DISCLAIMER: Ninguno
de los personajes que salen en este relato me pertenecen, son propiedad
exclusiva de S. Meyer.
Hola ¿Cómo estáis?,
aquí estoy de nuevo con este OS ganador del primer premio en el concurso
Cuentos de la Cripta, organizado por FanFiction Twilight . Hispanoamérica.
Espero que os guste y lo disfrutéis.
Pareja: Edward y
Bella.
Rated M
TITULO: Un cementerio
muy poco serio
AUTOR: Aliena Cullen
Pov Bella
—De verdad que solo a ti se te podía ocurrir venir al
cementerio la noche de Hallowen después de haber ido a ver de esta guisa –dije
señalando nuestros disfraces de vampiresas –esa estúpida Maratón de películas
de terror. Y encima no podías traer una linterna normal no, tenias que
traer….esto –añadí señalando a la calabaza de Hallowen que Alice tenía en su
mano y que mal o bien nos daba un poco de luz gracias a la especie de farolillo
que llevaba en su interior. El principal problema era que si la calabaza en
cuestión era totalmente inofensiva durante el día, aquí en este momento, en
medio de Dios sabe que parte del cementerio y con esos ojos… y esa boca a la
que Alice le había añadido unos perfectos colmillos daba mucho pero que mucho
miedo y eso que yo no soy miedosa, no señor.
—Vamos Bella no es para tanto, con tanto trajín se me olvidó
venir a traerle las flores a mi abuela, sabes que todos los años lo hago. Y no
tenía ninguna linterna a mano.
—¿Estás segura que es solo por eso? Porque muy bien sabes
que tu abuela no se va a ofender porque en vez de hoy se las llevases mañana
–le pregunté levantando una ceja. Alice Brandon era mi amiga desde hace tanto
tiempo que puede decirse que le leía el pensamiento y adivinaba sus intenciones
desde el primer momento, entonces ¿por qué siempre le hacía caso? y además en
la noche más tétrica del año
—Vamos Bella sabes tan bien como yo que esos tres son muy
raritos, nunca comen, al menos no con nosotras, cuando te quieres dar cuenta ya
los tienes a tu lado y ni siquiera los has visto venir y no te digo nada de la
facilidad que tienen para desaparecer, están fríos como témpanos de hielo y
acuérdate como sale Edward corriendo cada vez que aparecen Lauren o Jessica,
¿es que no se dan cuenta las muy cerdas que él no quiere nada con ellas?, lo
cierto es que solo tiene ojos para ti, ojos que, por si no te has percatado
aun, cambian de color tan rápido como las figuras esas que responden a los
cambios de temperatura, y cuando están tan negros como el tizón los tres salen
disparados a vete tú a saber dónde. ¿Y sus padres?, ¿qué me dices de sus
padres?, ¿por qué no tienen padres?, todos tenemos un padre, o un tutor que
responda por nosotros, no es normal que unos chicos de diecisiete años anden
tan campantes y felices por la vida. ¿Y la mansión donde viven?, si parece la
casa del terror, con esos cuadros antiguos de esa gente, antepasados suyos, con
esos ropajes tan…extraños, sobre todo las capas y en especial esos que son…su
vivo retrato.
—Ya, y pretendes encontrar la repuesta en un cementerio a
las diez de la noche del día treinta y uno de octubre, precisamente hoy que si
no recuerdo mal es la noche de difuntos o la noche de brujas como tu prefieras
llamarla, ¿no había otra noche en todo el año?
—Bella sabes tan bien como yo que es en una noche como esta
cuando todos los muertos se levantan de sus tumbas y los vampiros no son una
excepción. Es nuestra oportunidad de probar mi teoría.
—Razón de más para no estar aquí, además si tus teorías son
ciertas deben estar muy hambrientos.
—Bella, según la leyenda, los vampiros de este pueblo hace
mucho tiempo que abandonaron la caza de humanos, ahora solo se alimentan de
animales. Lo leí en "Crónicas de Forks", el jefe de su aquelarre se
lo prohibió hace tiempo
—¿No se suponía que íbamos a ir a una fiesta que TU MISMA
HABIAS PREPARADO? Voy a tener que decirle a tu madre que guarde en un armario
todos tus libros y pelis de vampiros, creo que estas…demasiado obsesionada con
el tema en general y sobre todo con los vampiros de Forks en particular,
¿cuándo te darás cuenta de que son simples cuentos de viejas para atemorizar a incautas
como tú en noches como esta? ¿Quieres de una vez ponerle el ramo de flores en
la tumba de tu abuela? –le dije de nuevo señalando en la dirección contraria a
donde iba, un momento ¿dirección contraria?
—Alice ¿dónde vas? –le pregunte jurando y perjurando que
algo se había movido detrás de nosotras, Rose también se dio cuenta y me miraba
con una expresión inquieta. La sombra que nos acechaba aparecía y desparecía
como por arte de magia y a mí me estaba poniendo muy nerviosa.
—Puede que sea alguno de los chicos del pueblo queriendo
gastar una broma –me susurró Rose no muy convencida –Alice por favor ¿quieres
dejarlo ya?, ¿donde se supone que vas?
—Si mis teorías son ciertas y ellos están muertos sus tumbas
tienen que estar por aquí.
—Queréis no hacer tanto ruido y hablar un poco más bajo –se
quejó Rose al escuchar que su amiga había pisado unas ramas secas que andaban
esparcidas por el suelo.
—¿Y qué más da? , los muertos no se van a ofender.
—Y tú que sabes Alice, tú que sabes –le dijo Rose mirando
tras su espalda al igual que hacía yo, la sombra seguía tras nosotras. Un
momento ¿la sombra?, parecía como si hubiese más de una.
—¿No me digáis que ahora vais a poneros a creer en todos
esos cuentos que dicen que los muertos en la noche de Hallowen se levantan de
sus tumbas? –dijo Alice contradiciéndose ella misma de aquello que acaba de
decir antes, pero cuando Alice se ponía así era mejor no hacerle ver esos
detalles que para ella eran… insignificantes.
—Bueno eres tú la que cree en cosas raras y estúpidas
–apostilló Rose
—Por última vez Alice ¿quieres explicarme a dónde vas por
ese lado?, te recuerdo que es la parte más tétrica de todo el cementerio, no en
vano es la más antigua, nadie la suele pisar ya, las tumbas que hay son
milenarias y tu abuela no está por allí.
—Bella, si tengo razón y créeme que la tengo, sus tumbas
deben estar por aquí en la parte más oscura y lejana, allí donde nunca nadie
va. Supongo que será un mausoleo puesto que es una de las familias más antiguas
de este pueblo. Ese es uno de los motivos por los que empecé a sospechar.
—¿Sospechas tan solo porque la familia es una de las
pioneras de este pueblo?, Alice de verdad cada vez pienso que estas más loca.
—Rose, tú que eres tan inteligente ¿no ves extraño que
después de tantos años de ausencia y con una casa casi en ruinas de repente
hayan vuelto?
—A mi lo único que me parece extraño es que un chico como
Edward se hay fijado en mi.
—Vaya, ya salió Mis autoestima 2011.
—Es la verdad Rose mírate y mírame ni siquiera parecemos
hermanas y…
—A ver si se van a armar escándalo a otra parte, por aquí
queremos dormir un poco más, aun no son las doce, un poquito de piedad con unos
pobres muertos –al oír aquella voz fantasmagórica las tres nos quedamos
petrificadas en el sitio y echamos a correr hasta escondernos tras una enorme
lapida.
—Desde luego Alistair que gruñón eres ni muerto dejas de ser
tan exasperante… solo son unas pobres humanas que por otra parte no se que
hacen por aquí y más en una noche como hoy, menos mal que nosotros…, un momento
si resulta que son las humanas de esos tres…ummm esto se pone interesante
¿dónde se habrán metido esos pelmas?, deberían estar con ellas, ¿será que han
decidido convertirlas por fin?, ojala así sea tengo ganas de tener nuevas
hermanas ya que Tanya, María y Heidi son unas zorras , y Charlotte y Tía son un
pelín aburridas
—¿Qué pasa?, ¿alguien ha dicho mi nombre?, ¿ha empezado ya
la fiesta?
—Eddie ¿es que ha vuelto ya mi Eddie?
—Arggg cállate zorra estúpida a ver cuando te enteras de que
tu Eddie no es tu Eddie es el Eddie de una humana de la que se ha enamorado y
además no le gustan que le llamen Eddie.
—Que tonterías dices Carmen, para Eddie esa insignificante
humana no es más que una distracción a quien dejará seca en cuanto se canse, es
a mí a quien ama –dijo de repente una hermosa mujer a la que la luz de la luna
iluminó convirtiéndola en una visión irreal y fantasmagórica. Era hermosa, tan
hermosa que dolía, con una larga melena pelirroja. Pero, ¿un momento?, ¿su
Eddie?, ¿enamorado de una humana?, ¿su Eddie es mi Edward?, miré a Alice quien
en esos momentos tenía una sonrisa triunfante en su cara. Y esa odiosa
expresión de te lo dije impregnada en el rostro.
—Vale, vale, tu tenias razón, o eso es lo que parece, pero a
pesar de estar oyendo lo que oigo y viendo lo que veo aun no me lo creo, ¿no
estaremos dormidas?, ¿no estará alguien gastándonos una broma?, Alice no me
puedo creer –dije pellizcándome tan fuerte que casi doy un grito de dolor al
tiempo que buscaba la posible ubicación de una cámara escondida.
—Y si tu teoría es cierta Tanya, ¿por qué Carlisle les dio
permiso a esos tres pelmas de poder convivir entre los humanos?, sabes de sobra
que hasta que no se nos pase el mono de sangre humana no podemos movernos de
aquí, ¿por qué con ellos sí y con lo demás no?, déjame pensar, ah sí, ¿no sería
porque estaba harto de escuchar todas las noches los mismos suspiros
melancólicos multiplicados por tres, las mismas expresiones de idiotas
distraídos y el mismo discurso sobre sus dulces, tiernas y preciosas humanas?
—Sí por lo visto las vieron por primera vez un día en que
una de ellas la morena con pinta de duende le traía flores a su abuela –dijo
otra vampira emergiendo de vete tú a saber dónde y haciendo su aparición en
aquel claro de luna que dejaba que las viéramos a la perfección
—Un momento…la voy a dar yo a esa…vampiresa de tres al
cuarto…a mí nadie me llama duende –dijo Alice adelantándose hacia el sitio
donde tenía lugar la escena mas estúpida, fantasmagórica e irreal que había presenciado
en mi vida. Por suerte entre Rose y yo conseguimos arrastrar a Alice de nuevo
hasta nuestro escondite.
—Pero si la abuela es un muerto, muerto, debería estar en la
otra parte del cementerio, es imposible que pudieran verlas, aquí solo vienen…
—Eleazar –dijo la tal Carmen con paciencia, ¿es que aun no
te has enterado de que esos tres hacen lo que les da la gana siempre y
deambulan por donde no deben y cuando no deben?
—Lo ves –volvió a decirme Alice con voz triunfante. Yo tenía
razón, yo tenía razón dijo ejecutando un baile imposible sin moverse del lugar
en donde estaba acuclillada. Bueno bien ya podemos irnos.
—Shhhhh calla –le dijo Rosalie, que pueden oírnos. Según tu
los vampiros tienen unos oídos muy sensibles ¿no?, pues calla no vallamos a formar
parte del menú. Y además quiero saber cómo sigue esto –dijo Rose que lejos de
estar aterrada estaba realmente interesada en la historia de "esos tres
pelmas" y sus humanas. Y, si soy sincera, yo estaba igual. Tendríamos que
estar las tres muertas de miedo, corriendo e intentando salir de aquel lugar
pero en vez de eso estábamos absortas en la escena que se desarrollaba ante
nuestros ojos.
—Rose ellos son vegetarianos ¿cómo quieres que te lo diga?
–le dijo Alice sacándome de mi paja mental.
—¿Vegetarianos?, que palabra más extraña para definir a un
vampiro.
—Bueno pues yo lo he leído en...—pero no le dio tiempo a
terminar ya que la vampiresa que decía llamarse Tanya, arremetió contra aquella
otra que decía llamarse Carmen. Ahora por lo visto y para hacer más irreal la
noche íbamos a presenciar una pelea de gallinas vampíricas.
—Eso es una tontería tuya, tienen permiso de mezclarse entre
los humanos para que nos puedan traer sangre fresca que comer, es nuestra noche
de muerte, necesitamos un festín.
—El festín nos lo vamos a dar contigo como no dejes de decir
tonterías, ¿no recuerdas que Carlisle nos ha prohibido beber sangre humana? –la
verdad es que a estas alturas de la historia las tres observábamos la escena
con las bocas abiertas y boqueando al más puro estilo besugo. No podía ser
posible, un montón de ¿vampiros?, todos reunidos bajo la luz de la luna,
hablando como cotorras y… peleando.
—Bueno esa ley la acatarás tu –empezó la que se hacía llamar
Tanya
—Tanya –le dijo un nuevo vampiro que hizo su aparición en
escena tan rubio como el color del sol, muy parecido a nuestros tres novios.
Iba acompañado de una preciosa mujer con la melena del color del caramelo y una
hermosa cara en forma de corazón –en este aquelarre solo bebemos sangre de animales.
Los antepasados de los que hoy son habitantes de Forks, antaño fueron nuestros
amigos y vecinos y sería inmoral acabar así con sus vidas. Ya decidimos eso
hace tiempo en un consejo formal. Si no estás conforme puedes largarte. Y una
vez dicho esto la vampira pelirroja se marchó con la cabeza muy alta seguida de
otras dos.
—Bueno, una vez solucionado el conflicto, la fiesta debe de
empezar –dijo el vampiro que había recriminado al tal Alistair su mal humor
—¿Qué fiesta Peter?, si aun no han venido Benjamín y Tía con
la comida –dijo otro de ellos.
—Bueno pues podéis poner música mientras tanto –dijo el tal
Peter, vamos Charlotte cariño bailemos y con cara de estupefacción observamos
sin respirar como los dos vampiros ejecutaban con una perfección impecable un
Rok and Roll de Elvis Presley. Valla a los vampiros les gustaba la marcha.
—Ojala nos traigan unos cuantos pumas y unos cantos
ejemplares de osos, estoy harta de tanto ciervo –dijo de nuevo la que se
llamaba Carmen chillando para hacerse oír a través de la música.
—¿Se han enterado ya las señoras de todo lo que deseaban
saber o todavía les queda algo?, ¿Se puede saber qué coño hacéis vosotras aquí?
–preguntó una conocida voz a nuestras espaldas que hizo que diéramos un
respingo asustadas y cayéramos de culo al suelo. Levanté la vista como una
autómata y puede ver a mi Edward, no el Eddie de esa zorra que quede claro,
mirándome con unos ojos tan negros como la noche.
—Si ya no tenéis nada más que escuchar lo mejor es que
salgamos de aquí cuanto antes pero… ¿estáis locas?, ¿no podíais habernos
preguntado?
—No, porque simplemente nos hubierais llamado locas, así que
hemos actuado por nuestra cuenta, solo queríamos desvelar vuestro secreto,
secreto que habla por sí mismo y ya no podéis negar –habla por ti Alice, pensé
yo —¿o es que pensabais que no nos íbamos a dar cuenta? –le dijo a Jasper
señalándole con el dedo –pues que sepas que tienes ante ti a la mayor fan de…
—Mayor fan de estupideces Alice, eso no son más que
estupideces, las leyendas y lo que dicen los libros son solo un mero retrato
romántico de lo que en verdad somos, vámonos de aquí antes de que veas la
verdadera cara de aquellos a los que dices idolatrar. Llevábamos un buen rato
siguiéndoos para ver que os proponíais nunca pensamos que fuerais a llegar tan
lejos ni que os atrevieseis a adentraros en esta parte tan peligrosa del
cementerio. Y mucho menos que os fuerais a quedar absortas mirando la escena en
vez de salir huyendo. La verdad es que pensábamos traeros nosotros mismos algún
día, cuando estuviéramos seguros de que al saber nueros secreto no ibais a
salir corriendo.
—¿Es que acaso veis a alguna de nosotras huyendo
despavorida?, además no corremos ningún peligro, hace tiempo que no probáis la
sangre humana, esta parte no es tan peligrosa y…
—Como acabas de ver y presenciar no todos somos vegetarianos
Alice, no todos –y en un abrir y cerrar de ojos las tres estábamos encima de su
espalda pero por lo visto no fueron lo suficientemente rápidos.
—Vaya pero si son los tres Cullen que se han dignado venir a
hacernos una visita.
—María –le dijo Jasper muy serio –déjanos marchar o puede
que te arrepientas sabes que tenemos prohibido matar humanos y además ellas son
nuestras parejas y es una ley irrefutable que los miembros de un mismo aquelarre
no pueden atacar a los compañeros o compañeras de los demás sean humanos o
vampiros, Carlisle os castigará…
—Prohibiciones, prohibiciones, me rio yo de vuestras
prohibiciones –dijo otra vampiresa pelirroja saliendo de la oscuridad y
poniéndose al lado de la primera.
—Heidi cariño, no seas mala –le suplicó Emmett –yo nunca te
prometí nada ni te dije que te amaba, yo solo quiero a mi Rose y por mucho que
la mates siempre la querré a ella.
—Emmett Cullen –chilló de pronto Rose desde lo alto de la
espalda de Emmett —¿no me digas que te has acostado con esta zorra?
—Oye tu humana insignificante, no te atrevas a hablar así de
mí.
—Hablo como me da la gana –contesto mi hermana boxeando
encima de la espalda de su novio.
—¿Por qué no mejor nos calmamos?, y tu cariño cierra un poco
la boca, luego hablamos cielo. Heidi, yo nunca te prometí nada sabes de sobra
que…
—Paparruchas, paparruchas, sino os hubierais tropezado con
estas tres insignificancias aún estaríais con nosotras.
—Yo nunca he estado contigo Tanya, siempre me has
desesperado, lo cierto es que no te aguanto, pero por favor, por ese amor que
dices que me tienes, déjanos marchar, si todo sale bien ellas pronto serán
vuestras hermanas, no las dañéis os lo suplico.
—No nos iremos sin antes probar vuestra comida, estamos
hambrientas ¿sabes? –desde la altura en la que estábamos observamos la irreal
escena con la boca totalmente abierta y un escalofrió de pánico me recorrió el
cuerpo cuando escuché la palabra comida asociada a nosotras. Los tres vampiros
que nos tenían a sus espaldas, nos bajaron al suelo y empujándonos suavemente
contra los arboles adoptaron lo que pensé seria una posición de ataque y se
lanzaron contra las tres vampiresas que nos acechaban. Los movimientos de uno y
otro lado eran tan rápidos y estruendosos que no podría decir quien ganaba a
quien perdía, pero en mi fuero interno deseaba que fueran nuestros vampiros ya
que si no…estábamos pérdidas y todo por la estúpida curiosidad de Alice. El
claro sonido de unos mordiscos rompía la quietud del ambiente al tiempo que
cada vez que uno de ellos era golpeado, caía al suelo, o era lanzado contra un
árbol un estruendo enorme rompía la paz de aquel lugar. De repente descubrí que
no estábamos solos, los muertos, aquellos que habitaban la parte mas nueva del
cementerio, o sea los muertos de verdad, los que no eran vampiros para ser mas
exactos, se habían acercado alertados por el ruido hacia donde estaba la pelea
demostrándome así que todas las leyendas de Hallowen eran totalmente ciertas,
los muertos se levantaban de sus tumbas, solo esperaba que se quedaran tras las
puertas de un lugar al que nunca debimos venir, un cementerio muy concurrido si
me dejan decirlo. Los susodichos muertos habían hecho un corrillo y se hacían
apuestas sobre quien iba a ser el ganador mientras mi hermana, Alice y yo nos
mirábamos desesperadas.
Mientras esa escena espelúznate tenía lugar delante de
nuestros sorprendidos ojos, la vampiresa morena que respondía al nombre de
Carmen había salido corriendo a una velocidad increíble gritando el nombre de
un tal Carlisle.
—¿Qué está pasando aquí?– dijo de repente una voz y el mismo
vampiro rubio que antes se había enfrentado a las tres disidentes se puso en
medio de la contienda –Tanya, María, Heidi salid de aquí inmediatamente y no
volváis nunca por aquí, ya no sois bien recibidas en este aquelarre. Sabéis de
sobra que Alice, Bella y Rose son como de la familia y que tenéis prohibido
tocarlas, son las novias de vuestros hermanos y mis futuras hijas políticas.
¡Bravo!, ahora iba a tener un suegro vampiro y yo sin saberlo. Por lo menos
Alice dejaría de preguntarse por sus padres. Pero, un momento, si íbamos a ser
sus futuras hijas políticas es que Edward, Jasper y Emmett tenían pensado
transformarnos en eso que ellos son, ¿querría yo eso?, que pregunta más tonta,
pues claro que lo quiero de ningún modo voy a consentir convertirme en una
vieja decrepita mientas ellos están en la flor de la vida. Y no tengo
intenciones de abandonar a este vampiro que humano o no, ha sido el único hombre
que he amado en toda mi corta vida y que estoy segura que amaré por siempre, lo
cierto es que después de Edward Cullen jamás podrá haber ningún otro. Ummm
tendrían que hablar con él sobre el tema de la transformación. Crucé mi mirada
con la de Alice y la de Rose y vi que ellas tenían la misma resolución en sus
ojos.
—Esto no se va a quedar así Carlisle, se lo diremos a los
Vulturi. En estos momentos estáis traicionando el secreto.
—Pues id con vuestras miserias a donde quiera que os
escuchen, ya nos enfrentaremos a los Vulturi si llega el caso. Y vosotros,
llevaros a las humanas, todavía no es momento de que anden por aquí, ¿cómo se
os ocurre?
—No fuimos nosotros los que las trajimos, fueron ellas –se
defendió Emmett cual niño pequeño en una guardería chivándose de la trastada de
su compañero de pupitre.
—Sí, son imprevisibles cuando quise leer la mente de Alice
era demasiado tarde, ya estaban aquí , parece que aquí la señora sabe como
bloquearme su mente, Rose no sabe nada y ya sabéis que a Bella no la puedo leer
–y dicho esto Edward, Jasper y Emmett nos cogieron y corriendo a unas
velocidades totalmente increíbles nos sacaron de un cementerio que parecía el
metro de Nueva York a primeras horas de la mañana, ¿cómo diablos podía haber
tanto muerto?, si en Forks se moría muy poca gente que yo supiera. Cuando
pasamos por la tumba de la abuela de Alice esta nos guiño un ojo y nos dijo
adiós con la mano, Alice le devolvió el gesto con lagrimas en los ojos y
nuestros improvisados carruajes pararon un momento para que abuela y nieta
pudiera de nuevo abrazarse y yo me quedé mirando la escena completamente
idiotizada, si Edgar Alan Poe levantara la cabeza….
Proseguimos nuestro camino pero mi mente se había quedado
bloqueada unas millas más atrás de donde nos encontrábamos. Todavía estaba en
aquel descampado donde Edward había dicho una frase que hasta ahora no había
analizado y en este momento se abría paso en mi cabeza, cuando quise leer la
mente…, Rose no lo sabía. Vamos a ver si yo me entero ¿Edward ha dicho leer la
mente de Alice?, ¿Rose no lo sabía y a Bella ya sabes que no la puedo leer?,
¿es que los vampiros leen la mente?, pues que mala suerte tengo de que conmigo
no pueda hacerlo, no si soy rara hasta para eso, no me hubiera venido mal que
hubiese leído la mía en la parte en la que yo deseaba hacerle ciertas cosas
impropias de una dama pero por lo visto se ha hecho el loco ya que aunque no me
pueda leer, mis intenciones y mis gestos no pueden ser mas claros. A veces dudo
de que le guste de verdad pero después de hoy le voy a lanzar un ultimátum sí
señor.
—Así que ¿cuándo pensabais decirnos que sois vampiros?
–pregunté yo mas indignada que asustada aunque pienso que debería ser al revés,
una vez que hubimos salido del cementerio y ahora estábamos sentados en uno de
los bancos del parque cercano a nuestras casas.
—Pensábamos hacerlo amor, solo que creíamos que todavía era
demasiado pronto. Pensábamos que no estabais preparadas aun pero como siempre
veo que nos equivocamos, siempre lo hacemos con vosotras. Hagamos lo que
hagamos y como lo hagamos siempre vais un paso por delante, pero os juro que
teníamos intención de decíroslo aunque no directamente. Primero teníais que
conocernos más, nosotros teníamos que sembrar la sospecha y la duda en vuestras
cabezas, dejar que lo descubrierais por vosotras mismas, lo que pasa es que
Alice…es demasiado perspicaz y no caímos en que era una ardiente fan de las
leyendas de Forks sobre los vampiros. No podíamos decíroslo nosotros, teníais
que averiguarlo vosotras mismas, pues según nuestras leyes nos está prohibido
desvelar nuestra verdadera identidad, los Vulturis nos matarían.
—¿Los Vulturi?
—Un clan que hace el papel de reyes de nuestra especie,
ellos dictan las leyes y nosotros tenemos que cumplirlas y sino…
—Los vampiros no os podéis morir, ya estáis muertos.
—Eso no es del todo verdad amiga, una estaca en el corazón y
puffff un vampiro menos –dijo Alice la enterada.
—Como te dije antes mi querida compañera, las cosas que
ponen en esos libros son estupideces encaminadas a hacer pensar a los de
vuestra especie que tiene una oportunidad con nosotros, pero es mentira, la
estaca en el corazón solo nos ralentiza un poco, el tiempo suficiente para que
podáis escapar, pero siempre os encontraremos una vez que hayamos captado
vuestro olor. Pero sí nos puede matar otro vampiro desmembrándonos y
quemándonos y eso es lo que hacen los Vulturi cuando alguien les desobedece.
—Entonces estáis en peligro, tenéis que convertirnos ya
–dijo Rose poniendo su cuello al alcance de la boca de Emmett.
—Aunque apreció el gesto Rose, todavía no es momento –dijo
Emmett y Rose le miró compungida sentimiento que fue compartido por Alice y por
mí.
—Pensábamos esperar algunos años –nos dijo Edward—, nunca
pensamos que Alice atara cabos tan pronto ni nos dimos cuenta de que leía
tantos libros sobre nosotros. Alice tu ya sabías que podía escuchar tu mente
¿verdad?
—Bueno solo lo intuía, eres muy obvio Edward y a menudo
contestabas o te adelantabas a cosas que, aunque pensadas, aun no había hecho y
con Rose pasaba lo mismo. Así que…empecé a atar cabos. Por eso cerré mi mente
para que no supierais donde íbamos a venir y no se lo dije a Rose. Antes de que
preguntéis, leí en un libro como bloquearte para que luego digáis que todo lo
que dicen son paparruchas.
—Pues el caso es –dijo entonces Jasper –que cuando nos
enteramos de que aquí la adivina pensaba llevaros al cementerio salimos
corriendo a buscaros. Pero una vez aquí decidimos solo observaros, si ya lo
habías averiguado era tontería ocultároslo por más tiempo y…queríamos ver
vuestra reacción, solo intervinimos cuando en la mente de Tanya leí que os
había olido y escuchado y que estabais en peligro.
—Pues así yo no juego.
—No ni yo.
—Ni yo tampoco.
—¿Perdón? –dijeron los tres vampiros visiblemente
confundidos por nuestra expresión.
—Pues que si vosotros sois vampiros y nosotras humanas no es
justo pues nunca envejeceréis y aquí nosotras tres sí, y nos ajaremos, nos
pondremos gordas y viejas, quizás se nos caiga alguna muela, el pelo o algún diente
y ya…ya no querréis estar con nosotras y…—el labio me tembló solo de pensar que
Edward algún día cuando yo fuera vieja y fea me rechazaría. Di media vuelta y
eche a correr tropezándome de paso con un pobre niño que llevaba su caldero de
mago lleno de esos caramelos asquerosos que tenían forma de ojos y que mi madre
se había empeñado en comprar. Pero al niño parecía no molestarle este detalle
pues se iba comiendo uno tan campante y feliz. Edward aprovechó esta
circunstancia para atraparme y cogiéndome otra vez entre sus brazos me llevó a
las profundidades del bosque. ¿Cómo había llegado hasta allí?, no tengo ni
idea, cosas vampíricas supongo.
—Bella no tienes ni idea de lo mucho que te amo y de lo
profundo que es ese sentimiento hacia ti. Cuando te vi por primera vez en el
cementerio no podía creer que hubiera encontrado a mi pareja, tantos años solo,
tantos años buscando y ahí estabas tú, mi complemento, mi otra mitad, mi
compañera eterna. Jasper y Emmett sintieron lo mismo. Le pedimos permiso a Carlisle,
nuestro padre y creador, que nos dejara cortejaros y él nos lo dio con la
promesa de que si vosotras sentíais lo mismo por nosotros os convertiríamos
pasados unos años. Aunque estés vieja, fea y arrugada yo siempre te amaré y
veré en ti a esa niña hermosa que acompañaba protestando a su amiga a llevar
flores a su abuela. Aunque no creo que llegue el caso, tengo pensado que seas
mía mucho antes de eso. Pero la transformación es algo muy serio, es una
decisión que no tiene marcha atrás, un camino sin retorno y, a pesar de que
deseo con todas mis fuerzas que te unas a mí de esa manera, no puedo ser tan
egoísta de pedírtelo, no tan pronto al menos. Eres una niña aun, puede que lo
que pienses que es amor por mi sea solo un capricho, que te haya atraído mi olor,
mi belleza sobrehumana, mis armas de depredador, puede que el año que viene
cambies de opinión, que encuentres a otro, que te enamores de verdad, no puedo
hacerte eso, no sin que estés segura de amarme.
—¿Tan poca confianza tienes en mi y en nuestra relación?,
porque si yo estoy segura de algo en estos momentos es que te amo, te amo con
todas mis fuerzas y deseo unirme a ti de la forma en que tu naturaleza lo
requiera y si tengo que ser vampiro, dormir en una lapida, no despertarme hasta
el anochecer o alimentarme de sangre de la que sea, no dudes que lo haré.
—¿De verdad harías eso por mi?, Bella no me lo puedo creer
tantos siglos esperando y cuando te encuentro…—pero no le dio tiempo a terminar
la frase ya que se quedó callado mirando hacia la nada, un fuerte rugido salió
de su pecho a la vez que se posicionaba delante mío en actitud protectora para
evitar que una vampira tan letal como hermosa saltara sobre mí . Parecía que
Edward sabía lo que iba a ocurrir antes de que pasara pues se interpuso entre Tanya
y yo a tiempo de quitármela de encima a la vez que con un fuerte empujón me
sacaba del medio. Caí al suelo con todo mi cuerpo convulsionando de dolor ya
que el golpe fue demasiado fuerte y seguro que me había roto alguna que otra
costilla, mientras que Edward se enfrentaba a Tanya en una lucha encarnizada en
donde de nuevo no podía saber quien ganaba y quien vencía. No tardaron en
aparecer María y Heidi. Una de ellas me cogió por el brazo golpeándome
fuertemente en el pecho, pretendiendo acabar lo que Tanya había empezado y la
otra se fue a ayudar a la vampira contra Edward. Eran dos contra uno y yo casi
sentí como los dientes afilados y poderosos de María se hundían en mi carne
perforándola, pero antes de que realmente pudiera hacerlo acabando así conmigo
unas fuertes manos la arrancaron de encima de mí y la empujaron contra los
árboles tirándome al suelo de nuevo ya que María me había cogido en volandas
para sacarme de allí. Esta vez también me di un fuerte golpe en la cabeza de la
que empezó a salir un montón de sangre. Y no supe nada más de lo que estaba
sucediendo ya que mi cuerpo maltrecho y malherido por los golpes recibidos no
respondía a las órdenes que mi cerebro quería mandarle. No me enteré ni como se
desarrollaba la pelea ni quien iba ganando, solo escuchaba las voces de Alice y
Rose en la distancia llamándome y suplicando para que no me muriera. En un
momento determinado Rose aulló de dolor y supe por instinto que no tenia salida
al igual que no la tenía yo.
Me pareció escuchar la voz de Edward llamándome en la
distancia, suplicándome que aguantara, que pronto pasaría todo y estaríamos
juntos para siempre. Un calor fuerte e insoportable se apoderó de mi cuerpo,
parecía que toda yo estaba en llamas, me moría, yo sabía que me moría, quería hacer
caso a Edward y aguantar pero no podía, mi cuerpo no respondía a las órdenes
que le daba, se negaba a cooperar, quería morir, quería suplicar que alguien me
matara y así acabar con este sufrimiento. Poco a poco fui cayendo en un
profundo sopor donde todo era dolor, estaba ardiendo, a estas horas seguro que
toda yo era presa de las llamas e incluso pude que ya fuera solo cenizas. No sé
cuánto tiempo aguanté así, solo sé que de repente todo pasó, mi corazón empezó
a latir furioso para luego detenerse y yo abrí los ojos hacia una nueva vida.
Lo primero que vi fue a Edward quien estaba acompañado de aquel vampiro rubio
que nos había defendido la primera vez. A su lado, la hermosa mujer con el
cabello de un color caramelo precioso y una cara en forma de corazón. Detrás de
ellos estaban todos los vampiros que habían estado reunidos en aquel claro de
luna hace unas horas.
—¿Qué…ha pasado…donde…dónde estoy?
—Tranquila amor estas en el mausoleo de los Cullen, estabas
muriéndote, todo ha sido por mi culpa te lancé demasiado fuerte para quitarte
del medio de Tanya, después María te golpeó muy cruelmente aplastándote los
pulmones y luego Jasper tampoco midió su fuerza, lo siento amor, no he podido
dejarte morir, no he podido Bella…lo siento.
—No lo sientas, tu dudabas de mi amor por ti y eso me dolió
pero yo quería esto, lo quise desde el momento en que me enteré que eras un
vampiro, desde ese preciso instante. Has hecho bien en transformarme, estábamos
predestinados Edward, era nuestro sino acabar así…juntos
—Oh mi amor, cuanto te quiero –dijo Edward llenándome de
besos pero ¿no tienes sed?, amor es tradición que la primera sangre que bebas
sea la mía, es…nuestra forma de casarnos, debes estar débil y hambrienta
¿quieres hacerlo ahora? –me dijo mordiendo su brazo y acercándolo a mí. Yo lo
tomé sin dudar ni un segundo, la garganta me ardía y aquello prometía ser la
solución para que dejara de hacerlo, de repente noté que nos habían dejado
solos
—¿Dónde están Alice y Rose? –pregunté mientras seguía
bebiendo ese dulce néctar que era su sangre.
—Heidi también las atacó y llego a…morder a Rose…Emmett no
llegó a tiempo de evitarlo, se está transformando en estos momentos, no falta
mucho para que despierte. Está muy cerca de aquí, en otra zona de este mismo
mausoleo pues tiene que cumplir el rito de la boda al igual que tu y yo. Jasper
consiguió dejar a Alice a salvo en su casa no sin antes expresar su opinión de
que vosotras ya fuerais de los nuestros y ella no. Pero no podemos hacerlo, no
sin levantar sospechas, tendrá que esperar al menos un año para transformarse,
irse a la universidad y desaparecer sin más.
—¿Y mis padres?, ¿qué será de mis padres? –dije de pronto
pensando en ellos. Desde que había empezado esta curiosa noche.
—Tendrás que fingir tu muerte amor, meterte en un ataúd y …
fingir…a partir de ahora esa será tu vida cuando Carlisle lo permita y te
mezcles con los humanos…fingir, mentir, no sé si podrás con ello yo…—y al ver
su aflicción me levante del ataúd donde estaba metida a una velocidad increíble
le tome de las solapas de la camisa y le besé , el beso al principio comenzó
como comienzan todos los besos, pero poco a poco fue subiendo de intensidad.
Sin tener en cuenta la nueva fuerza que poseía intente desabrocharle los
botones de la camisa pero lo único que conseguí fue arrancársela literalmente
hablando del cuerpo, a la camisa le siguieron los jeans y los bóxers y él al
mismo tiempo me había despojado de toda mi ropa. Caímos al suelo abrazados el
uno al otro con una fuerza arrolladora y con esa misma fuerza me penetró tan de
golpe y tan profundo que di un respingo de la impresión. No hubo preparación,
no hubo preliminares no los necesitábamos, tan solo hubo fuego, pasión,
lujuria, deseo y amor, nuestros movimientos eran cada vez más rápidos y
fuertes, sus caderas chocaban contra las mías en ese baile eterno que ejecutan
dos cuerpos moviéndose al ritmo del amor. De repente se salió de mí dejándome
con un dolor insoportable pero simplemente me dio la vuelta y sentándome encima
de él con mi espalda pegada a su pecho, me volvió a penetrar de golpe. Ese
ángulo era delicioso, bestial, tan bestial y monstruoso como nosotros mismos lo
éramos. Nuestros jadeos y gemidos se escuchaban en todo el recinto pero a estas
alturas de la historia me importaba un bledo que los vampiros tuvieran un oído
muy fino pues yo no podía parar. Ahora me explicaba porque Edward nunca había
querido hacerme el amor, porque nunca habíamos pasado de un simple beso, lo que
antes creí que era falta de interés ahora veo que era exceso de amor. Un
vampiro ama tan intensamente que sí nos hubiéramos amado así, siendo yo humana,
hubiera acabado con mi vida de un plumazo y no le habría dado tiempo a
transformarme. Cuando Edward sintió que estaba llegando al clímax, volvió a
salir de mí y me dio de nuevo la vuelta dejándome esta vez sentada a horcajadas
frente a él. Me penetró con la misma fuerza de las veces anteriores.
—Muérdeme mi vida, clava tus colmillos en mí al tiempo que
tienes tu orgasmo, es nuestra tradición, nuestro ritual de amor, bebe de mi
sangre y yo beberé de la tuya, tu sangre se mezclará con la mía, y entonces ya
nada podrá separarnos, seremos marido y mujer a la manera de los vampiros –y
así fue como clavando mis dientes en él bebí su dulce néctar al tiempo que el
bebía del mío y juntos llegamos a un orgasmo poderoso, tan bestial y alucinante
que de haber sido humana habría muerto de un colapso.
Nos estuvimos amando toda la noche pero de modo más tierno y
dulce. El besaba mis pechos, lamía mis pezones, bajaba por mi entrepierna hasta
llegar a mi centro y lamía mi clítoris con su lengua, introducía sus dedos en
mi cavidad moviéndolos de un modo tan magistral que me hacía llegar al orgasmo
una vez y otra y cada vez que esto sucedía clavábamos nuestros colmillos en el
cuello del otro y el momento se volvía especial, mágico, único y diferente. Yo
por mi parte le besaba cada parte visible de su cuerpo, el cuello, el pecho, su
vientre y cuando llegaba a su miembro me lo metía en la boca ordeñándolo por
completo haciéndole disfrutar la experiencia de una forma brutal y erótica.
Al día siguiente unos padres desesperados daban su último
adiós a sus dos hijas asesinadas por un extraño animal que aun no habían podido
encontrar. Las lágrimas de mi padre, Charlie Swan, se mezclaban con los gritos
lastimeros de Renée, mi madre, mientras yo peleaba por no levantarme de ese
ataúd y devorar su deliciosa y llamativa sangre que olía como nunca olí nada
igual, una sangre que me llamaba para satisfacer mi inmenso deseo de neófita.
Todo un ejército de vampiros vigilaba cada uno de mis movimientos por si acaso.
Los más cercanos, Emmett y Edward que, al lado de mis padres, fingían
desolación por nuestra muerte.
Un año después, en la noche de Hallowen del 2012 Alice
Brandon sufría un irreparable accidente de coche cuando iba de camino a la
universidad, sus amantísimos padres pedían desesperados una oración por su
alma, al tiempo que ella se unía para siempre a su amado vampiro.
Y como era de esperar, los Vulturi se presentaron con la
excusa de festejar el Hallowen de ese mismo año en que Alice fue convertida.
Tanya, Heidi y María les habían ido con el cuento de que los Cullen les habían
desvelado el secreto a unas humanas y cuál fue su sorpresa cuando al
presentarse allí no encontraron ninguna humana sino a tres hermosas vampiras
compañeras de los siempre solitarios Edward, Emmett y Jasper. Alice les contó
que fue ella la que descubrió el secreto sin que ninguno de los vampiros nos lo
desvelara a pesar de que estaban enamorados de nosotras. Jasper, Edward y Emmett
les dijeron que una vez seguros de nuestros amor y fidelidad pensaban
convertimos para que fuéramos sus compañeras. Aro, Cayo y Marco vieron normal
nuestro actuar y declararon que las únicas traidoras eran las mismas que nos
habían denunciado. Las llamaron a su presencia y en una ceremonia aterradora
fueron quemadas y desmembradas delante de nosotros cumpliendo así su castigo.
Los Vulturi regresaron a su cementerio de Volterra
asegurando que no era tan divertido como el nuestro pues aquí, cuando llegaban
las doce de la noche tanto muertos normales, como vampiros salíamos de nuestras
tumbas y criptas mezclándonos entre nosotros en una fiesta eterna y continúa.
Una cosa falsa de la leyenda que decía que los muertos se levantaban de sus
tumbas, es que éstos no solo lo hacían la noche de Hallowen sino todas las
noches mezclándose como ya digo con los de nuestra especie. La única diferencia
es que los vampiros nos despertamos todos, pero entre los muertos solo lo
hacían aquellos que aun no habían conseguido su boleto al más allá. El
cementerio era una especie de purgatorio para ellos y cando cumplían su condena
se despedían del mundo para subir a las alturas o…descender a los infiernos.
Pero hasta que eso ocurría se mezclaban con nosotros y lo pasábamos realmente
bien, eso sí, era una norma no escrita que nunca pasáramos de la puerta ya que
los vivos no tenían porque saber de nuestra existencia y por lo que a mí
respecta estando al lado de mi Edward el cielo podía esperar una mil,
doscientas y todas las eternidades del mundo.
Y esta es la historia de cómo tres humildes humanas, una que
creía a ciegas en los vampiros y dos de los más escéptico, consiguieron
encontrar aquella noche de Hallowem en el mundo de los no muertos la felicidad
que no encontraban en el de los vivos, una felicidad eterna al lado de los
hombres más maravillosos del mundo, aquella que solo les llega a unos pocos
privilegiados. Han pasado casi dos siglos desde aquello y todavía seguimos
amándonos como el primer día.
PARA LEER OTROS OS PINCHAD AQUI
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario