —me preguntó.
—Tony está
mejor, el problema fue que perdió mucha sangre, pues tardamos mucho en darnos
cuenta de lo que pasaba. Peter estupendamente y Gaby bien y viva gracias a ti.
Alice, gracias, nunca habrá nada lo suficientemente valioso que yo pueda hacer
para agradecerte lo que has hecho —le
dije abrazándome a ella todo lo que su herida me lo permitía.
—Bueno, fue
un placer. Oh Bella, ella es como mi sobrina, somos familia ¿recuerdas? y la
familia está para lo bueno y lo malo.
Además, ya te lo recordaré cuando
yo quiera ir… ya sabes…—me dijo bromeando.
Fin flashback
Pero con
Alice las bromas muchas veces eran como predicciones del futuro. Y eso fue lo
que sucedió, me lo recordó, vaya que si
me lo recordó. Cuando por fin le dimos el alta, fue la primera cosa que se le
ocurrió hacer ¿cómo no? Eso sí, con la excusa de intentar animarme. Pero,
aunque le hubiéramos dado ya el alta, todavía se estaba recuperando de sus
propias heridas y me daba miedo ir de compras con ella teniendo en cuenta que
hablábamos de mi amiga. Conseguí contenerla una semana más. Todo un triunfo.
—Vamos a ver
Bella, en Forks hace más frio que en Jacksonville. Cuando Gaby se fue, le compraste todo un
guardarropa enterito porque según tú iba a un lugar donde hacía mucho frío y
llovía constantemente. Y encima como estaba convaleciente y de baja no me
permitisteis ir y sabías de sobra la ilusión que me hacía –me dijo poniendo uno
de sus típicos pucheritos de niña buena—, Bella, ¿cómo crees que vas a aguantar
el frío de Forks, teniendo en cuenta lo
friolera que eres? –me dijo con una argumentación imposible de refutar, siempre
era igual.
—Bueno tengo
un abrigo y… —dije tratando de salirme por la tangente.
—Y que vas a
llevar debajo del abrigo, ¿el bikini?, ¿ropa interior?– me interrogó alzando
las cejas—. Supongo que a Edward no le
importará, mientras sea él el que te lo vea, claro.
—Tengo
guardada mi antigua ropa en una maleta, esa me servirá –dije sacando mi último
cartucho.
—Tú misma lo
has dicho Bella, tu antigua ropa. Por Dios
amiga, esa ropa es de cinco años como poco, ya estará pasada de moda.
—Alice, los vaqueros nunca pasan de moda.
—Eso es lo
que tú te crees. Además, me debes una, a
ver si recuerdo tus palabras exactas… —dijo frunciendo el ceño con gesto pensativo.
—Está bien
–dije resignada—. Alice de verdad no se qué haces siendo médico, ya te he dicho
muchas veces que para político no tienes precio, y para sobornadora oficial
tampoco. Caray, siempre tienes un arma
que esgrimir.
Al día
siguiente no se conformó con llevarme de compras. Me llevó al centro comercial
más grande de todo Jacksonville, su excusa, que luego así podríamos entrar al
cine.
—Alice, yo
con esto ya tengo bastante, de verdad.
Tengo para ponerme una cosa cada día sin tener que repetir modelo y aún así, me sobra —me quejé.
—Tonterías
–dijo tirando de mi brazo de nuevo para entrar en ¿Victoria Secrets?
—Alice un
momento si de lo que se trata es de que compremos ropa adecuada para Forks,
¿qué hacemos aquí? –le pregunté alzando una ceja.
—Bella –dijo
impaciente—, vuelves a estar con tu
marido después de cinco años de abstinencia. No quiero ni pensar que llevarías
debajo en vuestro romántico reencuentro en ese famoso sillón y en esa famosa
ducha. Pero conociéndote, seguro que tu
madre llevaría algo más provocativo.
—Bueno,
conociendo a Renée Swan –admití—, un momento —me defendí, acordándome de repente—,
llevaba un conjunto que tú me
regalaste, aquel azul, ¿recuerdas? –le dije sonrojándome –. Y en la ducha no
llevaba nada —susurré para mis adentros.
—¿No decías
que no le ibas a perdonar tan fácilmente? Pues ya veo como se ganó tu perdón, ya —me volvió a repetir con voz socarrona. Me
lo había dicho al menos cien veces desde que le conté lo que había pasado
primero en el sillón y luego en la habitación.
—Bueno, cinco años son cinco años y la carne es débil
Alice, y él muy insistente y muy guapo
e irresistible y... dime ¿tú te resistirías a Jasper?— le pregunté alzando las dos cejas.
— NI un
segundo, amiga, ni un solo segundo. De hecho ahora me tiene de mal humor —me
dijo poniendo mala cara.
—¿Y eso
porque?—interrogué sorprendida, ¿Alice enfadada con Jasper?
—Bella, ni
siquiera me toca. Parece como si me fuera a romper –se quejó.
—Te recuerdo
que has tenido una bala alojada en el abdomen durante todo el tiempo que duró
el tiroteo. Perdiste un montón de sangre y no teníamos reservas de tu tipo,
tuvimos que improvisar. Hubo que operarte de urgencias. Estuviste a punto de
morir. Has estado convaleciente,
¿quieres que siga? –le dije intentando que comprendiera al pobre Jasper, el
cual había estado hablando conmigo del tema.
—Pero ya
estoy recuperada Bella, y él es médico —dijo bufando—. Si se pone así por una
simple herida, ¿qué hará cuando tengamos un niño?, ¿ponerme un cinturón de castidad?
—¡Alice!, ¿una
simple herida?– dije chillando. De repente me di cuenta que mientras hablaba se
había dedicado a meter un montón de conjuntos en una cesta. Me fijé en uno en
concreto.
—Alice, ¿qué se supone que es esto?—le dije roja como
un tomate y escandalizada.
—A ver, este
es para ti, bueno más bien para Edward en su noche de bodas. Y este para mí, a ver
si Jasper coge la indirecta —me dijo muy confiada.
—Alice, yo
no pienso ponerme esto ni loca. Pero si desnuda del todo enseño menos. Y además, como estás tan segura de que me
volveré a casar con Edward. Alice, ¿tú sabes algo que yo no?, ¿ayer hablaste con mi hija verdad?
—¡No! –dijo
chillando a su vez y haciéndose la inocente–, yo lo decía… ¿Bella no te querrás
casar con Edward otra vez cuando todo esto acabe?— preguntó poniendo su mejor
cara de inocencia.
—Claro por
supuesto pero… —le contesté dudosa.
—Entonces no
hay más que hablar, nos lo llevamos y esto también y esto… — decía mientras
metía en la cesta conjuntos cada vez más, provocativos y escandalosos. ¿Qué pensaría Edward de mí si yo me ponía eso?
—Alice para,
me lo tendré que probar y ya sabes que… —le dije intentando zafarme de la
situación, ya que si me probaba todo eso no llegaríamos al cine.
—Bella el
famoso conjunto azul te quedaba bien ¿no?, ¿crees por un momento que después de
tanto tiempo no me sí tu talla? Venga
vamos a pagar que llegamos tarde al cine —me dijo muy resuelta. Y yo suspiré
resignada.
La película
que vimos estuvo genial y salimos muy contentas del cine hablando
sobre ella muy animadamente.
—Bella –me
dijo Alice parándose de repente—, ¿tú recuerdas dónde hemos dejado el coche?
—Pues no, no
se supone que si yo conduzco tu miras el color y la letra.
—Yo creo que
la que conduce es la que mira el color y la letra ¿no habíamos quedado en eso?— a estas
alturas ya me estaba poniendo nerviosa, no podía olvidar la amenaza que se
cernía sobre mí y un aparcamiento desierto era un buen sitio para llevarla a
cabo. De repente mi móvil sonó. Era un mensaje de Embry.
—¿Dónde
dicen que está? –preguntó mi amiga.
—En el rojo
letra A.
—Pues vamos
para allá, lo cierto es Bella que siempre nos pasa igual y no quiero pensar en
que sucederá el día que no tengamos al FBI detrás.
—¿Pues que
tendremos que llamar a alguien? –contesté pensando en el cachondeo que se
traerían Jasper, Jacob, Emmett y hasta el mismo Edward.
