lunes, 19 de marzo de 2012

RECUPERANDO TU AMOR. CAPÍTULO 38: EPILOGO PARTE 1: GOLPE DEL DESTINO: PARTE 2: ASIGNATURA PENDIENTE.


DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este fic me pertenecen. Son propiedad exclusiva de la magnifica S. Meyer. Solo el personajes de Gaby es de mi inveción.


Capitulo 37: Epílogo
 Parte 1: Golpe del destino
Cuatro años después
Pov Bella
El tiempo había pasado muy deprisa como siempre sucede cuando eres feliz. La convivencia al lado de mi marido cada vez era más satisfactoria y placentera. Nos amábamos más cada día que pasaba y eso se reflejaba en nuestros actos y gestos. Y ahora que Alice pequeña como la habían bautizado, tenía cuatro años, nos habíamos embarcado en la búsqueda de un varón Masen, mi pequeño príncipe. Pero el destino se empeñaba en darme solo hijas y muy bienvenidas por cierto, así con esa excusa podría seguir buscándolo del modo más placentero, una vez transcurrido el tiempo reglamentario claro está, ya que estaba nuevamente embarazada de  tres meses.
Rose se había quedado embarazada de nuevo a los pocos meses de nacer Isabella y había tenido una preciosa niña a la que había llamado Rosalie en honor a su madre, el problema era…el problema. Lo que Gaby y mis sobrinos habían dicho aquella famosa tarde de hace cuatro años en el hospital se había cumplido, pero ellos lo habían sabido solucionar a su manera, de la forma más fácil… bueno… fácil… para ellos.
Lo  más gracioso del caso era lo que se inventaban los niños que se habían hecho amigos de mi hija y ahijada,  para diferenciarlas  de nosotras. Cuando los niños a esas edades se enfrentaban a un problema no paraban hasta dar con la solución y esta no había sido la excepción y de la noche a la mañana habían dado con la resolución magistral,  y tan magistral que debía de ser ya que los amigos de Tony, Peter y Gaby también se adhirieron al club. Así que para mis sobrinos yo era tita, para mi hija, mami pero para los demás niños  era doctora mamá Alice. Mi amiga directamente para todos, menos para mi hija que la seguía llamando tita, había pasado a ser doctora mamá Bella. Lo más curioso es que esto se  había extendido a nuestros maridos y Jasper era doctor papa Bella y Edward agente papa Alice, en fin… cosas de niños tan complicadas que hacía mucho tiempo que yo había desistido de entenderlo ya que posiblemente tendría que hacer una nueva carrera para ello y no estaba por la labor.
Rose había tenido más suerte ya que para todos los niños ella era profe, aunque no le daba clases ni a la mitad,   y su hija simplemente Rose, sin embargo al pobre Emmett le habían bautizado como agente papá Rose al igual que  a  los demás.  Pero en algo tenían razón ya que cuando Esme o mi madre hablaban de sus nietas, con las que estaban embelesadas,  o las  llamaban por su nombre nosotras alzábamos la cabeza instantáneamente. Así que, cuando estábamos en familia,  mis sobrinos y mi hija mayor habían resuelto que  mi hija Alice era Alice la pequeña, Bella mi ahijada, era Bella la pequeña y Rosalie, mi sobrina,  Rosie la pequeña…como ya digo…cosas de niños, pero que a los mayores nos vienen bien de vez en cuando, ¡qué narices!  Pero el asunto es que a veces resultaba todo un galimatías extraño que solo ellos entendían.
Kate  y  Garrett también habían tenido un precioso niño, Marquitos, como le habían bautizado ya os imagináis quien y  que hacia las delicias de Marco y Dydime, y Kate ahora estaba embarazada de nuevo.
Esme y Carlisle seguían junto a nosotros y ya casi los considerábamos de la familia, bueno, yo siempre los consideré. Para mi hijas, tanto Gaby como  Alice,  Esme era abu Esme, lo que hacía sonreír siempre a la buena mujer.
Rose por fin había realizado su sueño y la casa que antes había sido de sus padres, se convirtió en un sitio para que los jóvenes y no tan jóvenes con trastornos alimenticios pudieran ser reeducados y curados  totalmente. El lugar se había hecho famoso y a él acudían madres y padres desesperados en busca de la ayuda que nosotros les pudiéramos dar. A nuestro proyecto se habían unido mucha gente, tanto de Forks como de fuera del pueblo y teníamos muchos benefactores y casi todos mis compañeros del hospital colaboraban en su tiempo libre. La casa inicial había sido ampliada construyendo una adyacente a su lado, ya que los terrenos daban para eso y más. Por supuesto,  nuestra revista seguía en marcha con el mismo espíritu y objetivos de siempre y desde ella también aportábamos nuestro granito de arena para  intentar erradicar tan horrenda enfermedad. Uno de los momentos más bonitos que recuerdo es cuando mi amigo, aquel diseñador que me había regalado varios vestidos, vino a Forks con modelos normalitas y algunas hasta pasadas de peso para hacer un pase privado de sus vestidos en la casa hogar como así la llamábamos. Mi  amigo también obligo a participar a las chicas  en ese desfile y, según sus propias palabras,  modelaron sus vestidos con más gracia y dignidad que cualquier modelo experimentada. La alegría de las chicas fue tan indescriptible como la inyección de ánimo que mi amigo las dio solo con su gesto.
El pueblo había crecido en estos años, y nuestros trabajos se habían visto afectados, pero era nuestro sueño y lo desempeñábamos felices.
También habíamos asistido  a varias bodas, Jacob y Nessie y Jared y Kim se casaron hace ya dos años,  en una ceremonia conjunta en la iglesia de Forks, la misma iglesia que había unido nuestras vidas por dos veces. Meses más tarde lo hacían  Quil y Claire para lo cual habíamos tenido que viajar a Washington donde se habían instalado, aunque a pesar de la lejanía seguimos en contacto y viéndonos siempre que podemos. Y al mes siguiente lo hicieron Rachel y Paul quienes vivían en Port Ángeles muy cerca de Billy y de Rebeca que en estos años se había convertido en una muy buen amiga de todos, pero sobre todo de Esme y de Renée con las que compartía muchas tardes.
Emily y Sam eran padres de dos preciosos gemelos y  seguían viviendo en Jacksonville, al igual que Embry, Colin, Brady y el resto de los agentes que habían protegido nuestras vidas. Dicen que las situaciones extremas unen a las personas y eso había pasado con nosotros ya que  a pesar de la lejanía seguimos conservando una buena amistad y vienen a vernos siempre que pueden. Pero eran ellos los que venían al pueblo ya que,  a pesar de la insistencia de Ángela en que sería bueno para todos, no habíamos vuelto a ese lugar.
Nessie y Jacob también estaban esperando a su primer hijo, era un varón  y le ibaN a poner de nombre Philp,  y Kim estaba embarazada de tres meses. Solo faltaban Claire ya que Rachel, debido a aquella herida tan grave se había quedado imposibilitada para concebir y había adoptado un precioso bebé del que se había encariñado nada más verlo  y Marco les había ayudado con la adopción. La vida no siempre es un camino de rosas, te da una de cal y otra de arena. Todavía recuerdo la desesperación de Rachel cuando se lo dije pero una vez superado el dolor inicial, supo levantarse y seguir.
Ángela y Ben no habían tenido más descendencia pero andaban buscando a su pequeño Ben como decía Ángela.
Y qué decir de mi Gaby, ya tenía diez años y junto a su amiga Maggie se habían convertido en todas unas señoritas bastante asediadas por algunos de los niños por cierto, lo que ocasionaba los gruñidos y maldiciones de Ben y Edward y los enfados de mis sobrinos y Seth que se creían con más derecho porque ellos las habían visto antes… en fin…
Mis sobrinos también se habían convertido en todos unos hombrecitos que cumplían a la perfección,  junto con Seth la misión de custodiar y proteger  de  “elementos indeseados” a Maggie, a Gaby y a Charlotte que  se había incorporado al grupo hacia unos dos años y con cuyos padres teníamos una gran amistad ya que su hermana mayor era una de nuestras pacientes en la Casa Hogar. Ni que decir tiene que su padre también se había unido al club de protección. ¡Dichosos hombres, que tontos podrían llegar a ser, si ellos supieran…! En fin… cosas de niños grandes tan poco entendibles como las de los pequeños, supongo que tarde o temprano se acabarían enterando, asimilando y aceptando…
No habíamos vuelto a saber nada de las dos Vulturi que aún  quedaban con vida,  aparte de Marco y Dydime por supuesto, supongo que seguirían cumpliendo condena,  pero ni falta que nos hacía el mundo estaba mejor sin ellas.
Por  lo demás podría decir que nuestras vidas eran maravillosas y plenas. Dicen que lo importante en esta vida no es no caer, sino saber levantarte y seguir y eso habíamos hecho nosotros juntos y de la mano,  apoyándonos el uno en el otro en los momentos difíciles y disfrutando de los buenos. Atrás habían quedado los malos momentos, la angustia de la separación, el dolor de la pérdida y ahora enfrentábamos la vida con nuevos proyectos y nuevas ilusiones, unidos, como siempre tuvimos que estar y junto a nuestra familia que era lo más preciado que teníamos.   Ir a jugar al parque con nuestras hijas, las sesiones de películas en casa, los juegos,  los desayunos en familia, o salir con ellas de excursión o al cine eran momentos que atesorábamos en nuestros corazones y  aquel marco de fotos que una vez Edward me regaló, estaba tan lleno que se había hecho necesario comprar otro. 
Cuando mi hija Alice se enteró de que su padre le había compuesto una nana a Gaby se empeñó en que le compusiera a ella una también y después había venido Bella  con la misma petición,  argumentado que era su padrino y claro Rosalie no se había quedado atrás,   no en vano también éramos sus tíos  además de sus padrinos y Rose lo iba a ser de Renée,  la nueva bebé que llevaba en mi vientre, así que Edward se había convertido en el compositor oficial de nanas de la familia. Ahora era habitual oírle tocar el piano con sus dos hijas, su ahijada  y su sobrina, sentadas al lado o encima de él. Me encantaba verle  interactuar con sus hijas y saber que era feliz junto a nosotras.  Saber que éramos todo para él, su mundo, su vida… su todo, al igual que él lo era para nosotras.
Se podía decir que todo por fin nos sonreía…
 Pero como siempre ocurre en la familia Masen/Swan   algo tenía que pasar que pondría de nuevo nuestra vida patas arriba, pero esta vez para mejorarla y enriquecerla...
Era un día de lo más tranquilo en el hospital, pero todos sabíamos muy bien que esa relativa calma no podía durar mucho tiempo y…así fue. De repente y ante mis narices una mujer ensangrentada de arriba abajo apareció por la puerta de Urgencias sobresaltándonos por completo. La cogimos en una camilla y después de hacer el reconocimiento pertinente nos dimos cuenta de que acababa de parir pero,  ¿dónde estaba el niño? Llamé a mi padre, a mi marido  y a Nahuel ya que como fuerzas vivas del pueblo les correspondía lanzar la consiguiente alerta en seguida  para que buscaran a la criatura por todos los lados, ya que la madre estaba como en shock, no hablaba ni decía nada. De repente, entró en parada y nos fue imposible reanimarla, pero antes de morir me tomó la mano, me miró a los ojos y me dijo.
Doctora por favor, encuentre  a mi hijo…cuídelo por mí… —y exhaló su último suspiro
Bella – Oí como Edward me llamaba entrando por la puerta—, ¿qué diablos ha pasado?— y rodé los ojos resignada ¡hay este hombre! Siempre tan sobreprotector seguro que venía pensando que algo nos había ocurrido a mi o a la bebé.
No lo sé Edward, pero si sé que hay un recién nacido por ahí perdido que si no recibe la atención inmediata morirá de  frío y hambre y yo no puedo estar esperando más, así que ¿me acompañas?
Por la radio de la patrulla oí como informaban de un accidente que  se había producido en la carretera de entrada al pueblo. El coche había volcado y se le veía muy mal, de hecho lo descubrieron porque estaban buscando al niño. Los agentes en una primera revisión descubrieron que dentro del coche había sangre, pero no se veían victimas alrededor, así que nos dirigimos allí a ver si podíamos sacar algo en claro de todo este misterio.  Cuando llegamos vimos que efectivamente el interior del coche estaba lleno de sangre pero no había nadie. Encontré restos de placenta entre la sangre por lo que estaba más que claro que el parto había tenido lugar allí, pero, ¿dónde estaba el crío? Después de un buen rato buscando por los alrededores,  un débil llanto se oyó entre los arbustos, me acerqué a ellos y ahí estaba escondido, lo que dificultaba su localización, frío, inmóvil, casi sin vida.
Por favor llamad al hospital,  decid que lo he encontrado y que necesito un neonatólogo y una incubadora ¡YA!
Mientras esperaba a mis compañeros, le practiqué como pude la respiración artificial, Edward y Emmett me miraban asombrados pues se le veía tan pequeño que no parecía posible que yo le pudiera estar haciendo eso, pero estaba intentando ganar tiempo para el pequeño hasta que llegara el especialista quien llegó en seguida junto a Jasper que traía la incubadora… Una vez que mi compañero consiguió estabilizarle un poquito nos lo llevamos al hospital. No me podía quitar de la cabeza las palabras de esa mujer, de su petición…
Como es natural, tuvimos que llamar a los servicios sociales para que se hicieran cargo pues no tenía ningún familiar conocido. Edward, Emmett y mi padre junto a los compañeros de Port Ángeles estaban intentando averiguar lo sucedido. Parecía ser que la madre había salido huyendo de alguien o de algo y tuvo al niño en medio de alguna carretera abandonada. Buscando que alguien la atendiera,  puso en marcha el coche para intentar llegar hasta nosotros, pero cegada por la natural pérdida de sangre y el cansancio del parto, había terminado en aquella cuneta oculta por los arboles. No teñíamos ni idea de porque el niño terminó donde estaba. Si hubiera salido despedido del coche, presentaría algún trauma o contusión, pero nada, solo estaba deshidratado y muerto de frío.  Todo apuntaba a que la madre lo había escondido allí de algo o de alguien. No me lo podía quitar de la cabeza ¿por qué querría abandonarle? , y si quería abandonarle ¿por qué pedirme que le cuidara? No entendía nada, solo sabía que entre ese niño y yo se había establecido una especie de vínculo especial y me pasaba las horas de descanso mirando por la ventana de la sala de neonatos. A veces entraba,  le cogía en brazos, le alimentaba  y le acunaba. Edward me encontró así en más de una ocasión. A los pocos días de hacer este ritual me di cuenta de que quería adoptarlo pero una adopción era complicadísima, debía haber una larga lista de personas más adecuadas  para un bebé.
Gaby y Alice venía a veces a verme junto con sus primos y su niñera, una de las  primeras pacientes que tuvo  la  Casa Hogar y a la que le habíamos dado la oportunidad de ser útil, algo que necesitaba, lo cierto es que Rose, Alice y yo confiábamos  mucho en ella. Mis hijas  se  quedaban mirando al niño embobadas a través del cristal de la ventana. Pareciera que se hubieran encariñado con él, eso me hacia desearlo más…
Fiel a nuestro pacto de no ocultarnos nada, había hablado con Edward sobre la posibilidad de adoptarlo y él se mostró conformé, no en vano me dijo,  él también era adoptado y no podía estarle más agradecido a los Swan, ¿que hubiera sido de él sino? Rose y el resto de la familia nos apoyaban. Por supuesto hablamos también con Gaby  y con Alice pero sobre todo con Gaby que ya era mayor para comprender.  Ambas se mostraron muy complacidas pues según  ellas abu Renée les había dicho que tener hermanos varones era muy divertido y útil en muchas ocasiones, además le habíamos contando a Gaby nuestra historia, omitiendo y suavizando los detalles escabrosos claro está,  pues creíamos que con diez años ya era lo suficiente mayor para comprenderla,  y decía que nosotros teníamos que hacer por ese niño, lo mismo que los abus habían hecho por papá. Así que nos decidimos y echamos los trámites para la adopción, aunque sabíamos que iba a ser una ardua batalla y que teníamos muchas posibilidades de perder.
Hoy era un día particularmente triste. Hoy se lo llevarían, el niño estaba bien, no había motivo para retenerlo en el hospital más tiempo y hasta que un juez dijera si podíamos quedárnoslo o no, tendría que ir a una casa de acogida. Edward  me pilló con él en brazos y llorando, era mi particular despedida…
Bella mi amor,  ¿qué tienes?... —me dijo cogiéndome de la cintura y acunándome del mismo modo que yo acunaba al niño.
Solo me despido de él, no hay problema.
Sí, sí lo hay Bella te has encariñado con él, quieres quedártelo y piensas que vas a perder, te has dejado vencer antes de presentar batalla amor.
No es eso Edward es que nosotros ya tenemos una familia, estoy embarazada  y con nuestro pasado a lo mejor el juez considera que tenemos mucha carga emocional por delante y que es mejor que esté con otros padres.
Seguro que no lo querrían tanto como nosotros, eso tenlo por seguro y además contamos con la ayuda de Marco.
Sí, eso me da una especie de esperanza…
La esperanza es lo último que se pierde amor,  ¿cómo crees que sobreviví yo a todos estos años sin ti? Con esperanza de que todo acabara algún día, no era consciente de ello pero tenía esperanza… Como dice Esme, ya verás como todo sale bien… De hecho estoy seguro que van a salir fenomenal ¿me dejas coger al niño por favor? Y...mientras…échale un vistazo a estos papeles ¿quieres?
Le pasé  al niño dándole al mismo tiempo una mirada interrogante. Cogí los papeles y cuando los leí, me quedé sin habla…
Solo tienes que firmar mi amor, y nos lo podemos llevar ahora mismo a casa
Pe…pe…ero ¿cómo lo has conseguido?
Cielo, soy policía, yo también tengo mis influencias. Llamé a un amigo que trabaja en Servicios Sociales y él me ayudó.
Sabes ya que te adoro— le dije conmovida echándome a sus brazos.
Sí… pero no me importaría que me lo repitieras.
Bueno pues te adoro. Edward ¿te das cuenta de que vamos a estar una buena temporada cambiando pañales a diestro y siniestro y atendiendo a nuestras hijas a las que  no debemos descuidar?, nuestra vida en pareja se puede resentir y yo…
Mi vida en pareja contigo jamás se resentirá porque  te quiero muchísimo para consentirlo, eres mi razón de ser, estoy más que preparado para vivir esta nueva aventura siempre y cuando la viva junto a ti, así que tranquila cielo porque el gran amor que nos tenemos es capaz de superar todos los obstáculos, es un amor verdadero que  va más allá de todo y de todos, creo que ya lo hemos demostrado en el pasado. Sé  que encontraremos la ocasión para amarnos, para estar solos, para disfrutar el uno del otro, el que la quiere la encuentra ¿no? Y además, si hemos soportado…lo que hemos soportado, ¿crees acaso que no vamos a poder con esto?
Con esto y con mucho más mientras tu estés a mi lado… — le dije dándole un beso en los labios, corto por el sitio en el que estábamos pero en el que iba implícito todo el agradecimiento  que sentía hacia él ahora mismo y todo el amor que le profesaba. Le había dado una oportunidad para recuperar mi amor y no solo no la había desperdiciado sino que me había compensado por toda la amargura y el dolor de los años pasados sin él. Hacía años que le había perdonado y no me arrepentía.
Toma amor, envuélvelo aquí — me dijo dándome una mantita que reconocí e inmediato—. Renée me la dio, ¿te acuerdas de ella…?
Como no acordarme si iba con ella a todas partes, Emmett en broma me llamaba mala imitación de Carlitos…
Sí, recuerdo el día en el que te encontré durmiendo al lado de la nevera envuelta en ella…
Tenía sed —me defendí— y luego me dio miedo volver sola…
Me lo hubieras dicho y habría bajado contigo mi amor…
Estabas tan mono dormido que me dio pena despertarte…
Los dos nos echamos a reír recordando esta pequeña anécdota de nuestro pasado al tiempo que envolvíamos al niño en una manta.
¿Cómo le vamos a llamar?— me preguntó.
Bueno…— contesté —me gustaría que tu hijo se llamara como tú, siguiendo la tradición…  y cómo vamos a tener otra niña, pues  te presentó a Edward   Masen Swan  Junior.
Hola Edward — saludó mi marido encantado con el nombre…
Nunca llegaríamos a saber con exactitud qué había sucedido para que esa pobre mujer abandonara así a su hijo, pero lo que si era cierto es que había llegado a nuestras vidas por un golpe del destino y,  ¿quiénes somos nosotros para negar al destino?
Salimos juntos del hospital, en el vestíbulo nos esperaban nuestras hijas  con sus primos  y el resto de la familia, preparados para dar la bienvenida a un miembro más…
Familia, os presentamos a Edward  Charlie  Masen Swan –dijo Edward con orgullo y yo ante la elección del segundo nombre le  di una mirada de aprobación y gratitud.
Unos días más tarde Edward y yo  descubrimos que nos habían subido de categoría. Mi marido ahora era agente papá Alice y Eddie y yo doctora mamá Alice y Eddie… cosas de críos imposibles de comprender.
Mi vida no podía ser más feliz junto a mi marido. Juró que nunca más nos abandonaría, que se haría perdonar con cada gesto y cada palabra,  que siempre estaría ahí para nosotras y lo cumplió. Recuperó mi amor desde el mismo momento en que me pidió perdón por lo que me había hecho. Regresó a mi vida para quedarse en ella, colmándome de amor, dicha y felicidad. Mi vida no era un camino de rosas, ninguna lo es,  siempre hay momentos buenos y momentos malos, pero teniendo a mi lado a Edward, mi marido, el hombre al que amaba y me amaba no había obstáculo o prueba que no pudiéramos superar… ya lo habíamos hecho.



Parte 2: Asignatura pendiente
nueve años después
Pov Gaby
Gaby, amor despierta –oí  que me decía Seth entre la neblina del sueño. Poco a poco fui abriendo los ojos y me encontré con su expresión afable y risueña, ¡como adoraba a este chico!, era un amor parecido al de mis padres, nos conocíamos desde siempre, prácticamente habíamos crecido juntos y hasta mi padre me había confesado que no había podido pedir un mejor novio para mí.
A principios de septiembre íbamos  a iniciar una nueva etapa de nuestras vidas: la universidad. Tal y como le había prometido a mi papá aquel día en los Montes de Olympic, iba a ingresar en la Academia de policía y junto a mis primos  y Seth estudiaría muy duro para llegar a ser la mejor. Maggie iba a estudiar psicología como su madre y Charlotte que se había unido a nuestro grupo hacia ya como once años se iba a especializar en nutrición y dietética, ya que su sueño era trabajar en la Casa Hogar de mi tía que tanto había ayudado a su hermana. Pero antes de todo, teníamos una asignatura pendiente que aprobar… Después de superarla, mis padres, mis tíos y los demás, se iban a quedar unos días y después de que el avión nos dejase en nuestro lugar de destino, la Academia de policía de Washington para unos,  y la  universidad para los otros,  volvería a recogerlos,  ya que sus obligaciones no les permitían estar mucho tiempo alejados.
Habíamos elegido Washington para estudiar nuestra carrera como policías porque lo que consiguiéramos lo queríamos lograr por nosotros mismos y no porque éramos los hijos de… Mi tío y mi padre, tras el rescate de aquellos niños en el colegio, su intervención en nuestro secuestro salvándonos la vida, además de otros casos  que habían resuelto con éxito, se habían convertido en una leyenda viva. Nosotros solo queríamos seguir sus pasos y conseguirlo por nosotros mismos. Ellos, aunque apenados por nuestra marcha, respetaron  nuestra decisión y no se podían sentir más orgullosos lo cual me complacía pues que mi padre se sintiera orgulloso de mí era mi mejor regalo.
Mis dos primos y Seth ya estaban estudiando en la Academia desde hacía dos años en el caso de Tony y uno en el caso de Peter y Seth y vivían en un bonito apartamento que mi abu Marco les había alquilado cerca de la Academia. Maggie, Charlotte y yo viviríamos en uno que estaba al lado del suyo ya que nuestros padres se habían negado en redondo a que viviéramos todos juntos con nuestra consiguiente protesta. Vosotras dejadlos y luego cuando estéis allí hacéis lo que os dé la gana, habían dicho mis tías y mi madre, así que les dejamos hacer. Ni que decir tiene que mi abus Marco y Dydime y mis tíos Kate y Garrett,  estaban encantados con nuestra presencia allí.
Maggie y Charlotte habían decidido venirse con nosotros y estudiar en la Universidad de Washington porque no querían estar más tiempo alejadas de sus parejas. Ángela y Ben así como los padres de Charlotte, se habían mostrado de acuerdo y las habían dado sus bendiciones.

Miré por encima de mi asiento y pude ver a mi madre  y a mi padre, abrazados y dándose besos en la boca, a la vez que se miraban con mucho amor. Porque sí, mis padres a pesar del paso del tiempo se seguían amando tanto o mucho más que antes y eran un ejemplo a seguir para mí y mis hermanos. Detrás de ellos tía Alice y tío Jasper, se miraban también con el mismo amor, el mismo que se profesaban mis otros tíos sentados un par de asientos más allá junto a Ángela y Ben que se habían ofrecido a acompañarnos en este viaje. Mis cuatro abus iban un poco apartados del resto conversando animadamente.  Tía Nessie dormía plácidamente en los brazos del tío Jacob y a su lado lo mismo hacía Kim y Jared. Paul y Rachel, una de mis adoradas “niñeras” iban sentados detrás conversando animadamente. Alice, Bella y Rose,   iban jugando entre ellas y, mis hermanos Eddie y Renée junto a lo demás miembros más pequeños de nuestra gran  familia, iban cómodamente dormidos repartidos entre  la habitación que tenía el avión, los asientos vacíos y los brazos de mis abus. Por delante de mí, vi a Tony que tenia apoyada la cabeza en el hombro de Maggie  quien le acariciaba el pelo intentando animarlo. No en vano era, junto a tía Alice, el que más había perdido aquel fatídico día en que casi se rompen nuestras vidas… un asiento más adelante mi primo Peter tenía en sus brazos a Charlotte. Todo era paz en aquel avión privado propiedad de abu Marco y que un vez más había  puesto a nuestra disposición.
Abu Marco, hacia seis meses que había dejado su puesto en el FBI para dedicarse por entero a su mujer, sus hijos y nietos y ahora era Sam el que ocupaba su lugar. Él y Emily, aquella primera “niñera” que siempre recordaré con un cariño especial, vivían ahora en Washington junto a Quil y Claire, la tercera de mis queridas “niñeras”. Todos esperaban en el aeropuerto nuestra llegada para pasar juntos aquella pendiente asignatura.
Mi  abuelo Charlie también había decidido jubilarse para dedicarse por entero a sus nietos,  y su puesto ahora era ocupado por mi padre y mi tío, ya que los jefazos de arriba no se habían puesto de acuerdo en cuál de los dos era el más apto y habían decidido que ambos eran igual de aptos.  Riley, un antiguo miembro del FBI que había llegado al pueblo para protegernos después de aquel horrible secuestro, gran amigo de mi padre y mi tío Emmet y compañero de ellos en la academia y que se había incorporado al Cuerpo de Policía de Forks hacia unos años, se había quedado ocupando ese puesto hasta que mi padre y mi tío regresarán.
El avión descendió poco a poco ocasionándome el molesto taponamiento de oídos tan normal en esto casos…
Ya llegamos –dijo mi padre yendo  a despertar a los niños que dormían en la habitación. Todos nos levantamos y cogimos nuestros respectivos equipajes de mano.
Cuando salimos al exterior, lo primero que me azotó fue un calor enorme, calor que ya había olvidado acostumbrada a vivir en el frío, lluvioso y maravilloso pueblo de Forks. Después de saludar a nuestros amigos que allí nos esperaban, en un total y completo silencio nos instalamos en los coches y nos dirigimos hacia aquella playa donde  catorce años atrás tuvieron lugar unos acontecimientos terribles que amenazaron con romper en pedazos y de forma definitiva  nuestras vidas. El lugar, presidido por el enorme edificio del hospital,  no había  cambiado demasiado en estos años. Al llegar a la playa lo primero que vi fue aquella vieja torre de vigilancia que por unos largos y horribles minutos había sido nuestro refugio. Todos nos paramos  a la vez como si alguien nos hubiera desconectado y nos quedamos mirando recordando sin duda alguna todo lo que había pasado.
Seth, Maggie, Charlotte, Kim, Rachel y Claire, Ángela y Ben,  junto a los niños, se quedaron un poco apartados del resto del grupo.  Colin, Quil,  Embry, Paul y Jared fueron los primeros en volver a poner el pie en aquella playa mientras mi padre, tío Emmett, tío Jasper, tío Jacob y  Sam se adelantaron dando la mano a sus respectivas parejas.  Mi padre me la tendió a mí al tiempo que se la cogía a mi madre y yo se la di a Peter quien a su vez se la tendió a Tony y así juntos, nos adentramos en la playa. Me puse  entre medias de mis dos primos y me agarré a los dos, mi padre tenía cogida a mi madre por  la cintura y le daba besos consoladores en el cuello y en el pelo y lo mismo hacían mis tíos. Tío Jasper lloraba en silencio agarrando con fuerza a mi tía Alice, supongo que pensando en lo que estuvo a punto de perder aquel desastroso y fatídico día. Mis tíos Rose y Emmett no estaban mucho mejor.
De repente empecé a oír de nuevo el ruido de los disparos,  reviví aquel momento en que la tía se tiró  encima de mí salvándome la vida, Emily y los demás agentes protegiéndonos con sus cuerpos,  los gritos desesperados de mi madre y de Jasper en un intento porque  tía Alice recuperase la conciencia, mi tía tumbada en una camilla, ensangrentada, desmadejada  y luchando por su vida, mis primos y mi tía Rose a mi lado…. Cada vez tenía más claro la profesión que había elegido, jamás dejaría que ningún criminal destruyera ninguna vida si estaba en mi mano evitarlo.
De pronto, el tío Jacob con su habitual socarronería empezó a relatar anécdotas de mi madre,  su torpeza  y nuestras travesuras en aquella playa que realmente también nos había dado muy buenos momentos solo había que recuperarlos y superar y olvidar  los malos. Los que se habían quedado atrás dándonos nuestro espacio vinieron junto a nosotros. Los niños empezaron a jugar y a decir que querían bañarse en el mar,   y sin saber cómo nos encontramos todos de nuevo riendo, corriendo, haciendo castillos de arena  y jugando en ese trozo de playa testigo de tanto dolor.

Te amo muchísimo Bella, nunca dejé de hacerlo y nunca lo haré, te amaré hasta el fin de mis días y  aún más allá –oí que mi padre le decía a mi madre cuando ya nos retirábamos para seguir nuestro viaje rumbo hacia nuestra nueva vida.
Yo a ti también… —le contestó mi madre y ambos se fundieron en un beso  profundo y lleno de amor, de esos que no dejan lugar a dudas. Esos que dan envidia y que anhelas que alguien te dé algún día.  Pero no tenía que sentir envidia,  yo tenía a Seth quien me miraba con el mismo amor que mi padre miraba a mi madre. Empujé con mucho cuidado a Alice, a Bella y a Rosie, que se habían quedado, como siempre, embobadas mirándolos, tomé de la mano a Eddie y a Renée que a su vez cogió a Philp que siempre se pegaba a ella como una lapa,  y me alejé de allí junto a Seth que me tenía sujeta por el hombro, dándoles un poco de privacidad. Por delante de nosotros todas las parejas que de una forma u otra formaron parte de aquel horrible día, se alejaban de allí fuertemente abrazadas y riendo,  mientras los niños corrían a nuestros alrededor.

Mi padre cometió sus errores como ser humano que es, pero supo reconocerlos, enfrentarse a ellos e intentar por todos los medios recuperar el amor de mi madre, ese que pensó que había perdido.  Pero  mi madre nunca dejó de quererlo  y  me inculcó a mí ese amor. En cuanto a mi ¿qué puedo decir? Adoro a mis padres, siempre les tengo cuando les necesito y sé que siempre los tendré, siempre están presentes tanto en mi   vida como en la de mis hermanos, alegrándonosla y enriqueciéndonosla, educándonos como mejor saben y pueden, poniendo en cada gesto y en cada acción todo el amor y el cariño que tienen para darnos, incluso cuando nos regañan o castigan lo hacen con dulzura y amor, ellos, mis hermanos, Seth y el resto de mi familia y amigos son todo para mí.  Pero siempre recordaré  con cariño, amor  y ternura a mi héroe,  a aquel hombre que echaba de menos cuando era niña, al que idolatraba aun sin conocerlo en persona, a cuya foto daba todos los días un beso de buenas noches pensando que él lo escucharía,   aquel que llegó a mi cuando menos me lo esperaba quedándose en mi vida de forma permanente, él que se sacrificó para que mi madre y yo estuviéramos bien y a salvo, aquel que me acunaba por las noches cantándome mi preciosa nana o la de mi madre, el que me salvó de morir cuando aquellos desalmados nos secuestraron, el  que me ayudó a que mis pesadillas desaparecieran, el que me enseñó que el corazón es muy grande y en él caben todas las personas que amas sin distinción ninguna, aquel que  consiguió recuperar el amor de mi madre y tener el mío de forma incondicional, el que me enseñó a no tener miedo porque sabía que él siempre estaría ahí para mí: Mi papi.


                                   FIN






1 comentario:

  1. Maravillosa historia que recomiendo a todos leer, ya que me hizo pasar por todo tipo de emociones. Felicidades guapa, y mil gracias por regalarnos este fic tan increíble. Besos

    ResponderEliminar

Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario