DISCLAIMER: NINGUNO DE LOS PERSONAJES QUE SALEN EN ESTA HISTORIA ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DE S.MEYER.
LA SEGUNDA PORTADA LA HAN REALIZADO PARA MI LAS CHICAS DE LEMMONADA EXPRES POR GANAR EL PREMIO ESPECIAL CON ESTE FIC CUYO PRIMER CAPITULO ERA UN OS. MUCHAS GRACIAS CHICAS.
Capítulo 2: ¿Mi mujer perfecta?
Edward Pov
Definitivamente me había enamorado,
pensaba con una sonrisa de oreja a oreja puesta en la cara, mientras me dirigía
a esa habitación de hotel que había sido testigo del sexo mas espectacular que
había tenido en mi vida, de la más lujuriosa y asombrosa pasión. Yo normalmente
no era así, necesitaba conocer antes a la persona para intimar de esa forma con
ella, pero su cuerpo me llamaba como una sirena a un marinero y mi cuerpo la
necesitaba como se necesita el agua después de haber estado vagando por el
desierto. Isabella Marie Swan aparte de ser la lujuria echa mujer, era aquella
que yo había estado buscando todo este tiempo, mi mujer perfecta.
Cuando subió a aquel autobús la reconocí de
inmediato y no solo porque me conocía su cara de memoria gracias a la foto que llevaba, sino también porque Alice
ya me había avisado y hablado de esa
torpeza innata en ella y ese poco equilibrio que tenía cuando iba de pie en
algún medio de transporte. Por eso cuando la vi subir, inconscientemente fui directamente
a ayudarla, sonriendo para mis adentros al verla haciendo malabarismos para no caerse.
Alice también me había contado infinidad de anécdotas protagonizadas por ella y
su falta de equilibrio en los autobuses
y en el metro y observé divertido que mi
hermana no exageraba ni un poquito. Entonces me di cuenta, no más que eso, fui totalmente consciente, de que esa
torpeza que en otra mujer me
hubiera parecido exasperante y ridícula
en ella me parecía sexy y encantadora, siempre me lo había parecido y me divertía
mucho cuando Alice me lo relataba.
Realmente había sido una buena idea
tomar la decisión de venir a España.
No podría describir con exactitud lo
que sentí cuando al ir a sujetarla para que no se cayese se había aferrado a
esa parte de mi anatomía que había despertado en el acto, como si su mano fuera un poderoso imán capaz
de poner en estado de alerta mi virilidad. Podría pensarse que su agarre me
había dolido pero, muy lejos de eso, lo que sentí fue mi miembro crecer de
forma espectacular mientras una corriente eléctrica me atravesaba de arriba
abajo.
Definitivamente tendría que agradecerle
a Alice que se hubiera dejado “olvidada por casualidad” aquella foto en mi habitación, foto que al verla había
sido el detonante de todo.
Mi mente vago entonces a los sucesos
acaecidos hacia apenas unos tres días…
Flashback
Como ya venía siendo costumbre desde
hacía unos meses, salí de casa aquella mañana dando un fuerte y gran portazo.
Un día con tanto golpe sería capaz no solo de sacar la puerta de sus goznes,
sino de causar un desastre ecológico en una perfecta imitación de aquella
ardilla famosa de esa serie de películas infantiles que tanto les gustaban a mi
hermana y a mis primas*. Definitivamente mi madre estaba loca y Tanya también y
lo malo del caso es que estaban arrastrando en su locura a todo el que podían.
Llegué a las oficinas del periódico
en un tiempo record, a este paso un día tendría un lamentable encuentro con
otro vehículo, con alguna valla o algún pobre árbol que tuviese la osadía de cruzarse
en mi camino ¿Por qué siempre tenían que ponerse todos los coches, vayas o
árboles en el medio del camino de los pobres conductores malhumorados o con
prisas? Yo generalmente no era así. Tenía un carácter bromista, alegre y
risueño pero también un pronto de mil diablos y mi madre y Tanya eran expertas
en sacar esa faceta de mí carácter.
Cuando llegué a la redacción del periódico, me quedé pasmado al ver que todos me miraban sonrientes y algunos incluso me felicitaban por algo con
una sonrisa socarrona en la cara pero,
¿por qué?, ¿sería el día del tonto? Entré en mi despacho totalmente alucinado, sin
apenas saludar a nadie y me puse a revisar la última crónica que Jacob Black
nuestro reportero destacado en Madrid había mandado. Tenía que darla el visto
bueno para enviarla a edición. Era una
crónica sobre los sucesos acaecidos en Madrid en el día 15 de Mayo con
motivo de unas elecciones autonómicas que se iban a celebrar, pero estaba tan
mal redactada y escrita que más me valdría entrar en google para enterarme mejor. Definitivamente este Jacob era un inútil
escribiendo y recabando datos, tendría que hablar con mi padre sobre la
posibilidad de sustituirle.
De repente, la puerta se abrió dejando paso a Tisifone*, una
de las famosas furias mitológicas, reencarnada en el pequeño cuerpo de mi hermana
Alice. Su pelo moreno y corto, habitualmente con las puntas hacia arriba,
parecía que había sido enchufado a alguna especie de máquina invisible de lo
erizado que lo llevaba, más que la encarnación de Tisifone *parecía Medusa* en
persona. Sus ojos parecían rayos laser que pretendían desintegrarme
y toda ella presagiaba tormenta. Tragué en seco al verla así, ¿qué
diablos le habría hecho?
Por culpa del descomunal susto pegué un
involuntario brinco en mi silla y la taza de café que tenía en la mano se me
derramó yendo a parar directamente a cierta parte de mi anatomía que se
resintió en seguida ya que acostumbraba a tomar ese droga legal y liquida muy caliente. ¿Por qué siempre que
derramas un líquido caliente va a parar
a esa zona? Como si no hubiera más partes en el cuerpo, digo yo.
—¿Que te he hecho ahora hermana? –le
pregunté mientras bailaba una extraña danza ritual muy parecida a la que baila
un brujo de una tribu cualquiera para convocar la lluvia, con una mano puesta en salva sea la parte ,
mientras que con la otra intentaba
alcanzar un trapo para limpiarme. Trapo que, muy “amablemente”, nótese
el sarcasmo, mi hermana me facilitó dándome una mirada de impaciencia por mi extraño
baile, tan penetrante que si hubiera tenido el poder de desintegrar yo ya sería
hombre muerto y chamuscado.
—No será esto verdad –ladró más que
preguntó lanzándome un ejemplar de la edición matutina de nuestro periódico a la cara —mira en las Páginas
de Sociedad…
—cogí el ejemplar como pude ya que
solo tenía una mano, la otra seguía en su postura anterior intentando secarme y
mitigar el escozor y Alice no me ayudaba con su mirada de impaciencia. Puse el periódico encima de la mesa y lo abrí por la
sección que me indicaba, busqué, leí, y Alecto, la segunda de las furias reencarnada esta vez en mi propio
cuerpo, se apoderó de mí. Cogí el teléfono interior y cuando mi padre descolgó, le exigí más que
le pedí que viniera inmediatamente. Salí de
mi despacho seguido
por mi hermana, con una expresión y unas maneras que todo el mundo se quitaba corriendo
de mi camino con esa característica
expresión de: hoy Cullen viene en modo Mr. Hyde.
—Mike
–ladré mas grité al pobre becario que había entrado a trabajar hacia
escasamente una semana –prepara por favor un comunicado de prensa desmintiendo
la noticia que, como ya sabréis, ha sido publicada en la edición de esta mañana
en relación a mi compromiso y próxima boda con Tanya Denali. Quiero que quede
muy claro que es mentira y que no existe tal compromiso y, que por supuesto no
habrá tal boda.
—Si Señor Cullen –me contestó el
chaval y yo rodé los ojos ¿cuántas veces le tendría que decir a todo el mundo
que me llamaran Edward?, por muy hijo
que fuera del dueño del periódico yo quería ser para ellos un compañero más.
Claro que con estas muestras de mal genio, más bien parecía el ogro de las
Judías Mágicas que un chico normal y corriente. Volvía de nuevo a mi despacho
con mi hermana detrás de mí, cuando
me tropecé con Ángela, otra de las becarias, que al verme con esa expresión se asustó. Ella
se echó hacia la izquierda para dejarme pasar pero mira tú por dónde, Alice y
yo tuvimos la misma idea, y así los tres
comenzamos un estúpido y ridículo baile
que nada tenía que envidiar a los que se solían bailar en la Edad Media y así
estuvimos danzando tontamente durante un tiempo que me pareció interminable. Si
nosotros íbamos a la derecha, Ángela nos
seguía, si íbamos hacia la izquierda, ella nos perseguía, seguro que si nos lo
proponemos, esos movimientos tan sincronizados no nos hubieran salido así de
bien.
—A ver, quédate quieta ahí, que ya
pasamos por este otro lado –le dije
impaciente tomándola por los hombros y
siguiendo mi camino a toda velocidad ,
con mi hermana dando saltitos detrás de
mí, costumbre que a veces, y esta era una de esas veces, me mareaba ¿cómo
podría aguantar Jasper todo el tiempo así?
—Papá… —dije sorprendió de encontrarle en mi
despacho. Ni siquiera le había visto llegar
—Buenos días a ti también, ¿qué se te ofrece?,
a juzgar por el escándalo que estás armando ahí fuera debe ser algo muy serio.
Alice que raro verte por aquí, ¿no te echan de menos en tu empresa cariño?
–dijo con su habitual sarcasmo.
—¿Has autorizado
tu esto? –le pregunté señalando el periódico que había dejado encima de mi mesa,
abierto por la pagina donde estaba publicada la insultante nota.
—Tu madre
llamó esta mañana asegurando que estabas totalmente de acuerdo, que lo había hablado ya contigo. Yo no estaba
muy convencido, intente llamarte pero tú como siempre llevas el móvil para hacer
bulto en el bolsillo. Volví a llamar a tu madre para asegurarme y en fin… ya
sabes cómo es Elizabeth.
—Y claro, tú
te lo has creído.
—Ayer por la
noche cuando me llamaron por teléfono parecías de acuerdo con ello y…
—Cuando fuiste
a atender esa llamada, les dije muy claro que yo no estaba de acuerdo en
anunciar nada —le contesté –les advertí muy serio que no se las ocurriera, pero como siempre entre
las dos hicieron lo que les dio la gana. Ella puede que me quiera padre, pero yo no,
es más desprecio a esa mujer, es
fría y calculadora. ¿Qué parte no
entiende aun mi madre por favor? –pregunté desesperado…
—No tienes
por qué preocuparte tanto si es mentira, solo tienes que desmentir la noticia como ya
he oído que vas a hacer, pero por favor no te comas a mis becarios en el
proceso que no tengo más –dijo mi padre como si la cosa no tuviera más
importancia —yo también pienso que es
otra de las muchas locuras de tu madre y de Tanya, y estoy empezando a pensar seriamente en que
esa cercanía con la hija de mi primo no es nada beneficiosa. Pero no juzgues a tu madre hijo, el problema es que ella está preocupada por ti. Alice ya tiene pareja y muy pronto se casará,
tu prima Kate está casada y feliz e Irina muy pronto lo hará. A tu madre le
gustaría que nuestro hijo se casase también y fuera feliz, el asunto es que se ha fijado
en la mujer incorrecta. A mí tampoco me gusta Tanya como esposa para ti y esta
mañana cuando llamó tu madre diciendo que estabas de acuerdo…ya te digo que te
llamé por teléfono pero como siempre tu llevas ese aparato de adorno en el
bolsillo… así que al no obtener respuesta decidí dar la autorización para
publicarlo ya que en realidad no sucede nada, si no es cierto se desmiente y ya
está, problema resuelto. Edward hijo la verdad es que no creo que con tu forma de ser y tu carácter
ella pudiera hacerte feliz. No es mala chica pero…, tienes que aprender a
enfrentarte a tu madre ¿por qué no las demostraste tu desacuerdo ayer en vez de venir a decírmelo a mí?
—Ya te he
dicho que cuando fuiste a contestar al teléfono le deje bien clara mi postura,
pero como siempre ellas no me escucharon. ¿Qué parte de estoy esperando a la
mujer perfecta no entendéis ninguno?
—Bueno —me
contestó Alice ya te embarcaste en la búsqueda de esa mujer perfecta y creo que
has fracasado. Vamos hermanito despierta un poco a la realidad. Ella, es una mujer a la que has idealizado en tu mente, ni
siquiera la conoces, no sabes quien es ni que existe, no es hora ya de que
dejes esa tontería infantil y sientes la cabeza con una mujer de verdad y dejes
de perseguir un sueño. Por supuesto no con Tanya, eso está fuera de discusión pero en el mundo real existen muchas mujeres más
o menos guapas que estoy segura darán el
perfil de esa mujer que buscas, mi amiga de España por…
—Nunca —respondí tajante aunque arrepentido por
haber interrumpido eso que fuera a decir sobre esa amiga que tenía en España,
yo y mi maldito pronto, ahora nunca
sabré que quería decirme sobre ella…—nunca dejaré de buscarla, tengo que... papá,
Alice, se que Ella está ahí fuera, en algún lugar, esperándome.
—Sí hijo sí
–contesto mi padre pacientemente con un tonito que me molestó un poco ya que me
pareció que me estaba dando la razón como se hace con un niño caprichoso o con
un loco—. Mira me parece una locura esa
obsesión por buscar a una mujer idealizada en tu cabeza, pero el caso es que no
estás enamorado de Tanya y no creo que debas embarcarte en un matrimonio
condenado al fracaso desde el primer momento. No hagas caso de tu madre,
Edward, y sigue buscando hijo.
—¿Así tan
fácil? – Le pregunte perplejo por lo que acaba de oír. Pero mama…. —empecé a
decirle
—A esa
déjala de mi cuenta. Edward…
Había tocado
fondo y lo sabía. Pero ni siendo niña
podía soportar a esa mujer. Recuerdo que me encerraba en mi cuarto cuando sabía
que venían solo por no aguantarla e intentaba escabullirme por la ventana de la
habitación trepando por el árbol que tenía cerca. Que le pregunten a mi fémur
lo gracioso que resulta aterrizar de golpe en el suelo porque en ese
momento una rama del árbol decidió que llevaba
mucho tiempo adherida al tronco. Pero por más que trataba de esquivarla, mi
madre siempre me obligaba a salir y estar con ella.
Desde que
cumplí la mayoría de edad, había estado
evitando esa relación y a esa mujer.
Había intentado hasta la saciedad, hacerla entender que para mí ella no era
nada, que no la amaba que ni siquiera me gustaba, pero me ignoraba, siempre me
ignoraba. Soltaba una risita seductora, pasaba una mano por mi pecho y me
decía: “No hay peor ciego que el que no quiere ver cariño”, y se marchaba
dejándome con la palabra en la boca.
Me había pasado casi toda la vida, desde que
tenía uso de razón, buscando a mi mujer
perfecta, a mi complemento. Pero no la había encontrado. Por supuesto Tanya,
que se había autoproclamado sin que yo pudiera evitarlo, como mi novia formal,
ante los medios y la sociedad desde el día de mi graduación hubiera sido un problema. Pero eso no me hubiera impedido luchar contra
cielo y tierra si la hubiera encontrado.
¿Dónde estaría?, ¿dónde estaría aquella
hermosa, maravillosa y seductora mujer sin rostro que mi mente había
idealizado?, ¿sin rostro? me preguntó mi
propio subconsciente que escuchaba atento las explicaciones de Alice sobre esa
amiga española. Vale, vale me contesté a
mi mismo recordando en ese momento esa foto que desde hacía meses llevaba
siempre en mi cartera, aquella que mi hermana había olvidado “por casualidad”
en mi habitación. Lo cierto es que mi subconsciente ya le había puesto rostro a
esa mujer desde ese día, pero mi mente racional se negaba a reconocerlo.
Pero el
motivo de mi actual estado de ánimo, lo tenían los sucesos acaecidos ayer mismo cuando en medio de la cena, a la
que por supuesto Tanya había sido invitada, mi madre me dijo que ya era hora de
sentar la cabeza y formalizar nuestra ficticia relación . Es más me sugirió que
podríamos anunciar nuestro compromiso en
la fiesta que íbamos a dar para celebrar su cumpleaños. Tanya por supuesto
se puso como loca intentando animarme a
hacerlo así que me toco discutir con las dos y al final me fui de casa dando un portazo como ya era
costumbre en mí. Un día de estos las paredes de alrededor de la puerta se resquebrajarían causando el derrumbe total
de la mansión.
Me había
pasado toda la noche en la calle y había vuelto a casa, solo para ducharme, cambiarme
de ropa y escuchar el consabido sermón de mi madre.
— ¿Qué puedo
hacer? –les pregunté desesperado, tenía
que parar a mi madre y a Tanya antes de que siguieran con esta locura, Era
consciente de que estaba persiguiendo un sueño, pero jamás me casaría con una
mujer de la que no estaba enamorado, así tuviera que estar soltero toda la
vida. Yo solo quería casarme con alguien y ese alguien era mi mujer perfecta…
—No será verdad esto que acabo de leer —me
preguntó Megera, la furia que faltaba, reencarnada ahora en el cuerpo de mi tía Esme,
la cual había entrado en mi despacho al
estilo de todas las mujeres de mi familia, sin llamar y como un elefante en una
cacharrería. La miré a la cara y me asusté…
—Tranquila
tía –le dije intentando calmarla — no pienso casarme ni con Tanya ni con nadie
yo...,
—Pues menos mal, por un momento llegué a
pensar que nos ibas a meter a un vampiro chupa fortunas en la familia—. Me respondió con un claro gesto de alivio aunque todavía
había enfado en su voz. Y todos nos echamos a reír destensando un poco el ambiente. Mi tía nunca le ocultaba a nadie su animadversión por
Tanya y eso le había causado muchos problemas con mi madre, su hermana.
—Edward
hijo, ya es hora de que le plantes cara a tu madre –me dijo mi tía con ese tono
maternal que yo adoraba y echaba de menos en mi propia madre –no puedes seguir permitiendo que controle tu
vida de esta manera.
—Ya sé que
nunca me he enfrentado a mamá –empecé a
explicar mirándolos, a los tres, no sé, creo que le debo un respeto y por eso
siempre acabo haciendo lo que dice, o quizás es por miedo, pero alguna vez
tenía que ser la primera y esta vez se ha pasado no solo un pueblo sino un país
entero.
—Hablando de
países —me dijo mi hermana volviendo al tema —como te estaba intentando decir
antes, ¿recuerdas mi viaje a España de la semana pasada? —me preguntó
—Alice no
tengo tiempo para tus acertijos —le contesté con impaciencia pero era una
impaciencia algo fingida pues cada vez que me hablaba de esa amiga suya que
tenía en España, mi subconsciente cobraba vida propia y se rebelaba contra mi
mente obligándola a poner atención a lo
que mi hermana me contaba. Sí, sin lugar a dudas, esa mujer despertaba mi
interés y no solo desde que había visto su cara en esa foto sino desde mucho
antes, no entiendo muy bien por qué, pero lo despertaba, pero mi cabezonería de
buscar a mi mujer perfecta, me impedía
reconocerlo…
—No es ningún acertijo hermanito solo te
estaba diciendo que como ya sabes allí tengo unos buenos amigos que te
acogerían gustosos en su casa una temporada. Creo que te conviene poner tierra
de por medio Edward y mi amiga Bella es…
—Alice la
dije en tono fingidamente cansado pues a pesar de mi indiferencia tenía interés
en lo que me quería decir, pero había que disimular ¿ o no?. —te agradezco el
ofrecimiento pero sabes de sobra que no
me gustan las citas a ciegas, yo…
—No sería
exactamente una cita a ciegas, ni siquiera seria una cita. Edward te he hablado
tanto de ella que la conoces también como yo ya que en cuanto la mencionó dejas
de hacer todo lo que estás haciendo para prestarme atención y no me lo niegues
Edward, no puedes negármelo, puede que
no te des cuenta de que lo haces pero el
caso es que lo haces, yo solo digo que le des una oportunidad, ella es una
buena chica, dulce, cariñosa…
—Alice… —le
corté nervioso y sintiéndome pillado en una travesura ¿es que a esta mujer no
se le escaparía nunca nada?
—Vale, vale,
ya me callo –dijo saliendo del despacho seguida de mi tía y de mi padre. Qué
raro, había claudicado muy pronto, yo esperaba que defendiese un poco mas su
punto de vista y que mi tía le echase un cable, no sé porque pero me sentí un
poco decepcionado con esa rara aptitud.
Cuando me
quede solo, inconscientemente mi mano se fue hacia la cartera donde tenía
guardada su foto. Como siempre, algo se removió dentro de mí y se concentró en
cierta parte de mi anatomía que provoco una estrechez instantánea de mis
pantalones, ¿cómo podía ser posible
que mi cuerpo despertara de esa forma al
ver aquella foto?, sus profundos ojos castaños me llamaban, juro que me
llamaban. Tenía un rostro agradable que derrochaba sexualidad, su cabello era
precioso, su boca… ¿Y si fuera ella mi mujer perfecta?, ¿sería posible que mi
búsqueda hubiera terminado? Y siguiendo un extraño impulso, salí de mi despacho
dando mi consabido portazo provocando que toda la redacción diera un respingo y
a James otro de los becarios se le cayera el café encima del teclado, un hombre
con suerte sí señor. Fui en busca de mi hermana y mi tía que, seguramente,
estaban metidas en el despacho de esta última cotilleando o maquinando algo. Mi
decisión estaba tomada. Me iría a España y averiguaría de una vez por todas que
tenía esa mujer que con solo ver su imagen o escuchar hablar de ella, despertaba en mí todas esas emociones.
—De acuerdo Alice –dije entrando al despacho de mi tía al
más puro estilo Cullen, sin llamar, sobresaltando a las dos conspiradoras que a
saber que estarían tramando ahora pues
no me paso desapercibida la mirada de complicidad que se dieron entre las dos,
pero no tenía tiempo de analizarla –tu ganas hermana, me voy a España —repetía
sin parar mientras cogía el teléfono.
—¿Qué
haces?— preguntó mi tía.
—Llamo al
aeropuerto para que me reserven un vuelo directo a
Madrid. Me voy, voy a seguir tu
consejo, Alice. Solo necesito un plan, Alice, una excusa para presentarme allí
y…
—Ya lo hemos
hecho nosotras— me contestó Alice – El plan es el siguiente. Yo llamo a mi
amiga y la cuento que estás haciendo un reportaje sobre España y sus costumbres
y que necesitas su ayuda, ya sabes, que te guie por la ciudad, que te la
enseñe, en fin y una vez allí lo demás es cosa tuya hermanito…
—Alice, eres
un diablillo perverso, entrometido y… –y
al ver la cara de triunfo que tenían aquellos dos demonios con forma de mujer
lo supe con certeza. Mi hermana no se había olvidado por casualidad aquella
foto en mi habitación y mi tía Esme estaba en el ajo ¿no se suponía que como
adulta debería ser la más seria de las dos? Si hasta mi prima Kate era más
madura que ella. Un momento, ¿mi prima Kate una mujer madura? Bahhh si
seguramente Irina y ella también formarían parte de la operación “ayudemos a Edward a encontrar a su mujer
perfecta”
—Soy Edward
Cullen— ladré más que hablé cuando la pobre mujer encargada de las reservas me
contestó el teléfono y sinceramente me dio un poco de lastima pero es que
estaba muy alterado —quiero reservar si es posible un vuelo directo a Madrid
para mañana por la mañana o para hoy por
la tarde. Sí, si Madrid en España, respondí impaciente…
—Un momento
Sr. Cullen— dijo la pobre muchacha bastante atemorizada.
—Esme —dijo
Carlisle entrando en ese momento al despacho de mi tía— este articulo que me has dejado es fenomenal, quiero que lo
publiques inmediatamente y… Edward hijo ¿qué haces aquí? voy a tener que
ordenar que trasladen el despacho a la oficina de tu tía y lo mismo para ti Alice
a lo mejor en tu empresa no les importa que diseñes desde aquí. Perdón, se me
olvidaba, tu eres la dueña y claro uno de los privilegios de la dueña es estar
conspirando en el despacho de su tía en vez de estar diseñando en el suyo
propio.
— Viajaré a
Madrid— le dije sin vacilar ignorando su sarcasmo –La he encontrado padre, es
Ella, la mujer que he estado buscando, esa mujer que según vosotros no existía,
pues ¿ves como si existe? Es Ella padre y me voy…
—Para para hijo que me estas mareando ¿de qué mujer
hablas?
—Bella –le
dije armándome de paciencia –la amiga de Alice. Ella es Ella, es la mujer que he estado buscando.
—Definitivamente
hijo estás como una cabra, pero si es tu voluntad vete a buscar a esa Bella que
según tú es Ella –me contestó un poco
confundido por el extraño juego de palabras.
—Edward —dijo
mi hermana apuntándome con el dedo en el pecho y con la determinación escrita en la cara — es mi mejor amiga, es
una muchacha muy frágil y dulce, te advierto que como la hagas daño yo….
—¿Tu qué…?—
la mire alzando una ceja —Alice ¿por qué primero me la pones hasta en la sopa y
luego me dices esto?
—Porque te
veo muy decidido y aunque la verdad esperaba que actuaras así, yo… bueno tengo
un poco de miedo a que no resulte, a que luego cuando la conozcas te
desengañes. Edward no es la primera vez que te has lanzado en picado y luego….
—Alice, no
la haré daño, te lo juro, voy la conozco y conforme lo que sienta al verla
actúo ¿oK?
—Vale –me
dijo mas animada.
—¿Sí? – le
conteste a la pobre mujer del teléfono intentando poner una voz más amable
–para esta tarde a las siete. Ok gracias señorita, resérvelos por favor, le
dicto mis datos. Me voy a casa a hacer
mi equipaje –les dije una vez que hube
colgado el teléfono-. Tía Esme, ¿querrás hacer el favor de revisar por mí la
crónica de Black? Y… Papá mientras estoy en Madrid aprovecharé para hacer un
reportaje sobre no se qué tema, que te lo cuenten Alice o la tía que están más
enteradas que yo… —dije mirándolas con gesto acusador.
—¿A dónde
piensas ir?— dijo una conocida y estridente voz chillona con el pomo de la puerta
del despacho en la mano. Oh no, lo que me faltaba Cruela de Vil en persona…
—Me voy a
España por un asunto particular —le contesté mirándola a la cara un segundo, un
solo segundo y solo eso me bastó para pegar un respingo del susto. Iba tan
maquillada y pintada que no podía ni gesticular porque si lo hacía seguro que
le resquebrajaría la cara, parecía un
cuadro impresionista o de esos
abstractos que es difícil de interpretar hasta para el mismo artista, la puerta de un prostíbulo barato lucia
mejor que ella ¡por dios, si solo la faltaba un cartel con el precio!, ¿es que
Carmen o Eleazar no la veían salir de casa? A este paso se le caería la cara a
trozos antes de cumplir los treinta. Y la ropa que llevaba puesta, ufff mejor
no hablar del modelito, no sabía yo que cierto tipo de colores combinasen
tan…sumamente mal.
— Pero…la
fiesta de cumpleaños de tu madre...el anuncio de nuestro compromiso.
—Tanya —le
dije armándome de paciencia e intentando no reírme cada vez que miraba su “decorada cara” y su espantosa ropa,
mi hermana y mi tía estaban destripándose de la risa con la cabeza apoyada la
una en la otra de rodillas en el suelo
simulando que buscaban algo que supuestamente se les había caído. Esas dos no
perdían la oportunidad desde luego. Pero lo mas gracioso era ver a mi padre
escondido tras unos papeles que tenía en la mano y con unos curiosos espasmos sacudiéndole el
cuerpo —no habrá anuncio de nuestro
compromiso. Yo mismo he mandado que desmientan la noticia ¿cuántas veces te
tendré que decir que yo no te quiero, que no quiero tener un futuro contigo?
—Eso lo
dices con la boca pequeña Eddie —dijo acercándose a mí peligrosamente. Yo me
aparte como si fuera la peste dándome con el pico de la mesa en ese famoso
sitio en donde según se decía la espalda pierde su nombre, como siempre ¿es que
no había más lugares en el cuerpo?
—Tengo que
ir a hacer la maleta a mi casa lo siento Tanya. Y salí de ese despacho
dejándola con la palabra en la boca y a la merced de esas dos furias mitológicas
reencarnadas en mi tía y hermana y con mi pobre padre lidiando con las tres.
—Jessica
–cancela todos mis compromisos por tiempo indefinido –le dije a mi secretaria
rodando los ojos de impaciencia ante la forma en que me miraba, como esta mujer
siguiera así me iba a desgastar. Cuando volviera de España tendría que pedirle
a mi tía que me la cambiara por Lauren… no, mejor no, mala idea Cullen, muy
mala idea.
Entré en mi
despacho y me lo encontré invadido por mi hermana que hablaba con alguien al
teléfono ¿cómo se las había ingeniado para llegar antes que yo? ya sabía que la
presencia de Tanya la hacía salir corriendo de donde estuviese pero ¿tan
rápido? joder, ni que fuera un vampiro.
— Si quiero
reservar una suite por favor a nombre de Edward Cullen —la mire con
agradecimiento —ni siquiera se me había ocurrido pensar en eso…
— Hay
hermanito…si no fuera por mí. Llamaré a Bella desde mi despacho esta tarde para
quedar con ella luego te doy los detalles. Es mejor que de momento te alojes en
un hotel, luego si las cosas salen bien… estoy segura de que mi amiga en
persona te ofrecerá su casa. Y márchate ya Edward o perderás el vuelo –le di un
beso de despedida en la cara y salí de ese despacho como alma que lleva al
diablo, es decir, corriendo para evitar que la Mujer Pintada me interceptara de
nuevo ya que no sabía su ubicación exacta dentro de la empresa.
Cuando entré
por la puerta de la gran Mansión Cullen, todo estaba en silencio. Genial,
posiblemente mi madre estaría de compras pero como si hubiera mentado al diablo…
—Tu padre me
ha contado que te vas a España en un viaje de negocios, ¿es que no puedes esperar a que pase mi
fiesta de cumpleaños?— me dijo sin siquiera saludar nada más abrir la puerta.
—No madre
–le contesté intentando no discutir de nuevo —no puedo esperar el trabajo no
entiende de ciertas cosas.
—Pero Edward
es el anuncio de tu compromiso tienes que estar ahí…es importante—me dijo
autoritaria.
—Ya desmentí
esa noticia –le dije retrocediendo involuntariamente ante la mirada de furia
que me echó, pero esta vez no iba a amilanarme—, ¿qué parte de no hay ningún
compromiso que anunciar no has entendido madre? NO ME QUIERO CASAR, NO AMO A
TANYA —le dije enfatizando las dos frases
—¿te queda claro?
—¡Estás
loco!— me chilló— no puedes hacer eso. Todo el mundo sabe ya que lo vamos a
anunciar— ante semejante confesión me la quedé mirando con una ferocidad
increíble, ¿cómo se había atrevido?, ¿qué no tenía suficiente con anunciarlo en
el periódico?— pero no se amilanó ante mi expresión—. ¿Tú sabes en la posición que vas a dejar a la
pobre chica si lo haces? Edward la prensa la despellejara a ella y toda la
familia se verá implicada. Tienes que cumplir Edward y no hay más que hablar.
— En primer
lugar—le respondí furioso —¿cumplir con
qué?, ¿con un compromiso que yo no he
buscado? Ya estoy harto madre de hacer siempre lo que te dé la gana a ti. Y en segundo lugar, no la quiero madre, no
estoy enamorado de ella ¿entiendes?
—Bueno yo tampoco
de tu padre cuando me casé ¿y eso que importa? es un matrimonio que beneficiara
a las dos familias —dijo con una frialdad que helaba hasta al propio frío.
—¿Beneficiar?—le
pregunté —solo te preocupa eso ¿no es así? el beneficio. No te importa si tu
hijo es feliz o no, nunca te hemos importado ni Alice ni yo. Solo te importa
una persona y esa es Elizabeth Cullen. A veces me pregunto porque mi padre te
eligió a ti en vez de a la tía. Pero tras lo que acabo de escuchar ahora me
explico porque papá es tan desdichado e
infeliz. Un matrimonio sin amor solo
trae desgracias madre, no estoy dispuesto a vivir una vida fría, artificial,
sin sentido, como la tuya y la de mi padre.
— Edward —dijo
mi madre suavizando el tono—, ahora sí
que me daba verdadero miedo —aprenderás a quererla cariño, eso viene con el
tiempo. Tanya es una buenísima mujer y un gran partido su familia…
—Tanya es
una arpía sin corazón que solo busca mi
dinero madre —la chillé de una forma brutal. Nunca había hablado a mi madre
así, sabía que quizás la estaba faltando al respeto pero me daba igual.
Le dejé
hablar sin hacerla caso y me puse a hacer las maletas, metiendo en ella casi
toda mi ropa. No sabía por cuánto tiempo iba a estar allí, así que
prácticamente estaba dejando vacío mi armario. Sí, sí, respondí mentalmente a una
imaginaria Alice ya sé que en España hay uno centros comerciales buenísimos
pero no todos somos unos obsesos de las compras como tú.
Salí por
la puerta cerrándola de un golpe y
dejando a mi madre con la palabra en la
boca. Ya haría tiempo en el aeropuerto, cualquier cosa era mejor que estar en
esa casa, aguantando a esa mujer que se llama mi madre ufff suspiré repitiendo
mi pregunta mental, ¿por qué mi padre no
se casaría con Esme? A veces cuando se miraban entre ellos me daba la impresión
que…
Fin del flashback
Me levanté
de la cama, desechando por un momento esos recuerdos y entré en el baño a
refrescarme un poco. Cuando salí, encendí
mi portátil y conecte mi cámara para poder ver esas fotos que la había
sacado aquella mañana sin que se diera
cuenta junto a una Diosa de piedra que
había perdido su estatus de diosa al lado de aquella mujer. ¡Dios! Era preciosa toda ella.
Me tumbé en la cama con el portátil
apoyado en el pecho y las rotas bragas que le había robado en la mano, y no
pude evitar que mi miembro empezara a crecer de improviso despertando a la vida
¿es que aun no había tenido bastante? pensaba mientras inconscientemente me
desabrochada la cremallera del pantalón para liberar mi excitada erección.
Empecé a tocarme con una mano mientras
que con la otra sostenía sus bragas que
llevé directamente a mi nariz aspirando su olor a sexo y a mujer. Mi mano
comenzó a masajear mi miembro sin soltar
esa prenda que, simplemente, olía a ella, deteniéndose en mi glande,
pellizcándolo, mientras con los ojos
cerrados soñaba que Bella estaba sobre mí, que se frotaba contra mí que
era ella la que me masturbaba de esa
forma tan exquisita. Me imaginé su lengua lujuriosa paseándose arriba y debajo de mi erección,
chupándola, degustándola. Aceleré mis movimientos pensando en esa boca que
había estado besando durante toda la tarde, en esos labios demandantes de atención, ese sexo
en el cual me hundí una vez y otra. Al darme cuenta de que estaba a punto de
llegar volví a acelerar el ritmo de
nuevo sin dejar de aspirar ese olor tan excitante que desprendía esas bragas, y
con unas cuantas sacudidas más, un
potente orgasmo me azotó ¿cómo era posible?, ¿cómo simplemente pensando en
ella…? Definitivamente Isabella Marie Swan era la lujuria echa mujer. Una
lujuria que quería solo para mi, jamás permitiría que nadie mas probara el
placer que era estar hundido del todo en su cuerpo, en sus pechos, en ella.
Después de salir de la ducha para
limpiar el desastre, me volví a tumbar en la cama y mirando una de las fotos,
mi preferida, me puse a pensar en todos
los problemas que se me planteaban. El
primero ¿sentiría ella lo mismo que yo? , segundo ¿cómo haríamos para mantener una
relación a distancia? y, tercero, ¿cómo lidiaría con mi madre y con Tanya? La
solución al segundo y tercer dilema
estaba clara, si era necesario me quedaría en España con ella para siempre. Yo
era el hijo del dueño del periódico ¿no? ya trabajaría desde aquí. Su majestad internet
funcionaba muy bien para eso y sino ya encontraría aquí un trabajo como periodista. Ya sé que el trabajo es un
bien muy difícil de encontrar, pero…siendo quien era yo…, no me gustaba
aprovecharme de mi apellido pero si era necesario lo haría. O mejor aún, ¿no
estaba valorando yo hacía dos días la posibilidad
de sustituir a Black como reportero en Madrid?, ¿pues que mejor sustituto que
yo?
Aunque de momento y por mucho que lo
retrasara, no tendría más remedio que
volver tarde o temprano, aunque solo fueran unos días, para poder poner allí
todos mis asuntos en orden y ese simple pensamiento me hacía sentir vacío, muy
vacío. Así que si era posible lo retrasaría todo lo que pudiera, había metido
toda mi ropa en la maleta ¿no? Señal de que no pensaba volver en una larga
temporada.
Pero lo primero de todo era
sincerarme con ella y decirle la verdad y eso lo pensaba hacer al día siguiente.
No quiero separarme de ti Bella Swan, no quiero perderte, no quiero tener
que marcharme y que esto termine, quiero quedarme contigo o que tú vengas
conmigo, pensaba para
mí mientras un confortable sueño en el que Bella reinaba como dueña y señora de
él, me invadía. Perfecto cuanto antes me
durmiera antes llegaría el siguiente día y de nuevo podría estar con ella.
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