viernes, 14 de octubre de 2011

RECUPERANDO TU AMOR. CAPITULO 16: PESADILLAS



DISCLAIMER: LOS PERSONAJES QUE APARECEN EN ESA HISTORIA, NO ME PERTENECEN. SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DE SM, YO SOLO JUEGO CON ELLOS PARA CREAR ESTA HISTORIA. SOLO ELPERSONAJE DE GABY ES DE MI INVENCIÓN.


Capítulo 15: Pesadillas
Pov Bella
Durante mi trayectoria profesional, había  atendido a veces a personas que venían presas de un ataque de ansiedad porque se habían visto metidas en un sitio cerrado sin posibilidad de salir. La tan conocida claustrofobia.
 A pesar de mis conocimientos médicos siempre he pensado que la claustrofobia era algo que se supera fácilmente si te lo propones y que no era para tanto. Bien, que equivocada estaba.  No llevaba encerrada entre esas cuatro paredes ni cinco minutos y ya empezaba a notar los primeros síntomas. Paseaba de un lado a otro inquieta y nerviosa.
 Desde que vi lo bien que se llevaban Edward y  Gaby  había  empezado a rondarme una idea en la cabeza. De hecho se lo iba proponer a Rose y a Edward, pero ahora tenía mucho miedo de llevarla a cabo. No obstante sería enviar a mi hija a la boca del lobo. Jacob me había dicho que Gaby estaría segura, que ni Tanya ni su padre serían capaces de hacerle nada allí pues sería demasiado obvio pero aun así…
—¿Qué estará pasando? –preguntó de pronto mi madre rompiendo el silencio.
—No tengo ni la menor idea mamá, pero sea lo que sea tranquila que ya vendrán a decírnoslo, aquí dentro no nos van a tener de por vida —contesté intentando tranquilizarla y de paso tranquilizarme yo.
—Mamá, papá, Esme, he estado pensando –dije en parte por hablar de algo que nos distrajera y en parte porque quería conocer su opinión—, ¿qué os parecería que Edward se llevara a la niña a Forks?
—¿Cómo se te ha ocurrido eso hija?—preguntó mi madre.
—Bueno,  lo he consultado con Jacob y Sam y  lo iba a hablar con Rose y con Edward  antes de que todo esto pasara. No creo que sea bueno para ella interrumpir el curso en una escuela para empezar en otra y eso es lo que le  sucederá. No sé  pero creo que puede ser perjudicial para ella. Aunque debo admitir que está encantada con la idea de irse. El problema es…bueno ya sabéis
—Yo imagino que Edward tiene algo que ver con eso.
—Sí, yo también lo creo – dije riéndome—.  El caso es que ahora veo más necesario que se vaya con vosotros y me explico. No sabemos el trauma psicológico que pueden tener tanto ella como sus primos por la situación que han pasado pero no creo que vean la playa y el hospital con los mismos ojos. Hay un término médico que se denomina estrés post traumático, que es una especie de depresión que padeces tras vivir  una situación límite y que te impide volver a los lugares donde has vivido esa situación. Me da miedo que cuando despierten,  a los niños les pase esto y sea necesario sacarlos de aquí cuanto antes. De hecho no descarto que necesiten la ayuda de un psicólogo. Me da miedo, mucho miedo mandarla justo a la boca del lobo, pero sé que aquí no se podrá quedar, no sin que su salud mental se vea alterada.
—Edward estará encantado de llevársela y seguro que entre los tres podrán protegerla y estoy convencida de que Marco  enviará refuerzos, pero él no querrá que te quedes aquí sola —dijo René muy segura de sí misma.
— Hasta que se abra el nuevo hospital no puedo irme a Forks. De hecho en el hospital que hay ahora tienen una Jefa de Urgencias, la señora Cope me parece que es, que hace muy bien su trabajo. Se jubila para Navidades, por eso me ofrecieron el puesto. El caso es que no me van a necesitar por lo menos hasta ese momento. Y además, tengo que quedarme aquí a recoger  y dejar todo listo y no puedo abandonar el trabajo de la noche a la mañana, hasta que  no me encuentren una sustituta aquí  soy necesaria.
—Eso lo entendemos hija, pero Edward no querrá. De hecho él  iba a quedarse aquí contigo hasta que os fuerais los tres, iba a decírtelo cuando empezaron los disparos.
—Ya, ya lo he oído pero Jacob ha dicho que tendrá que volver. Y yo lo entiendo, hay que calmar a la bestia. Y he ahí mi problema,  ¿qué va a decir la bestia sobre que Edward se presente con nuestra hija?—les interrogué –verdaderamente me da mucho miedo pero no tengo  más opción.
—Bueno, no tendría absolutamente nada que decir, yo también puedo presentarme con mi nieta y Rose con su sobrina —contestó mi padre muy resuelto—, además me parece que el veros,  a Edward le ha dado coraje, no se le ve tan hundido como  estaba, lleva dos días que ha vuelto a ser el mismo Edward de siempre. El que había en Forks no era él, sólo su sombra. Lo que quiero decir es que me parece que a Edward le va a importar un  comino lo que ella piense o diga. Además tal y como ha dicho tu madre,  Marco enviara a alguno de sus agentes para protegerla y allí tiene a su padre, a su tío y a su abuelo para lo mismo, la tendremos constantemente vigilada las 24 horas del día. Así que hija, si piensas que es lo mejor, no te apures, ella estará bien. Por otro lado, Jacob y Sam tienen razón no creo que a los hermanitos o a Tanya se les ocurra hacer nada contra ella en su propia guarida.
—Mami, mami –dijo de pronto mi niña despertando de su sueño— ¿Los señores malos ya se han ido?
—Sí hija ya no están ¿ves estas con la abuelita? Y mira, Peter está durmiendo ahí—le dije acariciándole  el pelo.
—¿Y Tony?—preguntó—, ¿dónde está Tony?
—Esto…verás hija,   a Tony los señores malos le hicieron un poco de pupa y le hemos tenido que curar, pero ya se está poniendo bien. Cuando podamos te llevo a verle ¿vale?— le dije sin saber muy bien cómo afrontar la situación.
—¿Y la tía Alice?, ella me tiró al suelo, evito que esos señores me hicieran daño a mí también —volvió a preguntar mi niña. Por Dios, que podía decirle…
—La tía Alice está perfectamente, luego vamos a verla también— contesté
—Ha sido por culpa de esa señora tan mala que no deja venir a papá ¿verdad? Se ha enfadado  porque está con nosotras y por eso ha hecho esto.
—¿Quién te ha hablado a ti de una señora mala?—pregunté confusa.
—Nosotros – dijo Peter que también se había despertado y estaba escuchándolo todo—.  Le hablamos de la tía Tanya, a nosotros nos cae muy mal y hemos oído muchas veces decir a papá  que está obligando al tío a estar con ella y por eso no podía ir con vosotras. Nunca le  habíamos dicho nada —añadió—,  pero al ver que el tío había venido pensamos que ya no pasaba nada.
—Bueno, pues no os voy a mentir porque la cosa es muy seria y tenéis que saber para qué comprendáis la importancia de obedecer a Emily en todo momento –dije tomando una decisión—,  esa señora mala es la culpable de lo que nos ha pasado hoy pero tito Jacob y Sam están solucionándolo. Y papá también está con ellos.
—Desde ahora voy a obedecer a Emily en todo, mami. Además no quiero salir más de casa, no quiero volver a la playa, ni quiero volver a ir a nadar—dijo mi niña, justo lo que me temía.
—Yo tampoco tía —agregó Peter—, quiero volver a mi casa –dijo medio llorando.
—Veis –les dije a mis padres y a Esme—, ya lo sabía.
—Estoy de acuerdo contigo en que sería lo mejor para la niña irse con su padre a Forks  – dijo Esme y pienso que allí la protegerán mejor que aquí pues no solo tendrá agentes del FBI sino a su padre, tío y abuelo.
— ¿Y qué te parecería, si las circunstancias lo permiten, irte con tu padre a Forks?—le pregunté  a Gaby
—¿Con papá?,  ¿nos vamos a ir ya con papá?—preguntó  visiblemente entusiasmada.
—De momento yo no iría —le aclaré—,  tengo que recoger todas las cosas aquí. Iré lo más pronto posible.
—Pero yo quiero que vengas –dijo mi niña llorosa—, te voy a echar de menos
—Ya lo sé,  pero tendrías a los abuelitos, a los primos, a los tíos y a tu papá Y no tendrías que volver otra vez a la playa, ni a las clases de natación, si eso es lo que te preocupa —le dije intentando convencerla.
—Pero yo te voy a echar de menos mamá. Y a la tía Alice y a Jasper.
—A mi hija y a Jasper  no te dará tiempo a echarlos de menos porque se van a ir con tu mamá. Y Carlisle y yo también nos vamos. Carlisle va a ser el jefe del hospital donde va a trabajar mami allí en  Forks, ¿lo sabías?—le dijo Esme intentado apoyarme.
—Biennnnnnnnnnnnnnn —dijo mi hija—,  voy a estar con mi papá y con todos vosotros.
—Pues no nos vendría mal que fueras antes a ayudar a la abuela y a la tía a buscarnos una casa ¿qué te parece?—le preguntó Esme.
—Sí y saldrás de compras con tía Rose y así cuando lleguemos nosotros la tía Alice no podrá arrastrarme a los centros comerciales —agregué.
—Algo se le ocurrirá Bella, no lo dudes —dijo Esme divertida.
—Y me ayudarás a mí con la pierna –apuntó mi madre—. Voy a necesitar a alguien que me traiga las cosas.
—Cuenta con nosotros,  abu –dijo Peter.
—Pero ¿qué dirá la señora mala?—preguntó mi niña –y esa simple pregunta causó una desazón tremenda dentro de mí. Yo me preguntaba lo mismo.
—Bueno, eres su hija y tiene su derecho a tenerte con él, no puede decir nada—le dije yo.
—En su casa no te va a dejar estar, eso seguro, pero te vienes a la nuestra. Nos sobra una habitación, seguro que mamá  la prepara para ti —ofreció Peter enseguida, deseoso de tener a su prima con él.
—¿De verdad?—le preguntó mi niña.
— Sí y además cuando tu mamá vuelva, os vais a ir a vivir los tres a la casa de tu papá. Él tiene una casa en donde no quiere que viva nadie que no seáis vosotras dos y según hemos oído, la tiene lista y preparada desde hace mucho –vaya, pensé con los ojos cristalinos. La famosa casa de sus padres. Seguro que en su tiempo querría darme una sorpresa y de verdad me la acabo de llevar. Y por otro lado,  ahora entiendo yo cuando Emmett le pidió a Rose que le avisara de no hablar nada importante delante de los niños. Si es que se habían enterado de todo, eran peor que mi niña y ya es decir. No me extrañaría que se lo hubiera enseñado ella.
—¿Y tú no tardarías mucho en volver,  mamá?—preguntó mi niña de nuevo.
—No hija, sólo lo suficiente para que me busquen aquí una sustituta y recoger nuestras pertenencias. Querrás tus pelis y tus discos, ¿no?
—¿No me los puedo yo llevar a Forks en una maletita?
—Algunos sí pero no todos cielo, seria exceso de equipaje y hay que trasladarlo de otra forma —le expliqué.
—Nosotros también tenemos, te los dejaremos igual que tu nos has dejado lo tuyo  –dijo Peter.
Se oyeron golpes en la puerta y fui a ver qué pasaba.
— ¿Sí?,  ¿quién es?
—Mi amor, abre somos nosotros —me dijo Edward. Abrí la puerta desesperada y nada más hacerlo me eché a sus brazos. Él me llevó en volandas a la silla y se sentó allí conmigo en brazos. Gaby vino y se acomodó también con nosotros por lo que tuvimos que compartir sus piernas, una para cada una. Peter se subió a la cama de su abuela.
—¿Qué ha pasado?—pregunté
—Victoria ha muerto.
—¿Cómo? Yo misma examiné sus heridas, no eran mortales, el pronóstico era reservado porque no sabíamos muy bien la evolución pero para morirse no estaba, ni mucho menos —dije  sin poder creerme lo que oía.
—Eso mismo dice Carlisle. Le van a practicar la autopsia. Pero hay algo muy curioso —dijo Edward.
—¿Qué? –preguntamos todos a la vez.
—El  apellido de los dos agentes que vigilaban a James y Victoria era Stevenson y mira por donde,  es el mismo apellido que el de Heidi,  vuestra Jefa de Enfermeras, y además esos niños, Jane y Alec, que tanto se meten con Gaby se apellidan igual. Sospechoso ¿no?
— Heidi, nunca me gustó –dije yo—,  demasiado fría con los pacientes y muy poco profesional. Pero lleva muchos años aquí.
—¿Cómo cuantos?—preguntó Charlie.
—Creo que llegó al mismo tiempo que yo —respondí.
—Ahí tienes tu respuesta —me dijo mi padre.
—¿Pero…, es que Aro va a tener agentes hasta en el mismo infierno?!— exclamé  desesperada.
—No se puede probar. Ahora Carlisle, al ser su jefe,  la está interrogando y no ha dicho nada fuera de lugar. Así que hasta que no se haga la autopsia no habrá nada que hacer –me explicó Edward.
—Y Laurent.
 – Ese es otro cantar. Tenemos que ir ahora mismo a interrogarle antes de que se pasen las horas reglamentarias. Yo sólo venía a poner orden aquí —dijo Jacob que en ese momento entraba por la puerta.
—¿Qué tipo de orden? –preguntó  Esme.
—Veréis, menos los enfermos, o sea  Renée, Alice y Tony, los demás debéis iros para casa. Alice y Toni, están en la UCI por lo que no se permiten acompañantes. A Rose la van a dejar quedarse como caso extremo debido a lo que ha pasado. Cada uno tiene a un  agente y un policía en  la puerta, así que los demás a casita. Esme ¿sería posible que fueras con ellos? Carlisle aprovechando su posición al igual que Jasper se van a quedar con Alice y con Tony, así que yo estaría más tranquilo si te fueras a casa de tu hija. Didyme también va para allá, Marco se queda con nosotros al interrogatorio.
—De acuerdo. Pero antes quiero ver a mi hija otra vez—pidió Esme.
—Yo quiero ver a mi primo y tía Alice –pidió mi niña.
—Yo también –dijo Peter
—De acuerdo, hacemos las visitas y nos vamos todos de aquí —concedió Jacob.
Después de dar un beso a nuestra madre y otro a nuestro padre, que dijo que se quedaba con mi madre a pesar de que también tenía vigilancia en la puerta, salimos de allí.
—¿Tienes la pistola que te he dado? –preguntó Edward a mi padre.
—Sí —asintió.
Edward cogió a su hija en  brazos y yo cogí a Peter. Me agarró de la cintura y junto a Esme y Jacob salimos de ahí.
Llegamos a donde estaban las UCIS y llevé a los dos niños a ver a  Tony. El pobre daba penita verlo todo conectado a tantos tubos, pero se iba a poner bien. Yo me quería quedar a vigilarlo, pero no me lo permitieron. Jasper y Carlisle lo harían y a Rose también la dejaron quedarse, Emmett se tenía que venir con nosotros.  Después pasamos a ver a Alice. Estaba dormida plácidamente y se la veía muy a gusto. Nunca le agradeceré lo suficiente lo que hizo por mi hija.
—Ahora,  todos lo más juntos posible —dijo Jacob.
Llegamos a los coches después de que los revisaran minuciosamente. Emmet, Edward, los niños y yo nos fuimos en la Mercedes, y Didyme y Esme en el coche de ésta. Cuando llegamos a mi casa, aparcamos en el garaje y después de entrar y conectar las alarmas, preparamos un poco de cena.
Nadie tenía mucha hambre y todos estábamos muy cansados, incluso los niños pues los efectos de los  sedantes  todavía se notaban.
—Papá – dijo mi niña—, mami antes de dormir me lee un cuento y hoy quiero que lo hagas tú.
—Claro preciosa,  ¿dónde los tienes?
—Mira están allí. Quiero que me leas el de umm, a ver, sí La Sirenita.
—¿Pero eso no era una película?
—Y también un libro papi. Ven siéntate aquí conmigo y me lo lees.
Les deje allí a los dos en su momento padre/hija y me fui a dar una ducha, realmente lo necesitaba. Peter estaba con su padre y Esme y Dydime juntas en una de las habitaciones. Me duché, y cuando me estaba secando entró Edward por la puerta.
—Preciosa, estás sencillamente preciosa ¿vas a dormir así?—me preguntó con esa sonrisa torcida que hacía que me olvidara hasta de donde estaba.
—Créeme, estoy tan cansada que ni ganas de ponerme el pijama  tengo  –le dije—. Date una ducha, te espero, quiero hablar contigo.
—Se duchó rápidamente y se puso un pantalón del pijama, nunca dormía con la parte de arriba y de repente me asaltó una duda.
—Edward… —empecé
—¿Si?—dijo mirándome interrogante.
—Me estaba preguntando, tu nunca dormías con la parte de arriba del pijama…
—Esta es la primera vez que voy a dormir sin ella en muchos años —contestó adivinando mi pregunta y acto seguido me dio un beso en los labios. Era tierno, dulce, podía decirse que consolador, con él me transmitía su firme decisión de no abandonarnos nunca más, me volvía a pedir perdón. Seguía besándome bajando lentamente por mi cuello hasta mi clavícula, dejando pequeños mordisquitos a su paso y luego volvía a subir lentamente, mordiéndome a su paso, besando, lamiendo. De pronto me encontré con el borde de la cama y él me empujó suavemente y caímos sobre  ella, uno encima del otro.
—¿Que querías decirme? –preguntó cuando rompió el beso pero sin dejar de acariciarme con la boca dándome pequeños y cortos besos por toda la cara.
— Ya había pensado esto antes del incidente y pensaba comentarlo con Rose y contigo, aunque he de decirte que me da verdadero pánico pero ahora no le veo otra solución. No creo que sea bueno para Gaby, empezar aquí un curso que va a tener que terminar al otro lado del país y con una metodología probablemente distinta. Por lo que había pensado que se fuera contigo a Forks cuando tú te marcharas. Espera – dije viendo que quería decir algo. Me fijé además que tenía los ojos vidriosos y en ellos había ¿alegría?—, después de lo que ha ocurrido hoy  y a pesar del miedo que me da enviarla donde está la zorra esa y su padre estoy más que segura que Gaby necesita ese cambio. ¿Sabes que es el estrés post traumático?
—Sí, algo he oído –me contestó—.  Un compañero de Port Ángeles lo sufrió después de un tiroteo en el que mató  a un atracador.
—Bueno, pues nada más despertarse Gaby me ha dicho que no quiere volver a nadar ni a la playa. No creo que la niña si sigue aquí viva  a gusto, creo que necesita marcharse y olvidar lo ocurrido hoy. Y en tercer lugar Edward, cuando hemos llegado hasta ellas y he visto la mancha de sangre algo se me ha revuelto por dentro. No creo que pueda soportar el pensar que está en la calle, en el cole o en otro sitio mientras yo trabajo sin saber que le está pasando. Preferiría que estuviera contigo Edward porque allí estarás tú siempre para ella y además tengo la creencia de que  va a tener más personas vigilándola  y estará mejor, aunque te pediría que me llamaras todos los días, pues tampoco puedo evitar el sentir pánico de pensar que está allí.
—Bella, me haces el hombre más feliz del mundo dejándome que me lleve a la niña conmigo  –me dijo emocionado y con los ojos vidriosos—, con ello no sólo  me demuestras tu amor por mí,  sino algo muy importante para mí en estos momentos y es tu confianza. Estás dejando en mis manos algo que es muy importante para ti y te juro que para mí también y que la cuidaré con mi vida. Pero no puedo dejar de preguntarme, ¿no te va a pasar igual si está conmigo? Seguro que también te preguntarás si está bien. ¿No sería mejor que yo me quedara aquí con vosotras? Quitaría a Gaby de ese trozo de la playa, la llevaría a otros sitios distintos para que se olvidara.  Bella, no quiero dejarte aquí sola —me pidió suplicante.
—Pero seguiríamos en peligro, más que si vuelves Edward. Esa mujer te lo ha dicho bien claro, o vuelves o seguirá viendo la manera de atentar contra nuestra vida. Está claro que te quiere allí —le contesté
—Tienes razón Bella, como siempre tienes razón pero es que no te quiero dejar sola y encima sin la niña —me dijo besándome de nuevo y acariciándome con una de sus manos el pelo.
—Edward, Gaby me ha dado la fuerza para seguir adelante todos estos años. Me duele un montón quedarme sin ella y encima saber que va justo al territorio de Aro y de Tanya, pero no tengo mas remedio. Y ahora tú  me has dado fuerza también –le contesté—, créeme sabiendo que me estáis esperando en Forks, yo estaré bien y dándome más prisa por ir con vosotros.  Esperaré hasta que me encuentren una sustituta y se haga con el trabajo, recogeré los bártulos y me marcharé. Mientras tanto llévate a la niña. Espera – le dije apartándole un poco y levantándome de la cama  me dirigí  hacia un cajón del escritorio. Cogí unos papeles y volví—, mira estos son todos los papeles de la niña, acta de nacimiento, etc., con esto tienes que ir a matricularla en el colegio de Forks. Este es su expediente académico para que vean en que curso tienen que ponerla y… —me callé  al ver que Edward, que se había sentado en la cama junto a mí,  tenía los ojos vidriosos y como platos y una sonrisa pintada en su cara.
—Bella, la niña tiene mi apellido en todos los papeles, hasta en los del cole. No le has negado mi apellido, eres maravillosa ¿sabes?—dijo tirándose encima de mí y empezando a besarme con locura, con desenfreno. Su lengua pidió permiso para entrar dentro de mi boca y yo se lo di gustosa, allí nuestras lenguas comenzaron a bailar la danza del amor, aquella que sólo bailan los verdaderos amantes. De un tirón me arrancó la toalla que me cubría y con la que había salido del baño. Bajó su mano hasta mis senos y empezó a besarlos,  a acariciarlos con su boca y con su lengua con dulzura, los pellizcaba, tiraba de ellos hasta conseguir que se endurecieran y yo gimiese al tiempo de puro placer. Están más llenitos, el embarazo te ha sentado bien, me encantan estos nuevos pechos y estas nuevas curvas dijo bajando hacia mis caderas dejando a su paso un reguero de besos en todo mi cuerpo y me encantas toda tu—, dijo con la voz cada vez mas ronca por la excitación—. ¿Te acuerdas de ayer del sillón?, ¿podríamos terminar lo que empezamos?
—Y tú no te acuerdas de esta mañana –le dije ya sin saber ni lo que decía de la pura excitación que me estaba poseyendo al sentir sus labios sobre mi cuerpo.
— Me ha sabido a poco, anda dime que sí.
—Bueno, pero dime antes si te llevarás a la niña a Forks.
—Para mí será un placer –dijo dejándome besos húmedos de nuevo por todas las partes que podía de mi cuerpo —. Te voy a echar un montón de menos. Bien sabe Dios que quisiera quedarme, pero tienes razón en este momento es lo mejor para ella.
—¿Y qué dirá Tanya al respecto?,  ¿tú  crees que estará protegida? Edward tengo miedo, mucho miedo. Si se queda aquí es malo, pero si se va contigo…
—Te juro que allá en Forks la protegeré con mi vida. Y además a Tanya y a su padre no se les ocurrirla hacerle nada allí, sería demasiado obvio. Pero ahora,  cielo, si voy a volver a estar sin ti un tiempo,  déjame saciarme de tu amor  todo lo que pueda, déjame recorrer tu cuerpo con mi boca besando cada centímetro de él, déjame excitarte hasta  que grites mi nombre con la  mente nublada por el placer, ya hablaremos de esos detalles mañana ¿Ok?— me contestó. Y acto seguido me separó los muslos y su boca se perdió entre ellos hasta llegar hasta mi mismo centro de placer. Yo me sentía morir mientras mordisqueaba con suavidad mi clítoris una y otra vez y luego cambiaba para introducir su lengua lo más hondo posible, sustituyó su lengua por dos de sus dedos entrando y saliendo de dentro de mí, mientras lamía y mordisqueaba con suavidad mi clítoris. Ahogué un chillido  mientras sus embestidas y lamidas se hacía cada vez mas rápidas y fuertes, llevándome a la cima del placer tal y como había prometido. Mientras mi respiración se calmaba fue subiendo poco a poco, besándome en todas partes, centímetro a centímetro, hasta llegar a mis pechos donde se entretuvo de nuevo , siguió subiendo hasta que alcanzó mis labios y me besó, su sabor mezclado con el mío, me provocaba siempre una oleada de emociones difíciles de describir. Se fue  adentrando, poco  a poco, lentamente, en mi interior adueñándose de mi cuerpo del mismo modo que se había adueñado de mi alma. Empezó a moverse con movimientos precisos, rítmicos, pausados y yo con él. Le rodeé el cuello con mis manos y le atraje hacia mí para besarle otra vez. Lamí sus labios suavemente y él los entreabrió para permitir que mi lengua fuese en busca de la suya, mientras nuestros movimientos seguían siendo lentos, prolongando el placer,  entrando y saliendo de dentro de mí de una forma calculadamente exquisita.
—No voy a aguantar mucho más amor –me dijo acelerando el movimiento a lo que respondí acelerándolo yo también. Nos empezamos a mover a un ritmo enloquecedor mientras él me enloquecía todavía más susurrándome al oído las palabras de amor más bonitas que jamás escuché. Y el clímax más impresionante, profundo e intenso nos sorprendió a los dos de una manera devastadora. Nos quedamos unos momentos tumbados,  él encima de mí,  intentando sin éxito recuperarnos cuando…
—Toc, Toc, —golpes en la puerta –Mami, mami, tengo miedo, los señores malos vienen a por mí, déjame entrar por favor, déjame entrar—pedía Gaby chillando como jamás la oí chillar.
Edward y yo salimos de la cama disparados. Nos vestimos rápidamente y abrimos la puerta. Se me cayó el alma a los pies al ver a mi niña ahí parada, indefensa, atemorizada y llorosa. Edward inmediatamente la cogió en sus brazos.
—¿Qué le pasa? —preguntaron Esme y Didyme que venían corriendo.
—He soñado con los señores malos. Quiero dormir con mi papá, tengo  miedo—dijo totalmente histérica.
—Calla preciosa, claro que dormirás con nosotros ven —dijo Edward muy cariñosamente.
—¿Qué ocurre? —preguntó Emmet que venía corriendo.
—Una pesadilla, por lo de hoy –dije escueta.
—A Peter le ha pasado lo mismo, está durmiendo conmigo. Echa de menos a su hermano.
—En cuanto puedan viajar Tony y tu madre, debéis volver todos a Forks y eso incluye a tu hija, Bella –dijo Esme –. ¿Recuerdas lo que hemos hablado esta tarde? Sé que es mandarla a la boca del lobo y entiendo el miedo que sientes, pero no tienes más opción.
—Sí,  ya se lo he dicho a Edward—contesté.
—Te refieres a llevarnos a Gaby con nosotros, Peter me lo ha dicho. Me parece bien, en mi casa tiene un sitio. Sólo que no se qué opinará la bruja —dijo Emmett. Ahora eso sí Bells, te juro que la defenderé con mi vida.
—De todo eso hablaremos mañana, será mejor que ahora descansemos –dije deseosa de ir con mi hija.
Volví a entrar en la habitación y vi a Edward con mi niña tumbada en la cama, consolándola y hablando como solo él sabe hacerlo. La niña estaba más tranquila. Me subí a la cama por el otro lado y me tumbé junto a ella.
—Mami, ya no quiero estar aquí, me dan miedo los señores malos.
—Ya lo sé hija, te irás a Forks con papá en cuanto la abuela y el primo puedan viajar ¿Ok?—le contesté.
—Pero tú no vendrás, te voy a echar de menos —dijo llorando de nuevo.
—¿Ves?,  ella también opina lo mismo. Te queremos mamá, los dos –dijo Edward—. Vuelve pronto, ¿vale?
— De acuerdo —contesté.
—Ven Gaby,  acuéstate aquí delante de mami, así ella te coge a ti y yo os cojo a las dos ¿ok?
—Vale —dijo Gaby poniéndose delante de mí al otro lado de la cama. Menos mal que la cama era grande. Gracias a Didyme y sus gustos por este tipo de camas, me dije a mi misma.
—Descansad, mis dos soles –dijo Edward, abarcándonos a las dos con sus brazos—.Dormid tranquilas que yo os protejo.
 Y así me quede dormida con mi niña al lado  y en los  brazos de mi marido, al cual ya había perdonado.


PARA LEER CAPITULOS ANTERIORES, PINCHA AQUÍ

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si os parece que me lo merezco dejadme un comentario