DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen. Son propiedad exclusiva de la magnifica S. Meyer. Solo el personajes de Gaby es de mi inveción.
Capitulo 37: Epílogo
Parte 1: Golpe del
destino
Cuatro años después
Pov Bella
El tiempo
había pasado muy deprisa como siempre sucede cuando eres feliz. La convivencia
al lado de mi marido cada vez era más satisfactoria y placentera. Nos amábamos
más cada día que pasaba y eso se reflejaba en nuestros actos y gestos. Y ahora
que Alice pequeña como la habían bautizado, tenía cuatro años, nos habíamos
embarcado en la búsqueda de un varón Masen, mi pequeño príncipe. Pero el
destino se empeñaba en darme solo hijas y muy bienvenidas por cierto, así con
esa excusa podría seguir buscándolo del modo más placentero, una vez
transcurrido el tiempo reglamentario claro está, ya que estaba nuevamente
embarazada de tres meses.
Rose se
había quedado embarazada de nuevo a los pocos meses de nacer Isabella y había
tenido una preciosa niña a la que había llamado Rosalie en honor a su madre, el
problema era…el problema. Lo que Gaby y mis sobrinos habían dicho aquella
famosa tarde de hace cuatro años en el hospital se había cumplido, pero ellos
lo habían sabido solucionar a su manera, de la forma más fácil… bueno… fácil…
para ellos.
Lo más gracioso del caso era lo que se
inventaban los niños que se habían hecho amigos de mi hija y ahijada, para diferenciarlas de nosotras. Cuando los niños a esas edades
se enfrentaban a un problema no paraban hasta dar con la solución y esta no
había sido la excepción y de la noche a la mañana habían dado con la resolución
magistral, y tan magistral que debía de
ser ya que los amigos de Tony, Peter y Gaby también se adhirieron al club. Así
que para mis sobrinos yo era tita, para mi hija, mami pero para los demás
niños era doctora mamá Alice. Mi amiga
directamente para todos, menos para mi hija que la seguía llamando tita, había
pasado a ser doctora mamá Bella. Lo más curioso es que esto se había extendido a nuestros maridos y Jasper
era doctor papa Bella y Edward agente papa Alice, en fin… cosas de niños tan
complicadas que hacía mucho tiempo que yo había desistido de entenderlo ya que
posiblemente tendría que hacer una nueva carrera para ello y no estaba por la
labor.
Rose había
tenido más suerte ya que para todos los niños ella era profe, aunque no le daba
clases ni a la mitad, y su hija
simplemente Rose, sin embargo al pobre Emmett le habían bautizado como agente
papá Rose al igual que a los demás.
Pero en algo tenían razón ya que cuando Esme o mi madre hablaban de sus
nietas, con las que estaban embelesadas, o las
llamaban por su nombre nosotras alzábamos la cabeza instantáneamente. Así
que, cuando estábamos en familia, mis
sobrinos y mi hija mayor habían resuelto que
mi hija Alice era Alice la pequeña, Bella mi ahijada, era Bella la
pequeña y Rosalie, mi sobrina, Rosie la
pequeña…como ya digo…cosas de niños, pero que a los mayores nos vienen bien de
vez en cuando, ¡qué narices! Pero el
asunto es que a veces resultaba todo un galimatías extraño que solo ellos
entendían.
Kate y
Garrett también habían tenido un precioso niño, Marquitos, como le
habían bautizado ya os imagináis quien y
que hacia las delicias de Marco y Dydime, y Kate ahora estaba embarazada
de nuevo.
Esme y
Carlisle seguían junto a nosotros y ya casi los considerábamos de la familia,
bueno, yo siempre los consideré. Para mi hijas, tanto Gaby como Alice,
Esme era abu Esme, lo que hacía sonreír siempre a la buena mujer.
Rose por fin
había realizado su sueño y la casa que antes había sido de sus padres, se
convirtió en un sitio para que los jóvenes y no tan jóvenes con trastornos
alimenticios pudieran ser reeducados y curados totalmente. El lugar se había hecho famoso y a
él acudían madres y padres desesperados en busca de la ayuda que nosotros les
pudiéramos dar. A nuestro proyecto se habían unido mucha gente, tanto de Forks
como de fuera del pueblo y teníamos muchos benefactores y casi todos mis
compañeros del hospital colaboraban en su tiempo libre. La casa inicial había
sido ampliada construyendo una adyacente a su lado, ya que los terrenos daban
para eso y más. Por supuesto, nuestra
revista seguía en marcha con el mismo espíritu y objetivos de siempre y desde
ella también aportábamos nuestro granito de arena para intentar erradicar tan horrenda enfermedad.
Uno de los momentos más bonitos que recuerdo es cuando mi amigo, aquel
diseñador que me había regalado varios vestidos, vino a Forks con modelos
normalitas y algunas hasta pasadas de peso para hacer un pase privado de sus
vestidos en la casa hogar como así la llamábamos. Mi amigo también obligo a participar a las
chicas en ese desfile y, según sus
propias palabras, modelaron sus vestidos
con más gracia y dignidad que cualquier modelo experimentada. La alegría de las
chicas fue tan indescriptible como la inyección de ánimo que mi amigo las dio
solo con su gesto.
El pueblo
había crecido en estos años, y nuestros trabajos se habían visto afectados,
pero era nuestro sueño y lo desempeñábamos felices.
También
habíamos asistido a varias bodas, Jacob
y Nessie y Jared y Kim se casaron hace ya dos años, en una ceremonia conjunta en la iglesia de
Forks, la misma iglesia que había unido nuestras vidas por dos veces. Meses más
tarde lo hacían Quil y Claire para lo
cual habíamos tenido que viajar a Washington donde se habían instalado, aunque
a pesar de la lejanía seguimos en contacto y viéndonos siempre que podemos. Y
al mes siguiente lo hicieron Rachel y Paul quienes vivían en Port Ángeles muy
cerca de Billy y de Rebeca que en estos años se había convertido en una muy
buen amiga de todos, pero sobre todo de Esme y de Renée con las que compartía
muchas tardes.
Emily y Sam eran
padres de dos preciosos gemelos y
seguían viviendo en Jacksonville, al igual que Embry, Colin, Brady y el
resto de los agentes que habían protegido nuestras vidas. Dicen que las
situaciones extremas unen a las personas y eso había pasado con nosotros ya
que a pesar de la lejanía seguimos
conservando una buena amistad y vienen a vernos siempre que pueden. Pero eran
ellos los que venían al pueblo ya que, a
pesar de la insistencia de Ángela en que sería bueno para todos, no habíamos
vuelto a ese lugar.
Nessie y
Jacob también estaban esperando a su primer hijo, era un varón y le ibaN a poner de nombre Philp, y Kim estaba embarazada de tres meses. Solo
faltaban Claire ya que Rachel, debido a aquella herida tan grave se había
quedado imposibilitada para concebir y había adoptado un precioso bebé del que
se había encariñado nada más verlo y
Marco les había ayudado con la adopción. La vida no siempre es un camino de
rosas, te da una de cal y otra de arena. Todavía recuerdo la desesperación de
Rachel cuando se lo dije pero una vez superado el dolor inicial, supo
levantarse y seguir.
Ángela y Ben
no habían tenido más descendencia pero andaban buscando a su pequeño Ben como
decía Ángela.
Y qué decir
de mi Gaby, ya tenía diez años y junto a su amiga Maggie se habían convertido
en todas unas señoritas bastante asediadas por algunos de los niños por cierto,
lo que ocasionaba los gruñidos y maldiciones de Ben y Edward y los enfados de
mis sobrinos y Seth que se creían con más derecho porque ellos las habían visto antes… en fin…
Mis sobrinos
también se habían convertido en todos unos hombrecitos que cumplían a la
perfección, junto con Seth la misión de
custodiar y proteger de “elementos indeseados” a Maggie, a Gaby y a
Charlotte que se había incorporado al
grupo hacia unos dos años y con cuyos padres teníamos una gran amistad ya que
su hermana mayor era una de nuestras pacientes en la Casa Hogar. Ni que decir
tiene que su padre también se había unido al club de protección. ¡Dichosos
hombres, que tontos podrían llegar a ser, si ellos supieran…! En fin… cosas de
niños grandes tan poco entendibles como las de los pequeños, supongo que tarde
o temprano se acabarían enterando, asimilando y aceptando…
No habíamos
vuelto a saber nada de las dos Vulturi que aún quedaban con vida, aparte de Marco y Dydime por supuesto,
supongo que seguirían cumpliendo condena,
pero ni falta que nos hacía el mundo estaba mejor sin ellas.
Por lo demás podría decir que nuestras vidas eran
maravillosas y plenas. Dicen que lo importante en esta vida no es no caer, sino
saber levantarte y seguir y eso habíamos hecho nosotros juntos y de la mano, apoyándonos el uno en el otro en los momentos
difíciles y disfrutando de los buenos. Atrás habían quedado los malos momentos,
la angustia de la separación, el dolor de la pérdida y ahora enfrentábamos la
vida con nuevos proyectos y nuevas ilusiones, unidos, como siempre tuvimos que
estar y junto a nuestra familia que era lo más preciado que teníamos. Ir a jugar al parque con nuestras hijas, las
sesiones de películas en casa, los juegos,
los desayunos en familia, o salir con ellas de excursión o al cine eran
momentos que atesorábamos en nuestros corazones y aquel marco de fotos que una vez Edward me
regaló, estaba tan lleno que se había hecho necesario comprar otro.
Cuando mi
hija Alice se enteró de que su padre le había compuesto una nana a Gaby se
empeñó en que le compusiera a ella una también y después había venido
Bella con la misma petición, argumentado que era su padrino y claro
Rosalie no se había quedado atrás, no
en vano también éramos sus tíos además
de sus padrinos y Rose lo iba a ser de Renée,
la nueva bebé que llevaba en mi vientre, así que Edward se había
convertido en el compositor oficial de nanas de la familia. Ahora era habitual
oírle tocar el piano con sus dos hijas, su ahijada y su sobrina, sentadas al lado o encima de
él. Me encantaba verle interactuar con
sus hijas y saber que era feliz junto a nosotras. Saber que éramos todo para él, su mundo, su
vida… su todo, al igual que él lo era para nosotras.
Se podía
decir que todo por fin nos sonreía…
Pero como siempre ocurre en la familia Masen/Swan algo tenía que pasar que pondría de nuevo
nuestra vida patas arriba, pero esta vez para mejorarla y enriquecerla...
Era un día de
lo más tranquilo en el hospital, pero todos sabíamos muy bien que esa relativa
calma no podía durar mucho tiempo y…así fue. De repente y ante mis narices una
mujer ensangrentada de arriba abajo apareció por la puerta de Urgencias
sobresaltándonos por completo. La cogimos en una camilla y después de hacer el
reconocimiento pertinente nos dimos cuenta de que acababa de parir pero, ¿dónde estaba el niño? Llamé a mi padre, a mi
marido y a Nahuel ya que como fuerzas
vivas del pueblo les correspondía lanzar la consiguiente alerta en seguida para que buscaran a la criatura por todos los
lados, ya que la madre estaba como en shock, no hablaba ni decía nada. De
repente, entró en parada y nos fue imposible reanimarla, pero antes de morir me
tomó la mano, me miró a los ojos y me dijo.
—Doctora por favor, encuentre a mi
hijo…cuídelo por mí… —y exhaló su último suspiro
—Bella – Oí
como Edward me llamaba entrando por la puerta—, ¿qué diablos ha pasado?— y rodé
los ojos resignada ¡hay este hombre! Siempre tan sobreprotector seguro que
venía pensando que algo nos había ocurrido a mi o a la bebé.
—No lo sé
Edward, pero si sé que hay un recién nacido por ahí perdido que si no recibe la
atención inmediata morirá de frío y
hambre y yo no puedo estar esperando más, así que ¿me acompañas?
Por la radio
de la patrulla oí como informaban de un accidente que se había producido en la carretera de entrada
al pueblo. El coche había volcado y se le veía muy mal, de hecho lo
descubrieron porque estaban buscando al niño. Los agentes en una primera
revisión descubrieron que dentro del coche había sangre, pero no se veían
victimas alrededor, así que nos dirigimos allí a ver si podíamos sacar algo en
claro de todo este misterio. Cuando
llegamos vimos que efectivamente el interior del coche estaba lleno de sangre
pero no había nadie. Encontré restos de placenta entre la sangre por lo que
estaba más que claro que el parto había tenido lugar allí, pero, ¿dónde estaba
el crío? Después de un buen rato buscando por los alrededores, un débil llanto se oyó entre los arbustos, me
acerqué a ellos y ahí estaba escondido, lo que dificultaba su localización, frío,
inmóvil, casi sin vida.
—Por favor
llamad al hospital, decid que lo he
encontrado y que necesito un neonatólogo y una incubadora ¡YA!
Mientras
esperaba a mis compañeros, le practiqué como pude la respiración artificial,
Edward y Emmett me miraban asombrados pues se le veía tan pequeño que no
parecía posible que yo le pudiera estar haciendo eso, pero estaba intentando
ganar tiempo para el pequeño hasta que llegara el especialista quien llegó en
seguida junto a Jasper que traía la incubadora… Una vez que mi compañero
consiguió estabilizarle un poquito nos lo llevamos al hospital. No me podía
quitar de la cabeza las palabras de esa mujer, de su petición…
Como es
natural, tuvimos que llamar a los servicios sociales para que se hicieran cargo
pues no tenía ningún familiar conocido. Edward, Emmett y mi padre junto a los
compañeros de Port Ángeles estaban intentando averiguar lo sucedido. Parecía ser
que la madre había salido huyendo de alguien o de algo y tuvo al niño en medio
de alguna carretera abandonada. Buscando que alguien la atendiera, puso en marcha el coche para intentar llegar
hasta nosotros, pero cegada por la natural pérdida de sangre y el cansancio del
parto, había terminado en aquella cuneta oculta por los arboles. No teñíamos ni
idea de porque el niño terminó donde estaba. Si hubiera salido despedido del
coche, presentaría algún trauma o contusión, pero nada, solo estaba deshidratado
y muerto de frío. Todo apuntaba a que la
madre lo había escondido allí de algo o de alguien. No me lo podía quitar de la
cabeza ¿por qué querría abandonarle? , y si quería abandonarle ¿por qué pedirme
que le cuidara? No entendía nada, solo sabía que entre ese niño y yo se había
establecido una especie de vínculo especial y me pasaba las horas de descanso
mirando por la ventana de la sala de neonatos. A veces entraba, le cogía en brazos, le alimentaba y le acunaba. Edward me encontró así en más
de una ocasión. A los pocos días de hacer este ritual me di cuenta de que
quería adoptarlo pero una adopción era complicadísima, debía haber una larga
lista de personas más adecuadas para un
bebé.
Gaby y Alice
venía a veces a verme junto con sus primos y su niñera, una de las primeras pacientes que tuvo la
Casa Hogar y a la que le habíamos dado la oportunidad de ser útil, algo
que necesitaba, lo cierto es que Rose, Alice y yo confiábamos mucho en ella. Mis hijas se
quedaban mirando al niño embobadas a través del cristal de la ventana.
Pareciera que se hubieran encariñado con él, eso me hacia desearlo más…
Fiel a
nuestro pacto de no ocultarnos nada, había hablado con Edward sobre la
posibilidad de adoptarlo y él se mostró conformé, no en vano me dijo, él también era adoptado y no podía estarle
más agradecido a los Swan, ¿que hubiera sido de él sino? Rose y el resto de la
familia nos apoyaban. Por supuesto hablamos también con Gaby y con Alice pero sobre todo con Gaby que ya
era mayor para comprender. Ambas se
mostraron muy complacidas pues según
ellas abu Renée les había dicho que tener hermanos varones era muy
divertido y útil en muchas ocasiones, además le habíamos contando a Gaby
nuestra historia, omitiendo y suavizando los detalles escabrosos claro está, pues creíamos que con diez años ya era lo
suficiente mayor para comprenderla, y
decía que nosotros teníamos que hacer por ese niño, lo mismo que los abus
habían hecho por papá. Así que nos decidimos y echamos los trámites para la
adopción, aunque sabíamos que iba a ser una ardua batalla y que teníamos muchas
posibilidades de perder.
Hoy era un
día particularmente triste. Hoy se lo llevarían, el niño estaba bien, no había
motivo para retenerlo en el hospital más tiempo y hasta que un juez dijera si
podíamos quedárnoslo o no, tendría que ir a una casa de acogida. Edward me pilló con él en brazos y llorando, era mi
particular despedida…
—Bella mi
amor, ¿qué tienes?... —me dijo
cogiéndome de la cintura y acunándome del mismo modo que yo acunaba al niño.
—Solo me
despido de él, no hay problema.
—Sí, sí lo hay
Bella te has encariñado con él, quieres quedártelo y piensas que vas a perder,
te has dejado vencer antes de presentar batalla amor.
—No es eso
Edward es que nosotros ya tenemos una familia, estoy embarazada y con nuestro pasado a lo mejor el juez
considera que tenemos mucha carga emocional por delante y que es mejor que esté
con otros padres.
—Seguro que no
lo querrían tanto como nosotros, eso tenlo por seguro y además contamos con la
ayuda de Marco.
—Sí, eso me da
una especie de esperanza…
—La esperanza
es lo último que se pierde amor, ¿cómo
crees que sobreviví yo a todos estos años sin ti? Con esperanza de que todo
acabara algún día, no era consciente de ello pero tenía esperanza… Como dice
Esme, ya verás como todo sale bien… De hecho estoy seguro que van a salir
fenomenal ¿me dejas coger al niño por favor? Y...mientras…échale un vistazo a
estos papeles ¿quieres?
Le pasé al niño dándole al mismo tiempo una mirada
interrogante. Cogí los papeles y cuando los leí, me quedé sin habla…
—Solo tienes
que firmar mi amor, y nos lo podemos llevar ahora mismo a casa
—Pe…pe…ero ¿cómo
lo has conseguido?
—Cielo, soy
policía, yo también tengo mis influencias. Llamé a un amigo que trabaja en
Servicios Sociales y él me ayudó.
—Sabes ya que
te adoro— le dije conmovida echándome a sus brazos.
—Sí… pero no me
importaría que me lo repitieras.
—Bueno pues te
adoro. Edward ¿te das cuenta de que vamos a estar una buena temporada cambiando
pañales a diestro y siniestro y atendiendo a nuestras hijas a las que no debemos descuidar?, nuestra vida en pareja
se puede resentir y yo…
—Mi vida en
pareja contigo jamás se resentirá porque
te quiero muchísimo para consentirlo, eres mi razón de ser, estoy más
que preparado para vivir esta nueva aventura siempre y cuando la viva junto a
ti, así que tranquila cielo porque el gran amor que nos tenemos es capaz de
superar todos los obstáculos, es un amor verdadero que va más allá de todo y de todos, creo que ya
lo hemos demostrado en el pasado. Sé que
encontraremos la ocasión para amarnos, para estar solos, para disfrutar el uno
del otro, el que la quiere la encuentra ¿no? Y además, si hemos soportado…lo
que hemos soportado, ¿crees acaso que no vamos a poder con esto?
—Con esto y con
mucho más mientras tu estés a mi lado… — le dije dándole un beso en los labios,
corto por el sitio en el que estábamos pero en el que iba implícito todo el
agradecimiento que sentía hacia él ahora
mismo y todo el amor que le profesaba. Le había dado una oportunidad para
recuperar mi amor y no solo no la había desperdiciado sino que me había
compensado por toda la amargura y el dolor de los años pasados sin él. Hacía
años que le había perdonado y no me arrepentía.
—Toma amor,
envuélvelo aquí — me dijo dándome una mantita que reconocí e inmediato—. Renée
me la dio, ¿te acuerdas de ella…?
—Como no
acordarme si iba con ella a todas partes, Emmett en broma me llamaba mala
imitación de Carlitos…
—Sí, recuerdo
el día en el que te encontré durmiendo al lado de la nevera envuelta en ella…
—Tenía sed —me
defendí— y luego me dio miedo volver sola…
—Me lo hubieras
dicho y habría bajado contigo mi amor…
—Estabas tan
mono dormido que me dio pena despertarte…
Los dos nos
echamos a reír recordando esta pequeña anécdota de nuestro pasado al tiempo que
envolvíamos al niño en una manta.
—¿Cómo le vamos
a llamar?— me preguntó.
—Bueno…—
contesté —me gustaría que tu hijo se llamara como tú, siguiendo la
tradición… y cómo vamos a tener otra
niña, pues te presentó a Edward Masen Swan
Junior.
—Hola Edward —
saludó mi marido encantado con el nombre…
Nunca
llegaríamos a saber con exactitud qué había sucedido para que esa pobre mujer
abandonara así a su hijo, pero lo que si era cierto es que había llegado a
nuestras vidas por un golpe del destino y,
¿quiénes somos nosotros para negar al destino?
Salimos
juntos del hospital, en el vestíbulo nos esperaban nuestras hijas con sus primos y el resto de la familia, preparados para dar
la bienvenida a un miembro más…
—Familia, os
presentamos a Edward Charlie Masen Swan –dijo Edward con orgullo y yo ante
la elección del segundo nombre le di una
mirada de aprobación y gratitud.
Unos días
más tarde Edward y yo descubrimos que
nos habían subido de categoría. Mi marido ahora era agente papá Alice y Eddie y
yo doctora mamá Alice y Eddie… cosas de críos imposibles de comprender.
Mi vida no
podía ser más feliz junto a mi marido. Juró que nunca más nos abandonaría, que
se haría perdonar con cada gesto y cada palabra, que siempre estaría ahí para nosotras y lo
cumplió. Recuperó mi amor desde el mismo momento en que me pidió perdón por lo
que me había hecho. Regresó a mi vida para quedarse en ella, colmándome de
amor, dicha y felicidad. Mi vida no era un camino de rosas, ninguna lo es, siempre hay momentos buenos y momentos malos,
pero teniendo a mi lado a Edward, mi marido, el hombre al que amaba y me amaba
no había obstáculo o prueba que no pudiéramos superar… ya lo habíamos hecho.
Parte 2: Asignatura pendiente
nueve años después
Pov Gaby
—Gaby, amor
despierta –oí que me decía Seth entre la
neblina del sueño. Poco a poco fui abriendo los ojos y me encontré con su
expresión afable y risueña, ¡como adoraba a este chico!, era un amor parecido
al de mis padres, nos conocíamos desde siempre, prácticamente habíamos crecido
juntos y hasta mi padre me había confesado que no había podido pedir un mejor
novio para mí.
A principios
de septiembre íbamos a iniciar una nueva
etapa de nuestras vidas: la universidad. Tal y como le había prometido a mi papá
aquel día en los Montes de Olympic, iba a ingresar en la Academia de policía y junto
a mis primos y Seth estudiaría muy duro
para llegar a ser la mejor. Maggie iba a estudiar psicología como su madre y
Charlotte que se había unido a nuestro grupo hacia ya como once años se iba a
especializar en nutrición y dietética, ya que su sueño era trabajar en la Casa
Hogar de mi tía que tanto había ayudado a su hermana. Pero antes de todo,
teníamos una asignatura pendiente que aprobar… Después de superarla, mis
padres, mis tíos y los demás, se iban a quedar unos días y después de que el
avión nos dejase en nuestro lugar de destino, la Academia de policía de
Washington para unos, y la universidad para los otros, volvería a recogerlos, ya que sus obligaciones no les permitían
estar mucho tiempo alejados.
Habíamos
elegido Washington para estudiar nuestra carrera como policías porque lo que
consiguiéramos lo queríamos lograr por nosotros mismos y no porque éramos los
hijos de… Mi tío y mi padre, tras el rescate de aquellos niños en el colegio,
su intervención en nuestro secuestro salvándonos la vida, además de otros
casos que habían resuelto con éxito, se
habían convertido en una leyenda viva. Nosotros solo queríamos seguir sus pasos
y conseguirlo por nosotros mismos. Ellos, aunque apenados por nuestra marcha,
respetaron nuestra decisión y no se
podían sentir más orgullosos lo cual me complacía pues que mi padre se sintiera
orgulloso de mí era mi mejor regalo.
Mis dos primos y Seth ya
estaban estudiando en la Academia desde hacía dos años
en el caso de Tony y uno en el caso de Peter y Seth y vivían en un
bonito apartamento que mi abu Marco les había alquilado cerca de
la Academia. Maggie, Charlotte y yo viviríamos en uno que estaba al lado
del suyo ya que nuestros padres se habían negado en redondo a que viviéramos
todos juntos con nuestra consiguiente protesta. Vosotras
dejadlos y luego cuando estéis allí hacéis lo que os dé la gana, habían dicho mis tías y mi
madre, así que les dejamos hacer. Ni que decir tiene que mi abus Marco
y Dydime y mis tíos Kate y Garrett, estaban encantados con
nuestra presencia allí.
Maggie y
Charlotte habían decidido venirse con nosotros y estudiar en la Universidad de
Washington porque no querían estar más tiempo alejadas de sus parejas. Ángela y
Ben así como los padres de Charlotte, se habían mostrado de acuerdo y las
habían dado sus bendiciones.
Miré por
encima de mi asiento y pude ver a mi madre
y a mi padre, abrazados y dándose besos en la boca, a la vez que se
miraban con mucho amor. Porque sí, mis padres a pesar del paso del tiempo se
seguían amando tanto o mucho más que antes y eran un ejemplo a seguir para mí y
mis hermanos. Detrás de ellos tía Alice y tío Jasper, se miraban también con el
mismo amor, el mismo que se profesaban mis otros tíos sentados un par de
asientos más allá junto a Ángela y Ben que se habían ofrecido a acompañarnos en
este viaje. Mis cuatro abus iban un poco apartados del resto conversando
animadamente. Tía Nessie dormía plácidamente
en los brazos del tío Jacob y a su lado lo mismo hacía Kim y Jared. Paul y
Rachel, una de mis adoradas “niñeras” iban sentados detrás conversando
animadamente. Alice, Bella y Rose, iban
jugando entre ellas y, mis hermanos Eddie y Renée junto a lo demás miembros más
pequeños de nuestra gran familia, iban
cómodamente dormidos repartidos entre la
habitación que tenía el avión, los asientos vacíos y los brazos de mis abus.
Por delante de mí, vi a Tony que tenia apoyada la cabeza en el hombro de
Maggie quien le acariciaba el pelo
intentando animarlo. No en vano era, junto a tía Alice, el que más había
perdido aquel fatídico día en que casi se rompen nuestras vidas… un asiento más
adelante mi primo Peter tenía en sus brazos a Charlotte. Todo era paz en aquel
avión privado propiedad de abu Marco y que un vez más había puesto a nuestra disposición.
Abu Marco,
hacia seis meses que había dejado su puesto en el FBI para dedicarse por entero
a su mujer, sus hijos y nietos y ahora era Sam el que ocupaba su lugar. Él y
Emily, aquella primera “niñera” que siempre recordaré con un cariño especial,
vivían ahora en Washington junto a Quil y Claire, la tercera de mis queridas
“niñeras”. Todos esperaban en el aeropuerto nuestra llegada para pasar juntos
aquella pendiente asignatura.
Mi abuelo Charlie también había decidido
jubilarse para dedicarse por entero a sus nietos, y su puesto ahora era ocupado por mi padre y
mi tío, ya que los jefazos de arriba no se habían puesto de acuerdo en cuál de
los dos era el más apto y habían decidido que ambos eran igual de aptos. Riley, un antiguo miembro del FBI que había
llegado al pueblo para protegernos después de aquel horrible secuestro, gran
amigo de mi padre y mi tío Emmet y compañero de ellos en la academia y que se
había incorporado al Cuerpo de Policía de Forks hacia unos años, se había
quedado ocupando ese puesto hasta que mi padre y mi tío regresarán.
El avión
descendió poco a poco ocasionándome el molesto taponamiento de oídos tan normal
en esto casos…
—Ya llegamos
–dijo mi padre yendo a despertar a los niños
que dormían en la habitación. Todos nos levantamos y cogimos nuestros
respectivos equipajes de mano.
Cuando
salimos al exterior, lo primero que me azotó fue un calor enorme, calor que ya
había olvidado acostumbrada a vivir en el frío, lluvioso y maravilloso pueblo
de Forks. Después de saludar a nuestros amigos que allí nos esperaban, en un
total y completo silencio nos instalamos en los coches y nos dirigimos hacia
aquella playa donde catorce años atrás
tuvieron lugar unos acontecimientos terribles que amenazaron con romper en
pedazos y de forma definitiva nuestras
vidas. El lugar, presidido por el enorme edificio del hospital, no había
cambiado demasiado en estos años. Al llegar a la playa lo primero que vi
fue aquella vieja torre de vigilancia que por unos largos y horribles minutos
había sido nuestro refugio. Todos nos paramos
a la vez como si alguien nos hubiera desconectado y nos quedamos mirando
recordando sin duda alguna todo lo que había pasado.
Seth,
Maggie, Charlotte, Kim, Rachel y Claire, Ángela y Ben, junto a los niños, se quedaron un poco
apartados del resto del grupo. Colin,
Quil, Embry, Paul y Jared fueron los
primeros en volver a poner el pie en aquella playa mientras mi padre, tío Emmett,
tío Jasper, tío Jacob y Sam se adelantaron
dando la mano a sus respectivas parejas. Mi padre me la tendió a mí al tiempo que se la
cogía a mi madre y yo se la di a Peter quien a su vez se la tendió a Tony y así
juntos, nos adentramos en la playa. Me puse
entre medias de mis dos primos y me agarré a los dos, mi padre tenía
cogida a mi madre por la cintura y le
daba besos consoladores en el cuello y en el pelo y lo mismo hacían mis tíos.
Tío Jasper lloraba en silencio agarrando con fuerza a mi tía Alice, supongo que
pensando en lo que estuvo a punto de perder aquel desastroso y fatídico día.
Mis tíos Rose y Emmett no estaban mucho mejor.
De repente
empecé a oír de nuevo el ruido de los disparos,
reviví aquel momento en que la tía se tiró encima de mí salvándome la vida, Emily y los
demás agentes protegiéndonos con sus cuerpos,
los gritos desesperados de mi madre y de Jasper en un intento
porque tía Alice recuperase la
conciencia, mi tía tumbada en una camilla, ensangrentada, desmadejada y luchando por su vida, mis primos y mi tía
Rose a mi lado…. Cada vez tenía más claro la profesión que había elegido, jamás
dejaría que ningún criminal destruyera ninguna vida si estaba en mi mano
evitarlo.
De pronto,
el tío Jacob con su habitual socarronería empezó a relatar anécdotas de mi
madre, su torpeza y nuestras travesuras en aquella playa que
realmente también nos había dado muy buenos momentos solo había que
recuperarlos y superar y olvidar los
malos. Los que se habían quedado atrás dándonos nuestro espacio vinieron junto
a nosotros. Los niños empezaron a jugar y a decir que querían bañarse en el
mar, y sin saber cómo nos encontramos
todos de nuevo riendo, corriendo, haciendo castillos de arena y jugando en ese trozo de playa testigo de
tanto dolor.
—Te amo
muchísimo Bella, nunca dejé de hacerlo y nunca lo haré, te amaré hasta el fin
de mis días y aún más allá –oí que mi
padre le decía a mi madre cuando ya nos retirábamos para seguir nuestro viaje
rumbo hacia nuestra nueva vida.
—Yo a ti
también… —le contestó mi madre y ambos se fundieron en un beso profundo y lleno de amor, de esos que no
dejan lugar a dudas. Esos que dan envidia y que anhelas que alguien te dé algún
día. Pero no tenía que sentir envidia, yo tenía a Seth quien me miraba con el mismo
amor que mi padre miraba a mi madre. Empujé con mucho cuidado a Alice, a Bella
y a Rosie, que se habían quedado, como siempre, embobadas mirándolos, tomé de
la mano a Eddie y a Renée que a su vez cogió a Philp que siempre se pegaba a
ella como una lapa, y me alejé de allí
junto a Seth que me tenía sujeta por el hombro, dándoles un poco de privacidad.
Por delante de nosotros todas las parejas que de una forma u otra formaron
parte de aquel horrible día, se alejaban de allí fuertemente abrazadas y
riendo, mientras los niños corrían a
nuestros alrededor.
Mi padre
cometió sus errores como ser humano que es, pero supo reconocerlos, enfrentarse
a ellos e intentar por todos los medios recuperar el amor de mi madre, ese que
pensó que había perdido. Pero mi madre nunca dejó de quererlo y me
inculcó a mí ese amor. En cuanto a mi ¿qué puedo decir? Adoro a mis padres,
siempre les tengo cuando les necesito y sé que siempre los tendré, siempre
están presentes tanto en mi vida como
en la de mis hermanos, alegrándonosla y enriqueciéndonosla, educándonos como
mejor saben y pueden, poniendo en cada gesto y en cada acción todo el amor y el
cariño que tienen para darnos, incluso cuando nos regañan o castigan lo hacen
con dulzura y amor, ellos, mis hermanos, Seth y el resto de mi familia y amigos
son todo para mí. Pero siempre
recordaré con cariño, amor y ternura a mi héroe, a aquel hombre que echaba de menos cuando era
niña, al que idolatraba aun sin conocerlo en persona, a cuya foto daba todos
los días un beso de buenas noches pensando que él lo escucharía, aquel que llegó a mi cuando menos me lo
esperaba quedándose en mi vida de forma permanente, él que se sacrificó para
que mi madre y yo estuviéramos bien y a salvo, aquel que me acunaba por las
noches cantándome mi preciosa nana o la de mi madre, el que me salvó de morir
cuando aquellos desalmados nos secuestraron, el
que me ayudó a que mis pesadillas desaparecieran, el que me enseñó que
el corazón es muy grande y en él caben todas las personas que amas sin distinción
ninguna, aquel que consiguió recuperar
el amor de mi madre y tener el mío de forma incondicional, el que me enseñó a
no tener miedo porque sabía que él siempre estaría ahí para mí: Mi papi.
FIN
Maravillosa historia que recomiendo a todos leer, ya que me hizo pasar por todo tipo de emociones. Felicidades guapa, y mil gracias por regalarnos este fic tan increíble. Besos
ResponderEliminar