PORTADA DE RECONOCIMIENTO POR PARTICIPAR EN EL CONTEST, REALIZADA POR LA ORGANIZACIÓN DEL CONCURSO.
GRACIAS CHICAS, ES PRECIOSA.
PORTADAS REALIZADAS PARA MI POR IRENE DRAVEN , GRACIAS HERMOSA.
PORTADA DEL OS, REALIZADA POR MÍ
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en este OS me
pertenecen, son
propiedad exclusiva de la Magnifica S. Meyer.
“Contest : Sintiendo la Navidad”
Titulo: “Una segunda oportunidad para
amar”
Penname: Aliena Cullen
Summary: Contest SLN: En el pasado no pudo ser, pero
el presente les trae una nueva oportunidad para amar.
Pareja a trabajar: Edward y Bella
Numero de palabras: 6.385
Imagen utilizada: nº 20 “Triste en
vísperas”
Canción utilizada:
All I want for Christmas is you”
Frase utilizada: nº 4 La primera vez que nos encontramos, nuestros
ojos se unieron, pero no era el momento. Años después nuestras miradas se
vuelven a encontrar… para siempre.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA AMAR
Bella Pov
—Diga
—¿Bella?
¿Cómo estás?
—Bien,
estaba preparándome una taza de chocolate.
—Y Claire
—Jacob ha
pasado a por ella hace un rato. Ya sabes se la ha llevado a pasar la bendita
noche de Nochebuena y el día Navidad
junto a su familia y como yo ya no soy bien recibida …ni falta que me hace.
—¿Y ha sido
capaz de dejarte sola sin la niña para pasar estos días?
—Sí, ya sabes
que en esa casa el día de Navidad es sagrado. Todo el mundo tiene que reunirse
en torno a su majestad la madre, llueva,
truene, o caiga quien caiga. Ellos nunca
tuvieron en cuenta que yo tuviese otra familia y que esta me presionase, debo
decir en este caso que con razón. Jake siempre me decía que había más días en Navidad
que ese era para pasarlo con su madre, ya sabes…
—Pero nunca
creí que fuera tan cabrón como para dejarte sola sin la niña en una fecha como
hoy.
—Yo tampoco
creí que fuera capaz de hacerme muchas cosas y ya ves… aunque yo tampoco fui
una santa ya sabes que yo…
—Bella
cuando una relación de pareja no funciona la culpa no solo es de uno es de los
dos y por lo que me has contado…
—Alice, el
al principio era comprensivo conmigo y bueno…con mi problema pero tras la depresión que cogí por culpa de lo de
mis padres, cuando le negué…
—Bella no me
extraña que se lo negarás, lo que me extraña es que no lo hicieras antes. Según tu nunca lo disfrutaste, te
hacía daño, nunca se preocupó de prepararte para que le recibieras, iba besaba
el santo y ya… solo le preocupaba su propia satisfacción.
—Eso es
cierto, la verdad es que nunca lo disfrute, me hacía daño, mucho daño y
después… las veces que intentaba hablar con él. Nunca admitió su parte de
culpa, toda era mía según él. Aun recuerdo los insultos, las malas caras, las
humillaciones por las que me hizo pasar, todas esas mujeres llamando a su móvil
con la patética excusa de que eran compañeras de trabajo… pero es que yo
tampoco se lo puse nada fácil.
—Bella tú
has asumido tu parte de culpa, ¿lo ha hecho él? Jamás, según él es la víctima
inocente ¡menuda inocencia!
—En fin
Alice, lo pasado, pasado está, me
gustaría no volver a verle ni hablarle más pero está Claire, si vieras con que
mala leche se la ha llevado hoy de casa, ni siquiera ha preguntando donde y
como iba a pasar estos dos días y de nada ha servido que le dijera que estaba
sola, poco le ha importado de hecho me he sentido estúpida al decírselo. Por un
momento he llegado a creer que se apiadaría de mí, pero…ya ves.
—Bella, ni
la Nochebuena ni la Navidad, las pasarás
sola –dijo mi amiga muy resuelta –te vendrás a casa, ya he hablado con mis
padres. Mi hermano mayor estará allí con su esposa. Rosalie te gustará. Y además
mi hermano mediano viene a cenar después de muchos años de no pasar la
Navidad en familia, se acaba de divorciar, tiene un hijo pequeño como tu…
—Alice para,
para, para, —le dije viendo sus intenciones –no me busques
un novio por favor. Yo...no quiero meterme en otra relación sin sentido –dije
pensando en aquel chico de ojos verdes que solo había visto una vez en mi
adolescencia, el único que me había hecho vibrar, el único que había
puesto unas mariposas en mi estómago que
se habían marchado con él.
—No digo que
te metas en otra relación sin sentido Bella, solo digo que le conozcas…
—Alice…
Está bien,
pero tú no pasas ni la Nochebuena, ni el día de Navidad sola, como que me llamo
Alice Cullen que no, pasaré por ti mañana
sobre las siete para ayudarte a vestir y no se hable más.
Y dicho esto
mi amiga colgó, sin darme tiempo a replicar. En realidad cuando Mary Alice
Cullen Platt se le metía algo en la cabeza siempre lo conseguía como fuera y al
precio que fuese y ella se había empeñado en que no pasara sola esos dos días. Si soy sincera conmigo misma
yo tampoco quería hacerlo.
Todavía
recuerdo cuando la conocí precisamente
en unas fechas como estas. Ella una compradora compulsiva que buscaba un
vestido muy especial para ponerse en
Nochebuena ya que su ahora novio Jasper iba a cenar por primera vez a su casa
aquella noche; yo la nueva vendedora de la tienda de ropa de la cual ella es
asidua. Poco a poco fue creciendo una
amistad que dura ya un año aunque da la impresión de que la conozco desde
siempre.
La casa
estaba demasiado silenciosa sin Claire. Pegué mí frente a la ventana mientras
daba tiempo a que se me hiciera el chocolate. La calle y las tiendas estaban
engalanadas para recibir a la Navidad con las típicas bolitas, las luces, los
espumillones y un montón de Santa Claus que te saludaban sonriéndo desde las puertas
de las tiendas, la gente iba y venía con las prisas propias de esas fechas, todo el mundo parecía más feliz… todos menos
yo…
Una navidad
más. Una patética, triste, solitaria y estúpida Navidad más. Camine hacia el
salón con la taza de cacao caliente en las manos. Puse en marcha el reproductor
de CDs donde todavía descansaba el disco de villancicos que Claire había estado
escuchando durante toda la tarde
anterior y que me había puesto tan triste y melancólica tal, y como seguía en ese momento, el villancico “All I Want for Christmas is you”, lleno
de ruido la silenciosa habitación.
Recuperar el acebo y el muérdago
Campanas de plata en una cuerda
Si escribiera una carta a Santa Claus
Yo pediría una sola cosa
Yo solo le querría pedir una cosa a Santa
Claus: volverle a ver, aunque solo fuera un momento. Seguro que él ya no se
acordaba de mí. Posiblemente estaba felizmente casado con una mujer guapa,
exitosa, valiente y decidida, aquella que no supe ser en ese momento pero es
que era tan joven y mi madre…
Me senté en
el sillón a contemplar el estúpido árbol que me había empeñado en adornar junto
a Claire en un vano intento de animarme, pero era imposible. El resto del año, mi
vida, aunque solitaria, triste y fría, iba pasando gracias a mi hija por la
cual me levantaba cada día, pero este sentimiento de soledad y tristeza se
acrecentaba en Navidad y mucho más desde hacía un poco más de dos años tras mi
divorcio que, aunque me había hecho más libre, también me había hecho darme cuenta de lo sola
que realmente me encontraba. Con la mirada puesta en el árbol, la música
sonando de fondo, y la imagen de
aquellos ojos verdes en mi mente, empecé a evocar mis recuerdos…
No recordaba
casi nada de mi infancia y menos mal ya que mí único recuerdo eran las voces y
gritos de mis padres, las frecuentes peleas, los enfrentamientos.
Mi
adolescencia, sometida a las órdenes y al maltrato psicológico de Renée Swan,
una mujer egocéntrica, psicótica y
desequilibrada, casi prefiero no
recordarla. Vivía con miedo, miedo de todo, miedo de que se enfadara cada vez
que yo hacía algo que a ella no le gustaba, miedo a desobedecerla. Lo más
gracioso del caso es que con 10 años ya había llegado a la conclusión de que
hiciera lo que hiciera y como lo hiciera a Renée Swan, esa señora que se hacía
llamar mi madre, siempre le parecería
mal.
Mi padre,
que decir de mi padre, a estas alturas de la historia no sabría decir si le
tengo lastima por vivir sometido a una persona así, o rencor por observar
impasible al maltrato psicológico al que estaba siendo sometida.
Pero la cosa
se agravó mucho más cuando empecé a tener más o menos amigas y a intentar salir
con ellas. Parecía que la molestaba, intentaba malmeterme contra ellas. Ninguna
era ni lo suficientemente buena, ni guapa y qué decir de sus padres a los que
siempre criticaba. Todos tenían algún defecto pues ella era la mejor, la más
buena, la más guapa y dulce. Ni que
decir tiene que los domingos por la mañana mientras ellas estaban de paseo,
yo tenía que quedarme en casa a limpiar
y fregar, ya que mi madre se había pasado toda la semana de juergas con sus
amigas pues la casa, según ella, era mi obligación.
Fue en esta
época y en uno de mis paseos junto a mis amigas por Central Park cuando le vi. Estaba con un grupo de chicos, pero él
se fijo en mí, no sé cómo se fijo pues no era nada del otro mundo y estaba un poco
pasada de peso, pero se fijo. Tenía los ojos verdes más hermosos y expresivos que
nunca había visto y me enamore inmediatamente de ellos y también de su
personalidad dulce, tierna y amable. Estuvimos toda la tarde hablando,
conectamos muy bien y mi cuerpo temblaba solo de oírle. La tensión sexual
estaba en el aire flotando entre nosotros y eso que solo teníamos quince años,
fue un momento especial, único y maravilloso…hasta que llegó la hora de irse.