Después de
aquel día no habíamos vuelto a salir. Cada día echaba más de menos a Edward y a
mi hija y no podía evitar sentirme preocupada por ella a cada segundo.
Edward, Emmett, mi padre y hasta la misma Emily solían tranquilizarme.
El verano dio paso al otoño y continuábamos sin noticias de la investigación, solo que seguía
su curso según nos decían Jacob y Sam. Al otoño le siguió invierno y sólo sabíamos que el FBI tenía a
buen recaudo la famosa grabación y que la bruja ya se había enterado de que
estaba en poder del FBI. Claro que ella pensaba que la había destruido su
contacto allí. Pero su contacto, junto con Irina y Heidi, se había acogido al
programa de Protección de Testigos.
Las
navidades llegaban, yo le había pedido a Carlisle esos últimos días de permiso
para poder marcharme antes pero si Tanya seguía sin ser detenida no sería lo
mismo. Mi sustituta se había hecho con el control rápidamente y realmente no
hacía falta allí. Por fin el tan ansiado día llegó a principios de diciembre
—Bella —oí la voz de Marco al contestar el teléfono.
—¿Marco?, hola ¿cómo
estás?, ¿tienes algo que contarme?—le
pregunté esperanzada.
—Ya puedes volver con tu marido y tu hija a Forks princesa —me dijo con voz de triunfo—, pero
habla con tu abogado cuanto antes.
Mañana es el gran día y a partir de pasado
tendrás a tu disposición las tierras de tu hermano en nuestra oficina de
Port Ángeles. Con todo el dinero que Aro y Cayo deben al estado se les va a
embargar todos sus bienes.
—Bueno, esa es una buena noticia Marco —contesté radiante de
alegría—mañana me pondré en contacto con la firma J.Jenks en Port Ángeles para
que en mi nombre adquieran los terrenos de Emmett. Yo por mi parte ya tengo casi todo preparado. Carlisle
me ha dado los días que me quedaban de estar aquí libres para que pudiera
marcharme con mi familia a pasar las navidades. No estaba muy convencida de
regresar tan pronto y en estas fiestas, con esa zorra rondando por ahí, pero
ahora me alegro, la sorpresa va a ser doble.
—No te quepa la menor duda, pero Bella una cosita. Esta
información es confidencial no le digas a Edward ni a nadie de tu familia. No
quiero que sin querer alguien meta la pata y Alguien lo oiga ¿ok?—me advirtió.
—Vale Marco —le dije
Con una
sonrisa de oreja a oreja, llamé a mi
abogado quien prometió ponerse en contacto con la sucursal que tenían en Port
Ángeles. Llamé a Alice y Jasper para contarles las buenas nuevas y, ¡sorpresa!,
Alice tenía las maletas tan preparadas como yo.
—No pensarías que te íbamos a dejar marchar sola.
—Supuse que querrías pasar las navidades con tu familia.
—Bella, mi familia también eres tú y además, ¿quién te ha
dicho que no las voy a pasar con mis padres? —me preguntó dejándome pasmada.
—Eres un diablillo perverso y manipulador, ¿lo sabías?—le
dije fingiendo enfado.
—Lo siento Bella pero esta vez el mérito es de mi padre,
pensó que así podríamos aprovechar para
irnos familiarizándonos con la gente del
pueblo, ya sabes que eso es crucial en nuestro trabajo —dijo mi amiga. Como si
esa excusa me la fuera yo a tragar.
—Ya, cualquier cosa antes de dejar a Bella sola ante el
peligro—le contesté rodando los ojos.
Pero dicen que la felicidad es efímera y eso es lo que me
sucedió al día siguiente cuando Edward me llamó y me dijo que Aro en un
movimiento imprevisible había traspasado las tierras a un desconocido. No creo
que fuera difícil para el FBI
rastrearlas. Hablaría con Marco. Y segundo, que
Tanya había jurado y perjurado que jamás le concedería el divorcio a
Edward. ¡Qué mujer más odiosa! A pesar de lo que le había dicho a Alice, yo quería volver a casarme con él cuanto
antes y esperaba que me lo pidiera. No
quería vivir con él sin estar casados y menos siendo médico y policía en un
pueblo tan pequeño. Pero me daba igual, cruzaríamos ese puente cuando tocara. Pero más
petrificada me quedé cuando me contó lo que había o mejor dicho había dejado de
hacer. ¡Jesús!, se enfrentaba a una pena de hasta ocho años de cárcel. En
cuanto le colgara el teléfono me pondría en contacto con mi amiga Kate, quizás
a ella se le ocurriría alguna solución y sino a Garrett. Tal vez alegando enajenación
mental transitoria. Pero por ahora lo que más importaba era Emmett. Le dije a Edward que me diera un número de cuenta para hacer un traspaso de
dinero. Si Marco podía seguirle el rastro a los movimientos de Aro y localizar
los documentos de la propiedad de Emmett encontrando así al nuevo propietario, cabían dos
posibilidades, una que el nuevo propietario fuese alguien de Forks y entonces Edward necesitaría efectivo para
hacer la compra; y dos, que esos documentos hubiesen ido a parar a una persona
o empresa fuera del pueblo y en ese caso le pensaba pedir a Jasper que comprara las
tierras en mi nombre. Cogí el teléfono para llamar a Marco.
—Hola Kate, ¿cómo te va?, ¡cuánto tiempo!, ¿qué
hacéis por allí? —dije con alegría pues hacía tiempo que no hablaba con mi
amiga y así mataría dos pájaros de un tiro.
—Estupendamente Bella. A Garrett le han dado permiso por
Navidad y hemos venido a ver a mis padres. Ya me ha contado, te tengo que dar
la enhorabuena por partida doble.
Felicidades por tu ascenso y felicidades por haber recuperado de nuevo a
Edward. ¿Qué tal Alice, como está de su herida?, ¿y Gaby? Espero que esa mujer se pudra en la cárcel —me dijo todo
esto sin respirar al más puro estilo Kate Vulturi, ella era así, cuando le daba
no paraba de hablar y ni decir tiene cuando Alice y ella intentaban mantener un
diálogo. Pero era la mejor abogada que había conocido.
—Pudrirse se pudrirá—dije cuando pude meter una palabra
aunque fuera de canto—, pero aún encarcelados nos siguen haciendo la puñeta
Kate ¿está tu padre?
—Sí, aquí está ¿qué pasa Bella?—me dijo adoptando su tono de
abogado.
—Quería hablar con él, pero antes…tengo que solicitar tus
servicios como abogado para Edward. Verás… se ha metido en un pequeño lío que…
y acto seguido pasé a contarle todo el asunto.
—Bella, lo que voy a hacer es pedir a mi padre el Jeet
privado y volar con urgencia a Seattle, es un caso peculiar pero ya estoy
pensando en algo. De hecho su matrimonio con Tanya es ilegal lo mires por donde
lo mires, la ley es muy clara en ese
sentido y conseguir la anulación será coser y cantar. En cuanto a lo otro…no te
preocupes que ya tengo alguna idea en mente. Cuando llames a Edward le dices
que estaré ahí lo antes posible para lo que necesite.
—Está bien, se lo diré y ahora dile tú a Marco que se ponga y pon el manos
libres y así lo escuchas —le dije, era una amiga que se había ofrecido sin
preguntar ni cuestionar y no quería ocultarle nada.
—Por supuesto Bella y así veo en que puedo ayudar —me
contestó siempre dispuesta a todo.
—¿Bella? –dijo Marco–, iba a llamarte, te tengo malas noticias.
—Sí, ya las sé Aro
cedió la propiedad de Emmett a un desconocido días antes de ser detenido, ¿no es eso?
—Así es Bella –dijo Marco apenado—, no tenemos idea de donde
pueden haber ido a parar esos malditos
papeles de propiedad. Pero tranquila estamos rastreando todos los movimientos
que Aro ha hecho desde que se enteró que estaba siendo investigado. No te
preocupes, esos documentos aparecerán
tarde o temprano.
—Eso espero porque la bruja de tu sobrina le ha dicho a
Edward que esa persona tiene orden de venderlas al mejor postor cuando él se lo
indique. Si Edward no dice que esa
grabación estaba manipulada, quien sea las venderá al primero que le haga una
oferta. Pero, por supuesto nunca a un Swan, ni a Edward, claro —dije con la
preocupación reflejada en mi voz.
—Al mejor postor –dijo Kate–. Garret y su apellido
desconocido, pueden ser un buen postor o mi hermano Jasper.
Aunque Jasper fuese adoptado como Edward y en muy tristes
circunstancias, Kate siempre lo consideró un hermano mayor.
—Lo único que hay que
hacer es no acceder a lo que se les manda y enviar a ese mejor postor.
—Es arriesgado hija, corremos el peligro de que Aro tenga ya
elegido ese postor ¿entendéis? —preguntó Marco.
—Marco, ¿no me dijiste
un día que tu y Dydime erais viejos amigos de la esposa de Aro?,
¿podrías tú hablar con Carmen en nombre de esa vieja amistad? A lo mejor
ella sabe algo –le pedí esperanzada.
—Tú me lees la mente ¿verdad?– contestó Marco–, precisamente
estaba pensando en eso. De todos modos, vamos a rastrear todos los movimientos
que han hecho los hermanitos y esos Denali, también están siendo
investigados. No te preocupes Bella, se
arreglará ya verás, tranquila.
—¿Y cuál era el otro problema Bella? –dijo Kate.
—Pues que Tanya le ha dicho a Edward que jamás le concederá
el divorcio. Nunca nos podremos casar, Kate. Y encima está el otro problema.
—De esos dos temas me encargo yo, no te preocupes Bella.
—¿Qué problema? –preguntó Marco.
—Es un poco largo de contar, pero ahora te lo explico…—dijo
Kate
—Primero hay que solucionar el tema más importante.
Llamaremos a Carmen y te volveré a
llamar.
No habían pasado ni dos horas cuando Marco me llamó otra vez.
—¿Bella?, hola de nuevo. Carmen no tenía ni idea de todo lo que estaba
pasando, dice que le extrañó que Edward
se divorciara para casarse con su hija, pero por lo visto Tanya le dijo que tú
te habías enredado con otro hombre
—Será zorra.
—Completamente de acuerdo —convino Marco—. El caso es que le dijo a su madre que ella
estaba intentando dar ánimos a Edward y que
entre unas cosas y otras se habían enamorado. Le pidió por favor que no
le hablara a Edward de ti, para no remover la herida.
—O sea, ¿qué Carmen ha vivido engañada todo este
tiempo?—concluí yo con lo obvio.
— Sí. Y va a intentar arreglar lo que entre su marido y su
hija destrozaron. Se va aponer en contacto con Eleazar Denali, primo suyo y
padre de Irina, Heidi, Félix y
Demetri. Yo conocí a Eleazar hace años y era un hombre muy recto y
moral, al igual que su padre. No entiendo cómo es que acabó trabajando a las
órdenes de Aro, junto a sus hijos, pero Carmen dice que nos ayudará. Además Carmen piensa reclamar legalmente la
parte de la empresa que por derecho es suyo y yo voy a presionar para agilizar
el trámite. Eleazar y Carmen piensan que
los documentos de propiedad han podido ir a parar a las empresas Denali, porque
siempre han sido una tapadera para sus negocios sucios. Las encontraremos
Bella. No te preocupes.
Todo el mundo me decía
lo mismo pero ¿cómo no me iba a
preocupar? pensé para mí cuando Marco me colgó con la promesa de que volvería
llamar cuando supiera algo.
Pasaron unas horas interminables en las cuales yo creí que me
volvería loca de verdad. Alice me dio dos tisanas, pero ni por esas conseguía
estarme quieta. Podían haber pasado minutos, horas e incluso hasta siglos, me
daba igual, cuando sonó el teléfono de nuevo.
—Bella —dijo Marco de nuevo desde el otro lado del teléfono
—la cosa ha resultado más sencilla de lo que pensábamos. Uno de mis agentes
rastreando los movimientos ha encontrado una empresa propiedad de Empresas
Denali, dedicada a los bienes inmuebles,
y como lo que estábamos buscando era eso, una casa, le ha dado por revisarlo y bingo,
ahí está la casa de Emmett, junto a otras propiedades que Aro tenía en
Forks. Con carácter urgente, le han
concedido a Carmen su derecho a la herencia de su padre y su primera acción
como nueva dueña de esa empresa ha sido ponerse en contacto con Edward para
venderle la casa directamente a Emmett. Me ha pedido que la ayude a salir del
país para irse donde Aro no pueda
encontrarla nunca ya que como esposa suya no puede declarar contra él a no ser
que de aquí a que se celebre el juicio pudiera conseguir el divorcio, cosa que
va a intentar. Mi yerno ha prometido ayudarla a título personal. Y otra cosa,
Kate dice que ella misma irá a Forks a asesorar
a tu marido y a Emmett con la transacción pues ya había quedado contigo
en ir para ayudar a Edward con ese otro problemilla y con el tema del
divorcio. El avión acaba de despegar, solo tienes que llamarla para decirle lugar y
hora o darle su teléfono a Edward. Bella, preciosa, ya todo pasó —me dijo
alegrándose por mi—, solo queda el pequeño detalle del divorcio y bueno…lo
otro, pero tranquila que tengo jueces muy buenos amigos míos que nos pueden
ayudar y Kate tiene una muy buena idea para su defensa, de hecho es lo obvio,
las leyes de este país son muy claras con eso y, por supuesto, es un delito más a añadir a la colección de
mis hermanos y de Tanya, pues no solo existió coacción y chantaje, también se
amenazó contra vuestra vida. Además una vez anulado su matrimonio, Edward
podría declarar como Testigo de Cargo y eso sería un punto muy importante a
nuestro favor. Si Carlisle te ha dado permiso, prepara las maletas y vuelve a
Forks a apoyar a tu marido, no te lo pienses más.
—El problema Marco –
le dije interrumpiéndole—, es que es un pueblo muy pequeño donde todo el mundo
cotillea. A estas horas ya seremos el centro de atención por lo que ha pasado y
no querría que Edward, siendo policía de allí, cogiera mala fama por…
—No te preocupes Bella, tu marido ha hecho cosas en ese
pueblo con las que se ha ganado fama
pero no precisamente mala –me dijo de
forma misteriosa y dejándome intrigada, pero Marco me dijo que era una cosa que
le correspondía a Edward decirme.
Cuando colgué a Marco, llamé a Edward para decirle lo que me
había dicho. Edward me dijo que Carmen ya se había puesto en contacto con él y
que al día siguiente tenía cita con ella a las doce. Yo le dije que llamara a
Kate y le di el teléfono. No quería que
fueran solos, por si había gato encerrado, aun no me fiaba.
Al día siguiente, Edward me volvió a llamar para decirme que
todo estaba arreglado y me dijo que me echaría mucho de menos durante las
fiestas de Navidad. Lógicamente yo le oculté el hecho de que ya tenía los
billetes para dentro de dos días. Una sorpresa es una sorpresa ¿no? Los únicos
que lo sabían en Forks eran mis padres, Ángela
y Rose. Pensamos en no decirles nada a Emmett y Ben porque los dos eran
tal para cual y se iban de la lengua muy fácilmente delante de los niños.
Terminé de recoger las pocas pertenencias que me quedaban
pues a lo largo de este tiempo había estado enviando cosas para que las fueran
colocando en la casa.
—Estoy tan feliz de saber que voy a vivir por fin en esa casa
–le dije a Alice un día.
—Mujer de poca fe. Y tú que llevabas cinco años consumiéndote
pensando que Edward vivía con esa mujer en la casa que había jurado que solo
compartiría contigo —me regañó mi amiga.
—Y que quieres Alice, yo oí lo que oí —dije defendiéndome—. Se
suponía que si estaba enamorado de esa zorra, querría vivir en esa casa con
ella ¿no? ¡Ay Alice!, Gaby me ha dicho
que es preciosa. Ya están los dos viviendo allí sabes, por lo visto Edward se
fue de casa de Tanya el mismo día de su detención. Me dijo que no aguantaba más,
que esa había sido su prisión.
—¿Y no sabéis nada del divorcio y del otro tema?
—No, Tanya por lo
visto no cede por nada. Y eso que no es
muy famosa entre las demás presas. Ha ido a parar a un sitio donde la mayoría
son madres que no pueden tener a sus hijos con ellas pues tienen delitos de
sangre. Marco le ha ofrecido un trato: irse al otro lado del país a una cárcel
nueva y omitiendo en su expediente que trato de asesinar a tres niños. Pero
ella sigue en sus trece, está convencida
de que los abogados de papá la sacarán del apuro en cuanto se celebre el
juicio. De hecho los abogados de papá
han conseguido aislarla de esas mujeres pues una de ellas, le dio un tremendo susto en las duchas y ha salido muy mal parada. No
tengo todos los detalles pero te puedes imaginar tratándose de presas que
tienen delitos de sangre —le conté esperando que el susto hubiera sido de los
que no pudiera olvidar jamás.
—¿Qué hay de lo otro?, ¿qué dice Edward? —volvió a preguntar
mi amiga.
—Desde que le dije que Kate le va a ayudar, parece que se ha
tomado el tema con más tranquilidad, pero chica hasta que no esté todo
solucionado no estaré tranquila… Lo mejor de todo es que no ha tramado nada sin
contar conmigo, cumpliendo así la promesa que me hizo. Fue parte del trato para
perdonarle. Aunque, ilusa que soy, a
estas alturas, ya sé que no tengo remedio, le habría perdonado de todas formas.
—Y lo perdonarías otra vez y otra —sentenció mi amiga.
—No sin antes tener una buena bronca y darle un susto del
que no se olvidara, pero este no es el
caso Alice, lo cierto es que estoy muy orgullosa de él —dije muy convencida–, pase
lo que pase, estaré a su lado apoyándole.
Varios días después, un desesperado Jasper estaba intentando
encontrar el camino hacia casa en la entrada de un pueblo que, madre mía, lo que había cambiado en unos pocos años. No
recordaba absolutamente nada. Habíamos llegado a Port Ángeles hacia como una hora,
después de haber tenido un tranquilo pero largo vuelo hasta Seattle y después
habíamos alquilado un coche ya que los nuestros tardarían varios días en
llegar. Alice y Jasper habían dormido casi todo el tiempo, pero yo, yo era un
manojo de nervios. Didyme, les había
regalado su casa de Forks para ellos. Rose y mi madre se habían encargado de
acondicionarla. Carlisle había adquirido
una mansión a través de Rose fuera del pueblo, en un sitio muy bonito según recordaba, y yo
venía con un as bajo la manga, era mi
regalo para Rose.
—A ver Bella, si me dices por donde tengo que ir, a lo mejor llegamos al dichoso pueblo antes de
que nos den las campanadas, pero no las
de este año sino de las del que viene.
—Jasper, hace mucho
tiempo que no vengo por aquí, ten
paciencia vale.
—No si paciencia tengo, pero gasolina para llegar no sé
yo…—dijo impaciente.
—No seas payaso, mira —grité de repente—, es por ahí.
—Ya era hora —dijo aliviado.
Jasper tomó
el desvío y entrar conseguimos entrar al pueblo, pero, por Dios que cambiado
estaba todo.
—Sabes que te digo, que voy a llamar a Rosalie —le dije
desafiándole con la mirada.
—Es la mejor idea que he oído en todo el día —dijo Jasper.
—Madre mía pero que gracioso es el nene —dije mientras le
sacaba la lengua y cogía mi teléfono móvil.
—Bella —contestó
Rosalie—, ¿qué pasa? estamos esperándote.
—Pues verás… pasa, que me he perdido, sí, sí, ya sé, es que
sabes lo despistada que soy —Rosalie, Alice y Jasper bufaron a la vez—. Esto
está muy cambiado —me defendí.
—Está bien, ¿dónde
estáis? voy a buscaros —dijo mi amiga y casi podía adivinar su cara de
resignación como cuando Emmett le hacia alguna.
—Esto…—dudé —pues no sé, solo sé que hay un McDonald’s.
—Vale, vale, ya sé dónde estáis, no os mováis voy para allá.
—De acuerdo.
No habían
pasado ni cinco minutos cuando un volvo plateado que pensé que jamás iba a
volver a ver, apareció por el camino y
de él salieron las dos personas que más quería en esta vida.
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