—Bella, me
has caído muy bien y me gustaría volver a verte, podría invitarte a una coca
cola y…
—No sé…yo…no
tengo teléfono –dije pensando con pánico en cómo se pondría mi madre si un
chico desconocido llamaba a casa.
—Bueno si no
tienes móvil, dame un fijo, yo te llamo y…
—No, no será
mejor que no –dije asustándome más aún, verás mi madre yo…
—Entiendo,
tu madre se enfadaría. No hay problema tengo una hermana, le puedo pedir que…
—No casi
será mejor que no –le contesté de nuevo ya si saber que argumento esgrimir sin
decir una verdad que a mí misma me avergonzaba reconocer y pensando atemorizada
en el tercer grado al que sería sometida si una chica desconocida llamaba a mi
casa para quedar. Posiblemente buscaría la manera de que no saliera ese día.
—Como
quieras…—me contestó con una gran tristeza y resignación en su voz. Seguro que
pensaba que me estaba intentando deshacer de él, pues no estaba interesada.
Nos
despedimos con un beso en la mejilla, con un simple roce que provoco que todo
mi cuerpo estallará en miles de fuegos artificiales, sensación que jamás he
vuelto a sentir. Nos fuimos separando poco a poco, perdidos el uno en la mirada
del otro, sabiendo que sería la última vez que nos veríamos y luchando al mismo
tiempo contra esa sensación.
Años después
y a pesar de no haberme olvidado nunca de esos ojos, me casé con Jacob Black, yo creía que lo
amaba pero que equivocada estaba. Simplemente fue la solución fácil, cómoda, mi
vía de escape para salir de una casa en donde la convivencia cada vez era peor,
que digo peor, era insoportable. Jacob era de mi pandilla de amigos, se veía
normal que saliera con él, aun así mi madre luchó con uñas y dientes entorpeciendo
esa relación, pero me acabe casando mas por terquedad y rebeldía que por
verdadero amor. Y fue el peor error que pude haber cometido. Lo único bueno de
todo, mi hija Claire, nada más. Jacob no era un mal hombre, los primeros años
no fueron malos, pero mi madre seguía en medio, fastidiando, incordiando. Pero la gota que colmó el vaso fue cuando
pretendió hacerle a mi hija lo mismo que había hecho conmigo y tras una agria
discusión corté toda relación con ella y que casualidad, al día siguiente era
Nochebuena ¿y todavía me preguntan porque odio las navidades?, ¿porque me
entristecen?
Creía que
las cosas podrían ir mejor entonces pues me sentí libre, por primera vez en mi
vida me sentí libre, pero mi matrimonio ya estaba herido de muerte .A raíz de
eso cogí una depresión enorme y Jacob, aunque al principio intentó ayudarme,
poco a poco fue pasando de mí, sobre
todo cuando me negué a tener relaciones sexuales con él. Simplemente es que
habían dejado de apetecerme. Bueno realmente nunca las disfrute plenamente,
pero en esa etapa de mi vida, simplemente no tenía ganas, me volví frígida, no
sé como explicarlo ni que me pasó, sencillamente mi cuerpo se negó, murió.
Unos años
después nos divorciamos y que casualidad, faltaba un día para Nochebuena,
Nochebuena y Navidad que yo pase sola en
mi casa pues Jake se había llevado sin ninguna consideración por su parte, a mi hija para pasar esa noche y el día siguiente
con su querida familia para darle a su madre el caprichito de todos los años,
ya que si Jake tenía algún defecto grave ese era el estar totalmente enmadrado
y supeditado no solo a las ordenes y dictados de su madre, sino también a los
de su hermana mayor. Yo siempre decía con sorna que tenía dos suegras. Cada día
que pasaba se había vuelto más estúpido con respecto a toda su familia de la
cual no se podía decir absolutamente nada, quizás él tuviera razón y lo mío
fuera simple envidia porque él tenía la familia unida que yo nunca tuve. Pero
el problema es que yo nunca me sentí a gusto en esa familia, nunca conecté con
ellos ni en gustos, ni en modo de pensar, en nada, y de una manera o de otra
ellos siempre se encargaban de dejármelo bien claro.
Y este año
había pasado igual, se había llevado a mi hija dejándome sola sin ninguna consideración por su parte, con la diferencia de que ahora tenía a Alice y
ella no iba a permitir que pasara esos dos días en soledad.
Los últimos
acordes del villancico sonaron dejando la estancia sumida en el silencio, me
levante del sillón donde había estado contemplando el árbol, me puse el abrigo,
la bufanda y los guantes y salí a dar una vuelta por Central Park que en esta época del año estaba precioso lleno
de nieve y muñecos, con todos los árboles adornados con motivos
navideños y grupos de gente cantando villancicos por todas partes.
Se había vuelto una costumbre desde hacía poco
el pasear por allí, me quedaba bastante lejos de casa, pero aun así iba dando
un paseo. ¿Por qué? , en mi fuero interno sabía que era porque aun tenía la esperanza
de encontrarlo. Era una locura, una tontería, habían pasado muchos años y seguramente
ya ni se acordaba de mí, una insignificante chica, pero de ilusión también se vive ¿o no?
Paseaba distraídamente
cuando una bola de nieve me golpeo en el pecho.
— Perdón
señora, no me he dado cuenta –oía que me decía la voz aterciopelada de un niño que me recordó a aquella que hacia tantos años que
no escuchaba pero que se había quedado grabada a fuego en mi memoria.
—Quil, ¿cuántas
veces te he dicho que…? –esos ojos, esa voz, no podía ser, era imposible, ese cabello,
nunca había visto otro de ese
color…pero…
—Yo te
conozco de algo…
—Papa –oí
decir al niño –perdóname no me di cuenta.
No es
posible, pensé para mí mientras mi cuerpo reaccionaba ante su presencia como
aquella primera vez, como nunca consiguió reaccionar con Jacob.
Yo no
necesito paseos en trineo en la nieve
No quiero
una Navidad que es azul
Recuperar la
malla, medias y arcos
''Porque
todo lo que quiero para Navidad eres tú
No necesito
cosas caras
No me
importa
Lo que yo
quiero no se puede encontrar
Debajo del
árbol de Navidad
Edward Pov
El avión que
me devolvería de nuevo a mi hogar, de donde nunca debí salir, llevaba un buen retraso. A mi lado mi hijo Quil iba
completamente dormido y menos mal pues el vuelo era lo suficientemente largo
como para causar el aburrimiento de cualquiera y mucho más de un niño tan
pequeño.
A pesar de
que mi madre había insistido para que me quedase con ellos en su casa, había
alquilado un apartamento muy cerca de Central Park con la excusa de que así
Quil tendría cerca un espacio enorme para poder jugar y correr. Pero era solo
una excusa, la verdad es que ese parque me traía el recuerdo más hermoso que
nunca pude tener, el de unos ojos chocolates que me miraban con amor, con adoración.
Unos ojos tristes y vacios pero aun así hermosos, que reclamaban amor, un amor
que daba la impresión que esa muchacha que me había cautivado no conocía. Solo
pude disfrutar de ellos una tarde, después desapareció entre la gente y nunca, nunca
mas supe mas de ella. No entendía muy bien la razón por la cual se negó a
seguir teniendo algún tipo de contacto conmigo pero esos hermosos ojos tan
expresivos delataban una tristeza que nunca he vuelto a ver en nadie e
inmediatamente sentí la necesidad de
protegerla, cuidarla y adorarla. Pero el miedo a las represalias de su madre, o
eso me pareció entender, impidieron que pudieran conseguir mi objetivo. ¿Sería
una de tantas niñas maltratadas por sus
padres? , me pregunte en ese momento.
Tiempo después,
tras concluir mis estudios en el instituto, viajé a Francia para realizar en la Sorbona la
licenciatura de medicina. Allí, había tenido la desgracia de conocer a Tanya y
me había dejado enredar por ella hasta el punto de contraer matrimonio.
Quizás fue la lejanía de mi familia, la
soledad, la necesidad de compartir mi vida con alguien, no lo sé, pero fue el
peor error que pude haber cometido en mi vida. Un error que me ha tenido
separado de mi familia a la que adoro durante todo ese tiempo. A estas alturas
de la historia no sabía si el niño que dormía a mi lado, era hijo natural mío o
de quién, pero me daba igual, Quil era mi niño, mi razón de vivir, daba igual
quien fuese su padre biológico porque su padre legal era yo que le había cuidado
y educado mientras su madre andaba por ahí de hombre en hombre como la zorra
que es en realidad.
Mucho me
había costado sin embargo que me concediese el divorcio. ¿Cómo iba la esposa de
Edward Cullen, hijo del famoso cirujano Carlisle Cullen y con una inmensa
fortuna, admitir un divorcio y quedarse sin ese chollo de vida que llevaba? Al
final y tras un largo y doloroso enfrentamiento, sus muchos escarceos amorosos y el dinero de mi familia,
habían jugado en mi favor. El juez
terminó dándome la razón y, gracias a
dios, la custodia de Quil.
Para
amenizarnos la última hora de vuelo que nos quedaba, en el altavoz del avión
empezó a sonar All I Want for Christmas
is you, un
villancico que concordaba muy bien con mi estado de ánimo. Nunca había podido olvidarme
de aquellos ojos chocolate pero últimamente pensaba en ellos más que nunca y
secretamente le pedí a Santa Claus un
encuentro con ella, verla, aunque solo fuese una vez más.
El avión
aterrizó sin problemas y un taxi me llevó a mi nuevo apartamento. Mi madre y mi
hermana se habían encargado de decorarlo con un gusto exquisito, esta noche
tendría que darles las gracias. La habitación de Quil era de cine con su
inmensa cama semejando un coche, seguro que eso había sido idea de Emmett. Mi
hermano Emmett nunca cambiaría. Por lo visto se había casado con una chica que
a su vez era hermana del novio de Alice y formaban un grupo unido al cual pensaba adherirme
aunque pienso que me sentiría de non, ya que por desgracia no tenía pareja,
cosa que Alice estaba empeñada en solucionar. Este último pensamiento volvió a
traerme a la memoria esos ojos color chocolate.
—Quil –le
dije a mi hijo una vez terminamos de deshacer las maletas — ¿quieres conocer
el parque? A estas alturas del año
tendrá nieve, podríamos jugar, hacer bolas…
—Siiiii –me
contestó mi niño muy entusiasmado. Era curioso pero desde que no estaba bajo el
influjo de su madre, el niño era más feliz, más libre, más niño. No la echaba
de menos ni una pizca pero mi preocupación era que la falta de una figura materna se hiciera de
notar.
Salimos del
apartamento y nos dirigimos al parque. Estaba precioso, tal y cómo yo lo
recordaba. Los árboles estaban adornados con motivos navideños , un hombre
disfrazado de Santa se acercó para regalarle un globo que mi hijo aceptó
entusiasmado, todo el conjunto resultaba bonito y acogedor. Por todos los
lados había gente cantando villancicos y niños jugando con sus padres. Se respiraba un ambiente realmente
navideño y festivo. Empezamos a jugar
con la nieve pero de repente y sin que pudiera evitarlo, Quil le lanzó un buen
bolazo a una mujer que en ese momento se acercaba paseando. Fui hacia ella para
pedirle disculpas y…era imposible…esos ojos… Santa Claus me había escuchado.
—Yo te
conozco de algo –acerté a decir, mientras oía que mi hijo me pedía perdón.
—No te
preocupes cariño –le dijo mi hermosa visión de ojos chocolate que me había
dejado petrificado en mi sitio –son cosas que pasan, no tiene mas importancia.
—¿Bella?
–dije de pronto
—¿Edward?,
¿eres tú? ¡Dios mío!, no me lo puedo creer.
—Yo…yo
tampoco me lo puedo creer, acabo de regresar de Francia…yo…yo estaba pensando
en ti.
—¿Pensabas
en mí? –preguntó poniéndose colorada
como un tomate.
—Puede
parecerte mentira pero sí, lo hacía –contesté un poco envarado pero, ¿qué es de
tu vida?, ¿podemos ir a algún sitio a tomar algo y charlar?
—Claro pero…
¿no te espera tu mujer en casa? –me preguntó mientras echábamos a andar en
busca de un sitio donde sentarnos y charlar
—No,
tranquila no estoy casado
—¿y este
niño?
—Bueno él es
Quil mi hijo—, le dije mientras se lo presentaba formalmente— realmente estoy
divorciado, gracias a Dios, mi
matrimonio no fue un camino de rosas precisamente.
—Encantada
Quil –le dijo al niño dándole un beso que mi hijo devolvió extrañamente entusiasmado.
Por culpa de su madre no solía fiarse de ninguna mujer, pero parece que con
ella se había establecido una especie de conexión
—Mi
matrimonio tampoco funcionó, me divorcié
hace un año –escuché que me decía sacándome así de mis pensamientos.
—¿No tienes
hijos?
—Una niña
preciosa pero su padre se la ha llevado por estas fechas para pasar la navidad
con su familia, así que aquí estoy…
—¿estás
sola?, ¿vas a pasar las navidades tu sola? –le pregunté mientras veía la forma
de que aceptase pasarlas conmigo en la casa de mis padres, seguro que a Esme no
le importaría.
—Bueno
técnicamente no, una amiga mía me ha invitado a pasarlas con su familia, yo no
quería ya que no me gusta estorbar pero…es muy insistente.
Nos sentamos
en una cafetería, pedimos unos cafés y un cacao para Quil y pasamos la mayoría
de la mañana charlando animadamente de cosas sin importancia. Cuando llegó la
hora de comer la invite pues no quería separarme de ella, Bella aceptó
encantada daba la impresión de que ella tampoco quería hacerlo, además se
llevaba muy bien con mi hijo. Fuimos a
un McDonald’s a petición de Quil y mientras jugaba en uno de
los numerosos juegos que había en este tipo de establecimientos, seguimos
hablando y así nos tiramos toda la tarde hasta que llegó la hora de cenar. Pedimos de
nuevo otra hamburguesa y seguimos con nuestra charla, pero la hora de marchar
llegaba inexorablemente.
—Esta vez no
pienso irme sin que por lo menos me des tu teléfono, no estoy dispuesto a estar
otros diez años sin saber de ti.
—Esta vez no
te lo voy a negar, dijo cogiéndome el móvil de la mano y marcando ella misma su
número en él, al tiempo que apuntaba su dirección en una servilleta—. Soy una
nueva Bella la antigua, cobarde y miedosa quedó en el pasado.
—¿Qué te
pasaba?, ¿por qué no quisiste dármelo la ultima vez?
—Es una
larga, triste y dura historia, no sé si querrás escucharla.
—Por
supuesto que quiero hacerlo. Bella yo…no sé porque pero siento la necesidad de
hacerlo, quiero ayudarte yo…
—Ya te la
contaré en otro momento en el que esté…más preparada para hacerlo—me dijo
mirando su reloj—, pero ahora me tengo que ir se me está haciendo tarde.
—Está bien
pero… mañana pasa el día conmigo otra vez,
antes de que te vayas a pasar la noche con tu amiga, quedemos aquí otra vez,
por favor…le rogué.
—Eso está hecho, hasta mañana entonces podemos quedar sobre las 10 y desayunar algo en algún sitio –y se levantó dándome un beso en la mejilla incrementado aquellas mismas cosas que llevaba sintiendo desde que la había encontrado, esas mismas sensaciones que habían despertado en mí aquella vez y que se habían quedado en el olvido, muertas en mi interior. Nunca jamás llegué a sentir con Tanya algo así, esa electricidad, ese deseo. Después de dar un beso a Quil como despedida se alejo de nosotros dejándome totalmente vacío.
—Eso está hecho, hasta mañana entonces podemos quedar sobre las 10 y desayunar algo en algún sitio –y se levantó dándome un beso en la mejilla incrementado aquellas mismas cosas que llevaba sintiendo desde que la había encontrado, esas mismas sensaciones que habían despertado en mí aquella vez y que se habían quedado en el olvido, muertas en mi interior. Nunca jamás llegué a sentir con Tanya algo así, esa electricidad, ese deseo. Después de dar un beso a Quil como despedida se alejo de nosotros dejándome totalmente vacío.
Me encamine
hacia mi apartamento ilusionado de nuevo y con la esperanza de verla al día
siguiente. Cuando logré dormirme después
de haber dado mil vueltas en la cama,
era ya muy tarde, pero aún así cuando el reloj sonó a las 8 de la mañana me
levante con unas energías que hacía tiempo no tenía. Desperté a Quil y cuando
le dije que íbamos a volver a ver a Bella otra vez, salió de la cama disparado
y dejo que lo vistiera sin una sola protesta, definitivamente esta mujer había
llegado como un ángel a nuestras desordenadas vidas. Salimos del apartamento y
cuando llegamos al parque observe con satisfacción que Bella ya nos estaba
esperando. Pasamos de nuevo juntos todo el día, riendo, charlando, jugando con
Quil…pero el momento de separarse llegó otra vez.
—¿Por qué no
volvemos a quedar mañana por la tarde, después de comer?— le pedí con la
esperanza de que dijera que sí.
– De acuerdo
pero antes tengo que recoger a mi hija de casa de Jacob, nos llamamos por
teléfono para quedar ¿te parece?, pero ahora me tengo que ir, Alice va a pasar a buscarme en unas horas para
arreglarme, me temo que voy a ser su barbie durante un buen rato, es una
fanática del buen vestir y de vez en cuando me tortura con eso –me dijo
resignada.
—De acuerdo,
yo te llamo –le dije contento –hasta mañana entonces y Feliz navidad.
—Feliz
navidad para vosotros también, que paséis buena noche –nos dijo dándonos un
beso a ambos en la mejilla, beso que me supo a gloria.
Con una
sonrisa tonta y feliz pintada en mi cara, me dirigí con mi hijo a mi apartamento.
Realmente yo también tendría que arreglarme pues Alice me había dejado muy
claro que estuviera en su casa a las nueve y que fuera puntual. Estaba empeñada
en presentarme a una amiga que estaba sola ya
que llevaba dos años divorciada y
su marido se había llevado consigo…un momento Bella estaba divorciada , su marido se había llevado a su
hija dejándola sola, me había hablado de
una tal Alice, insistente, fanática de la moda que… Dios no podía ser…
Bella Pov
—Bueno se puede saber a qué viene esa sonrisa tonta que
tienes –me preguntó mi amiga tan perspicaz como siempre.
—¿Te
acuerdas del chico del que te he hablado alguna vez?
—¿Ese de
ojos verdes y mirada penetrante con el que te encontraste a la edad de 15 años
y que no has podido olvidar?
—Si
—¿Qué pasa
con él?
—Alice lo he
vuelto a ver, hoy en Central Park, paseando con su hijo. Al principio me
deprimí porque pensé que estaba casado pero no, se ha divorciado hace poco. Ha
estado todo este tiempo viviendo en Francia, ha venido a pasar la Navidad con
su familia y a establecerse aquí como médico, tiene un hijo que se llama Quil
y… ¿Alice que te pasa? –pregunté viendo como a mi amiga estaba paralizada
escuchándome.
—No..., nada… —me contestó con esa sonrisa maliciosa
que solo significaba que o bien sabía algo que yo no, o que estaba tramando
alguna cosa. En cualquier caso y conociendo a mi amiga, empecé a sentirme
intranquila.
A eso de las
nueve de la noche llegamos a la mansión Cullen, ya había estado allí un par de
veces pero nunca dejaría de impresionarme. Esme era decoradora de interiores y había
dado a la casa un aire moderno y hogareño, ese si era un verdadero hogar y no
lo que yo había tenido. La casa estaba adornada
con motivos navideños con un gusto exquisito, el muérdago estaban
en todas partes, el árbol era
impresionante, los villancicos resonaban en toda la estancia dando al lugar un
ambiente navideño e intimo. A diferencia de la familia de Jacob, estirados,
prepotentes con aires de nuevos ricos, esta familia era atenta, cariñosa,
nadaban en dinero pero no se les notaba, eran humildes, cercanos, me sentía a gusto
con ellos, me sentía integrada cosa que nunca conseguí con la familia de Jacob..
Pero estaba un poco nerviosa por conocer a sus hermanos y a esa rubia espectacular
de la que tanto hablaba Alice, hermana de su novio Jasper al que ya tenía el
gusto de conocer.
—Hola Bella bienvenida
de nuevo –me saludo Esme tan cariñosa como siempre –ven pasa. Mira este es mi
hijo mayor Emmett y esta su esposa Rosalie.
—Mi
hermanita me ha hablado mucho de ti –me dijo un muchacho tan grande como una
casa que me cogió entre sus brazos dificultándome la respiración.
—Emmett que
la vas a asfixiar –dijo una mujer rubia y guapísima a su lado –hola soy
Rosalie, Alice nos ha hablado mucho de ti, es un placer conocerte –me dijo. Yo
la devolví el gesto y en seguida me sentí a gusto con ella, se le notaba que
era simpática y encantadora nada que ver con todas esas rubias oxigenadas
podridas de dinero que había conocido en la tienda.
—Hola Bella, ¿cómo estás? –me saludo Jasper.
— Bella —me
dijo Alice dando saltitos—, quiero presentarte mi hermano.
—Edward esta
es Bella, Bella está este es mi hermano Edward.
Una figura
extremadamente familiar y tremendamente sexy, se dio la vuelta en ese momento y
un par de brillante ojos verdes me miraban con emoción mientras mi cuerpo se
estremecía por culpa de una corriente eléctrica que en ese momento empezó a
recorrerlo, era imposible, definitivamente Santa Claus existía y había hecho bien su trabajo.
—Veo que ya
os conocéis –dijo Alice con una entonación de triunfo que revelaba sin duda
alguna que ella ya lo sabía…
Edward Pov
No podía
creérmelo aún, bendita suerte la mía. Definitivamente, era la mejor Nochebuena
que había tenido en muchos años. Que
digo años, desde que me fui a Francia no había disfrutado de unas navidades
como estás. Bella era magnifica, delicada, tierna, simpática, dulce, se llevaba
a la perfección con mi hijo, era, definitivamente un regalo de Navidad inesperado que se había
adelantado y esta vez estaba decidido a
conservarla a mi lado. No sabía con exactitud que la había empujado a alejarse
de mí aquella vez, negándose a darme su teléfono pero debido a mi profesión
y a todo lo que había visto en ella tenía
una ligera idea, por cómo se comportaba y hablaba me daba cuenta de que era una
mujer maltratada por la vida y por la gente de su entorno familiar y estaba
dispuesto a ayudarla, a tener con ella toda la paciencia que se requería en
estos casos. Quería conservarla en mi vida y
no dejarla nunca marchar.
—Porque no
te quedas a dormir esta noche en casa Bella –ofreció mi madre –así mañana ya
estás aquí y no tendrías que volver.
—Eso sí
quédate, anda por favor –pidió mi hermana con su habitual carita de perrito
abandonado esa que hacía tiempo que no la veía poner.
—Si quédate
por favor –imploré mirándola a esos ojos
de color chocolate tan bonitos y
que ahora parecían un poco más
brillantes. Yo los recordaba tristes, apagados, vacios, ahora ese brillo tan
bonito me hacia adorarlos aun más, definitivamente no estaba dispuesto a dejar
que esta mujer se fuera otra vez de mi vida.
—De acuerdo,
me quedaré –dijo sonriendo y sonrojándose al mismo tiempo, sonrojo que adoré al
instante.
Mi hermana
se levantó y puso en el reproductor de música un disco de villancicos. Casualmente
empezó a sonar el mismo villancico que
había escuchado en el avión, “All
want for Christmas is you”, aquel que me había hecho pedirle a Santa Claus
un regalo muy especial y que él de forma adelantada me había concedido,
alegrando así mi vida y convirtiendo estas navidades en las mas felices de
mi existencia.
—¿Bailamos?
—Umm…te
advierto que no soy muy buena…suelo pisar a la gente…Jacob decía que…
—Olvídate de
Jacob, ahora soy yo tu pareja de baile y si me pisas no me importará, ven.
—Se levantó
y me pasó los brazos por el cuello, yo le tome de la cintura, que bien se estaba así…
—Bella –le
dije –verás yo…lo estoy pasando contigo muy bien esta noche. No tengo ni idea
de porque nos separamos aquella vez sin que me dieras por lo menos un número de teléfono donde localizarte, pero
déjame decirte que, a pesar de que me casé con Tanya, nunca pude olvidar esos ojos tan bonitos que tienes, siempre me
acordé de ti. Inconscientemente compre un apartamento cerca de Central Park
porque esperaba encontrarte, incluso le pedí a Papa Noel como regalo que me dejara
volver a verte. Bella…me da la impresión de que has sufrido mucho en esta vida.
Déjame ser tu salvador, déjame consolarte, ser tu paño de lágrimas, demostrarte
que la vida puede llegar a ser muy bonita si estás al lado de la persona
adecuada, cuéntame tus problemas, tus miedos, todo de ti, déjame ayudarte, ser tu amigo, eso de momento y si tu quieres con el tiempo… algo más.
—Edward,
había una razón de peso para alejarme de ti en ese momento de mi vida, era
joven, tenía miedo, pero esa razón ya no está. Ahora soy más fuerte, más
valiente y mejor. La vida me ha dado
palos. He caído muchas veces pero he sabido levantarme y he tenido ayuda –me
dijo mirando a mi hermana—. Casualmente
este mismo villancico estaba sonando en mi casa ayer por la mañana antes de ir
al parque. Yo también pensé en ti todos estos años, siempre estuviste en mi
mente y mis recuerdos, a pesar de que me case con Jacob, grave error por cierto.
Al escuchar este villancico, yo también le pedí
a Santa Claus que me dejase volver a verte, pero nunca pensé
que iba a encontrarte y tener esta nueva oportunidad que me brinda la vida. Si
quiero Edward, quiero que me ayudes, que
estés en mi vida, contarte todo si es que eres capaz de soportar mi dolorosa
realidad, quiero que seas mi amigo y…algo más si tu quieres porque yo sí que lo
quiero y estoy más que dispuesta a intentarlo.
—La cogí
entre mis brazos y la apreté más contra mí, aspirando su olor, dejándola notar
el problemilla que se estaba poniendo en mi entrepierna haciendo que mis
pantalones encogieran por lo menos dos tallas, me fui acercando a ella poco a poco con la sana
intención de darla un beso, beso que ella no me negó. Fue corto pero no por eso
menos tierno y dulce, mi lengua acarició
sus labios pidiendo permiso para entrar en su templo y ella me lo dio gustosa,
nuestras lenguas danzaban a su propio
ritmo , mientras el villancico seguía
sonando en la habitación.
Tú eres el
ángel que corona mi árbol
Tú eres mi
sueño hecho realidad
Santa Claus
no me puede traer lo que necesito
Porque todo
lo que quiero para Navidad eres tú
No necesito
cosas caras
No me importa
Lo que yo quiero no se puede encontrar
Debajo del árbol de Navidad
Tú eres el ángel que corona mi árbol
Tú eres mi sueño hecho realidad
Santa Claus no me puede traer lo que necesito
Porque todo lo que quiero para Navidad eres tú
Todo lo que quiero para Navidad eres tú
Si todo lo que quiero para Navidad es
No me importa
Lo que yo quiero no se puede encontrar
Debajo del árbol de Navidad
Tú eres el ángel que corona mi árbol
Tú eres mi sueño hecho realidad
Santa Claus no me puede traer lo que necesito
Porque todo lo que quiero para Navidad eres tú
Todo lo que quiero para Navidad eres tú
Si todo lo que quiero para Navidad es
¿Sería
posible que Santa Claus si hubiera podido traerme lo que de verdad necesitaba y
que de forma adelantada me estuviera dando mi regalo…?, me preguntaba al tiempo
que me separaba de ella rompiendo el beso y con ello la magia del momento.
Toda la familia nos miraba con alegría sobre
todo mi madre y mi hermana, sabedoras del infierno que me había hecho pasar
Tanya. Y seguramente mi hermana sabría esos detalles de la vida de Bella que me
inquietaban, aquello que la habían hecho débil en su día, pero la habían convertido
en una mujer fuerte e independiente. Sí definitivamente el destino nos daba una
nueva oportunidad.
El resto de
la noche y el día siguiente pasaron rápidos. La comida de Navidad fue
maravillosa y pasó como todas en la familia Cullen entre risas y bromas, sobre
todo las mi hermano Emmet. Fueron momentos alegres y felices. El intercambio de
regalos en el árbol fue mágico, yo no tenía nada para ella, todo había pasado
de imprevisto, pero pensaba solucionarlo. Definitivamente era la mejor Navidad que había pasado en
años.
Después de comer la acompañé a recoger a su
hija Claire pues tenía unas enormes ganas de conocerla. Quil y ella conectaron
en seguida así que no fuimos de nuevo a Central Park, a ese parque que nos
había juntado, separado y vuelto a reunir, un grupo de gente estaba congregado
debajo de uno de los árboles cantando, “ All I Want for Christmas is you”, el
villancico que ya se había convertido en nuestro villancico. No quedamos un
rato escuchándolo y bailando los cuatro juntos al ritmo de la canción. Después
hicimos un enorme muñeco de nieve, que luego destrozamos, nos enzarzamos en una
guerra de bolas épica, y por la noche me despedí de ella con un beso y con la
promesa de vernos de nuevo al día siguiente y de pasar juntos la noche de fin
de año y el día de Año Nuevo. Definitivamente esa había sido la mejor Navidad
de toda mi vida .De momento éramos solo amigos, pero con el tiempo…
La primera vez que nos encontramos, nuestros
ojos se unieron, pero no era el momento. Años después nuestras miradas se
vuelven a encontrar... para siempre.
Con este OS me presento al Contest Sintiendo la Navidad. Si pensáis que me lo merezco, podréis votar por mi pinchando en el siguiente link:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario